Partida Rol por web

De repente, pudisteis comprobar como el cuerpo de Lunnaris estaba comenzando a cambiar de color ¡oh no!¡era de nuevo la maldición de la piedra!

Para Damakos fue imposible reaccionar para hacer algo para evitarlo, sin embargo, Lunnaris tuvo el aguante suficiente para resistir durante unos segundos la petrificación, lo suficiente para apartar las manos de la estatua central.

Poco a poco su tono de piel fue adquiriendo su tono normal, pero ambos supisteis que faltó tan solo un segundo para que fuesen dos las nuevas estatuas de "decoración".

La piedra amarilla cayó al suelo, podría ser recogida por cualquiera, por lo menos hasta que vuestros corazones dejen de latir a toda velocidad.

Me quedo unos segundos parado por la sorpresa, y entonces trato de acercarme a mi compañera todo lo rápido que puedo. Maldita sea... Parece que esto sí que es una trampa después de todo.
-¡Eh! ¿Estás bien?- le digo- Lo siento... Tendríamos que haber hecho lo que tú decías desde un principio...

¡Estás tonto! Dijo Lunnaris a Damakos. Fui yo la que te dije de venir a la estatua. Pero no te preocupes, sabía que no me pasaría nada. De hora en adelante ya sabes quien se encargará del tema de las trampas, dudo mucho que tú hubieras sobrevivido. Si me quedo sola aquí, ya no sabría que hacer... dijo Lunnaris preocupada por el tiflin. Un sentimiento que hasta ahora aún no había mostrado.

Si en la estatua no tiene que estar, vamos a la pared del símbolo. Es allí  donde seguro que tiene que encajar. Dijo tomándolo de las manos y arrastrándolo hasta allí.

Cuando Lunnaris acaba esta especie de extraño sermón no puedo reprimir una sonrisilla, pero antes de poder replicarle nada me está arrastrando hacia el muro de nuevo.
-Supongo que esta es ya la única opción, ¿no?

Efectivamente. Si esto ya no funciona, lo mejor será largarnos de aquí y ... y no sé. Concluyó encogiéndose de hombros. Y una vez estuvo preparada, decidió colocar la piedra en el único sitio que considera oportuno, y se preparó, una vez más, para lo peor. Como siguiera así, llegaría un momento en que las cosas no le irían tan bien como esperaba. Pero, quien no arriesgara, no ganaba.

En cuanto la piedra se depositó en el hueco, el símbolo de la pared comenzó a brillar. Un brilló que provocó que vuestros peores temores cobrasen fuerza ¿y si aquello era otra trampa?

Retrocedisteis un par de pasos por precaución, pero no pudisteis respirar aliviados hasta comprobar que tras el resplandor, la pared desapareció como si nunca hubiese existido.

 Ahora se abría ante vosotros un nuevo pasillo inexplorado pero que, a diferencia del resto del lugar, parecía más civilizado. El suelo tenía baldosas, la pared era menos irregular e incluso el aroma era menos húmedo. ¿Dónde os estabais metiendo?

¡Lo conseguimos! Sea lo que sea lo que vayamos a encontrar más alante, seguro que es mejor que lo que estamos dejando atrás. Dijo señalando a Damakos el nuevo camino y cruzando la falsa e inexistente pared. ¡Vamos!

-Continuemos entonces, pero no bajemos la guardia- digo, mientras comienzo a andar por el camino que ahora está abierto. Echo una última mirada a la estatua de Aerandir-. Esto no habrá sido en vano. Te juro que me encargaré de quien quiera que esté detrás de esto- susurro, y sigo caminando. Me sorprendo ante el cambio de aires desde la sala anterior al nuevo pasillo.

Según avanzabais el olor del lugar seguía cambiando, cambió y cambió hasta terminar rodeados por una fragancia extraña, era como si se hubiesen desparramado productos alquímicos por el suelo.

La teoría cogió fuerza en el momento que el camino dio a una elaborada sala circular repleta de instrumentos alquímicos. Allí habría más de una docena de frascos y libros en estanterías, pero lo que más os alertó fue el escritorio que estaba situado en el centro. Sobre él había un libro polvoriento, o al menos eso parecía a simple vista.

Aquel libro estaba cerrado, y en su tapa tenía grabado el mismo símbolo de vuestros tatuajes. No había duda, este lugar había sido importante, porque desde luego actualmente parecía abandonado.

No toques nada. Dijo Lunnaris mirando a Damakos. No quiero que te pase nada y que me quede sola en este lugar. Yo investigaré la sala, y cuando compruebe que no hay trampas, entonces podrás entrar tú y ayudarme a buscar algo que nos de alguna pista sobre el origen y el significado de todo esto.

A simple vista no has detectado ninguna trampa allí, incluso sin tocarlo el libro también parece normal.

Perplejo, estoy a punto de decirle que no pienso quedarme de brazos cruzados. Abro la boca y cojo aire, pero me detengo y lo pienso con frialdad.
-Está bien. No estoy en condiciones de hacer mucho así, lo más probable es que meta la pata de algún modo. Ten cuidado.

Ambos os quedasteis allí parados sin saber qué hacer ahora. Lunnaris investigó un poco por los alrededores para saber si había alguna trampa pero a simple vista todo parecía seguro.

Ahora tan solo había dos salidas posibles: o regresar a casa tras no haber encontrado al Genasí, para así seguir recopilando más pistas sobre su paradero o... echarle un vistazo al libro.

-Si el lugar parece seguro... ¿Te importa si nos detenemos a descansar un rato? Llevamos ya un buen tiempo en marcha, creo que podríamos parar un segundo aunque sea.- dejo salir todo el aire de golpe y continúo- No se tú, pero no tengo demasiadas fuerzas para continuar mucho más.

Bien, descansa. Dijo Lunnaris mirando directamente a los ojos a Damakos. Yo me quedaré aquí leyendo el libro. Si averiguo algo te aviso. Mientras tanto duerme un poco, si no hay peligro, luedo dormiré yo. ¿Entendido?