Partida Rol por web

Otra de las arpías, al ver que su melodía no había tenido el efecto esperado, se lanzó contra Tathtorn con su gran calva agarrada con ambas manos. Trató de golpearle, pero la clava salió volando hacia atrás cuando tomó impulso con los brazos.

- ¡Yiiiiiiiiiiiaaaaaajh! - Gritó enfurecida al haber perdido su arma.

Tathtorn sacudió la cabeza y se dio cuenta de que era una arpía horrorosa y no la enana voladora de senos turgentes que él se había imaginado. La canción del mediano había roto el hechizo. Se hizo una nota mental para recordarse a si mismo que tenía que recompensar a Filbert más tarde con una de esas galletitas con forma de hueso que a él tanto le gustaban.

—¡Contigo no, bicho! —le dijo a la arpía—. ¡Saya mengubah posisi!

Tathtorn chasqueó un dedo y de pronto la arpía no se encontraba frente a un mago, sino frente a todo un Jilip Ollas armado hasta los dientes.

—¡Si quieres pelear lo tendrás que discutir con él! ¡Jajajaja!

Jillip experimentó la sensación de desplazamiento y tan pronto estaba mirando a la arpía a lo lejos como se la encontró cara a cara... si bien la melodía de Cajita de Música había logrado deshacer la ilusión de que el angel lo llamaba, el encontrarse frente a ese adefesio sin calva le dio la resolución de borrarla del mapa. Sin dudarlo imbuyó su hacha con el poder de la montaña y lanzó un hachazo descendente más furioso que certero... sonrió al sentir como la carne se desgarraba y lanzó un segundo hachazo que no pasó ni cerca de la arpía... debía recordar que intentar cortar las piernas de una criatura voladora con un barrido no era una maniobra muy sabia y casi siempre estaba destinada al fracaso

El hachazo de Jillip casi partió por la mitad a la arpía que ahora sobrevolaba sobre su cabeza por cortesía del bueno de Thatorn. Las piernas de aquel ser colgaban inertes mientras ésta gritaba de dolor. Sin duda alguna, nunca antes había recibido un tajo como aquel, lo que hacía presagiar que no iba a durar mucho sobrevolando la nave.

Otra de las arpías se acercó por la espalda de Jillip, tratando de cogerle por sorpresa. No obstante, su torpe ataque no sirvió para nada, pues no llegó ni a alcanzar al gnomuerto. Fuera como fuera, ahora el peso del combate recaía en la buena capitana de la nave, Misty.

Sobre el barco estaban pasando muchas cosas, pero la capitana seguía pendiente de cada uno de los movimientos de su tripulación. Ni siquiera tenía que moverse del lugar para seguir atacando, la manza arremetió de nuevo contra la arpía. Por su parte, Misty junto las manos y se puso a rezar.

-Wibbily wobbly timey wimey.

La bendición se extendió desde la capitana hasta cubrir todo el barco y más allá.

La arpía que estaba enfrascada en un combate contra la capitana y el ex reo de Karak-Belgarosh, se abalanzó sobre el segundo agarrándolo con sus garras, tanto las de las patas como las de los brazos e impulsándose con sus enormes alas comenzó a elevarse con su presa y se alejó de la nave voladora hacia arriba bastantes metros.

- ¡Yiaaaaatjhhh! - Gritó satisfecha aquella cosa.

- ¡Por Brokk! - Gritó el enano tratando de zafarse de las garras de aquel ser, aunque... A decir si le soltaba caería desde muy alto y tampoco era una buena alternativa. - ¡Socorro! ¡Por los dioses, ayudadme! - Gritó aterrado.

Habiendose soltado el cordel que mantenía sus cabellos recogidos en una coleta dejó sus cabellos sueltos ondeando al viento que soplaba sobre la cubierta del ingenio volador.

Tras aquello, y sin dejar de puntear sobre el mastil de su instrumento, que seguía rugiendo con un extraño sonido eléctrico que iba acompañado de luces y efectos sonoros empezó a girar la cabeza como si de las aspas de un molino se tratasen, logrando parecerse realmente a uno gracias a que su larga melena parecía simular los brazos de una almazara.

Dejando colgar un momento el laud de la cinta que pasaba por encima de su hombro izquierdo, Filbert alzó el puño en alto, de donde despuntaban el meñique y el índice hacia el cielo y, tras sacar la lengua que parecía más larga y afilada de lo que habría cabido esperar,  provocó que un relámpago surgiese  de la punta de sus dedos y zigzagueando se dirigiese contra una de aquellas aberrantes criaturas

El rayo eléctrico que emanó de la mano de Filbert impactó directamente contra la arpía que había agarrado a Dabrand. El daño que le provocó fue suficiente como para que soltara a ese enano al instante. Dabrand empezó a caer hacia la nave, pero por desgracia, la nave ya no estaba donde la había dejado momentos atrás. El barco no se había detenido por aquella visita inesperada y ahora Dabrand estaba cayendo directamente hacia tierra firme.

Por otro lado, la arpía que sobrevolaba por encima de la cabeza de Jillip Ollas, trató de agarrarlo como ya hiciera la arpía que acababa de soltar al antiguo Maestro de la Puerta. Sin embargo, el gnomuerto tuvo la suficiente destreza y fuerza, como para apartar a aquella criatura antes de que le agarrara. La suerte estuvo de momento de su parte y aquella cosa se elevó varios pies por encima de su cabeza.

Las manos de Tathtorn chispearon y arrojó un rayo como el de aquel enano que se veía en el dibujo profético. Desafortunadamente, la profecía no estaba de su parte y el rayo no alcanzó a la criatura alada sino que se perdió en el horizonte.

Jillip se zafó del agarre de la arpía y vió como la herida bestia se elevaba, fuera de su alcance. Sin embargo su compañera segía a sus espaldas y con un veloz giro tajó el aire desgarrando a la bestia por su parte media, y al primer golpe le siguió  un segundo que contactó contra el cuello de la arpía. La cabeza salió despedida al infinito y un extraño grito de batalla gnomo surgió de la garganta reseca del gnomuerto - ¡¡¡BEISSSSBOOOL!!!!

La arpía bateada se desparramó en una súbita lluvia de color. Color carmesí en su mayor parte, compuesto de la sangre y otras excrecencias procedentes de la otrora cabeza, ahora saco de carne fofa, que se escamparon por doquier al ser bateada por el bueno de Jillip Ollas. El gnomuerto la había hecho pure y ahora su cuerpo caía en descenso en picado hacia tierra firme.

La última de las arpías, al verse sola decidió alzar al vuelo. Aquellos seres eran simplemente carroñeros cobardes. Al morir una de ellas, decidieron abandonar la captura. Al fin y al cabo, ya habían agarrado a uno de aquellos aperitivos y estaba cayendo irremediablemente contra el suelo. Una vez llegara a destino, podrían saquear sus posesiones y alimentarse de su carne.

- ¡Socorroooooooooooooooo! - Gritaba Dabrand a medida que iba preciptándose hacia el vacío. - ¡Ayudaaaaaaaa!

"Maldición"

-¡Abajo! -ordenó la capitana mientras corría hacia la parte delantera de la nave para ver por dónde estaba cayendo el enano-. ¡Te dije que te ataras una cuerda, mentecato! -le gritó a Dabrand, pero seguramente estaba demasiado lejos para escucharle.

Cuando la nave se inclinó hacia delante y comenzó el abrupto descenso, la capitana elevó las manos en una plegaria. Mientras los demás se agarraban al barco para evitar salir volando por el descenso, Misty permaneció de pie en el mismo lugar. Como si una de las velas se hubiese rasgado, una criatura apareció de la nada y se mantuvo en el aire agitando las alas, mientras el barco seguía descenciendo.

-¡Oye, tú, ve a por ese enano de ahí! -le dijo la capitana.

El hipogrifo la miró como si no la conociera. Misty rechinó los dientes y señaló hacia abajo. Con un graznido, el hipogrifo se lanzó en picado haciendo molinetes en el aire y agarró al enano con sus garras.

Aquel hipogrifo convocado por las artes divinas de la capitana había superado con creces la velocidad de caída del enano y lo había agarro en el aire con sus garras sin hacerle rasguño de consideración alguno. Dabrand respiró aliviado cuando dejó de caer, pero igualmente comenzó a gritar de nuevo cuando fue testigo del extraño ser que le había capturado.  Se trataba de una criatura híbrida, de apariencia mitad caballo alado con la cabeza y los miembros anteriores de un águila. 

- ¡Por las barbas de Brokk! - Gritó de nuevo atemorizado. - ¿Pero que es eso? - Chilló de nuevo.

Tan solo dejó de gritar cuando se vio de nuevo sobre aquel extraño trasto volador. El hipogrifo se marchó por donde había venido instantes después y Dabrand con la cara desencajada por el más puro terror, se mantuvo unos momentos inmóvil y a cuatro patas sobre la cubierta, tratando de recuperar la respiración.

- Gracias... - Dijo finalmente mirando a Misty, quien sin duda había sido la artífice de su salvación.