Escena 3. Asaltan la fortaleza, combate final. Naz podría utilizar trampas o tratar de escapar por alguna puerta o pasillo secreto. Sus secuaces podrían cortarles el paso.
Días 18 a 29 de enero.
Guiados por las indicaciones de Bradock, avanzaron a través del bosque, siempre en línea recta, salvo cuando algún impedimento en la orografía del terreno se lo impedía, pero rápidamente, daban el rodeo necesario para sortearla y regresaban a la senda correcta. Gran parte de culpa de no perderse fue del explorador del grupo, pues Timmy, pese a lo difícil que era orientarse en aquel denso bosque, había logrado dominarlo al fin.
Se trataba de un bosque oscuro y tortuoso. Pocos animales se hallaban en la zona donde se encontraban y los árboles parecían viejos y retorcidos. La vegetación había adquirido un extraño color oscuro y algunas de ellas eran casi negras en vez de verdes. Fuera como fuera, un gran mal parecía asolar aquella zona. No obstante, el aspecto del bosque no iba a detenerlos, pues su objetivo, Naz, estaba cada vez más cerca. Casi podían sentirlo.
Empezaban a pensar que se habían perdido cuando cayó la noche. Pensaron en acampar y seguir avanzando por la mañana, pues la oscuridad reinante hacía muy difícil el seguir avanzando, pero finalmente, cuando menos lo esperaban, dieron con lo que buscaban. El primero en percatarse de ello, fue Jack y no Timmy, pues su vista era más aguda que la de su joven pero a la vez viejo amigo.
Le llamó la atención cierto movimiento a algunos metros de distancia. Primero pensó en que debía ser algún animal, pero pronto se quitó aquella idea de la cabeza. No habían visto animales desde que se adentraran tanto en el bosque y para cuando supo a que se enfrentaban, les hizo una señal a los suyos para detenerse y lo hicieron prácticamente en seco. El mediano enmascarado señaló algunos metros por delante de su mirada y todos fueron testigos de que allí, frente a lo que parecía ser un muro de piedra, se encontraban varias siluetas trasgoides apostadas y parloteando de forma desenfadada.
El ultimo mediano de la compañía se detuvo de repente tras observar que las criaturas era de naturaleza trasgoide, y con un rápido movimiento de su brazo alzando el puño instó al grupo a detener el avance; tras ello con movimientos suaves arriba y abajo de la misma mano con la palma abierta indicaba a sus compañeros que se agacharan, toda precaución era poca en aquel lugar.
Se acercó a sus compañeros -Creo que los seres apostados junto al muro de allá adelante son trasgos, quizá sean parte del grupo de Naz; Tyray Valdenar, quedaos aquí con nuestro cautivo, Timmy y yo nos acercaremos a observar la situación-
—Está bien —gruñó el elfo—, espero que no os detecten.
Otra vez —añadió para sus adentros.
¿De verdad vamos a llevarnos al clérigo con nosotros? Es peligroso, ¿no? xD
Al ver a los enemigos los ojos de Timmy brillaron pensando que el asesino de sus padres se encontraba cerca.
Dió unos pasos atrás para acercarse al clérigo atado que portaban para sacarle información. Es ahí donde está el cerdo de Naz? le susurró al oído.
" Si, alli esta Naz y no hay puertas secretas pero hay una pared semi destruida hacia el fondo " Dijo el clérigo demostrando total sumisión esperando salvar la vida, sabiendo que si fuera al revés Timmy tendría las horas contadas.
Y el foso donde está? Delante o detrás? dijo el explorador colocándose detrás del clérigo y sacando algo de su cinto.
"En la entrada! ...dagaaguguu.... " el clérigo profirió un gorgoteo ahogado y apenas audible cuando la daga de plata con la que Naz degolló a Timmy años atrás, le atravesaba la nuca llegando a salirle por la boca abierta.
Shhhhhhh! Descansa, duerme, tus hijos estarán bien sin ti; espero que en la próxima vida no seas un hideputa violador y asesino. le susurró mientras el brillo se apagaba en sus ojos.
El joven agarró el cuerpo para que no hiciera ruido al caer y lo acompañó al suelo, usando la ropa del desgraciado para limpiar su arma de venganza.
Bueno, ya no debemos ter que nos delate; Jack vamos a otear la muralla de detrás a ver si hay entrada y trampas.
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 8(+11)=19 [8]
Motivo: Percepción
Tirada: 1d20
Resultado: 2(+9)=11 [2]
Motivo: Supervivencia
Tirada: 1d20
Resultado: 15(+9)=24 [15]
Vamos de paseo a ver qué hay.
- Aaagagh... - Bradock trató de decir algo.
Sorprendido por lo que acababa de pasar, se llevó las manos a la nuca. Sangraba profusamente y lo sabía. Notaba el calor de la sangre derramandose sobre su pecho y su espalda. Cayó de rodillas y aguantó unos pocos segundos en aquella posición. Miraba al horizonte horrorizado y finalmente cayó de cara y con todo su peso contra el barro. Había muerto. Al menos había sido una ejecución rápida.
Jack y Timmy a la cabeza, se movilizaron para dar un rodeo a la fortaleza. Tyra y Váldenar les siguieron de lejos, pero lo suficientemente cerca como para no perderles de vista. Pronto encontraron el lugar al que se refería Bradock. En un lateral de la pared oeste de la fortaleza, casi al final de la misma, había una pared semiderruida que daba acceso al interior de aquel lugar. Aparentemente no había vigilantes, no al menos en el exterior, por lo que parecía una entrada mucho más segura que la principal. Aunque para estar seguros, deberían aproximarse bastante más.
El encargado de hacerlo, no fue otro que el bueno de Jack. De todos, era sin duda el más versado en el arte del sigilo. No por nada, mató hasta a siete grandes trasgos por la espalda, en el interior de un dormitorio común, sin que uno solo de ellos se diera cuenta de su presencia. Lástima que hubiera un octavo, al cual olvidó matar y finalmente dio la alarma dando al traste con aquella gran estrategia.
El pequeño pícaro se acercó sigiloso hacia la obertura en la pared. Se trataba de una pared bastante gruesa. Habían caído algunos cascotes, sin duda fruto del paso del tiempo. No obstante, no había sido hacía poco, pues estaban cubiertos de verdín por encima. Jack se acercó un poco más. La obertura era estrecha y parecía que en algún momento había sido tapada con tablones de madera, que ahora estaban sueltos. Pasar por aquel lugar estrecho, no era cosa fácil. Menos en un momento de tensión.
Se acercó un poco más, para poder ver que había al otro lado del muro. Localizó no menos de dos trasgos sentados sobre algunos escombros. Parecían estar conversando tranquilamente y estaban bien armados. Portaban armaduras ligeras y largos filos curvos. Su aspecto era fiero, no parecían simples esbirros, sino más bien parecían versados luchadores.
Tirada oculta
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 5(+13)=18 [5]
Tirada oculta
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d20
Resultado: 12(+2)=14 [12]
Tirada oculta
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d20
Resultado: 3(+2)=5 [3]
Tras observar la situación, el mediano retrocedió un poco hasta dar con Timmy y le conto la situación -Tenemos 2 trasgos allí delante tras entrar por la abertura, no son como los que hemos visto hasta ahora, no son tan "simples"; llevan unos filos muy largos y armaduras ligeras; seguramente plantaran batalla más ferozmente que sus semejantes.- Tras meditar por unos segundos opto por una estratagema -Podriamos tratar de emboscarlos, si los pillamos por sorpresa puede que los liquidemos rapido y sin que nos ocasionen problemas, si no da resultado siempre podemos salir fuera y plantarles batalla con el resto del equipo, ¿Que te parece?- El mediano le dio la opción de elegir a su compñaero de aventuras.
Jack y Timmy se colaron entre los escombros de aquella pared hasta adentrarse en el interior de la fortaleza. Como habían visto desde fuera, allí se encontraban dos trasgos conversando sentados sobre una rocas. Era seguro que no esperaban visitas, pues milagrosamente no se percataron de la presencia del explorador y del mediano hasta que no fue demasiado tarde para ellos. Sus gargantas fueron rajadas y el suelo fue inpregando con su sangre.
Los gritos ahogados y los gorgoteos alertaron a otros guardias que se encontraban en el interior de aquella fortaleza en ruinas, los cuales acudieron raudos al lugar donde se habían producido aquellos asesinatos. Para ese entonces, Váldenar y Tyra ya se encontraban en el interior y un conjuro de telaraña apresó a la mayor parte de los trasgos que vinieron a socorrer a sus congéneres.
Dos de ellos se libraron de la trampa mágica, mientras que otros seis quedaron atrapados y pegados a aquellas pegajosas hebras. Tyra dio buena cuenta de uno de los trasgos al hundir su mandoble en la cabeza de uno de los dos y abrirla por la mitad como un melón. Entre Timmy y Jack acuchillaron al segundo sin que tuviera demasiado tiempo para reaccionar o salvar la vida.
La telaraña hizo su función de dividir las fuerzas enemigas y cada vez que uno de aquellos pobres infelices se abría paso hacia el exterior, le esperaba una lluvia de golpes, flechas, estocazos y mandoblazos se convertían en su precipitado final. Y fue así hasta que sólo tres de aquellos bastardos de piel verde-amarillenta, quedaron con vida. Para ese entonces, un hastiado Váldenar disipó el conjuro y liberó así a sus enemigos.
No fueron idiotas. Querían salvar la vida, pues realmente apreciaban vivir. Depusieron sus armas y fueron arrestados por Timmy, Jack y Tyra. Para ese entonces, sin tener noticias de Naz, empezaban a sospechar que ese malnacido y escurridizo hijo de una puta y un diablo, les había vuelto a dar esquinazo. Así fue. Los trasgos confesaron que estaban bajo su mando. Que Naz era el líder de aquella banda de asaltantes, que Eddoc era su lugarteniente, que Misha la Azul, una elfa oscura era una gran arcana que trabajaba codo con codo con Naz. También les habló de Dru Hezak, un enano oscuro y Mug'hitall, un elfo oscuro que eran sus hombres fuertes y de un clérigo de rango inferior al propio Naz llamado Bradock.
Esa era toda la banda y de esos tan solo Misha, Eddoc y el propio Naz, habían logrado escapar. Pero no lo habían hecho con las manos vacías. Al fondo de la fortaleza, se encontraba lo que parecía ser la sala del tesoro. Aquellos dos trasgos muertos por la espalda a manos de Timmy y Jack, estaban custodiando su entrada en el momento de su ejecución. Allí había gran cantidad de objetos mundanos. Desde alfombras y muebles, hasta joyas, pasando por pinturas y esculturas. Calcularon que todo aquello no constaría menos de seis mil piezas de oro, pero los trasgos supervivientes, advirtieron que faltaban gran cantidad de armas mágicas y casi todo el oro y las joyas que habían estado acumulando durante tanto tiempo.
Al final, Naz se había marchado con una buena recompensa y ellos... seguían sin obtener su merecida venganza. Tendrían que volver a esperar a encontrar una pista para seguirle el rastro nuevamente y rezar a los dioses por no volver a desaprovecharla.
Como no acabamos ni de coña a tiempo, vamos a dejar la muerte de Naz, para una siguiente aventura.
El mes que viene no voy a tener demasiado tiempo para dedicarle a la aventura.
Además, el ritmo diario no se ha respetado del todo y dudo que podamos acabarla en una semana o dos. No estoy recriminando nada a nadie, pero es así como ha pasado! Una lástima no poder acabarla de otra forma, pero que se le va a hacer. Al menos nos da una excusa para una nueva partida, (no de ritmo diario), y agranda la leyenda del bueno de Naz el escurridizo!
En un rato abro el epílogo para que podáis postear una conclusión!