Partida Rol por web

A pesar del relativo éxito en la entrevista con Magnus Wolfe, el encuentro tuvo un final un tanto amargo tras mencionar a su hijo. El viaje mientras abandonaban la cúspide de la colmena había transcurrido en silencio. Urtzi no dejaba de reflexionar sobre todo lo averiguado en la conversación con el noble. Fueron muchas de las cosas que no se dijeron las que despertaron la inquietud del adepto. Aunque el señor Wolfe no parecía actuar con malicia, su desconocimiento de algunas cosas resultaban un tanto preocupantes.

Finalmente, Urtzi decidió romper el silencio de la travesía y compartir los quebraderos de cabeza que deambulaban por su mente. -Ha sido un encuentro muy interesante. ¿Qué opina usted, señorita Anzerani?- Pregunta de manera muy genérica para comenzar la conversación. -Sin duda el problema por el que estamos aquí parece haber echado raíces y me temo que hayamos puesto en peligro al señor Wolfe. Además, tengo la certeza de que él no es el único que sepa de nuestra presencia en Desarbolada. Y puede el propio noble nos haya dado una pista muy importante sin haberlo pretendido.- Comenta en voz baja sin poder evitar darle un toque misterioso y un tanto críptico a sus palabras. No sabía muy bien por qué, pero estaba tratando de poner a prueba el ingenio de la soldado. Quizás se sentía un tanto aislado en medio de tanto combatiente e incluso el tecnosacerdote parecía demasiado ensimismado con sus creaciones como para poder mantener una conversación con él o quizás se trataba de una manera de hacer más ameno el viaje. Sea cual fuere el motivo, puede que hasta el comentario más desenfadado o pensamiento más primario resultase decisivo a la hora de desentrañar la herejía que habían venido a purgar. Por ello ninguna idea podía descartarse sin ser revisada, contrastada y anexada al resto para poder encontrar un patrón común en todas ellas.

Ha sido un encuentro muy interesante. ¿Qué opina usted, señorita Anzerani?

Que alguien nos ha vendido, y que ni de coña es Magnus el unico que sabe quienes somos. Supongo que si no le afecta lo que hagamos nos dejara hacer y si le vienen mal nuestras acciones se metera en medio.- suspiro, a mi no me han traido aqui para meterme en intrigas cortesanas, la inquisicion me ha dado un lanzagranadas y municion, asi es como me gustaria tratar con estos nobles- Yo de estos temas no tengo ni idea. Pero su promesa de no decir nada sobre nosotros me la paso por la raja. Es papel mojado, a quien se lo quisiese decir ya se lo habra dicho en su momento, de poco sirven sus promesas a toro pasado.
Toda su familia lo sabe ya, es lo poco que me atrevo a dar por hecho. Lo cual me hace preguntarme que tiene en la cabeza su hijo al hablarnos asi, si realmente sabe que somos...- Corto la frase a tiempo, nunca se sabe quien puede escuchar- Quienes somos. Puede que Magnus no tenga nada que ver, pero ¿Y si es alguien de su familia? ¿Hasta donde estaria dispuesto a llegar Maguns en ese caso? - El tapar marrones ajenos para que no le salpique a uno la mierda es algo que he visto hacer en mas de una ocasion. En las unidades en las que ya hay veteranos (es decir, gente que ya sabe como funcionan las cosas) no es raro que apliquen ellos mismos cierta forma de disciplina para no atraer la atencion indeseada de el comisario sobre toda la unidad. Una paliza siempre es mejor que un balazo en la nuca- De todos modos, mi especialidad es esto- Le doy unas palmaditas a mis armas- no la investigacion. -Sonrio y le palmeo la espalda- Pero no te preocupes, tampoco he nacido ayer. No se una mierda sobnre intrigas cortesanas, pero a mi no me dan sopas con honda. Tengo tanto interes como tu en cagarla en esta mision, nuestros "jefes" dudo que sean comprensivos con el fracaso.

Creo que podria ser util hablar con el suertudo. A lo mejor es el quien nos ha vendido, aunque no lo creo. No creo que sea tan estupido, aunque quien sabe- Me encojo de hombros con indiferencia- a veces la ambicion le hace a uno hacer cosas realmente estupidas. Siendo el unico al que conocemos aqui, preferiria fingir que no sabemos que nuestra coartada esta en peligro. El caso es que probablemente pueda decirnos algo sobre la familia Wolfe y hablar con el es algo que creo que aun tenemos pendiente.

Me doy cuenta de que he hablado mas ahora que casi en el resto de la mision. pero me parece simpatico asi que he aflojado la lengua. Parece una rata de biblioteca, no puedo evitar preguntarme si le ha dado alguna vez el sol o la ha metido alguna vez en un agujero. Pero aun asi parece simpatico, no un rarito o un Heinrich.
¿Y tu que piensas de todo esto? ¿Mmm? Oh, y por favor- no puedo evitar reirme, pero no me burlo, simplemente me parece divertido- No es necesario que me sigas llamando "señorita", no lo soy. Con un Gianna es suficiente.

Urtzi escuchó con mucha atención la respuesta de la mujer soldado. Le parecía fascinante como, a pesar de hablar el mismo idioma, cada uno lo empleaba de maneras muy distintas para expresar ideas similares. El adepto encontraba esta faceta del ser humano muy curiosa. Incluso algo tan arraigado e intrínseco en un ser vivo como es la habilidad para comunicarse ha sido moldeado y esculpido para adaptarse a las necesidades de sociedades concretas y aun así ser compatibles con otras variantes del idioma... No había más que ver el grupo tan dispar que formaban el adepto y la soldado. Puede que ambos manejasen la misma materia prima, pero sus orígenes y vivencias han derivado en una manera muy propia y personal de expresarse; y aun así encuentran un punto en común. 

Finalmente, cuando Gianna hubo terminado, Urtzi sonrió al escuchar la muestra de camadería. -Muchas gracias, eso haré a partir de ahora.- Le dijo con una ligera inclinación de cabeza. -Y, por supuesto, ust... digo tú también puedes llamarme Urtzi. Seguro que a tí te resulta mucho más fácil que a mí, Gianna.- Le dice acentuando su propia sonrisa. No podía dejar de ver la ironía de estar atrapado dentro de sus propios modales a pesar de intentar devolver la muestra de confianza. Urtzi aclaró su garganta y se dispuso a responder a su compañera de misión. -Me alegra saber que compartimos las mismas inquietudes con respecto a todo este asunto. Pero yo prefiero mostrarme un poco más precavido a la hora de sacar conclusiones.- Comienza a explicar adquiriendo un aire introspectivo mientras en su mente los retazos de información se ordenan para poder analizarlos con mejor precisión. -El señor Wolfe parece una persona íntegra, disciplinada y con mucha seguridad en sí mismo. Pero me temo que esa seguridad pueda jugar en su contra. No dudo de que realmente él guarde silencio pero no sé hasta que punto puede asegurar lo mismo en nombre de sus subalternos. Ése informador o grupo de informadores puede ser corrompido, sobornado o incluso torturado.- Hace una pausa para tomar aire. -Mucho me temo que es una variable que se escapa totalmente a nuestro control y que lo único que podemos hacer es extremar las precauciones.- Respira profundamente de manera ausente para lidiar mentalmente con este cabo suelto que resulta tan molesto. Sin duda la posibilidad de que su tapadera se vea comprometida resulta demasiado peligrosa. Pero obcecarse en ello no les serviría de nada más que para ponerse piedras en su propio camino. -En cuanto al hijo del señor Magnus... Ese hombre no me inspira ninguna confianza. No parecía saber quiénes éramos realmente, lo cual puede ser buena señal, pero su comportamiento cambió en cuanto supo que éramos mercenarios que queríamos engrosar las fuerzas de seguridad de la colmena. Su rechazo hacia esa posibilidad me resulta cuanto menos inquietante... Bien puede ser como ust... ejem, perdón; como tú planteas y el problema se encuentre en el seno de la propia familia. Sé que dije que prefería mostrarme precavido, pero el encuentro que tuvimos con Ignace Wolfe me hace sospechar más de lo que me gustaría sin tener las suficientes pruebas.- Finalmente lo había expresado. Habría sido una completa locura compartir este presentimiento con el señor Wolfe pero no resultaba así con un acólito que parecía haber llegado a la misma conclusión que él. -En fin, creo que deberíamos volver y averiguar qué tal le ha ido al grupo del señor Homron. Ah, y también me parece buena idea tratar de sonsacarle información al Capitán McOwen.- Mira a la soldado con una sonrisa cómplice. -Me parece que eres bastante más lista de lo que tú misma quieres creer, Gianna.- Comenta con un tono amable y educado pero tratando de imitar la camadería que ella misma ha mostrado antes.

La conversación siguió, aunque ya habían discutido los puntos más importantes desde la opinión de cada uno.

El descenso a la colmena media fue bastante más rápido de lo que había sido el ascenso. Eliminados la mayoría de puntos de control que habíais sorteado para subir a la "zona noble". Para cuando bajasteis pudisteis comprobar que acababan de pasar las 12, la hora del cambio de guardias en el almacén que el resto del grupo pretendía vigilar...

Como era de esperar, el descenso a la parte media de la colmena no resultó tan restrictivo ni pesado como el ascenso. El menor número de controles y protocolos de identificación hizo que ambos acólitos llegasen en menos tiempo del que invirtieron en el viaje de ida. Su chrono marcó las doce recordándole así la hora prevista para el cambio de guardia que otro grupo había decidido vigilar para detectar cualquier anomalía en su procedimiento. Así como para detectar cualquier comportamiento extraño.

Urtzi miró a la soldado. La misión que el señor Homron había designado para el resto de acólitos requería una serie de habilidades que el adepto desde luego no tenía. Notaba como cierta ansiedad crecía en su interior. A pesar de haber sido entrenado para una situación de combate, él no era un guerrero ni pretendía serlo. -Me temo que a partir de aquí me encomiendo a tu entrenamiento militar, Gianna.- Sin duda la mujer tendría un mejor conocimiento de los protocolos adecuados para una situación de vigilancia e infiltración. -Te sigo.- Le indicó haciendo un terrible esfuerzo para que su tono de voz no revelase su nerviosismo.

Miro mi reloj. Quiero hablar con el suertudo, creo que es importante para saber que se cuece por la zona. En el peor de los casos estaremos igual, y a lo mejor puede decirnos algo interesante. Pero a este paso va a ser imposible.

No te preocupes, se supone que iban a vigilar el sitio para ver quien entraba y salia, dudo que haya que luchar.- Me enciendo un cigarro y le ofrezco uno a Urtzi, por pura inercia, sin pararme a pensar en si fuma o no.- Me preocupa mas posponer demasiado el hablar con el suertudo. -Trato de calmarle, esta claro que este es un pollo, dudo que haya visto mucha accion a lo largo de su vida- ¿Pero el dispositivo? Ahi estaban todos, y hay gente muy preparada entre ellos. Llegaremos, nos comentaran lo que han visto y nosotros les presentaremos nuestras jugosas tarjetas que nos dan autoridad "peromejornousardemasiado".- Pongo voz de falsete mientras hago comillas con los dedos- No entiendo eso de dar algo para no usarlo. Si me lo dan, por descontado que lo usare. Estamos en guerra, las guerras se ganan utilizando todo lo que tienes a mano.- Esto ultimo lo digo con impaciencia, reflexionando conmigo misma en voz alta.

Urtzi se tranquiliza visiblemente al escuchar la alternativa que Gianna le propone. -Sí. Será mejor intentar contactar con el Capitán McOwen lo antes posible.- Tras la entrevista con el Señor Wolfe, la posibilidad de obtener información de otra fuente podría resultar muy útil. El Capitán no era un hombre de la influencia de Magnus, pero era muy seguro que el mercenario tuviese su propia red de informadores dentro de la colmena. 

El adepto comenzó a ajustar la frecuencia de su microcomunicador. -No sé si a estas horas estará de humor para recibir a nadie. Pero espero que entienda la urgencia de la misión.- Comenta mientras terminaba de abrir el canal de comunicación. -Buenas noches. Al habla Urtzi Chrom. Solicitamos audiencia con el Capitán McOwen de manera inmediata. Se trata de un asunto urgente.- El tono diligente de Urtzi enfatizaba la seriedad del mensaje y así asegurarse de una respuesta rápida y una actitud cooperativa. En su mente consideró que quizás el motivo de querer saber algo más sobre la familia Wolfe no fuese algo importante a los ojos del Capitán. Pero se trataba de una misión encargada por la Inquisición. Por lo que Urtzi no dudaba de sus palabras cuando aseguraba que se trataba de un asunto de alta prioridad.

Durante varios segundos el comunicador solo emitió ruido blanco y no hubo respuesta, ya había pasado medio minuto y parecía que nadie iba a contestar cuando por fin se escuchó una voz - Aquí Dakka, repitan. ¿Qué han dicho, una audiencia? -

el sonido pareció cortarse por un momento, pero un leve murmullo indicaba que quien hablaba debía haber alejado el microfono - son ustedes el grupo... ¿martillo? Pueden presentarse aquí si quieren, pero no es un buen momento para que el capitán les reciba. En fin, si bajan sabrán a lo que me refiero. - 

de nuevo se cortó el sonido de forma irritante, cuando volvió a hablar su voz denotaba mucha impaciencia - no tengo tiempo, no se molesten en llamar otra vez esta noche, hagan lo que les parezca. - de nuevo volvió el ruido blanco y no volvieron a contestar.

Asi que el capitan esta ocupado y es un mal momento ¿Eh? No tengo que esforzarme mucho para imaginar que es lo que puede hacer que un capitan de mercenarios este demasiado ocupado para recibir a agentes de la inquisicion. Las gilipolleces cortesanas me superan, pero aqui me siento mas en mi terreno.

Me da la sensacion de que ahora mismo deben estar en medio de una movida con las bandas.-Me froto la barbilla, pensativa.- Podria no ser mala idea echar una ojeada para ver a las bandas en accion, y no tener que depender tanto de informes de terceras personas. -Le miro y sonrio tratando de tranquilizarle- No te preocupes, no estoy hablando de meternos en medio del fregado, solo echar una ojeada... Si es que realmente es eso, claro. De todos modos, seria mejor no tardar mucho en reunirnos con el resto del equipo. Las novedades que tenemos son importantes.

Moverse por la colmena fue bastante más fácil que en plena tarde, aunque distaba mucho de ser rápido. Incluso por la noche era difícil moverse por las estrechas calles en las que aún se movían algunas decenas de personas a pesar de todo.

En poco menos de una hora llegasteis a la zona de suburbios que colindaba con la muralla que separaba la subcolmena, allí descubrísteis que la intuición de Gianna podía haber sido correcta. No había nadie en los alrededores, y desde la zona de la muralla se escuchaban disparos (aún lejanos) y gritos de tantas voces voces que, por la cantidad y la lejanía, no entendíais.

La colmena se encontraba menos abarrotada a estas horas y ello les facilitó, al menos en parte, el viaje hasta los suburbios que formaban la zona limítrofe de la parte media de la colmena con su menos popular parte inferior. Los gritos y disparos que se escuchaban a los lejos hacían dar algún respingo al nervioso adepto. Incluso llegó a arrepentirse, durante a penas un instante, de haber accedido a averiguar lo que ocurría con el Capitán McOwen.

Urtzi hacía todo lo posible por mantener la compostura, pero una ligera capa de sudor en la frente lo delataba. Su mirada, aunque atenta, tampoco resultaba muy convincente pues sus ojos se movían rápidamente de un lado para otro en busca de la más mínima señal de amenaza. A veces le costaba un poco recordad cómo reaccionar en una situación de peligro, pero la parte de su cerebro que no se ocupaba de su instinto más primario de supervivencia se encargaba de acceder a ese conocimiento en el menor tiempo posible. "Eres un acólito de la Inquisición... Eres el instrumento del Emperador para llegar allí donde otros no pueden..." Se repetía mentalmente para tratar de tranquilizarse, aunque no parecía mermar mucho su preocupación. -¿Qué hacemos ahora, Gianna?- Preguntó finalmente ante su total desconocimiento sobre cómo proceder en aquella situación. En aquel momento se dio cuenta de su ignorancia. Los conocimientos del adepto se alejaban mucho de ser absolutos, pero nunca en una situación en la que no tuviera ni la más remota idea de lo que debía hacer... Pero podía aprender.

Recordó la época en la que apenas era uno novicio en el mundo forja del que vino. A pesar de su potencial intelectual, todavía era una pizarra en blanco y la cantidad de conocimientos que tuvo que aprender hubiesen hecho temblar a cualquiera. Pero él perseveró. Y al recordar pudo comprender. Esto no era diferente a aquel momento de su juventud. Ahora mismo, Urtzi debía enfrentarse a un nuevo reto. Aprender nuevas instrucciones y procedimientos, pues es a lo que se reduce todo. Algunos aprendían por instinto. Urtzi lo haría como él sabía. "Puedo." Se dijo a si mismo finalmente. Su rostro, todavía muy lejos de expresar la determinación de un soldado, por fin mostraba algo de tranquilidad. Él no era un soldado, pero aprendería a defenderse. 

De repente estoy de buen humor. Salir del palacio de Marcus para venir aqui de seguido ha sido como estar en la realidad alternativa y, rasgando el tejido que la compone, volver a un mundo que me es mas familiar.- Llevarte de excursion, querido.- pongo voz de falsete- Ver seres humanos despedazandose entre si por desesperacion, o por simple dinero, seguro no lo ves todos los dias detras de tus libros.

Me doy cuenta de que probablemente este nervioso, frivolizar y quitar hierro al asunto siempre viene bien, yo casi me meo en los pantalones de puro nerviosismo la primera vez que me enviaron al frente. Las siguientes, despues de ver lo barata que es la vida, no fueron mucho mejores. Aunque puede que le este poniendo aun mas nervioso- Olvida lo que he dicho, solo era una broma- hago un gesto con la mano, como desechando lo que he dicho- Mi idea es echar una ojeada para saber hasta que punto cuentan con armamento heritico y ver como de bien estan equipadas las bandas, y despues volver con el resto del equipo. Nada de hacernos los heroes.

El que les proporcione el armamento heretico probablemente les proporcione todo lo demas, y lo cierto es que no nos han dicho gran cosa ni sobre como van equipados ni sobre nada, mas alla del nombre de sus grupos- se me escapa un gesto de desden, como si el nombre que se dan a si mismos esos gusanos fuese importante.- Quiero decir, que no es lo mismo si solo vemos un haz de energia sobrecargado, que si vemos decenas de ellos. La distribucion de las armas, si son muchas, deben tener a gente detras y muy importante. Si son muy pocas, puede que "simplemente" haya entre ellos algun gusano que sepa lo que se hace y con conocimientos en la materia.

Como digo, mi idea es acercarme con esto -Señalo el teleobjetivo de mi rifle laser- y echar un vistazo rapido a la chusma. Puede que incluso practicar un poco tiro al pato de mientras, para desoxidarme un poco. Con el capitan seguro que no podemos hablar de todos modos, andara muy liado dirigiendo el cotarro... -Miro hacia las murallas, con gesto pensativo- Es una lastima, pero es lo que hay supongo. Por otro lado, podriamos realmente echar un cable, eso nos vendria bien en nuestra tapadera como mercenarios, y a ti no te vendria mal practicar un poco la punteria. Pero no creo que sea buena idea, asi que mejor no. Se van a tirar horas ahi destrozandose unos a otros y deberiamos volver cuanto antes con el resto a informar.

Al acercaros más podéis ver a multitud de mercenarios, la mayoría apostados en puntos de disparo o en la parte superior del muro, otros agazapados cerca suyo ocupados en recargar las armas y cederlas a los tiradores cuando las solicitan, y unos pocos corriendo hacia algún destino que desconocéis.

También se encuentra el portón abierto, y parece que parte de los mercenarios han salido para pelear contra las bandas en combate cerrado, se escucha una solitaria detonación aunque no podéis ubicar su procedencia. Utilizando la mira telescópica, Gianna consigue ver el panorama más allá del portón abierto. Era difícil encontrar algo concreto, ya que una simple mira no proporciona la visibilidad de un visor, y a primera vista solo se ve un revoltijo de hombres y algunas pocas mujeres combatiendo entre sí. Sin embargo eso no es un problema para Gianna, había participado en múltiples combates y aquello no era más que un ligero estorbo.

Las bandas estaban vestidas pobremente, casi como vagabundos, sin embargo casi todos los que Gianna identificó tenían en sus manos las pistolas láser que les habían mostrado, y algunos pocos portaban también rifles. Tras varios minutos de observación Gianna encontró a un único hombre con un arma distinta, como la que les había mostrado el "suertudo". El arma en cuestión no disparaba láser sino plasma, mucho más peligroso, tanto para los mercenarios como para su propio usuario, como demostró al explotar por los aires tras varios disparos, con una explosión tan llamativa que incluso a Urtzi no le pasó desapercibida a pesar del gentío y la distancia.

Me divierte ver como para variar, son otros los que tienen que sufrir las armas de plasma, ya sea sufrir el tener que cargar con una (o ir cerca de alguien que maneje una) o sufrir su fuego. Sin embargo, la situacion esta mal. Eso era plasma, no laser. Las armas laser aun pueden tener explicacion, pero el plasma... Alguien le esta dando volquete a base de bien a depositos de la guardia y manipulando armas de plasma. No se me ocurre que nadie fuera del adpetus mechanicus sea capaz de algo asi. Yo no tengo ni idea de la materia, a mi me pagaban por manejar armas, no para entenderlas. Pero precisamente por eso, no se quien mas seria capaz. Supongo que a alguien se le ocurrira alguna idea mejor. - Supongo que deberiamos volver a informar- le comento a Urtzi- ¿O prefieres que nos quedemos y hacer meritos delante del suertudo? Puede que asi le caigamos mas simpaticos. - lo digo medio en serio, medio en broma. No nos vendria mal que estos mercenarios nos viesen luchar, eso ayudaria a nuestra tapadera. Y seguro que no vendria mal que el suertudo nos viese como algo mas que un grupo de tocapelotas que se escaquea cuando empieza el trabajo de verdad. Me da la sensacion de que sabe bastante de lo que se cocina por aqui, probablemente no todo, pero bastante mas de lo que nos ha dicho seguro que si.

Urtzi no se encontraba nada cómodo en aquella situación. Se le veía claramente tenso al estar tan cerca de lo más parecido a un campo de batalla que el adepto ha visto nunca. Tenía su fusil en las manos sin saber muy bien qué hacer con él en estos momentos. Le habían enseñado a ser precavido y a tener el arma preparada, pero todavía no se acostumbraba a tener un arma entre las manos durante tanto tiempo. De vez en cuando murmuraba alguna oración hacia el Omnissiah para tratar de abstraerse de la cruenta visión que tenía delante.

La voz de la soldado lo saca de su ensimismamiento. -Si... supongo que será mejor regresar.- Responde casi sin haber analizado bien las palabras de Gianna. Pero pronto comprende y continúa hablando. -Aunque, bueno... si... puede que nos sirva de algo quedarnos...- Dice sin demasiado convencimiento. Comprendía perfectamente que mejorar la imagen que el Suertudo pueda tener de ellos podría servir para que su colaboración fuese mucho más generosa. Pero su instinto de supervivencia le pedía a gritos que se alejase de los disparos. -Después de todo, vinimos para hablar con él.- Añadió tratando de aparentar decisión sin mucho éxito. Si bien su sentido común le pedía marcharse de ahí, no lo iba hacer solo. Así que, para bien o para mal, dependía de lo que Gianna decidiese.

La batalla era ensordecedora, pero la simple observación del terreno dejaba claro que los mercenarios de los comerciantes independientes saldrían victoriosos sin ninguna duda. Tal vez sufrieran algunas bajas, pero la falta de organización de las bandas tenía mayor peso que su potencia de fuego.

Habían pasado unos minutos desde que habíais llegado, y aún no habíais tomado una decisión cuando en desde el otro extremo visteis llegar a vuestros compañeros. Cargaban con la hermana de batalla como si estuviera desmayada, y también con algunos bultos extraños. Al principio no os vieron, concentrados en la escena de la batalla que parecía haberlos desconcertado, pero en cuanto os acercásteis a ellos os reconocieron y saludaron.