Partida Rol por web

De capa y espada.

20 de Febrero. 9:22

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11/05/2010, 22:36
Pedro Robledo.

Masculló algunas palabras inteligibles antes de proseguir hablando.

-¿Con el cruel ejército español a mis puertas? A nadie le convendría en mi situación...-Robledo clavó otra vez la mirada en Inés-. ¿Sabes lo que tu padre hacía con los comerciantes holandeses? Como la iglesia consideraba que eran sospechosos de primerísimo orden les ha ido perjudicando a favor de los comercios españoles, tiendas de pan tenían que afrontar impuestos de más de la mitad de los dineros recaudados al mes por sus ejercicios- Robledo paró por un momento antes de proseguir-. Algunas veces el impuesto consistía en una violación al mes.

 

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11/05/2010, 23:01
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

Inés apretó los dientes y entrecerró los ojos. Mentiras, eran todo mentiras. Lo único que trataba aquel indeseable era de hacerla perder el norte de la conversación.

- Vuestras mentiras os las podéis llevar al infierno y repetírselas al diablo cuando esto acabe. No he venido a hablar de lo que hace o deja de hacer mi ilustre padre, sino a acordar su liberación. – la dama tamborileó la mesa con las uñas rítmicamente un par de veces antes de continuar - Hablad claro porque es la última oportunidad antes de que marche a Madrid. Y cuando me vaya otro relevará mi cargo y de él no tendréis presos con los que amenazar.

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11/05/2010, 23:12
Pedro Robledo.

El rostro de Pedro se contrajo como si hubiera tomado buen trago de hiel.

 

-Adelante pues, si no tenéis miedo y no medís cual de grandes son los enemigos que os ganáis, con la negociación-Su rostro se asqueó una vez más.- Marcharé por navío dentro de dos días, sin impedimento ninguno por vuestra parte, a cambio vos encontrareis a vuestra familia en la propiedad que poseo en la calle de los cristaleros. Tendréis que atravesar la rebelión para llegar, pero no os resultará en demasiada dificultad, visto con la facilidad con la que deseáis traer la muerte y la desgracia a esta tierra.

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11/05/2010, 23:24
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

- Que así sea. - sentenció.

No pretendía quedarse ni un solo momento mas allí sentada. Todo lo que había que decir ya estaba puesto sobre la mesa, al menos por su parte, y no iba a dar pie a mas. Se levantó, notando las mejillas encendidas y las manos sudorosas por la intensidad de la charla, y caminó de nuevo hacia la seguridad que le proporcionaban los soldados bien armados. Que todavía podía haber sorpresas, y no las quería encontrar desarmada.

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14/05/2010, 00:06
Director

Inés, zanjada la conversación, partió de vuelta dando todo por hecho, y con ella también lo daba su ciudad, sus hombres, y la España entera por la que se iba a derramar buena sangre en unos días. Que se decía que quien gobernase sobre un lugar no cometería error alguno sobre él, pues encarnaría las decisiones de todas sus gentes. Y las naciones no cometen errores, solo adoptan decisiones.

Al pasar vio a los hombres preparándose para la guerra, allá afeitándose las barbas, no fuera ser que les pillará la muerte con mal aspecto, allí comprobando que los percutores funcionaban y más allá un holandés contemplaba el cadáver acuchillado en el cuello de un camarada, quien había osado decir que él era tan traidor al tercio como los demás, y como sus compañeros habían comprobado que el reto se recogió como dictaba la honra, y que la cuchilla entró de la manera que debió entrar, habían hecho mutis sin mencionar el asunto.

Esa parte de España, amigos míos, en definitiva, estaba otra vez en guerra.