—Odio los perros, demasiado imprevisibles — Dije, jadeando, y cuando él dijo de apretar el paso asentí, aligerando la marcha y empezando a subir las escaleras de dos en dos, mientras pensaba — Seguramente solo sea un vecino que quiere hacer que su saco de pulgas haga sus cosas en la calle, estoy segura que se las arreglaran pero si nos ven a nosotros cuatro seguramente se hará más preguntas. Así que bajemos el ritmo, quedándonos en el sexto. Seguramente desde allí escucharemos la conversación y solo subimos si vemos que la cosa pinta mal para nuestros compañeros
Igualmente no bajé el ritmo y añadí, como si me hubiera olvidado — Si, la próxima vez nos la jugamos, tengo una moneda que casualmente siempre saca cara
Alma y Paul: cuando abrís la puerta del ascensor, os encontráis frente a una mujer menuda de unos 70 años que lleva con correa un joven beagle.
La mujer parece un poco sorprendida al veros. El perro por su parte se adelanta a olisquearos los zapatos y las piernas.
- Buenos días - Os dice tímidamente la mujer.
El beagle levanta la cabeza y la gira hacia las escaleras, para a continuación lanzarse hacia ellas ladrando y dando un tirón repentino a la correa. La anciana aguanta el tirón, no sin dificultad, y se dirige al perro.
- ¡Pero bueno! ¿Qué le pasa señor Mitzi? Casi me tira al suelo ¿Ya no le gusta el ascensor? Ayer no tenía tantas ganas de hacer deporte.
El perro sigue ladrando y tironeando impetuoso hacia las escaleras.
¿Qué hacéis?
Cuando haya algo de acción, me dirigiré a vosotros en segunda persona.
-Ah, buenos días.
Respondió amable mirando a la anciana y a su perro. Pero casi al momento el animal empezó a tironear y a ladrar en dirección a la escalera, con lo que Alma quiso intervenir.
-Debe oler a las personas que están subiendo por las escaleras, no hemos querido sobrecargar el ascensor cuando nos hemos encontrado delante, nos ha parecido más seguro. Dígame, ¿vive usted en esta planta? ¿La séptima?
Sonrió ante la broma de Alma. No una extensa sonrisa, más bien tibia pero cercana.
-Experimentado, no viejo. Por supuesto.
Pensó que sí, que tal vez, seguro, estaba mayor para esto. Para trabajos de campo. Pero en una oficina se moriría de aburrimiento y tristeza.
El séptimo.
-Buenos días -saludó Paul también.
Hizo el gesto de acariciar al señor Mitzi, pero este debió detectar a sus compañeros en las escaleras y para allá que intento tirar.
Alma se adelantó con unas preguntas de acercamiento, mientras él salía del ascensor y echaba un vistazo al pasillo. A la vez, cogió parte de la correa y ayudó a la señora a retener a su perro.
-Parece un buen perro. - aventuró.
Me había quedado en el sexto piso esperando que los ladridos cesaran pero no había pasado tal cosa y a Aliona le parecía que si seguía así iban a despertar a todo el puñetero edificio «Y hasta al muerto si es que aún siguiera allí» Así que, sin tener muchas ganas de ver a un saco de pulgas se giró a su compañero para decirle
— Va, subamos. Espero que esa cosa no le de por morderme — Le dije a James mientras empezaba a subir los escalones, sin muchas ganas de enfrentarme a esa cosa peluda. Arriba se quedaría lo más alejada que pudiera del animal, esperando que tanto el dueño como la bestia se fueran lo más rápido posible
Aliona: La anciana se muestra un poco sorprendida al verte aparecer por las escaleras. El beagle por su lado deja de ladrar y te olisquea los zapatos y las piernas moviendo ligeramente el rabo antes de alzarse sobre sus patas traseras, apoyar las delanteras en tu rodilla y reclamar unos mismos.
Alma: La anciana un tanto confundida dice: -mm, sí, la septima. Vivo aquí. mm.
¿Qué es lo que ve la anciana?¿Cómo vais vestidos?
La anciana va bien abrigada, el beagle de hecho también tiene un peto de abrigo. Aunque hace sol las calles están nevadas.
Uno de vosotros que tome la iniciativa y me tire una habilidad que considere relevante para no levantar sospechas.
Doy por hecho que no lleváis puestos los guantes de latex todavía, esos que mencionasteis al principio de la escena.
Le toco la cabeza intentando aparentar cierta cordialidad mientras por dentro solo pienso en encontrar un baño rápidamente y poderme limpiar
Voy vestida de manera informal, camisa oscura y tejanos, y unas botas gruesas. Llevo una mochila, y los guantes están allí metidos
Alma, que va vestida con un traje chaqueta negro de lana gruesa, lleva un abrigo en el brazo junto a su maletín.
Cuando ve llegar a sus otros dos compañeros sonríe a la anciana como diciendo "¿Ve? Ahí están".
-Ah, lo preguntaba porque nosotros también vamos al séptimo, por desgracia ha fallecido un amigo común, su vecino por tanto, y venimos a cumplir su encargo póstumo. ¿Lo conocía?
Cornwall asintió ante las palabras de Kamaroff y terminaron de ascender hasta el séptimo piso. Por un momento, el sentido de alerta del agente se había activado. No por un peligro concreto, sino por si alguien había interrumpido el lugar del crimen. Pero Cornwall respiró cuando vio que la situación era más normal de lo que había imaginado en su cabeza.
— Qué perro más guapo, ¿eh? — comentó el agente mientras apoyaba las manos en las rodillas para ver al animal mejor.
Cornwall vestía una gabardina larga negra y tenía un traje de tonos grises oscuros y camisas y cortaba de tonalidades más oscuras, para que contrastara. Portaba un pequeño maletín con correa larga que tenía atravesado desde el hombro izquierdo a la cadera.
— Buenos días, señora. Mi nombre es James Cornwall y como bien dice mi compañera — hizo un gesto señalando a Kurtz — venimos por un fallecimiento. ¿No se ha enterado? Qué extraño. Igualmente, ¿vive aquí, cierto? — la duda de la señora había levantado alguna sospecha en el agente —. No quiero parecer maleducado, pero, ¿le importaría que use su baño? Ha sido un viaje muy largo en avión y apenas he podido parar para ir al servicio...
Motivo: Persuadir
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 4 (Exito) [4]
Tiro Persuadir para hacer comprender a la señora que su participación es importante y confirmar que vive en la zona. Creo que es un éxito bastante importante :D
Llegaron los dos agentes al rato, parecían algo cansados, después de siete pisos. Era una buena “escalada” . Pero la pareja era joven, y se les veía en forma. No sintió remordimientos.
Mientras charlaban y Kamaroff engatusaba al perrito y James a la señora, Paul se dirigió con cierto disimulo hacia la puerta de entrada del piso del ex agente fallecido. Comprobó la cerradura y la misma puerta, por si encontraba signos de forzamiento o semejante.
Vestía con chaqueta y pantalón merengo ambos, un jersey azul y deportivas para darle un toque desenfadado a su indumentaria
!Excelente tirada! :-)
- Sí, pobre señor Baughman. Era muy solitario. Llevaba 3 días muerto cuando lo encontraron. ¡Qué terrible es la soledad!
Yo vivo en este piso, al final del pasillo. Pero voy con un poco de prisa. - Se excusa ante la petición de Cornwell de usar su baño.
- Vamos Mitzi, deja de molestar a la jóven. Ya nos vamos. - Se hace a un lado para dejaros salir a Alma y Paul del ascensor con intención de meterse en él.
Su intención es subir al ascensor y salir a la calle. Vosotros me decís queréis decirle algo o si por el contrario le dejáis subirse al ascensor, en cuyo caso estréis solos en el pasillo ante la puerta del apartamento de Baughman. (Tenéis la llave del apartamento)
Se consigue un éxito crítico si es un éxito y los dígitos en ambos dados coinciden. Sacar 01 también es crítico. Se considera una pifia si es un fracaso y los dígitos en amgos dados coinciden.
Por ejemplo, con persuadir 70% sería un crítico con un 01,11,22,33,44,55,66 y una pifia con 77,88,99,00.
Un 04 es una buena tirada, pero no es un crítico por lo que la señora Janovitz no va a abrir la puerta de su casa a 4 desconocidos.
No sospecha nada malo de vosotros, pero tampoco olvidará el encuentro y si entabla conversación con algún familiar de Baughman, le hablará de vuestra visita.
Cornwall sabía que su petición era muy descarada, pero al menos había conseguido que aquella mujer se alejara de allí. Era psicología pura: si alguien no le interesa darte algo que le pides, simplemente se irá para que lo dejes en paz.
— No se preocupes, señora, se lo agradezco. Igualmente le pediría discreción con los demás vecinos por el Sr. Baughman. Trabajamos para que esa soledad no vuelva a hacer que alguien llegue a este punto. Que tenga usted un buen día.
El agente esperó a que la señora y el perro se perdieran en el ascensor.
— Nunca viene mal un poco de intimidad — se giró hacia sus compañeros —. ¿Comenzamos?
Esperé que la mujer se hubiese ido antes de sacar, sin tocarme demasiado la ropa con la mano que había estado acariciando esa montaña de pelo, un botecito de gel hidroalcohólico para limpiarme las manos. Asentí a James, adoptando una mueca que bien podía pasar por una sonrisa
— Vamos, no quiero estar aquí todo el día. Con suerte, un par de horas, vemos que no hay nada y nos vamos.
Hago un gesto para que pasen los demás, entrando la última en el piso y cerrando la puerta detrás mío, observando si habíamos despertado más interés entre los vecinos antes de cerrarla
Iban a entrar. Paul, lo mismo que Aliona, echó un vistazo por el hueco de las escaleras.
-No te van los perros, ¿eh? ¿Trauma de la infancia o simplemente te desagradan por algún motivo?
Asintió hacia James. “Buena jugada con la abuela”. Aunque la siguió con la vista, McMurtry había llegado a un momento de su vida profesional en el que no se fiaba de nadie.
-No hay que ser impaciente, Kamaroff. Es más que probable que… encontremos algo.
Buscó en un bolsillo interior de su chaqueta los guantes.
-Vamos.
— No tengo ningún trauma, solo que no me gustan. Y menos me gustan los que invaden mi espacio personal sin haber recibido ni una triste invitación — No le gustaban los animales en general, los veía más como sacos de pulgas y otras alimañanas que como seres vivos
Al resto de comentario de Paul solo respondió encogiéndose de hombros. No sabía si encontrarían o no algo, solo esperaba que en caso de haberlo lo vieran ellos y no la família del fallecido
Bueno, se habían deshecho de la anciana y su perro, y aunque hubiera sido mucho mejor no encontrarse con nadie, mejor ese encuentro que no un familiar con mucho interés en preguntar por qué los amigos del difunto venían en grupo y con llaves. Como el resto se calzó los guantes de látex que sacó de su maletín.
-¿Crees que vamos a encontrar algo, Paul, en serio? Yo no lo creo. En mi casa desde luego no encontraríais nada de Delta, ni de lejos. ¿Y en las vuestras...?
No, realmente era una consigna aceptada que se guardara el máximo secreto de sus actividades, y eso incluía no dejar rastros. Pero nunca se sabía, claro. Por eso estaban allí.
-Vamos, empecemos, distribuyámonos el trabajo. Propongo ir los cuatro a cada estancia de la casa, cocina, baño, habitaciones si es que hay varias, y que cada uno inspeccione una zona de ella. Norte, sur, este y oeste, ya me entendéis. Puede que en una zona no haya casi nada, y entonces al terminarla se ayuda al que tenga la zona más liada. ¿Qué os parece?
— En la mía tampoco, es algo básico. El trabajo no se lleva a casa — había estado tentada en hacerlo pero se lo había quitado de la cabeza. Ahora, cuando trabajaba en alguno de los proyectos se quedaba a dormir en el laboratorio para tener todos los papeles al alcance de la mano sin preocuparse de nada más. Y sin nadie que la esperase en casa era algo más fácil de conseguir
Sopesó las ideas de sus compañeros y se encogió de hombros mientras se iba colocando los guantes — Por ir más deprisa no terminaremos antes. Yo creo que deberíamos ir en parejas, así lo que no ve uno ve el otro. Quizás es más lento pero eso nos asegura que veremos todo lo que tenemos que ver — dijo, aunque después añadió — pero lo que decida la mayoría, no seré yo la aguafiestas
Si aceptaban su plan, acompañaría Cornwell. Si no, iría a la cocina a ver que encontraba allí