No mucho había que recoger al margen de armas y algunas provisiones. Resultó ser un tipo de lo más apañado ese Francesc que aunque catalán, se movía de maravilla en aquellas tierras boscosas y perdidas de la mano de Dios. Condujo al grupo durante un par de días por un camino que ni Marcial conocía, era un atajo que en lugar de circunvalar un macizo montañoso de cuyo nombre sólo entendísteis "´ñu" , lo que hacía era atravesarlas por una enorme cueva semiescondida que en realidad no era tal, sino que más bien era un vano entre la montaña y el suelo. Procuró también buena comida al grupo, ese tipo era en realidad un excelente arquero, nunca ninguno vísteis mejor arquero. Una pena la lesión en la mano porque era capaz de acertar a una liebre entre los ojos a doscientas varas, aún lesionado.
Así que con los buches llenos y por un camino casi llano entre montañas, anduvísteis la mar de agusto durante un par de días hasta que la noche del tercero Marcial y Francesc con el permiso de Alonso, convinieron caminar de noche sin que sirviese de precedente, pues el Paso de Ribagorda estaba ya cerca y con suerte llegaríais al alba.
La luna lucía entera y con un brillo inusitado, tal era así, que no necesitábais antorchas para ver con claridad. Al cruzar un pequeño claro la luna irradió un fulgor plateado que casi os cegaba. Gotas de rocío empapan las hojas de los árboles.
Tirada de Descubrir y de IRR voluntarias.
El hombre marchaba como casi todos a pie arrebujado en su capa para resguardarse de la humedad tan intensa, parecía distraído con casi cada planta, cada árbol y cada piedra que se encontraba. En ocasiones hacía que tuviéseis que parar unos segundos a esperarle, pero tan siquiera se tomaba la molestia de pedir perdón.
Un par de veces durante aquellos días se detuvo a cortar varias hojas de unas plantas que os eran desconocidas y metérselas en el zurrón que siempre llevaba colgado a un lado de la cadera. En otra ocasión fue una piedra de color rosáceo lo que cogió y le escuchásteis soltar ruiditos de excitación al hacerlo.
Al llegar al claro se detuvo unos segundos mirando las gotas de rocío y luego miró directamente la enorme luna.
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 35 (Fracaso)
Motivo: IRR
Tirada: 1d100
Dificultad: 75-
Resultado: 21 (Exito)
Lo cierto es que cuando llegué a Robledo me cuidaba mucho de no caminar por la noche, puesto que viajaba sólo lo más probable que hubiera ocurrido en tal caso fuera que no amaneciera cualquiera de los días, que los caminos son muy peligrosos. Pero ahora, con ese tal Francesc, que tenía la vista de un zorro y y la mano más rapida que una pata de conejo (y que bien los cazaba con su arco) no me importaba caminar por la noche, como estábamos haciendo, estando él presente.
Parece que la luna estuviera hablándonos -murmuré en realidad para nadie, sino observando el astro-. Será mejor tener los ojos bien abiertos...
Pero no era así, que por más que miraba a un lado y a otro, la noche me confundía. Pero al menos teníamos a Francesc.
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 80 (Fracaso)
Motivo: IRR
Tirada: 1d100
Dificultad: 25-
Resultado: 44 (Fracaso)
El contratar a Francesc había sido de las mejores ideas que había tenido. Buen guía, buen arquero, buen cocinero... desde luego era un total acierto. Mas la idea de viajar de noche no me atraía precisamente... pero ya que había accedido no me podía echar ahora atrás.
Por lo menos había luna llena y eso permitía que tuvieramos luz para avanzar, hasta que llegamos a aquel claro cubierto con las gotas de rocío que brillaban con una intensidad increíble bajo los rayos de la luna. Una estampa que le daba un aire un tanto fantástico e irreal.
- Sí, la luna tiene hoy un esplendor sin igual...
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 69 (Fracaso)
Motivo: IRR
Tirada: 1d100
Dificultad: 25-
Resultado: 92 (Fracaso)
—Desde luego, hoy la luna brilla extraña —digo al resto del grupo, respondiendo al comentario de Alonso—. Algo no me gusta de todo esto, seguro que algo oscuro anda cerca...
Y, mientras digo esto, saco mi montante, preparándome por lo que pueda venir...
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 10 (Exito)
Motivo: Irracionalidad
Tirada: 1d100
Dificultad: 26-
Resultado: 31 (Fracaso)
Te das cuenta de que hay algo muy extraño en las gotas de rocío, parecen diamantes e incluso te parece como si llevasen algo brillante en su interior.
Cuando pasáis por debajo de los pocos árboles sueltos que hay bajo el claro, unas gotas relucientes caen sobre vuestros hombros. Es decisión vuestra sacudíroslas o dejarlas en su sitio.
El alquimista desconfía de las brillantes gotas, no se fía en absoluto de que no estén malditas o algo parecida y como si abrasasen, se las sacude de golpe.
Miré al cielo un tanto sorprendido al sentir unas gotas caer sobre mí... ni una nube se veía y la luna seguía brillando de manera extraña, entonces ¿de dónde procedían?
Me sacudí aquellas gotas brillantes que se posaban en mis hombros igual que si fueran arañas u otro bicho asqueroso que quisiera recorrerme el cuerpo. Manoteé sobre ellas sin darme cuenta que mi cara expresaba cierto temor ante aquel extraño suceso.
Noté cómo una especie de rocío caía sobre mis prendas... ¡Pero era de noche! Lo primero que pensé era que podría ser sangre de alguien colgado por allí (si, mi mente era cruenta) y luego me parecieron como lágrimas o babas de alguien que llorara (cosa poco creíble, pues no había llanto) o que se relamiera (¿tal vez de ver a unos incautos como nosotros?) No hice ademán de quitarme ninguna gota... ¿y si aquello fuera ponzoña de esa como el agua que te marca y envenena para siempre? Caminaba con mi lanza a modo de bastón, pero esta vez la agarré con las dos manos, esperando posibles acontecimientos... Y ni siquiera miré arriba...
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 94 (Fracaso)
Arrugando los morros, sacudo mi capa. Esas gotas no me gustaban nada, era como si algo brillante brotase de su interior. No obstante, si que cojo una de ellas con mi enguantada mano, para analizarla más de cerca...
Hubo una cierta pausa entre varios miembros para ver si sucedía algo, pero nada sucedió salvo que algo más avanzada la noche, Nadir empezó a sentirse... diferente, como si algo le protegiese, como si tuviese más suerte de lo normal, aunque no sabía en qué medida y por qué tenía esa extraña sensación.
Por fin amaneció y llegásteis a vuestro destino: El Paso de Ribagorda.
Nadir, ganas 100 puntos de Suerte, apúntatelos. En realidad las gotas eran lágrimas de hada.
Escena cerrada.