Partida Rol por web

Observo curioso al los dos últimos hombres que llegan a la taberna. El penultimo es aparentemente lo contrario del hombre bélico, callado, tímido y reservado, al menos esa impresion dá. El último sin embargo, atrae mi atención. por sus rasgos diria que procede de algún pais arabe, pero no tiene apariencia de ser de noble cuna o de no serlo, pero posee educación y control interior, dos rasgos que no han demostrado ninguno de los anteriores en entrar, al menos no los dos rasgos a la vez. Con un leve gesto de cabeza, le indico uno de los sitios a mi lado en la mesa. Cualquier hombre que busque calor para sus huesos puede sentarse en esta mesa, cerca de la chimenea, al fin y al cabo, creo que todos estamos siendo reunidos por la misma razón - unos segundos despues me doy cuenta de que mis palabras podrian haber ofendido a las mujeres - por supuesto, esa oferta tambien incluye a cualquier dama que desee el calor de un buen fuego, no sólo era aplicable a los hombres - me incorporo aun con frio y separo las sillas de la mesa invitandolas a acercarse. Maese Segismundo, ¿habria algún problema en juntar las mesas póximas a la chimenea? De esta manera podriamos sentarnos todos juntos y conocernos algo mejor. Al decirlo hago ademán de ir a juntar yo mismo las mesas

Observo al amable y bienhabaldo caballeroq ue me invia a sentarme, con rapidez devuelvo la reverencia Muy amable caballero. Mi nombre es User Kuk, y vengo desde el legano egipsto al tro lado del Mare nostrum Me siento junto al fuego el frio , que atenaza mis huesos y que empezaba a hacer surgir un leve temblor, parece dar una tregua mientras el calor del fuego, iba templando mi  cuerpo.

Perdonen mis modales pero vengo de tierras calidas casi todo el año, y el frio arraiga rapido en mis huesos. Digame señor, cual es su nombre? Miro al caballero mientras espero que el tabernero se acerque para porder tomar cualquier cosa caliente

Tras tres largas semanas de angostos caminos el paraje empieza a cambiar y una ligera neblina que parece querer abastar todo a su alrededor es rota por las ruedas del carruaje negro que atraviesa silencioso los densos bosques de pino de los Cárpatos.

Han pasado dos días des de que avistaste los últimos indicios de civilización o eso calculas ya que te es difícil distinguir días de noches en la oscuridad de este turbio lugar donde el cielo gris a penas deja traspasar unos pocos rayos de sol por entre las altas copas de los arboles.

El cochero de guantes negros de cuero no ha sido una gran compañía ya que solo habla lo que con esfuerzo has identificado como algún dialecto rumano y en general por su reticencia a la comunicación contigo.

Al fin, la luz de un fanal al final del camino indica el destino último del viaje. Iluminado sobre la pared de piedra, pasas por debajo de un cartel de madera en el que se lee en letras rubí “Posada del Cordero Rojo” El carruaje se detiene frente a la puerta.

El cochero abre la puerta y anuncia tu nombre con su particular acento. Dentro, las rugientes llamas del hogar mantienen alejado al frío de la noche y resplandecen en la espaciosa sala común.

Escuchas el ruido de los caballos alejarse y comprendes que ya no volverás a ver a tu acompañante de guantes negros .

La sala esta llena de extranjeros con aspecto de todo tipo, des de nobles a plebellos y guerreros de diferentes grupos étnicos. Solo parecen autóctonos una anciana que aguarda lejos del fuego que viste ropas viejas y gastadas, un cura que viste con hábitos y uno de los que tienen pinta de soldados con el pelo alborotado y la mirada cansada.

Todos parecen estar acomodándose mientras el posadero entra y sale de la cocina, atareado atendiendo a las distintas peticiones de sus huéspedes. De aquella puerta tras la barra sale un agradable olor a asado que inunda toda la estancia.

Diego deja otra jarra vacia sobre la mesa y se acerca a Giani dandole una palmadita en la espalda .-¡No amigo!. No se han hecho esas palabras para ser pronunciadas con miedo-. Pone gesto altivo .-Mirad. Teneis que llenaros el pecho para que se os oiga hasta en el infierno-. Despues de coger mucho aire lo suelta .-¡Justicia de Diooooooos!-. Se rie .-Veis.¡Asi es como se hace!-.

Francesco se dirige a una mesa que le da una visión general de la sala, dubitativo, no sabe como actuar, hace ya muchos años que no ve un grupo tan extraño como este.

Se sienta y se quita su pesada chamarra y aguarda a que el posadero le acerque la bebida que solían beber los lugareños, maldiciendo por no encontrar una botella de vino decente en estos páramos.

No puedo sino menos que sentirme orgullosa. En algún momento, por mínimo que sea, aprecio que las miradas se han posado en mí (y entonces dirigo una mirada amistosa y cordial al caballero que me ha mostrado su sonrisa)... bien es claro que también soy la única mujer, a excepción de Marianna, que ha entrado en la taberna. Debería andar con pies de plomo.

Segismundo llega y me sirve, y sus palabras no pueden mas que sorprenderme al mencionar que todos somos invitados del señor Giovanni... un grupo tan variopinto.

El destino me ha traido desde Grecia, no muy lejos de estos lares, Maese Segismundo. - realizo una educada reverencia con mi cabeza al ver que he sido servida - Muchas gracias por la bebida, estoy segura de que la comida estará igualmente al gusto del más exquisito paladar - sabia que halagar en exceso causaba una mejor impresión en las personas que una crítica destructiva, aunque las dulces palabras solo fueran mentiras pronunciadas con lengua de serpiente.

Mi desconcierto es aún mayor ante los nuevos invitados, no solo de clases distintas, sino también de religiones variopintas, como la del señor User Kuk (pues desconozco cual es el nombre y cual es el apellido). En un principio, me extraña ver como es rápidamente aceptado en la estancia, teniendo en cuenta las guerras religiosas que se desarrollan en el mundo y los grandes problemas y enemistades que están causando las cruzadas... Pero todos se van acercando al fuego, asi que miro con cautela alrededor, procurando no levantar sentimientos hostiles donde al parecer no los hay.

Secundo la idea de compartir el fuego, si bien mi opinion no alterara la decisión de los hombres, claro está - la humildad ante todo, es la enseñanza que toda mujer ha de tener en su vida - Así que si Maese Segismundo lo ve correcto, el calor debería acogernos a todos.

Paolo, que hasta entonces se había detenido en el umbral sin saber muy bien donde sentarse, casi suspiró aliviado cuando escuchó la invitación de uno de los hombres que se sentaban en las mesas. Aunque normalmente no solía mostrar interés en entablar conversación con desconocidos, y pese a que los intercambios sociales no eran precisamente su especialidad, el abandono de su cochero le había puesto sumamente nervioso y siempre era preferible eso a quedarse sólo en aquelllas tierras donde no conocía a nadie Mejor mal conocido... rememoró el viejo refrán al tiempo que caminaba hacia el.

Bueno, a ver si esas clases de etiqueta tan aburridas sirvieron de algo... se dijo con resignación, deseando ya poder volver con sus importantes investigaciones- Buenas noches -se dirigió en tono educado a los presentes- Damas -hizo una breve reverencia hacia ellas- Caballeros -una inclinación aún más ligera- Aún inesperada, es una tranquilidad encontrar a gente civilizada por estos parajes...

Se sentó al lado del viajero de piel oscura que había entrado justo delante de él, completamente ajeno a las miradas que atraía por parte de los más estrictos cristianos de la sala- ¿Puedo saber que os ha traido por aquí? -intentó iniciar una conversación educada

me removi incomodo ante la palmada de aquel hombre. algo en el, en todos, me provocaba un sentimiento de miedo e ira. pero debia controlarme, ninguno de ellos parecia hostil con mi persona. aprete los dientes, casi blasfemando para mis adentro en un intento de alejar esas palabras, ese ensalmo maldito que nublaba mi juicio. cuidadosamente me acerque, buscando un lugar vacio. la idea de estar cerca del fuego me parecio encantadora, alejar el frio del cuerpo sino podia alejar el frio del alma.

-mi nombre es Giani, Giani Vitello...-dije a la concurrencia, con la esperanza de que nadie conociera mi nombre ni mi fama-espero que mi compañia sea de su agrado, no soy un gran conversador, pero puedo opinar sobre algunos temas para amenizar la velada-bien, un paso mas, el ensalmo comenzaba a remitir, las palabras no pugnaban...volvia a ser yo mismo.

Cuando aquel hombre comenzó a hablar sus ojos se abrieron incrédulos, y más aún cuando vió que toda le gente presente en la posada le comprendían.

La verdad es que me sorprende gratamente la presencia de tanta gente de habla italiana en estas tierras tan lejanas. Hace bastante que no hablaba mi lengua materna. Tras lo que se levantó de su asiento, estiró la mano derecha e hizo un movimiento leve de izquierda a derecha acompañándolo con un sutil genuflexión a modo de saludo.

Disculpad mis modales pero esta tierra te vuelve algo desconfiado con los desconocidos, mi nombre es Francesco de` Madico.

El soldado de aspecto desgarbado que en un principio tenía un aspecto desgarbado y lastimoso llevaba un buen rato nervioso. Apretaba sus puños y no dejaba de pasar fugazmente la mirada por entre los distintos invitados

¡ES QUE NADIE VA A OPONERSE A COMPARTIR MESA CON UN SUCIO TURCO!

El joven se había puesto de pie golpeando instintivamente la mesa cuando al momento sintió la mirada de Segismundo fulminarle des del otro lado del salón. Su mirada iracunda se clavaba en User Kuk. Impotente y resignado por la advertencia del posadero, el hombre se volvió a sentar arrinconado.

Tras el pequeño alboroto de Paul, el posadero contesta a la petición de Fernando de unir las mesas cuando le trae a User Kuk una jarra de vino a modo de disculpa.

- Claro, no hay ningún problema si es lo que deseáis.

Luego recobrando una sonrisa pueril y crecido por los halagos de Aricia se dirigió a esta modesto antes de volverse a meter en la cocina

- Oh, sois mas amable de lo que nadie merece señorita.

El hombre de toscos hábitos y alborotada melena enseguida nota la instintiva mirada de Giani. Tras analizar al detalle sus movimientos mientras este se acomodaba, el hombre al fin se dirige a él des de su mesa.

-Escuchame, hermano. Un mal ha entrado en la cristiandad desde las tierras del sur. Un maligno viento de las tierras paganas. ¿Sabes de qué viento hablo? Es el viento del diablo. Dime, ¿qué sabes de tu anfitrión?

Miro al Hombre con recelo. Mi sangre egipcia me ardia en las venas, apunto estube de soltar mi cimitarra y hacerle tragar sus estupidas palabras a ese estupido. El posadero acto antes que yo y sofoco al caballero. Respire ondo. Calma User no estas en casa, alli por menos de eso, le abrian cortado la lengua. Pero ahora estas en otro lugar. Calma. La razon volvio a mi ser y mrando al hombre que tan amablemente habia instigado a todos los alli presentes contra mi Mi buen señor, disculpeme si mi italiano no es my fluido. Mi nombre es User Kuk. Vengo desde Egipto, nada tengo que ver con esos turcos. Si le intimida el color de mi piel, lo lamento pero soy un invitado mas a esta fiesta. Asi que por el bien de todos los asi presente y del nuestro propio, lo mejor sera hacer de tripas corazon y llevarnos bien. No es asi? Por respeto a las damas , los caballeros aqui presentes y sobre todo a nuestro buen anfitrion. Doy un trago a mi copa de vino y hago un gesto al mesonero para que traiga mas. Para mi y para todos los alli presentes. Bebamos y disfrutemos de una conversacion pacifica y amena,  seguro que escucharemos buenas historias.

todo aquel tumulto me supero. aprete el pomo de mi espada con fuerza intentando calmarme o llevar a fin lo que mi mente gritaba.

-si este hombre esta sucio-dije dirigiendome al caballero- al menos no tiene el alma tan sucia como usted que suelta improperios entre desconocidos, tratando de inflamar los animos incluso en esta tierra tan alejada de jerusalen- solte el pomo de mi espada- la justicia de dios es mas que matar por matar, hombre insensato...

continue mascullando para mi, recordando que alguien me habia hablado antes que ese hombre salvaje soltara sus ladridos como un lobo hambriento.

-padre, no se nada de mi anfitrion, solo vine aqui porque se me dijo que era alguien importante y yo, un pobre ciervo de dios, no tengo derecho a rechazar algo asi...

o al menos eso seria lo unico que les diria. un extraño frenesi se apodero de mi mente al escuchar a los padres hablar de la invitacion...y solo estaba alli por ese presentimiento. por lo demas, tampoco les habia mentido.

.-¡Yo estoy con el!-. Dice señalando al soldado iracundo .-No hemos luchado durante siglos contra las hordas del Islam para luego irnos a emborrachar con ellos ¡PERO NO VOY A MONTAR UN ESCANDALO EN UN LUGAR EN EL QUE SOMOS TODOS INVITADOS!-. Deja la jarra vacia de vino sobre la mesa .-Tengo una imperiosa necesidad que un hombre solo puede resolver en privado. Si me disculpan...-. Sale de la habitación al exterior con porte digno

En el exterior da la vuelta a la esquina y se aleja lo suficiente.-He bebido muy rapido. Mejor así-. Cuando esta a la suficiente distancia se arrodilla sobre la niebla y se mete un dedo metalico hasta llegar a la garganta .-Eggg. Eggg-. Vacia el contenido del estomago y se dispone a entrar de nuevo con el resto

al ver el impacto de la presencia del egipcio causa entre los otros no puedo menos que incorporarme.

Por favor, todos hemos sido invitados, por las razones que sean, a la misma reunión, nadie tiene derecho a críticar o menospreciar a ninguno de nosotros a menos que sea ofendido, y dudo mucho que las palabras de saludo ofrecidas por el señor User Kuk haya podido dañar en manera alguna el orgullo de los presentes, de manera que calmemos nuestros animos y templemos nuestros cuerpos con el calor de la hoguera. Desde luego que no queremos que esto acabe con un baño de sangre antes de reunirnos con nuestro anfitrion

Miro como el caballero abandona la sala airado, giro de nuvo mi cabeza para mirar a los dos hombres que alieron en mi defensa Gracias por vuestras palabras, No pense que mi presencia fuera a molestar a nadie, ya que vengo en paz y asi quiero segir, soy comerciante y en mis largos viajes, he conocido los prejuicios de la gente. Yo no soy nadie para juzgar a otra persona, pero parece ser que ellos si lo creen. Yo no se lo que estos hombres habran visto en sus viaje, ni contra quien habra batallado, pero igualq ue yo ofrezco respeto eso espero recibir. Por que la razon es una cualidad que se dio a los pueblos grnades y sabios. La ira y las malas maneras son mas propias de los pueblos barbaros. Hemos venido a una celebracion como bien dije antes asi que por que no celebramos. Yo no pido que me acpten todos, pero me gustria igualq ue yo los acepto a ustedes y me parece una buena idea disfrutar de este momento. Miro al primer hombre que se levanto contra mi y le tiendo una copa de vino Acepte esta copa como una invitacion pacifica y amistosa, mi pueblo no cree en el rencor y por lo que se el suyo predica el perdon, asi que beba y disfrute