Partida Rol por web

El sonido del golpe hace que Claire se gire y pare un momento. Sus ojos ahora exclaman ansiedad y terror...

"¡LEVANTAD DE AHÍ YA! ¡VENGA VAAAAAAAAAAAAMOS!"

Luego coge el brazo de Águeda para tirar de ella, y comienza a correr aún con más fuerzas que antes...

"¡Vamos, corre! ¡Tenemos que llegar a la cabaña como sea!"

Aquel ser rie con voz apagada y cavernosa, como si le hubiesen aplicado algún filtro satánico al pútrido sonido que salía de su reseca boca.
Ve como aquellos jóvenes son lo suficiente inteligentes como para salir huyendo.

Una enorme sonrisa se dibuja en su cara antes de empezar a correr hacia ellos.

Mientras el alto rango del presente comando avanza lentamente pero sonriente, los otros dos soldados aceleran el ritmo y descienden la cuesta como una inmensa bola de nieve que aumenta descomunalmente su velocidad...

Los dos terrorificos soldados observan de pasada a su compañero de blanco, el abominable ser camuflado... Suponen, y esto es mucho decir para unas mentes tan primitivas y sencillas como las de estos engendros, que el soldado de blanco, al que denominaban en otros tiempos como soldado raso Zwei, se las vale el solito para merendarse, bueno ya casi cenarse, a esos dos pobres jovenes tirados en la nieve... por lo que continuan su desesperada y hambrienta caceria tras sus dos delicadas y deliciosas presas....

UGH, agh...

Caigo de bruces al suelo, con las manos pegadas al pecho. En situaciones normales estaría chillando, pero en este momento mis pulmones no me obedecen.

Luego del impacto, abro los ojos y empiezo a tragar aire a enormes bocanadas. El dolor es atroz y por un momento no tengo ni idea de donde estoy. Sin embargo, mi instinto de supervivencia triunfa cuando Nico me toma del brazo y echa a correr.

Intento seguirle el ritmo con una única idea en la cabeza: llegar a la cabaña.

Agueda corre detrás de Claire, esta le coge del brazo y la anima a seguir a delante con más fuerza. Echa una mirada rápida hacia atrás, ve como sus dos compañeros se han quedado bastante lejos, rápidamente vuelve a mirar hacia adelante, haciendo un último esfuerzo para llegar a la cabaña.- Corre…....-dice con un hilo de voz ahogado.

No sabía si en la cabaña estarían a salvo ¿pero a que otro lugar podían ir?

Claire jadéa cada vez más fuerte, parece que los pulmones le van a reventar, pero aún así sigue corriendo sin bajar el ritmo... Sólo piensa...

"La cabaña, la cabaña, tenemos que llegar a la cabaña"

Al caer al suelo me asusto y pienso "me mataron" luego reacciono rapidamente, así que sin pensarlo 2 veces me levanto, ayudo a Carl a pararse y a correr, en mi carrera recuerdo que llevo algo muy util en la mano y pienso "Soy un idiota, bueno, espero que se de la leve oportunidad para usarla y huir o en su defecto para darle al zombie, y huir" Carajo, corre Carl

Comienzo a dar voces e indicaciones a mis esbirros....AAArrgh....Cogedlas vivas, quiero darme un buen festin con su sangre y sus visceras.....FFFFFLLLLLIIIIUUUUU!!!!! El sargento comienza a incrementar la velocidad pues no quiere que sus victimas se distancien demasiado, quiere sentir su aliento y ver su expresion de terror en sus ojos. 

Al escuchar las palabras del monstruo a Claire le recorre un escalofrío por todo el cuerpo... Como sí esto le hubiera cargado de energía comienza a apretar el paso mientras aprieta el cuchillo que aún lleva en la mano... Mientras tanto piensa...

"Estos cabrones no parecen cansarse... Antes o después tendremos que parar y... Mata o muere, como en la naturaleza... Matar y no morir, eso es... Matar... Yo no he nacido para ser una víctima... Os vaís a cagar engrendros, no sabéis con quién os estáis metiendo..."

16:30 p.m, ¡Una huida desesperada!

Un nuevo rayo irrumpe el oscuro pero a la vez blanquecino cielo, y su consecuente y sonoro trueno se impone a vuestros gritos, pensamientos e incluso a los gruñidos de esos especimenes, seres o engendros no-muertos, nacidos y creados del odio racista y xenofobo de una sociedad y forma de gobierno ya extintos...

La situación era tensa, desesperante, terrorifica... Ver a esos dos jovenes practicamente a merced de ese monstruo de blanco, las dos chicas intentando mantener la cordura y sin cesar de correr, mientras esa pequeña horda de nazis descienden de forma incesante y agobiante, ganando terreno en cada zancada marcada en la impoluta, de momento, nieve...

Estimados lectores, si realmente desean conocer lo que, a partir de aqui, acontece a estos intrépedidos jovenes, tan solo deberán coger un cuenco de pipas, acomodarse en sus amplios sillones y leer las lineas que a continuación se exponen. Disfruten del relato, o mejor dicho... sufran!!!!

 Bien... veamos... por donde ibamos....

El sargento primero Alfred Haase descendia sonriente, lento pero aumentando su velocidad, sin prisa pero sin pausa la no tan escarpada y maldita cuesta por la que tantas y tantas veces habian desfilado sus "chicos" cuando iban de cacería, una cuesta perpetrada e infinitamente manchada de sangre pura y joven. Sabia que mas tarde o mas temprano sus soldados acabarian cogiendo a ese atajo de incautos jovenzuelos, y el festín seria memorable, y ni hablar de los trofeos que llevarian a su coronel, con la correpondiente promoción y el posible ascenso dentro de esa legion de insaciables monstruosidades.

Bastantes metros por delante de Haase, y a escasos pasos de las dos jovenes, practicamente volaban los soldados rasos Atch y Zehn, babeantes, jadeantes y con inmesas ganas de agarrarlas para comenzar la diseccion visceral. Su sargento les habia prometido carne, y carne iban a tener, siempre y cuando respetaran esas lindas cabezas, pues sabian perfectamente para quien debian guardarlas...

Ambos soldados giraron a la vez sus putridas cabezas, al paso por la pesada puerta ubicada en el suelo, observando a su compañero, el soldado raso seccion de camuflaje Zwei, quien se encontraba al lado de la susodicha puerta y a pocos metros de  los jovenes, y cuyo semblante cambiaba en cuestion de segundos, eliminando por completo esa malevola sonrisilla y abriendo la boca enseñando sus infectos colmillos soltando esputos de restos de carne y sangre...

La situación era tensa, sí, totalmente tensa y desesperante... No habia compasión en el ambiente, pues esos seres no entendieron dicha palabra ni en su otra "vida"... Horror y dolor era lo que les esperaba a esos chicos y chicas... Si querian vivir, debian correr...

Y justo eso era lo que estaban haciendo nuestros valientes protagonistas...

Mientras la dulce Agueda y la inteligente Claire intentaban no pensar en sus amigos caidos Nico y Carl, en Gunnar, en James, Brenda, Amanda, Jack, y corrian sin parar descediendo la cuesta, Nico y Carl se debatian por levantarse de esa resbaladiza pendiente y salir corriendo tras ellas para llegar cuanto antes a la cabaña, y hacer de ella un fortin inexpugnable.

De repente, y al unisono, los soldados rasos Atch y Zehn despegan del suelo saltando en plancha para intentar placar a las dos jovenes, hacerlas caer y lanzarse sobre ellas con todo el peso de la muerte...

Ninguna de las dos se para, ninguna de las dos chicas mira atras, sin embargo una de las dos tendrá la suerte de librarse, y la otra la desgracia de ser marcada por uno de esos salvajes soldados...

Atch se lanza a las piernas de Agueda, pero Agueda corre y corre cada vez mas deprisa, alejandose rapidamente del lugar, y haciendo morder la nieve al apestoso soldado...

Zehn se lanza a las piernas de Claire, pero Claire corre y corre cada vez mas deprisa, pero el salto del soldado es espectacular cuanto menos, pero Claire no deja de aumentar el ritmo... Sin embargo, en ultima instancia, Zehn alarga su brazo derecho, siempre el derecho, bien alto y erguido, como si estuviera saludando al mismisimo Fürher en ese salto infinito, y alcanza a rasgar con esas desagradables y astillosas uñas el pantalón y la suave piel de la pierna de la joven, que nota como su gemelo izquierdo comienza a sangrar y tintar de rojo su ropa, calcetines, sus botas y la nieve a cada zancada que da, zancadas cada vez menos frecuentes, mas cortas y pesadas. Zehn cae al suelo nevado, comiendo, como su compañero, un buen bocado de nieve,

Ambos soldados se mantienen durante unos instantes tumbados en el suelo, notando el frescor helador de la nieve sus descompuestos pechos, y observando como sus dos presas se alejaban, escapaban de sus zarpas, aunque una de ellas ya estaba marcada de por vida.... A alguien no le iba a gustar este pequeño fracaso...

Nico y Carl apenas podian fijarse en la huida desesperada de sus amigas, pues delante de sus narices tenian a una bestia hambrienta dispuesta a saltar sobre ellos en cualquier momento. Y ese momento no se hizo esperar.... como un jabato exasperado e irritado, Zwei se lanza sobre los muchachos con la boca abierta y las garras por delante. Ambos amigos ruedan por el suelo para intentar esquivar al engendro...

Carl rueda hacia su derecha rapidamente, aunque dolorido todavia del golpe de la puerta, que apenas ya notaba, no era momento de lamentarse... Gira sobre tu propio cuerpo rebozandose de nieve pero logrando evitar al monstruo... Rapidamente, se levanta y comienza su huida, dejando atras a su amigo y todos los zombies, persiguiendo de cerca a sus amigas, a quienes al principio ve de lejos pero logra alcanzarlas poco a poco...

El soldado raso Zwei cae de bruces sobre la nieve, justo en el sitio donde apenas unos segundos antes se encontraba Carl, a escasos centimetros de Nico. Subitamente, Zwei se gira, se reincorpora y se lanza sobre Nico, quien ya se habia levantado, anclado sus botas a su moderna tabla de snow y comenzado a impulsarse para descender rapidamente la cuesta, abandonar este maldito lugar y alcanzar a sus amigos...

Sin embargo, antes de que Nico comienza su veloz descenso, Zwei descarga sus repugnantes garras sobre el cuello del chico, quien reprime un grito de extremo dolor y cae rodando cuesta abajo aun con la tabla puesta, alejandose del ser. Su cuello comienza a sangrar bastante, se tapa la herida con la mano, y sin pensarselo dos veces, se levanta y retoma el descenso aumentando su velocidad sobramanera gracias a la inercia de su caida, alcanzando rapidamente a sus amigos... pero tambien marcado para el resto de su vida....

Zwei, al igual que sus compañeros, observa con semblante de furia y a la vez cara de atontado, como sus dos victimas se alejan inexorablemente.... Otro fracaso... Otra decepción... ¿Como explicar ésto al Coronel?

Los jovenes corren sin parar, Agueda, Carl, Claire y Nicolai, estos dos ultimos con una feas heridas en la pierna y en el cuello respectivamente, girando todos las cabeza a sus espaldas y comprobando que, extrañamente, sus persiguidores no insistian en su captura, sino todo lo contrario...

Los soldados rasos Zwei, Atch y Zehn se reunen finalmente con su sargento primero Haase, quien no está nada contento por el desenlace de esta contienda, no, no, no señor... Al Coronel no le iba a sentar demasiado bien que cuatros criajos lograran escapar de sus hasta ahora infalibles y leales esbirros...

Los jovenes siguen corriendo, terminan el descenso, dejan el bosque a un lado y ascienden poco a poco por el invisible camino que lleva a la cabaña, cada vez mas cansados, cada vez mas aterrados y doloridos. Nico y Claire pierden bastante sangre, necesitan llegar cuanto antes a la cabaña y curar esas espantosas heridas...

A punto de desfallecer, finalmente divisan la cabaña de lejos... Un pequeño esfuerzo mas y habrán llegado... un pequeño esfuerzo mas y estarán a salvo.... o no!!!!!