Partida Rol por web

Había algo cerca de nosotros...no tenía claro que podía ser, apenas lo veía con claridad...pero parecía estar cerca de las farolas...Itto también se fijó...¿Serían los digimon hostiles que nuestros compañeros mencionaron?

Los otros parecían verlos mejor...y no se lo pensaron mucho y empezaron a correr con sus digimon. Preocupada por el bienestar de Bosamon, lo cojo con mis manos y empiezo a correr con el resto. El hecho de que no pudiese ver que eran, me ponía más tensa y me preocupaba. Lo mejor era buscar un sitio donde escondernos y poder pensar nuestros próximos pasos. 

Esperaba que nos mantuviésemos juntos en todo momento y corriésemos en la misma dirección. 

- ¡¿Qué?! ¡EspeRA! - grita Pagumon mientras es tirado de su brazoreja por Ume. A ella le sigue Satoru, tras el cual bota Tsunomon, con cara preocupada.

- Es... ¡Espera!

Maria se intenta echar hacia atrás en su silla, pero se encaja en una piedra y se acaba cayendo. No se ha hecho nada, pero no puede caminar. Kyaromon la observa y preocupado, va hacia ella.

- ¡Maria! ¿Estás bien? ¿Puedes caminar? - la respuesta era obvia, aunque a la primera pregunta responde con una débil sonrisa.

Himari echa a correr con Bosamon en brazos.

- ¡Himari, espera!

Los tres que corren no llegan muy lejos, ya que frente a ellos, en una de las aceras, se materializa un ser que podían catalogar como "fantasma". Pero parpadea, como un holograma, y se ve a través de él.

El ser sonríe, con una sonrisa que no os gusta nada y se acerca a unos centímetros de Ume.

Ummmm ¿a qué sabrás tu? Jijijiji

- ¡Aléjate de ella! - grita Pagumon y le lanza un golpe con su otra oreja, que parece impactarle de lleno al "holograma". Su sonrisa desaparece mientras se lleva una de sus manos a la mejilla impactada.

¿Cómo es que pueden golpearnos?

- ¡Porque somos digimon, lerdos! - contesta Pagumon mientras se suelta para caer entre el "holograma" y Ume. Tsunomon se pone a su altura, sin temblar un ápice.

- E... ¡Eso!

- Son Ghostmon, un digimon de nivel infantil, un nivel más alto al nuestro - informa Bosamon en los brazos de Himari. Entonces, en el descampado y rodeándoos surgen otros cuatro iguales, con sonrisas siniestras.

Vaya, parece que tienes algo de materia gris ahí dentro.

Eso está delicioso.

Nos comemos primero a los digimon y luego a los críos.

No. Hagamos algo mejor. Primero eliminamos a los digimon, luego nos comemos a los críos y luego a los digimon.

Sí, mejor así.

Y comienzan a cerrar el círculo en torno a vosotros, lenta y opresivamente. Entonces, vuestros digimon se ponen delante de cada uno de los Ghostmon. Y atacan.

- ¡Frothy spit! - Pagumon lanza unas burbujas moradas que impactan en el que está frente a Ume.

- ¡Tail swing! - grita Kyaromon mientras golpea con la cola al que está más cerca de Maria.

Bosamon se baja de los brazos de Himari - ¡Ear strike! - dice a su vez, golpeando con sus orejas al Ghostmon más próximo a la chica.

- ¡Bubbles! - dice Tsunomon, sin ápice de timidez, mientras dispara burbujas rosas para impactar al más próximo a Satoru.

- ¡Tummo! - grita Xiaomon mientras lanza un sonido que ensordece al más próximo a Itto.

Los Ghostmon reciben los ataques con caras molestas, sobre todo el más cercano a Itto, que se tapa los "oídos".

¡Agh! ¡Maldito perro!

Y golpea a Xiaomon, de manera que cae a los pies de Itto. Parece dolorido, pero se levanta para gruñir como un perro que está defendiendo a su amo.

Vaya, parece que al final sí luchan.

Entonces, los cinco a la vez alzan las manos. Las puntas de sus dedos brillan con fuego blanquecino. Y disparan mientras gritan: ¡Little plasma!. Vuestros digimon encajan el golpe, pero no decaen. Pero, si Bosamon tenía razón, ellos eran simplemente unos bebés. No tenían nada que hacer.

Itto estaba temblando y no le gustaba nada la situación, encima el resto empezaba a salir corriendo despavoridos. Sus piernas no le respondían y estaban dispuestas a moverse. O al menos así fue hasta que vio a la chica en la silla de ruedas caída en el suelo. Sin que se diese cuenta estaba ya a su lado dispuesto a cargarla cuando empezaron aparecer esos fantasmas por todas partes.

Y encima todos lanzaban rayos o ondas, hasta el perrito con nombre chino calló cerca suya.

- ¿Pero que haces? No te levantes para recibir más golpes.- le dijo poniéndose el mismo de pie y dejando a María en su silla.- Deberíamos salir de aquí.- termina por decir cogiendo tanto a Xiaomon como a Kyaromon, la cual no se había separado de la peliverde, y los pone encima de la silla de ruedas para finalmente tirar de ella con fuerza mientras gritaba sin parar.

- ¡Agh! - gritó contrariado Satoru cuando aquella... criatura extraña aparece bloqueándoles el paso. - ¡Un holograma fantasma...! - gritó con horror, dando un paso atrás de forma inconsciente. En ese momento Tsunomon le adelantó y se puso a la altura de su compañero para enfrentarse al enemigo con valentía. - ¡Tsunomon...!

Aquello no fue el final del horror. A pesar de que el Digimon de Ume había logrado golpear al enemigo... ¡aparecieron más y empezaron a rodearlos! Satoru dio otro paso hacia atrás, mirando a los lados y tratando de buscar una salida. Pero no había ninguna: tenían que luchar. O al menos los Digimon tenían que hacerlo... pero eran demasiado pequeños, sus ataques demasiado débiles. No iban a poder. Y... aún así... los defendían.

- No... - gimió Satoru, asustado. Sentía un nudo en la garganta, el corazón acelerado, y su respiración agitada. Quería huir, pero no había forma de hacerlo. Y además, moralmente no podía hacerlo. Incluso aquellos pequeños estaban luchando contra esos fantasmas... - ¡Fuera! - sabía que era inútil, aquellos enemigos eran algún tipo de hologramas, pero Satoru se decidió a recoger alguna piedra del suelo y se la lanzó a los Ghostmon. - ¡Fuera de aquí! ¡Marchaos! - les dijo con rabia mientras lanzaba pequeñas piedras. - ¡Dejadnos tranquilos, a nosotros y a nuestros compañeros...!

Está claro que en algún momento se me ha olvidado que no estoy sola allí, pero mis piernas se niegan a parar aunque escuche el ruido de la silla de ruedas cayendo detrás de nosotros. Pero esto no es algo de lo que pueda ocuparme. No entiendo qué está pasando, no les conozco, no sé qué nos persigue, no sé... no puedo... 

Freno en seco, provocando un breve chirrido por la fricción de mis zapatillas sobre el asfalto, cuando esa especie de holograma aparece frente a nosotros. Abro mucho los ojos y trago saliva al encontrarme de frente con una de esas cosas. ¡Corre! ¡Aléjate! ¡Haz algo! Aunque oigo mis propios pensamientos, no consigo moverme del sitio... No hasta que Pagumon le suelta ese golpe. En ese momento, retrocedo un par de pasos, mirando asombrada al pequeño digimon. 

¿Pero por qué? Si según lo que han dicho, no tienen el mismo nivel... Y apenas nos conocen. ¿Por qué se arriesgan por nosotros? Y si él ha conseguido hacerle daño a uno de ellos, entonces ellos no serán simples hologramas... Este hecho parece confirmarse cuando la pelea comienza y parece que entre ellos pueden herirse, hasta el punto de que Pagumon recibe una de esas bolas de fuego, quedando algo más chamuscado. 

- ¡Pagumon...! - murmuro, preocupada y dolida, agachándome junto a él. Tiene que haber algo que pueda hacer... Durante un momento miro a Satoru, recordando que los ha llamado "hologramas fantasma". Tal vez no sepa luchar, pero si pudiera recordar algo, cualquier cosa sobre ellos... Lo suficiente para poder ayudarles igual que ellos nos han ayudado...

Seguimos corriendo, pero me doy cuenta de que Itto no está con nosotros. -Oh no! Debemos regresar a por Itto-digo horrorizada mientras me doy la vuelta. Pero ya era demasiado tarde

Delante nuestra había una especia de monstruos. Parecían una especie de fantasmas...en llamas? Parecían digimon como nuestros compañeros...y el hecho de que Pagumon pudiese golpear a uno con sus orejas confirmaba que no eran hologramas. -Ghostmon...-comento tras la explicación de Bosamon.

-Bosamon, epsera!-grito preocupada cuando este se baja de mis brazos y se une a la pelea junto a sus amigos. Peleaban con valentía...pero por desgracia estaban en desventaja. 

-Dejadlos en paz!-grito enfadada a los Ghostmon. Si la cosa seguía así nuestros nuevos amigos no aguantarían mucho...y no podíamos hacer mucho para ayudar por desgracia...me sentía tan impotente en ese momento...

Al retroceder con la silla y mirar hacia atrás, Itto se encuentra de bruces con el Ghostmon que le bloqueaba el paso frente a él, sonriéndole de forma macabra. Al intentar ir hacia adelante aparece el Ghostmon de Maria, riéndose. 

No podéis escapar. 

Os creíais pasto de los Ghostmon, que empieza  a cerrar el círculo alrededor vuestra. Sin embargo, vuestros compañeros salen frente a vosotros, heridos. Los Ghostmon se ríen de ellos. 

No podéis hacer nada. 

Solo sois bebés. 

Nosotros somos infantiles. 

Somos mayores que vosotros. 

Y ahora, morid. 

Entonces, notáis una vibración en la muñeca del digivice para, momentos después, vuestros compañeros empiezan a brillar. 

Entonces, se rodean de una matriz dorada, en forma de huevo. Y todos dicen en voz alta:

- ¡Bosamon! 

- ¡Pagumon! 

- ¡Tsunomon! 

- ¡Xialomon! 

- ¡Kyaromon! 

¡SHINKA! 

Entonces, rompen el cascarón, más grandes, con formas nuevas. Bosamon ahora es incluso más grande que los Ghostmon. Pero ya no es Bosamon, ya no es Pagumon, ya no es Tsunomon, ya no es Xialomon y ya no es Kyaromon. 

- ¡Angoramon! 

- ¡Demidevimon! 

- ¡Elecmon! 

- ¡Labramon! 

- ¡Kudamon! 

Se ponen en posición de combate frente a vosotros. Entonces, os empiezan a venir a la cabeza nombres. Nombres como de ataques de juegos de rol: Tiny tornado, Demi darts, Sparkling thunder, Cure Liqueur, Bullet whirlwind. Y algo dentro vuestra os decía que era hora de que probasen de su propia medicina. 

Algo extraño pasaba... ¡digievolucionaban! En el momento en el que todo parecía perdido, cuando era evidente que la diferencia de nivel entre los Digimon compañeros de los humanos y los Ghostmon era demasiado grande como para que los primeros pudieran vencer... el dispositivo digital que se habían puesto alrededor de la muñeca comenzó a brillar, y los Digimon cambiaron de forma.

- ¿Qué acaba de...? - murmuró Satoru, sorprendido, mirando al Digimon rojo en el que se había convertido Tsunomon. ¿Se había llamado a sí mismo... Elecmon? ¿Por qué había cambiado? Aunque no importaba: ahora los Digimon eran más grandes, tal vez fueran... ¡más poderosos también! ¿Era posible? ¿Podían defenderse de la amenaza? Mientras pensaba en ello, a su mente vinieron un par de palabras salidas de ninguna parte, y sintió la necesidad de gritarlas, como si tuviera que darle indicaciones a su compañero. En circunstancias normales nunca lo hubiera hecho, pero en aquel momento tan extraño... - ¡Sparkling Thunder! - gritó Satoru, como si su voz tuviera que llenar de fuerza a Elecmon.

Itto aún se estaba recuperando del estupor de todo lo que estaba ocurriendo. Entre que los hologramas parecían dispuestos a matarlos y a saber que más cosas y luego las luces que salían de sus digivices. Pero eso era lo de menos, ¡habían cambiado en tamaño y color! Hasta decían tener otro nombre y se les veía más llenos de energías, como si los ataques de antes no les hubieran dado.

El adolescente escuchó la voz en su cabeza y las dos palabras sin saber muy bien que querían decir, entonces vio como el niño gritaba algo con todas sus fuerzas y como una de esas criaturas reaccionaba.

- Eeeh, Cure Liqueur?!- dijo algo confundido.- Espera! Que eso suena a curar, nononono. Dale una buena tunda Xia... digo Labramon.

Todo parecía perdido...esos Ghostmon no iban a tener ninguna piedad sobre nosotros...durante unos segundos pienso en mis padres y mis hermanos y que les pasaría si yo ya no estaba con ellos...pero en ese momento noto como mi digivice vibra y sale un fulgor cegador.

Cuando abro los ojos puedo ver que nuestros nuevos amigos habían cambiado de aspecto y crecido...habían...¿digievolucionado? No entendía muy bien que había pasado exactamente, pero tal vez teníamos una oportunidad para que todos nos salvásemos. Las palabras Petit Tornado vinieron a mi mente y el instinto me dijo para que servirían. -Vamos, Angoramon-digo con decisión, recordando el nuevo nombre de mi amigo.

Miro extrañada mi digivice, antes de que todos empiecen a brillar. Aparto las manos de Pagumon y me echo hacia atrás, viendo cómo toda su estructura corporal comienza a cambiar. ¿Esto... son los digimon? Aunque no llego a tocarlas, acerco la mano con cuidado a las alas que antes eran las orejas de Pagumon, o eso creo... Y ahora además tiene piernas. 

- ¿Demidevimon...? - pregunto confundida, viendo que se trata del nombre de esta nueva especie. Si no fuera porque estamos en peligro de muerte, me encantaría ponerme a investigarlo con más detalle, pero no es el momento. Además, es como si hubiera recordado un nombre de algo, y viendo cómo lo usan los demás... - Si es un ataque de verdad... Tal vez pueda sacarnos de ésta... - murmuro, levantando luego la mirada con algo más de decisión - ¡Usa tus Demi Darts, Demidevimon! - ¡A-aunque me siento algo ridícula diciendo esto así!

Angoramon se inclina hacia delante y comienza a mover las orejas, como si fuese un ventilador ¡Pero a toda velocidad! Entonces, crea un pequeño tornado en dirección al Ghostmon que estaba delante de Himari.

- ¡Petit tornado! - el tornado le alcanza, aunque se aparta en el último momento. Aún así, le ha alcanzado.

¡Tch! ¡Que molestos son, maldita sea!

Labramon asiente ante la orden de Itto y corre ágilmente hacia el Ghostmon que tenía enfrente, lanzando un mordisco al digimon fantasma, el cual le acierta de lleno.

¡AAAAAAGH! ¡MALDITO CHUCHO!

Maria está igual de sorprendida que vosotros. Y, con el puño cerrado y una sonrisa de decisión señala al Ghostmon más cercano.

- ¡Kudamon, Bullet Whirlwind!

El digimon zorro gira en el aire, en dirección al Ghostmon correspondiente, que, asustado, se aparta justo a tiempo para no recibir el ataque.

- ¡Allá vamos! ¡OOOOOOOOH! - Elecmon grita como los héroes de anime mientras acumula electricidad en la cola la cual, pasado un rato, dispara en forma de bola de rayos hacia el Ghostmon más cercano. Intenta apartarse pero recibe de lleno la bola de rayos, llevándose algo más que un calambre.

Los Ghostmon están bloqueados por lo que acaba de pasar y la ráfaga de ataques que están recibiendo.

¡¿Qué?! ¡Esto no debería ser así!

¡Estamos recibiendo una tunda!

¡Malditos sean esos niños!

¡Y sus digimon!

¡Calmaos todos!

El que parece el líder sí que parece dispuesto a luchar, así que se encara con Elecmon y vuelve a hacer lo del fuego de los dedos.

- ¡Little plasma! - lo hace tan rápido que Elecmon no puede esquivarlo, recibiendo las llamas de lleno.

- Jijiji, es mi turno ¡IYA! - Demidevimon hace un giro teatral en el aire y, cuando su cara está mirando al Ghostmon correspondiente, al abrir el ala, lanza unas agujas de hospital, rellenas de un líquido purpúreo, que alcanzan al Ghostmon.

¡Ah! ¡Odio las agujas!

Si ya la forma en que estos seres han aparecido, han hablado, han crecido y cambiado... Si todo eso ya me había dejado con pocas explicaciones posibles, el hecho de que sean capaces de crear... Cosas de la nada para atacar, hace que termine por perder buena parte de las teorías que me quedaban. "¡Es como un videojuego!" diría mi madre. Pero esto es mucho más real y no tengo claro qué hacer más allá de apartarme un poco para no molestarles.

- ¡Demidevimon, acaba con ellos! - le animo, dándome cuenta un poco después de lo infantil que ha sonado eso - S-si lo ves conveniente, claro...