Partida Rol por web

—¡Quieta ahí, mujer! —digo con el espadón aún desenvainado. ¿Cómo puede alguien sobrevivir a esas llamas y a ese humo dentro de un petate y no morir afixiado? Algo me olía mal, y no eran los muertos y el fuego.

—Explicad qué ocurre aquí y cómo habéis sobrevivido. Mis mismas ropas se prendieron en la batalla, y vos no parecéis tener ningún rasguño, pese a haber estado más cerca del fuego y encerra. ¡Hablad! —termino diciendo, con el espadón preparado.

Esto me olía a brujería, y cuando algo me olía a brujería, lo único que se podía hacer era dar mandoblazos en el nombre del Señor.

¡Qué locura! Sin duda aquel pueblo era una especie de bufonería en la que había luchas, gritos, fuego y más gritos... Casi igual que muros adentro de la aljama que guardaba, pero en otro sentido. Me estaba relajando un poco viendo el transcurso de los acontecimientos, pero la deducción del tipo calvo de perilla fue precisa. ¿un fardo ileso entre bocanadas de fuego?

Enseguida tomé mi lanza con fuerza, nuevamente, aunque no apunté hostilmente contra la joven. Quería oir un poco más aquello, pero de forma precavida.

Lo cierto es que a mi también me gustaría escuchar esas razones -apoyando las palabrasa del Aguerrido-.

Aquella situación me estaba superando. Por un lado quería mantenerme al margen, no era un guerrero ni aquello era de mi menester. Pero por otro lado, aquello era increíble, digno de un relato.

Jamás había presenciado cosa igual, y ahora intentaba hacer memoria por si recordaba relato alguno que hubiera copiado.

Raimundo revisa el cuerpo de la supuesta bruja procurando no ser muy obvio, para ver si encuentra algo de interés. 

Raimundo se acerca al cuerpo de la bruja y la revisa. Parece que esta muerta, esta hereje ya no le provocará mas daño a nadie...

Mientras parecía ocupado chequeando y revisando el cuerpo, no puede evitar escuchar las acusaciones del hombre de escasa cabellera y tendencia destructiva. Parece que esto va de mal en peor... 

Una Insana es una criatura mágica de la zona de Asturias, se dice que son malvadas, una especie de brujas que se transforman en humo y chupan la sangre de los niños matándolos.

La mujer tiene los ojos enrojecidos, camina con dificultad y tiene la cara y piel cubiertos de hollín.- Mi Señor, tampoco yo sé el porqué. Esa vieja Insana... ME DEBIÓ QUIZÁS EMBRUJAR PARA QUE LAS LLAMAS NO SE ME DEVORASEN, es lo único que se me ocurre. Ella embrujó a mi hijo, le ha hecho algún mal en el cuerpo y está haciendo que muera.

Mientras,el jefe de los soldados está ofreciendo varias monedas a un grupo de aldeanos para que den sepultura a sus hombres en el bosque.

Entonces recordé que hace poco, de camino a este lugar, haber escuchado algo acerca de lo que hablaba la mujer.

Si fuera una insana -le dije a la mujer nerviosa-, se hubiera transformado en humo antes de que le cortaran la cabeza... cosa que no pasó... ¡Y lo sé de buena tinta, yo mismo me he encontrado con alguna y han huido de tal forma! -sabía de qué estaba hablando y las razones de la mujer habían pasado de ser "ligeramente sospechosas" a ser "preocupantemente dudosas"-. Es más... Si tu hijo está embrujado..., yo sabré verlo: ¡Muéstranoslo! Si lo que se dice de las insanas es cierto, yo puedo atestiguar si esa vieja era bruja o no lo era... y si tu hijo o no está enfermo. ¿O es que prefieres que la sangre de tu sangre quede tocada por un mal asi?

La puse contra la espada y la pared. Quería ver su reacción. Sabía que algo no era del todo cierto.

Desperté con el cuerpo dolorido y la mente nublada, mas el espectáculo que se presentó ante mis ojos parecía sacado de las peores pesadillas. Llamas, humo, cuerpos inertes acarreados por los aldeanos y un hombre hablándole a una mujer sobre un hijo y algo sobre una acusación de brujería o algo así. Cerré los ojos intentando apartar la visión de mí esperando que cuando los volviera a abrir me encontrara echado en la cama de mi propia casa. Pero cuando lo hice las imágenes seguían siendo las mismas.

Bastante mareado me incorporé lentamente utilizando como apoyo mi hacha y me quedé esperando a que alguien me contara qué estaba sucediendo.

La mujer hace un gesto con la cabeza de asentimiento y apoyándose en un hombre mayor, echa a andar calle sin esperar o mirar quién la sigue y quién no. Mientras, los aldeanos empiezan a cargar los cuerpos de los muertos (incluyendo el de la bruja) para llevárselos al bosque y enterrarlos allí. El jefe de la guardia no se quiere perder el asunto de la bruja (desconocéis el motivo) y se va detrás de la mujer y el hombre que le sirve de apoyo.

Sin guardar aún el espadón, sigo al grupo a la mujer, sin quitarle un ojo de encima. Esto cada vez me huele más a brujería, y no me gusta. Y pobre del que le guste.

Lo que tengo claro, es que si no he atravesado ya a esa mujer, es por darla una última oportunidad. Si no me convence, la prenderé fuego, como parece que hay que hacer con esta condenada villa.

Hago una tirada de conocimiento mágico para saber si la mujer es una bruja o no, o si siento alguna presencia mágica en ella. (Tengo conocimiento mágico +100 y obviamente no tiro dados)

Sin embargo hice la tirada de todos modos, por si esa no es la habilidad que tengo que usar.

Parecióme aquello el mejor de todos los divertimentos, pero tenía que esperar a quien aguardaba en ese pueblo. Sin embargo, ahora no podía quedarem allí y hacer caer en saco roto mis palabras. Junto con los hombres que seguían a la mujer, fuíme yo detrás, lanza en mano, sin perder el ritmo en mis piernas.

Tranquilos, es mejor que pensemos bien antes de actuar. Ya hay demasiada sangre inocente derramada en el piso y la bruja esta muerta. Raimundo analiza bien la situación para luego inspeccionar cuidadosamente a la mujer con mirada analítica. Ya habían demasiados muertos, y muchos inocentes, y la situación se estaba tornando en una verdadera carnicería.

Sin embargo el guerrero calvo parecía decidido a decapitar cualquier cosa que se le cruce en el camino...

Estaba escribiendo sobre la manga del jubón con un trozo de carbón quemado que había recogido de entre las brasas, cuando el grupo se puso en marcha. Rápidamente recogí la escribanía que había dejado bajo el saliente de la taberna para que no se mojara y me puse en camino junto a la mujer. Aquello sería una buena historia que contar, así que me pareció inteligente permanecer junto al grupo. Ahora debía encontrar un lugar donde pararme un largo rato y plasmar lo que había sucedido en los pergaminos antes de que se me fuera de la cabeza.

¿Una bruja? Están hablando que la mujer muerta era una bruja. Esto cada vez me gusta menos... Pero viendo que todos se iban tras la mujer era mejor acompañarles. Aún me sentía mareado y mi caminar era bastante vacilante, pero de todas formas me fui tras ellos.

Caminaba varios pasos por detrás intentando mantener el ritmo que llevaban, pero me sentía demasiado débil y me iba rezagando, pensando en qué iba a salir de todo aquello. Maldita sea, ¿por qué me habré detenido en este poblacho?

Varios de los allí congregados, siguen a la mujer hasta una de las chozas de zócalo de piedra y techumbre vegetal.  Apenas si caben todos dentro de la casa...