Partida Rol por web

Las flechas de los elfos vuelan directamente hacia el Balrog que gravemente herido por el humano recibe todos los impactos, cae al suelo y poco a poco la habitación se siente menos caliente, las flamas que lo cubrían comienzan a menguar mientras su forma comienza a cambiar a un aspectos menos demoníaco; después de unos momentos el cuerpo de aquella criatura es ahora una mezcla de piedra y ceniza, por fin la batalla ha terminado y se alzaron victorioso en una misión que parecía casi imposible.

Ahora en calma, aquella cámara se siente mucho más amplia que antes, ahora todo es silencio y quietud, una quietud como de tumba, y lo es, la tumba de todo un pueblo que otrora habitó bajo aquella montaña antes de ser exterminados por el fuego y las flechas del ejercito oscuro. Aunque no se ha explorado el lugar es evidente que el lugar está desierto por tanto Merrick y Endariel se ofrecen para avisar a Mithrandir y los demás en la cueva.

Iokese respira profundamente al ver caer a la criatura, relajando visiblemente los hombros cuando la oscura llama que alimentaba a la bestia se apaga. Todavía con el arco preparado, sale cautelosamente de detrás de la columna. Sin el calor asfixiante del Balrog, el ambiente en la cámara cambia, sutilmente. No es solo el cambio de temperatura, es al calma, la paz que ha llegado a este lugar maltratado por la oscuridad.

Se acerca a la figura de piedra, todavía humeante, con desconfianza, y aplica su bota al cuerpo para tantearlo y zarandearlo, sin dejar de apuntarlo con la flecha lista.

Todavía aturdido por la batalla, Iokese apenas se da cuenta cuando Merrick asoma por la entrada y se ofrece a irse en busca de Mithrandir. Alguien (Endariel, pues es el único que falta en la sala) se ofreció a acompañarle, ¿no? Iokese no es consciente del tiempo transcurrido.  La criatura no parece moverse, y decide relajarse del todo para darse la vuelta y comprobar el estado de sus compañeros

- ¡Ikanmes! ¡Toruk! ¿Como estais? - Pregunta preocupado al acercarse a ellos y ofrecerles su mano. Los dos han sufrido heridas y se han llevado la peor parte del fuego y el calor de la batalla.

Tras la batalla, las palabras de aliento y fraternidad inundan el ambiente, saben que esta pequeña victoria representa un gran paso en la reconquista de Arda. Con el tiempo los pocos enanos que aun quedaban vivos revivieron el arte de forjar en las minas recuperadas por el grupo que salió con una misión casi suicida, asaltar un campamento de orcos, donde robaron unas armas y armaduras maltrechas, pero que serían el primer eslabón en la gran cadena de rebelión contra Sauron.

Poco a poco los ejércitos se fueron formando, con mejores armas y armaduras, los martillos de los enanos moldeaban el metal par alas armas, mientras que las habilidosas manos de los elfos forjaban las armaduras. Sin hacerse esperar el señor Oscuro mandó a sus huestes contra aquellos que habitaban la montaña, la lucha fue intrincada, sangrienta y extenuante, pero al final orcos y demás criaturas fueron repelidas.

Han pasado algunos años desde aquel primer viaje, y hoy por fin se avecina la batalla final, se han formado varios grupos rebeldes en distintos puntos de la tierra media, un antiguo bosque encantado es ahora hogar de elfos, humanos y medianos, se dice que en aquel bosque vivió un gran señor elfo de quien hoy solo se recuerda apenas su nombre, Elrond, el rey elfo. La luz se esparce nuevamente por algunos lugares de Arda.

Los enanos han tomado sus montañas, sus hogares, su fiereza y su orgullo nuevamente brillan en el filo de sus espadas y hachas. Las grandes cámaras de Khazad-Dum vuelven a tener vida, los hornos vuelven a tener fuego y los yunques son golpeados día y noche. En el cielo sobre las montañas y los bosques la luz de Elbereth vuelve a brillar, iluminando la noche con miles de estrellas anunciando la llegada de una nueva era.

El destino aun es incierto, sin embargo la luz vuelve a brillar y el amanecer  se ve más cerca de que nunca se había visto es 400 años. Se han reunido viejos aliados, Radagast el mago pardo, la dama Galadriel una de las primeras nacidas y un viejo de larga barba y ojos profundos, que dicen pocas veces suelta su callado y su pipa, un viejo de atuendo gris que han conocido por muchos nombres en toda la tierra media y las tierras imperecederas, Olórin, Mithrandir, Tharkun, el viajero gris.

Grandes poderes se alistan para luchar, y espero al final de todo poder narrar el destino que tuvo Arda y todas sus criaturas, por lo pronto solo falta esperar por el amanecer, aunque antes de los primeros rayos del sol se debe atravesar por el momento más oscuro y frío de la noche y solo entonces recibir el calor y la luz del nuevo día.

Gandalf el gris, narrador de las crónicas oscuras de la tierra media.