Partida Rol por web

- Pero los refuerzos que vengan vendrán armados y serán más, esto no ha sido fácil y si nos esperamos será imposible. Creo que como dicen, lo más sensato es marchase y no perdamos más el tiempo, ¡vamos!

El hobbit, tomando la iniciativa para evitar perder más tiempo, marcha al lugar de partida.

Después de una breve discusión entre el grupo, el Hobbit a decidido marchar de nuevo hacia el lugar de partida, el resto del grupo quedan mirando la resolución y la determinación de aquella pequeña criatura, paso a paso se aleja del grupo, aunque no lo suficiente como para ser perdido de vista, un par de pasos de aquellos altos elfos bastarán para darle alcance.

Después de reflexionarlo una vez más, decide dar la vuelta mientras guarda su nueva espada corta y llevando su armadura de cuero en el hombro, se decide a seguir al hobbit pensando en que si hiba a regresar, no debia ir solo:

Espere camarada, dejeme cuidar su espalda.

Mändil siguió al mediano, satisfecho de que le escucharan, con el arco en la mano caminaba por el sendero, deseoso de reencontrarse en un lugar seguro donde pensar que iban a hacer despues. Pensó que quizás lo más oportuno podía ser emboscar a un convoy pequeño de abastecimiento en algún punto lejano, hacer pequeñas operaciones y poder armar un pequeño ejercito poco a poco ¿Quién sabe? De pronto se sintió avergonzado por andar divagando, apenas habían podido vencer a unos orcos desarmados. Ya se andaría todo.

El grupo inicia el camino de vuelta en la oscuridad, algo más armado y envalentonado que antes. Iokese vuelve la vista al campamento por última vez, pensando que la incursión podría haber sido de otra manera, y en lo que podrá acarrear este acto para el futuro del variopinto grupo. Se gira y avanza corriendo.

- Me adelantaré un poco para inspeccionar el terreno... - Susurra al resto sin parar su avance. Poco después, desaparece entre las sombras unos pocos metros por delante de la cuadrilla...

Tras volver por los pasos andados, el grupo de rebeldes regresa al punto de origen, donde aquel viejo gris los espera, sentado en una piedra mirando el horizonte por donde han de aparecer aquellas figuras, lentamente coloca algunas hierbas en una pipa delgada y larga, le prende fuego e inhala una honda bocanada de humo.

¡Ah mis valientes amigos! ¡han vuelto! me alegra verlos de vuelta, aunque su aspecto me dice que no todo fue tan fácil, pero traen armas y armaduras ¡maravilloso mis jóvenes aventureros! una pequeña luz en la densa oscuridad de nuestros tiempos.

Pero ya habrá tiempo de que me cuenten como ha ido todo, ahora vayan a descansar que bien merecido lo tienen.

En el fondo de aquella extraña guarida especie de cueva tallada en la roca viva, había un poco de comida y agua, no era un gran festín pero era algo, y mucho mejor de lo que habían tenido en mucho tiempo.

Ekam se tumba en la cueva y estira las piernas, sabía que el reto había sido superado y ahora era el tiempo para lamerse las heridas y evocar una mentalidad optimista por lo que iba a venir en los días que deparaba el futuro. La última vez que había salido de ese lugar lo había hecho con una banda de desonocidos pero sentía que poco a poco se convertian en camaradas de armas. 

Después de un merecido descanso y de olvidarse por unos momentos de la cruda realidad que si vive fuera en lo que queda del mundo, el grupo se reúne nuevamente ante un llamado de aquel anciano quien haía sido más que un guía para todos aquellos sobrevivientes de la oscuridad y la maldad.

¿qué tal han descansado? espero que bien, pues me temo que tenemos una situación que apremia y que nos exige una nueva incursión en tierras más lejanas de las que nos aventuramos; se sienta cerca del grupo, donde todos puedan verlo y escucharlo, saca su pipa y tranquilamente la llena de alguna extraña hierba, la enciende y aspira una gran bocanada de humo, el cual segundos después sale de su boca formando extrañas figuras en el aire, como si bailara aquel humo blanco y denso.

Hace mucho tiempo, antes de que Sauron destruyera el mundo como lo conocíamos, existió una gran raza de seres en los bosques, la mayoría estaban en el bosque de Fangorn, eran llamados los Ents, da otra bocanada a su pipa, cuando el humo sale de su boca parece formar la figura de un árbol con forma antropomórfica, seguido de muchas siluetas más de la misma forma. Durante mucho tiempo pensamos que Saruman en su locura y su traición había acabo con todos en su fortaleza de Isengard; al menos hasta hace un par de días, ha llegado una petición de auxilio, un Ent está vivo y al parecer el enemigo lo sabe, no podemos perder tiempo, debemos encontrarlo antes que ellos es de suma importancia.

Tendrán que viajar al gran bosque del este para encontrarlo, una vez en el bosque, deberán ser muy cuidadosos pues está plagado de todo tipo de alimañas; una vez lo encuentren deberán tener cuidado, el viejo Bárbol ha pasado por muchas cosas, no se fía de nadie en estos tiempo, ya no es como cuando entre los los primeros nacidos le llaman Fangorn el guardián del bosque. 

Mändil ya no pensaba cuestionar las palabras de Mithrandir, dudó cuando les sugirió atacar el campamento y sin embargo todo salió bien. Comenzaba a sospechar, por algún remoto casual, que los hados obraban a través del viejo mago. Se irguió de su asiento, buscando con la mirada su petate para preparar su equipaje.

Bien, dudé de ti, Mithrandir, asustado ante el hecho de asaltar un campamento... Ahora no lo haré. Colgó su mochila a la espalda. Habremos de ponernos en marcha cuanto antes.

Merick presta gran atención a Mithrandir..- Árboles con vida, que se mueven y hablan...he escuchado historias sobre ellos, pero nunca pensé que fueran realidad - Piensa Merick.

Ve como Mändil coge la mochila y se prepara para partir.

- Así es, preparen todo lo que tengan que coger y partamos de inmediato. Ya hemos descansado, que es mucho más de lo que podríamos pedir hoy en día. Parece que ese tal Bárbol es una pieza importante si Isengard intentó acabar con su raza y busca ahora a este último Ent. El tiempo corre en nuestra contra, ¡vamos!.

Se echa la mochila a la espalda y espera impaciente a que todos se preparen.

Iokese, sentado con la espalda apoyada en la pared y los ojos cerrados, en aparente descanso, abre los ojos tras la mención del ent.

- ¿Un ent vivo? Pensaba que esos seres solo vivían en los relatos de mi abuela... habrá que ponerse en marcha...

Poniéndose en pie de un salto, recoge su petate y asegura sus nuevas armas al cinto y a la espalda.

- Y una vez lo encontremos... ¿que hacemos? ¿lo traemos aquí?

-Recuerdo las historias de mi maestro acerco de estos arboles, incluso decía conocer a alguno- Pensaba Ekam con el semblante perdido recordando las enseñas de su maestro. 

Bueno, si estos troncos mágicos existen debemos encontrarlos y ayudarlos, no tolero la idea de ellos cayendo bajo hachas orcas, debemos salir cuanto antes.

Aún magullado pero con fuerzas nuevas Ekam se levantó y tomó su mochila, se ancló la maza en el cinturón y se dispuso a emprender la marcha.

Al cruzarle por la cabeza la idea de que un ser tan mitico y especial cuya existencia solo se encontraba en las memorias de ancianos y libros quemados estuviera vivo y más aun que necesitara su ayuda, los ojos de ikanmes tuvieron un ligero brillo, fue la desicion correcta unirse a esta cruzada por la tierra media, la cuál en estos momentos era tierra de nadie, pero que quisas con su intervención podria volver a estar viva.

Si semejante criatura de tal magnitud y poder nos necesita, ¿quien somos nosotros para negarle nuestra ayuda? Es mejor tener aliados que enemigos... ya tenemos demaciados de estos últimos. ¡Le ofrecere mi espada de justicia y lo que haha falta!

Poniendose de pie se sacude la ropa mientras envaina su viejo y confiable cuchillo mellado al lado de su nueva espada corta, que el esperaba se volviera su nuevo amuleto de la suerte en su siguiente travesia.

¡Andando compañeros!