Partida Rol por web

La calle del Papel está en una de las barriadas que los políticos locales de la oposición suelen etiquetar como 'en riesgo de exclusión'. La gente decente procura no acercarse y la criminalidad se dispara. Las pocas tiendas que siguen abiertas son tapaderas de gente que trapichea al por menor o están protegidas por alguna banda local. Los edificios abandonados se han convertido en nidos de yonkis, de okupas o ambas cosas.

Todos menos uno.

El número 14 es una casa de cuatro plantas cuyas contraventanas están cerradas y reforzadas con tablones clavados. Las parte de la planta inferior incluso tienen unas rejas para dificultar el acceso, aunque su puerta principal todavía se mantiene funcional. De hecho de vez en cuando entra y sale de por ella un individuo harapiento, de edad avanzada, vestido verano e invierno con una descolorida gabardina. Le llaman el loco de la 14 pero nadie habla con él ni le molesta. En realidad la gente incluso cambia de acera cuando se aproximan a la casa. Nadie sabe decir exactamente el motivo. Se rumorea que sucedieron cosas muy trágicas en esa casa, que tiene mal fario y ni los más duros o pasados quieren desafiar su leyenda.

La realidad es otra mucho más peligrosa.

El 14 de la Calle del Papel es un nido de vampiros. Cuatro no-muertos comparten ese inmueble y su gul particular, el viejo Bedows, se encarga del mantenimiento diario. Porque el interior de la casa no es, ni de lejos, tan decadente como su exterior.

Pero esta noche los inquilinos se han encontrado con un sobre negro en el umbral. El sobre negro es una seña de identidad de Lyren Dukane, el vampiro más poderoso y respetado de la Ciudad, que se hace llamar así mismo el príncipe. Y lo que los vampiros de la casa 14 han recibido es una invitación a abandonar el lugar. La carta, escrita a mano en papel verjurado con una letra ampulosa, contiene una amenaza clara:

Soy consciente de vuestra traición, pero mostraré cierta cortesía debida a las historias que hemos compartido.

Tienen hasta el amanecer para abandonar la ciudad. Si mañana por la noche continúan en la ciudad todos los que me son todavía fieles se encargarán de su destrucción.

Vuestro por siempre en la oscuridad.

Lyren DuKane

Mientras el fiel Bedows se mantiene en el recibidor de la casa atento por si alguien más hace llegar alguna otra nota los vampiros se reúnen en el salón de la planta baja para decidir que harán. ¿Hay desconcierto en sus miradas o una firme determinación? Aproximémonos al polvoriento salón para saberlo...

-Mierda, mierda, mierda...-dijo Dolores, casi en un susurro, mientras se acercaba hasta una de las ventanas y miraba a la calle por el resquicio que dejaban dos de los tablones que la tapiaban. 

Tuvo que releer la carta cuatro veces para dar crédito a lo que allí estaba escrito. En un principio pensó que pudiera tratarse de una broma, pero analizándola llegó a la conclusión de que no lo era, al menos bajo su criterio. El método de comunicación, el material empleado, la caligrafía, el tono... Dolores estaba convencida de su veracidad. En definitiva, estaban jodidos.

¿De qué demonios estaba hablando DuKane?, ¿qué traición?, y ¿por qué pensaba que ellos eran los responsables? Demasiadas preguntas y muy poco tiempo. Una noche. Sólo una noche para resolver un problema en el que se jugaban el destierro o la muerte definitiva.

-No sé vosotros, pero cuando alguien quiere darme matarile a mi me gusta saber el por qué-dijo dirigiéndose ya a sus compañeros de nido-. Tenemos que ponernos las pilas si queremos resolverlo. Eso, o nos marchamos. Yo voto por lo primero. Al menos intentarlo.

David bajó las escaleras desde el ático con calma, siguiendo su ritual de cada noche había terminado de maquillarse, peinarse y elegir sus mejores galas. Se guardó el zipo en el bolsillo interior de la americana y dio una larga calada antes de llegar al hall de la casa.

Bedows miraba por la puerta, quizá esperando algo o alguien. Dolores ya había bajado y parecía algo nerviosa. No tardó en saber porqué. 

- Joder - Dijo dando un suspiro y apagando el recién encendido cigarillo en el cenicero que nuestro querido gul se había encargado de limpiar durante el día.

Cuando todos estuvimos enterados de la situación dio un vistazo al antiguo reloj de cuco que decoraba el gran salón de la casa. La agujaba martilleaba cada segundo como una estaca que poco a poco se iba clavando en el pecho de cada uno de sus amigos.

- Nos la han jugado tíos - Dijo al escuchar a Dolores - Hay que encontrar al que lo ha hecho y llevar su cabeza a DuKane. 

Estaba claro que David se posicionaba del lado de resolver aquello.

- No se si nos recibirá, pero voto por ir a verlo por si puede darnos alguna pista. ¿Habéis cabreado a alguien últimamente? - Dijo finalmente, tratando de encontrar un punto sobre el que empezar a investigar.

-Yo ni siquiera sé qué aspecto tiene el principito este, mucho menos dónde vive- Afirmó Karlos desde el sillón viejo en el que se había acurrucado, con las rodillas dobladas contra el pecho- Esto no tiene ningún sentido. Nosotros sólo estamos aquí, a nuestra bola, sin meternos con nadie, ¿qué se supone que le hemos hecho, joder?! 

Resopló. Todo eso de la traición y las historias compartidas le sonaba a chino.

Lo que sí sabía era que si se largaban ahora, iban a tener que dejar detrás aquel estupendo chabolo y la mayoría de sus posesiones, y eso no le hacía ni pizca de gracia. No cuando por fin tenía su cuarto arreglado a su gusto, consola casi nueva y tele incluida. 

-Todo esto tiene que ser algún malentendido. Yo también estoy de acuerdo con Dolores, mejor salir ahí fuera y enterarnos de qué pasa que salir corriendo con cuatro cosas al hombro. 

.. El mugriento heavy, tras leer la misiva, le ha estado dando vueltas y más vueltas,... intentando pensar como nunca en su lamentable existencia... joder... ¿a quién se le podría ocurrir que un miserable como él pudiera siquiera aspirar a estar metido en una trama de traiciones???... si es feliz mordiendo pescuezos de infelices que se pierden por donde no deben!... Vaya mierda, pensó.

-Que nos la han jugado está claro... pero ni puta idea de que es lo que habrá molestado tanto a Dukane; ni por qué cojones nos han colocado el marrón precisamente a NOSOTROS... porque... ninguno de nosotros creo que sea tan gilipollas como para pifiarla más allá de las meteduras normales de pata. El jefe habla de traición, o sea, alguien intenta quitarle el sitio, o putear el tinglado que tiene montado... lo cual en ambos casos significa lo mismo, echarle de lo más alto.

Tras meditar brevemente alguna de las cosas que se habían dicho, decidió opinar más concretamente...

-Tíos, lo de hablar directamente con Dukane, no lo veo. Claramente nos da una noche para pirarnos; no quiere ver nuestro careto. Es más, el que asome el hocico, que se despida antes de los demás, porque no volverá a ver la luna.

Siguió pensando... pero... se le iba un poco la olla ...Dos opciones... ¡hostia puta!, como lo de la peli esa en que un negrata le daba a un panolo dos píldoras... y ni se pregunta si el tío es daltónico o qué... que movida, joder...

-Mirad,... escapar de la ciudad de noche es una jena muy jodida; al amanecer hay que haber encontrado un agujero seguro bien lejos, y así durante varios días hasta encontrar una madriguera segura. Si os soy sincero, yo me abría en alicate ya mismo, pero lo veo chungo, muy chungo; tal vez podamos hacer lo que decís, husmear y ver cual ha sido la movida... pero no os acerquéis al Príncipe, joder, que nos va a freir... Ah... y si no damos con nada... id pensando en un escondite para pasar el resto de vuestras vidas, porque vigilarán las salidas habituales de la ciudad...

... y es que un vampiro lo tienie algo complicado para salir de una ciudad cuando ya ha salido el sol... tiene que ser muy hábil eligiendo el modo de escape... y lo malo es que esas rutas "seguras" son controladas por agentes del Principe...

-Mirad, yo voy a ir a darme un rulo por los garitos donde tengo colegas, a ver si han oido algo raro... pero ... evitad a los camaradas; el Príncipe puede haberlos puesto en nuestra contra

... Si tuviese bilis... se le estaría subiendo por la garganta... por momentos ya sentía la angustia de la presa.. pues.., en estos casos lo normal es acudir a más vampiros de confianza, pero... ahora... ¿en quién confiar?

-Estoy de acuerdo con Eddie-dijo Dolores sorprendiéndose de sus propias palabras, pues no solía estarlo a menudo-. No me gustaría hablar con DuKane a ciegas, sin saber de qué va todo el asunto. Si está convencido de que somos autores de dicha traición supongo que se deberá a que posee algún tipo de pruebas que apuntan hacia nosotros. Necesitamos saber de qué va todo esto y preparar una defensa que demuestre nuestra inocencia.

Dolores se sentó en el maltrecho sillón con un suspiro de frustración. Se quitó el gorro, se rascó la cabeza con gesto pensativo y volvió a colocárselo.

-Te acompañaré Eddie. A mí también se me ocurren un par de nombres a los quizá podríamos acudir en el caso de que no consigamos nada de tus colegas. Si este asunto es tan gordo como parece, los que suelen manejar información deben haberse enterado seguro.

David suspiró mirando primero a Dolores y luego a Eddie.

- Vamos Eddie, tu eres casi tan viejo como yo. Sabes que DuKane no nos hará nada. Nos ha dado hasta el amanecer para irnos. Respetará esa fecha. Su credibilidad peligra si no lo hace. Además, somos amigos - Aseveró con una amplia sonrisa que demostraba que si no era verdad aquella afirmación, al menos David así lo creía. 

Miró a sus compañeros. 

- Karlos y yo iremos a verle - Dijo finalmente, sabedor de la cabezonería de sus Eddie y Dolores. Eran majos, peor les faltaba la ambición, la clase y desde luego el saber estar. El chico por el contrarío todavía podía ser moldeado.

- Chico, te vienes conmigo. No es la mejor situación para conocer al gran D, pero estando junto a mi no tienes nada que temer. Vendrá bien para tu reputación. - Guiñó un ojo al chaval

Sacó su teléfono y comprobó que estaba totalmente cargado para guardarlo de nuevo en el bolsillo trasero de sus ajustados vaqueros. 

- Será mejor que nos mantengamos en contacto y nos tengamos informados de lo que descubramos - Sacó sus gafas de sol de cristal rosa del bolsillo de la americana y se las puso antes de dirigirse a la entrada principal, dispuesto a ir directo a ver a DuKane.

- Vamos - Se apresuró a espetar - Esta noche no tenemos ni un minuto que perder -

Asintió con la cabeza; el tiempo corría en su contra, y tendrían que moverse rápido si querían tener una oportunidad de salir de esta. Hizo una seña afirmativa a Dolores. En los garitos de mala muerte, en los callejones, en los lugares que la gente "de bien" evita, los rumores corren rápido, y tal vez alguno de sus amiguetes estuviese dispuesto a hablar... so pena de llevarse un buen par de hostias si no se le veía colaborador, porque... qué demonios... si iban a estar jodidos, daba igual ser un poquito directos.

-Vale, estaremos atentos al móvil. Cuando tengamos algo, os avisaremos, y si no, ya vemos donde encontrarnos...

...el tío que inventó los grupos de Whatsapp,... "que crack", pensó. Como compañeros de guarida, tenían su grupo, pero... bueno, lo típico de estas cosas,... que oyes movidas... y tampoco puedes estar seguro de si es un canal seguro de comunicaciones o no. no es que sea (totalmente) un paranoico, pero... desconfía y vivirás más tiempo...

-¡Ah!, emm... en los mensajes, no contéis mucho, y referiros a los lugares de cita por los nombres que solo nosotros sabemos... por si acaso. no sabemos quien nos ha acusado, así que toca tener cuidado.

... Por fortuna, conocemos muuy bien la ciudad; los puntos comunes de encuentro, e incluso algunos "lugares seguros"... Qué feliz vive "el ganado", sin sospechar siquiera de nuestra presencia entre ellos. Con los años, nos referimos a muchos lugares con nombres no normales... "Donde el gilipollas se dejó los piños con una farola" , "donde Reichel dejó las bragas aquella noche", etc...

El joven vampiro estaba sorprendido de la audacia de su pretendido mentor, pero si los demás tragaban, tampoco podía negarse estando en minoría.

-Bu-Bueno, supongo que si es amigo tuyo y tan honorable como dices no hay tanto peligro en ir a preguntar, ¿yyy siempre podemos pirarnos si la cosa se pone fea, no?!? ¡Dadme un momento!- Exclamó atolondradamente, para a continuación salir corriendo de la sala en dirección a las repintadas escaleras.

Sorpendentemente poco después, descendía por ellas con un atuendo muy diferente: un estrecho polo azul, pantalones rectos de tela negra, y unas deportivas de loneta blanca que parecían recién sacadas de la caja. No tenía ni idea de lo que había que llevar para ir a ver a alguien que se hacía llamar "príncipe" y anunciaba tu ejecución con notitas en sobres personalizados, pero aquello era lo mejor que tenía, y le parecía más "formal" que la camiseta con palabrejas en inglés y los vaqueros rajados con los que se había levantado. 

Además, no lo habría reconocido ni en mil años, pero le entusiasmaba un poquito la perspectiva de "mejorar su reputación" acompañando a David.

Se encaminó hacia el viejo Bedows, que aún estaba atisbando por la puerta en aquel recibidor empapelado en rojo y oro, y le entregó un fardo: -Bedows, ten esto a mano. Puede que tengamos que volver a por él en unas horas o que tengas que llevárnoslo a algún lado. Estate alerta, ¡pero no lo abras sin nuestro permiso!.

A continuación, se volvió hacia su acompañado con gafas rosadas, al que imaginaba un tanto molesto, y exclamó: -Lo siento, es por si acaso. Ya estoy listo...creo.-

Bedows recogió servilmente el fardo de Karlos. Ni siquiera se atrevió a mirarlo, por si aquello molestaba la privacidad solicitada por el vampiro.

—Claro señor. Bedow es un fiel sirviente, jamás osaría contradecir a los señores.

Dicho lo cual se retiró hacia la vieja cocina con el fardo entre las manos¹.

Karlos se quedó mirando como el anciano se escondía en la cocina. Los gules no eran otra cosa más que humanos que habían probado la sangre de los vampiros. Eso les concedía el don de detener el envejecimiento, lo protegía de cualquier enfermedad y, en caso de que sus sires fuera un vampiro muy poderoso, podría darse el caso de obtener algún poder menor. Pero no era esa la situación de Bedows. Habiendo sido adoptado por uno de los habitantes de aquella casa cuando ya era viejo ahora se mantenía con una pequeña cuota de sangre semanal por la que sus amos se turnaban. El vínculo de sangre hacía que el gul les fuera fiel y aunque dicho vínculo no era indestructible sería raro que un vampiro poderoso se interesase lo más mínimo por Bedows².

El fardo era un hato bastante grande, hecho con una sábana gruesa y de color negruzco atada por los picos como la de un mantero. La tela era demasiado oscura para ver lo que contenía, pero abultaba bastante y al moverla se podía escuchar un tintineo metálico y algún que otro gorgoteo líquido.