Las capacidades de un personaje se describen por medio de una serie de rasgos a los cuales se les califica con un número, en una escala del uno al diez.
Durante la creación de personaje, no se puede exceder de 5 puntos en una habilidad. Lo normal es tener un par de cincos en las habilidades en que tu personaje sea especialista, y 2 o 3 puntos en el resto. Aunque eso lo haces a tu gusto, y como tengas pensado el personaje.
Para tener una idea de las capacidades de tu personaje, una suma de 10 entre el atributo y la habilidad indica que eres competente en ese campo, la suma de 15 es que eres muy bueno y una suma de 20 es que eres uno de los mejores del mundo. Al inicio del juego, esa suma no puede sobrepasar 15 (si tienes 10 puntos en un Atributo y 5 en una habilidad).
Un atributo es una capacidad innata; qué tan fuerte, resistente, diestro, inteligente o perceptivo es ese personaje.
Cada jugador tiene un total de 40 puntos a repartir en atributos para crear el personaje (45 si se usa la regla opcional de Carisma). Ésto da una media de 8 puntos por atributo. Si asignas menos de esa media, tendrás un atributo por debajo de lo normal, mientras que si asignas el máximo, 10 puntos, serás notable en ese Atributo. Es importante remarcar que los atributos son fijos y no mejoran con la experiencia ni con el tiempo, a diferencia de las habilidades, que sí lo hacen.
La media de un atributo se sitúa entre 5 y 6. Los Personajes de los Jugadores (PJs) son mejores que la media, ya que son gente extraordinaria (si esto no te gusta, puedes dar menos puntos a repartir en atributos). Toma en cuenta lo anterior al diseñar los personajes no jugadores (PNJs).
En RyF hay cinco atributos básicos: Fuerza, Resitencia, Destreza, Inteligencia y Percepción.
En RyF no existen profesiones predefinidas. Es un entorno narrativo que permite completa libertad tanto a los jugadores como al narrador. Es recomendable, no obstante, que cada jugador defina la ocupación de su personaje en su hoja. Es posible también usar términos que no necesariamente constituyen profesiones remuneradas.
La elección de habilidades deben ser medianamente acordes a la ocupación.
Las habilidades son las capacidades aprendidas, practicadas o estudiadas de tu personaje. A diferencia de los atributos, pueden mejorar con el tiempo y la experiencia.
Durante la creación del personaje, puedes repartir 40 puntos a repartir entre todas las habilidades, con un máximo de 5 en cada una. Los puntos que no se repartan se pierden, no pudiendose utilizar más adelante.
Ejemplo: Si queremos Pilotar 4, nos cuesta 4 puntos.
algo
que ocurre, sino descubrir algo que no está a simple vista.Por último el personaje tendrá algo de equipo básico. Esto normalmente va a cargo del director de juego y sobretodo de como empezará a jugar ese personaje.
Normalmente el director de juego dará una serie de objetos típicos, ropa, enseres personales, algún equipo relacionado con la ocupación del personaje, etc.
También es posible que tu personaje empiece sus aventuras después de un acontecimiento concreto, quizá te dejaron K.O. y te metieron en una caja en un barco mercante, entonces, quizá tu equipo no vaya mucho más allá de tu ropa.
Otra cosa común es dar una cantidad de dinero inicial y permitir al jugador que compre en la lista de equipo algunas cosas.
Fíjate que esto es una tarea tanto del director como del jugador. Se ha de conseguir un buen equilibrio entre la imagen que uno se ha hecho de su personaje y de los límites que el directo de juego tiene pensados para él. La clave es hablar, negociar, acordar.
Por otro lado, es un buen momento para comentar con el director de juego aspectos de tu personaje como manías, detalles de su personalidad que lo hacen especial, quizá comentar algún momento o persona especial del pasado, etc.
Este tipo de información no solo da color al personaje si no que ayuda al director de juego a poder presentar situaciones “a medida” y acordes con el personaje. Quizá aquella chica con la que tuviste un idilio en tu adolescencia reaparece con magulladuras y una historia que te hará ayudarla, quien sabe.
Ya casi lo tenemos todo, Michael tiene atributos, habilidades y un concepto sólido pero general.
No sería raro equiparlo con una 9mm parabellum, un cadillac viejo, y una gabardina de cuero. También podríamos darle $200 en metálico y una cuenta en un banco con unos pequeños ahorros, unos $2000. Ahora, podemos definir donde vive, si tiene una casa con su preciosa hipoteca o está en un motel de mala muerte.
Vamos a ampliar el concepto que teníamos de él. Estamos hablando de alguien que viene de un mal barrio, posiblemente creció con compañeros de clase que han acabado siendo mala gente, gente de la calle, incluso podríamos hablar de algún caso concreto, de como Michael tubo que detener a un viejo amigo de la infancia, de como complicó esto las cosas para él ya que el susodicho podía dar información a sus jefes para joderle vivo porque obviamente, no le sentó muy bien ir a la cárcel por su culpa.
Ahora han pasado unos cuantos años y este antiguo amigo ha salido de la cárcel, Michael lo sabe, pero no está seguro de que habrá pasado, de que pensará y está intranquilo, casi paranoide porque quizá “vienen a por mi”.
Nuestro personaje no se pasa todo el día detrás de asesinatos, maridos infieles y demás situaciones típicas de su profesión, tiene aficiones, y concretamente a Michael le apasionan los trenes. Siempre que tiene un rato libre no es raro encontrarlo encima de un puente, viendo pasar los convoys, sonriendo al ver que ha acertado con el modelo de locomotora. Además, su maña con las manos se hace patente cuando vemos las miniaturas de trenes eléctricos que colecciona, pinta y monta sobre dioramas.