- ¿Una cerveza? - Preguntó Xazhum. - Creo que precisamente es lo que necesito ahora mismo... - Dijo sonriente. - Pero sí puede ser, que no sea el mismo pis caliente de perro que nos dieron en aquel sitio...¿El Rincón Oscuro se llamaba? - Resopló recordando de la que acababan de liberarse.
Tras decir aquello de secó el sudor de la frente y de sacudió el polvo de la ropa. Entonces miró a la salvaje. Había tenido la muerte muy, muy cerca, estaba sucia y magullada, pero eso no restaba ni un ápice de su belleza. Y esos ojos azules que parecían engullir a uno...
- Grunda... - Muchas cosas pasaron por su cabeza. Le hubiera dicho tanto... Pero finalmente no dijo nada.
Xazhum acarició el rostro de la mujer sin dejar de flipar con su mirada y entonces, sin pedir permiso ni saber cuál iba a ser su reacción, la besó. Hizo lo que quería hacer desde el primer momento en que la vio y sin pensar en las consecuencias.
Tras el beso miró a sus otros compañeros. Sonreía como un bobalicón adolescente. Estaba eufórico y feliz de haber sobrevivido y de tras haber besado a la chica se había juntado un cóctel perfecto de adrenalina y endorfinas que le obligan a sonreír.
- A partir de ahora, llamadme Xaz... - Les dijo a todos. - Es como me llaman mis colegas...