Partida Rol por web

El tremendo impacto propinado por el martillo, a través de tu fuerza, golpeó en el cráneo de la criatura con gran fuerza. La potencia hizo que le hundieras los huesos del mismo, y su cabeza quedara hecha añicos. La sangre te salpicó un poco, pero el cuerpo cayó hacia un lado, inerte "del todo". Mientras lo mirabas unos segundos con cierta satisfacción, oíste algo detrás de tí...

¡Era Travis! ¡Ahora te atacaba! Sus ojos estaban ahora blancos (los pudiste ver justo después de que éste se te echara a la espalda, saliendo del vehículo por la puerta por la que tú también habías salido del coche). Ahora parecía mucho más violento, como nunca lo habías visto. Se trataba de un perro rabioso o enloquecido, brutal e irreconocible para tí. Una vez se te echó encima, notaste en su lomo un par de hendiduras que tal vez antes no habías visto, puesto la recogida había sido rápida y sin detenerse del todo. Tal vez alguno de esos seres le hubiera mordido... ¡Te cercioraste que cambiaban de forma y personalidad cuando alguien de ellos mordía a otro ser vivo! ¡Como en las películas!

Jules brinco en el sitio, no se esperaba que su fiel amigo fuera a atacarle, y durante dos segundos, intento calmarlo, hasta que sintió que iba a morderle.

- Quieto, no, tranquilo.-

Dijo en vano. Se dio cuenta de que si le mordía era posible que él mismo se convirtiera en un engrendo. Así era en las películas. Pero no tenia intención de averiguarlo.

Ya le había cogido un poco la maña a usar el martillo y lanzo un golpe desesperado contra la cabeza del animal. Aunque casi cerraba los ojos. Aquel era su fiel amigo. Porque tenia que estar pasando todo esto. 

Travis se lanzó hacia tí de nuevo, provocándote un tremendo mordisco en el brazo izquierdo, que hizo que sintieras sus diente hendiéndote los músculos. Gritaste en mitad de la calzada como un poseso, y acto segudo, pese a que te dolía el brazo, lograste cogerlo por el cuello, golpearlo un poco y colocarlo entre el asiento y la puerta. Entonces golpeaste la puerta contra su cuerpo, hasta que el animal, tras sufrir los golpes una y otra vez, dejó de ser fiero, y su cuerpo quedó inerte entonces, manchando de sesos y sangre negruzca el salpicadero, el asiento, el volante y las alfombrillas*...

Actos seguido, volviste a centrarte en tu brazo. El malnacido perro te lo había agujereado y comenzaba a escocerte (aparte de dolerte). Sin pensarlo mucho, retiraste el cadaver de Travis, arrojándolo al alfalto, y te metiste en el vehículo. Debías llegar fuera como fuera a Derryhall. Tal vez no puedieras conducir como es debido, pero la verdad es que el pueblo estaba muy muy cerca. Te miraste otra vez el brazo, blasfemaste y arrancaste de nuevo. Candance te esperaba.

-Maldito animal.-

Dijo Jules al tiempo que dejaba caer el cuerpo inerte del animal. Se sentó al volante, y miro por el retrovisor. No,  no iba a intentar ir a recoger a la hija de los Hammilton, ya se buscaría la vida ella sola.

Candance lo necesitaba, tenían que marcharse lejos, donde no hubiera llegado toda aquella locura.
Tenia que decirle una ultima vez que siempre seria su marido, que pasara lo que pasara, siempre la querría. Qué fue y será el amor de su vida.

Arranco el coche con aquellas palabras en la boca, sonriendo, pensando que la encontraría y escaparían de aquella pesadilla.

Pero, le escocía el brazo. Aquel dichoso perro se había vuelto contra él. Como era posible. Le había mordido.

Se miro el brazo, y reconoció que la herida tenia mala pinta, busco con un poco de cuidado de no estrellarse algo con lo que taponar la herida. Dioses, que molesta y dolorosa.

Finalmente tras una curva, el bosque termino y empezaba el área comercial donde trabajaba Candance. Solo tenia qué localizarla. 

EPÍLOGO.

La ciudad de Derryhall. En la actualidad:

* * *

Giraste en la última curva. El bosquecillo desapareció y aparecieron los primeros signos de civilización.

El area comercial se encontraba en la entrada de Derryhall por aquella parte del pueblo. Era una gran explanada asfaltada donde se levantaba un Spanky (un hamburguesería familiar), un Car&Drive (una cadena de talleres muy famosa en todo el estado); el Jewelery (una tienda de joya y complementos para el nivel americano medio), una gasolinera familiar y dos restaurantes más (el Cardigan, un pastiche de comida asiática variada y el Gold Palace, el mayor de todos los  negocios de todo el área comercial, el de Candance).

Sin embargo, la estampa que encontraste allí no era sino bastante terrorífica y desesperante. El Jewelery ardía y la gasolinera debía haber explotado ya, pues se encontraba como si una granada hubiera caído encima. En derredor decenas de coches se agolpaban en la vía, la acera y el asfalto de los aparcamientos. Habían formado una interminable caravana sobre el asfalto, pero la mayoría estaban todos vacíos. Restos de sangre aquí y allá, y cadáveres por los suelos completaban el infame cuadro que se dibujaba delante de tus ojos. Otro foco de incendio ardía más allá, en la carretera que unía el pueblo con el área. Vislumbraste también algún que otro vehículo circular, e incluso estrellarse  o ser perseguido por alguno de esos autómatas seres.

Sin pensártelo dos veces, detuviste el vehículo, pusiste el freno de mano y, tras bajar del coche, corriste hacia el Gold Palace. Sentías ahora un cosquilleo en tu brazo, aparte del escozor que se estaba convirtiendo en dolor. Y tras ese cosquilleo, mientras pasabas entre vehículos abandonados allí mismo con puertas abiertas, notaste cómo el brazo se te dormía...

Cuando atravesaste las puertas del Gold Palace, viste que el restaurante tenía todas las mesas tiradas por el comedor principal, al igual que las sillas. Bandejas, cubiertos, vasos y macetas, todo desperdigado por el interior del negocio. Sobre la barra yacían un par de empleados de tu mujer (los dos camareros que atendían a los clientes que llegaban), y tras gritar el nombre de tu mujer oíste unos ruidos en procedentes de las cocinas. Allí estaba candance, con Julie, la última empleada que había contratado y que iba a ser pinche en la cocina...

Candance y Julie gritaban, porque un dos zombis las confrontaban (que no eran sino Scott y Jeremy, el segundo cocinero y el gestor del restaurante). Éstos dos se habían convertido en zombies y ahora mantenían a raya a las dos mujeres, en cuyas espaldas estaban los fuegos de la cocina, pero ninguna salida.

Entonces no lo dudaste, corriste hacia ellos para centrar su atención. Tal vez así dejaran de fijarse en ellas y lo hicieran en tí. Los dos tipos que presentaban ropas sangrientas y color pálido en la piel y ojos blancos como la nieve abrieron sus fauces y emitieron un terrible alarido de terror. Tu mujer y Julie gritaron, pero corrieron, no sin antes tratar de hacer que fueras con ellas.

Tú lo entendistes.

Tenías que darles tiempo para escapar.

Fundido en negro.

FIN