Partida Rol por web

-¡GAAAAAAHHHHhh....!- El grito del pandillero al que heriste en el pecho proviene desde lo más profundo de su alma. El odio expresado en ese grito no puede medirse con palabras. El hecho de que su compañero le apoye, le da fuerzas y además deja a Grunda con desventaja frente a sus ataques.

Pero el ímpetu de su rabia le pasa factura, usando demasiada fuerza, siendo fácil de esquivar su ataque.

Crassus maldijo cuando su tiro erró, pero no tiró la toalla. Al contrario, reanudó el ataque, disparando un nuevo proyectil en dirección al mismo objetivo al que ya había apuntado antes. Se sorprendió a sí mismo al comprobar que la bala le impactaba, y fue incapaz de reprimir una media sonrisa mientras miraba el arma. Pese a ello, no dejó que la soberbia le distrajera. Avanzó con toda la seguridad que pudo reunir, decidido a ayudar a los otros acólitos, que en cualquier segundo recibirían la acometida de los pandilleros. 

Otros esbirros llegaban para auxiliar al que ya había derribado, y aunque había causado una fea herida en el pecho del siguiente, los otros no se daban por vencidos. Grunda estaba rezumando sangre, no es que la hubiera salpicado, es que su hacha parecía disfrutar bañándose en ella. 

Hasta que estuvo ahíta, y el tercer tajo no impactó. Sí lo hizo su nueva andanada de dolor psíquico, dirigida a los que estaban llegando aún.

El hacha y los poderes psíquicos de Grunda hacen estragos. La sangre comienza a derramarse en el oscuro callejón y a cada segundo que pasa se puede ver que pierden las ganas de seguir combatiendo.

La bala de Crassus impacta contra otro pandillero antes de que este llegue al cuerpo a cuerpo con Xaz. 

El pandillero apoya a su compañero en el ataque contra la salvaje psíquica, pero su dolor de cabeza no deja de molestarle haciendo que su cuchillo no llegue al cuerpo de Grunda.

Mientras, el otro pandillero de refuerzo queda estupefacto ante la aparición de Crassus y la bala que con gran destreza, ha impactado a través de los participantes alojándose en su estómago. Aunque es una herida superficial, la amenaza es indirecta y sale corriendo, dejando caer el cuchillo, para salvar su vida. 
 

Xazhum vio como uno de aquellos malnacidos correteaba cerca de su posición y siendo consciente de su imposibilidad para acertar contra el maleante que tenía sobe él trató de impactar sobre el otro. Aún así, su disparo se fue a la mierda. Aquello era increíble. Chuchillo en mano se volvió a girar contra el pandillero que tenía sobre él tratando por todos los medios de apuñalarlo. Y esta vez si, sintió como el cuchillo penetraba en la carne de aquel bastardo.

- ¡Por la luz del Emperador, ya era hora! - Blasfemó al aire.

Hundes tu cuchillo en la carne del antebrazo rasgando músculos y tendones hasta llegar a la muñeca. El pandillero se desploma inconsciente en el sucio suelo mientras la sangre tiñe el hormigón a tus pies.
Tus dos oponentes han dejado de molestar, solamente quedan los que, sin saber que se han quedado solos, acosan a Grunda.

La herida del pecho comienza a afectar la capacidad de lucha del pandillero. Su arma destella bajo la escasa luz, pero lejos del objetivo. -¡Maldita perra!.- Gruñe amenazante.

-¿¿Perra?? ¿¿A quién llamas perra maldito bastardo??

Enfurecida aún más por el insulto, la salvaje alteró su concentración al lanzar su andanada de dolor. Eso le pasaría factura, y lo sabía. Esperó a ver qué ocurría a continuación, pero no por ello dejó de atacar con saña al otro a golpe de hacha.

Crassus observó como el pandillero al que había disparado se daba la vuelta y ponía pies en polvorosa. La herida, aunque superficial, había infundido tanto terror a su enemigo como osadía le estaba inspirando a él, que tomó el revólver con ambas manos, apuntó, y disparó otro proyectil a sus espaldas. 

Golpeas con el hacha al blasfemo en el pecho, cerca de donde impactaste la otra vez. Una sonrisa de satisfacción recorre tu rostro cuando el hacha penetra hondo, rompiendo hueso y músculo. Pero un escalofrío recorre tu espalda. La sensación de que una presencia aterradora te ha rozado... y detrás de tí no hay nadie.

El proyectil de Crassus acierta de lleno en la espalda del pandillero y cae desplomado al suelo.

Solamente queda uno, que intenta desesperadamente huir de lo que parecían presas fáciles.

Xazhum no iba a permitir que aquel malnacido se escapara. Esta vez, liberado de presión, se tomó su tiempo para apuntar y cuando tuvo a tiro a aquel bastardo disparó por su espalda y...

- ¡Bang hijoputa! - Exclamó con una sonrisa en los labios al ver que su bala había impactado en la espalda de aquel pandillero a la carrera.

Disparas tu pistola en modo automático. Las seis balas surcan el callejon en busca de su presa. La primera acierta en la pierna izquierda, deteniendo su huida. La segunda un poco más arriba seccionando la arteria y la tercera bala le parte la espina dorsal por la mitad.

Se oyen algunos murmullos y veis como unas sombras asomadas al callejón desaparecen. Parece ser que nadie más se meterá con vosotros en este barrio.

Creo que lo deja escapar.

Bueno, lo habéis hecho muy bien la verdad. Me ha impresionado vuestro nivel narrativo. Recordad que en un aprieto los puntos de destino os pueden salvar, literalmente, la vida. Lo que pueden hacer está en la escena "sistema de juego".
Si tenéis más preguntas podéis hacerlas en el off. Borraré esta escena cuando comencemos la partida.

Gracias por participar. Comenzamos en 4 días.