Partida Rol por web

El sargento fue de los primeros en entrar en el bosque de siluetas. Para ello se enrolló la camiseta ya rota desde las concertinas en uno de los brazos: obviamente se había improvisado una forma de amortiguar los golpes. Y fue eficaz. El primer golpe lo paró con su "defensa improvisada", aunque un segundo golpe le dio en el costado, este bosque de siluetas estaba resultando ser más complicado de lo previsto.

El siguiente golpe lo vio venir y de nuevo la defensa que había preparado con su brazo izquierdo detuvo el golpe seco sin mayor problema. El sargento rugió a su escuadra:

-La mayoría de golpes vienen con trayectoria ascendente por esta zona, tenedlo en cuenta*-dijo mientras devolvió el golpe con inercia a una de las siluetas.

Grebda había superado con notable éxito todas las pruebas anteriores. Eso pronosticaba un buen augurio en cuanto a la victoria en aquella prueba. La recluta Macmardiggan tenía un pálpito en ese sentido. Tan solo le quedan dos obstáculos por delante y esperaba poder superarlos con cierta facilidad.

Salió corriendo del túnel y encaró aquella prueba con optimismo. Fue de pronto cuando una de aquellas siluetas la cogió desprevenida antes de tiempo mientras mantenía ensoñaciones de éxito en su cabeza.

El golpe le llegó por la espalda y a la altura de las rodillas. Cayó de bruces contra el suelo mordiendo el polvo. Al ponerse en pie un nuevo golpe le llegó está vez en la cabeza. No sabía de donde le había llegado pero ahora reposaba en posición decubito supino un tanto mareada.

No se lo pensó dos veces. Tras unos segundos se puso en pie y arrancó a correr. Una nueva silueta trató de golpearle a la altura del estómago. La esquivó y le dio un bueno golpe.

Cuando ya se creía victoriosa alguien le golpeó en el lateral. Casi perdió el equilibrio, pero logró mantenerse erguida. Entonces otro golpe en el pecho y un tercero en la espalda.

De nuevo en caja el suelo, agotada, sin aliento y con sabor a sangre en la boca, se hubiera rendido. Pero no lo hizo. No sólo competía por ella misma, sino por el equipo. De nuevo en pie avanzó con determinación. Primero esquivando una de las siluetas asesinas y luego golpeando con el pie a otra de ellas.

Corrió todo lo que pudo y... Al fin fuera. Lo había conseguido y aunque exhaustas, tan solo le quedaba un último esfuerzo para llegar al sprint final y tratar de obtener el galardón de campeones de aquella prueba y el paseo en el transporte tipo Quimera.

- ¡Vamos Grenda! - Se animó a si misma.

Laura tomó nota de cómo lo había hecho el sargento. Recogió del suelo el casco del so borde de la 3ª escuadra (¿O era de la 2ª?) que había rodado hasta ahí cerca, se lo ajustó con la barbillera al brazo y se lanzó a por las almas. Montada en un vehículo, podía esquivar una pista de conos sin verla -suponiendo que quisiese- pero esquivar golpes se le daba peor: ágil era, pero los reflejos que tenía entrenados no eran los mismos. Parar: eso sabía hacerlo... y mientras pensaba esto una porra de goma pegada a un brazo de contrachapado le soltó un latigazo en los homóplatos que la dejó sin aire. El siguiente golpe vino por delante, a la altura de la cabeza, y pudo poner el casco prestado en medio. Inmediatamente otro golpe a la misma altura, pero esta vez el borde metálico hizo mal contacto con su piel, y Laura creyó romperse algo a causa de la fuerza del golpe y lo improvisado de su "escudo". 

Consiguió ver un golpe de barrido a tiempo de pararlo con la suela de la bota y finalmente esquivar a las últimas almas que se interponían entre ella y la meta. 

Deshaciéndose del casco prestado, jadeó para recuperar aliento:

- "¡Os atropellaré a todos, cabrones!" Maldijo a los muñecos.

El infierno estaba frente a ella. Los golpes que recibía la aturdían y no era capaz de seguir las instrucciones que le estaban proporcionando. Magullada, dolorida y herida en el orgullo logro pasar dando tumbos. Tenía la cara enrojecida por los golpes. La boca con un regusto a barro mezclado con hierba y alguna hoja, una sensación que faltó poco para hacerla vomitar.
Con las manos sobre sus rodillas y la espalda inclinada para descansar alzó el rostro -¿Ya puede decirse que estamos listas no? Ya conocemos el dolor- Para su satisfacción personal, comprobó que no era la única con un aspecto lamentable. Yulia se había dado cuenta de que no lo había hecho bien pero no era la peor. En el fango y el muro quedaban reclutas que no verían el combate real

No solo era fisicamente agotador, la pista tambien pone a prueba tu mente. Tras todo el dolor y el sufrimiento quedaba ya la meta ahi, al alcance de cualquiera. Y todos haciais vuestro mayor esfuerzo para la recta final.
Algunos ya habian llegado, otros estabn en camino. Era la ultima prueba de la brutal pista.

La prueba de cuerpo a cuerpo le había ido bien al principio, Katarina era de las mejores en el combate cuerpo a cuerpo de la compañía, si no la mejor. Era ambidiestra y arrancó un par de palos de los primeros tótems y los usó para parar los golpes con eficacia sin recibir ninguna herida, sin embargo, tan a la defensiva le costó un par de intentos alcanzar a los blancos.

Después afrontó la carrera final con optimismo, arrancó a toda velocidad pues era un Sprint, pero resultó ser más largo de lo que esperaba y acabó resoplando, agarrándose un costado con un pinchazo y dejándose caer lamentablemente al atravesar la meta.

Al menos había terminado entera.

Un último esfuerzo y todo terminara- Miró el lugar al que tenía que llegar. Las fuerzas le flaqueaban pero por suerte no había salido tan mal parada como otros en algunos de los obstáculos. Tuvo que realizar un esfuerzo mental para que sus piernas se pusieran en movimiento.
Mirando a su alrededor para intentar dar ayudar a cualquiera de sus compañeros. Ahora no podían desfallecer. Tan cerca del final no.
El entrenamiento, el sacrifico, el sudor y, porque no decirlo, las lágrimas que había soportado, ahora si habían servido para algo

Reventada. Laura estaba reventada. Se desfondó a medio camino, se recuperó como pudo a cuatro patas sobre el suelo embarrado. Miró a la pista y le escupió antes de volver a levantarse:

- ¿Para qué cruzó la operadora la pista?

Echó a correr a largas zancadas. Se trataba de velocidad. De llegar antes de que los pulmones la volviesen a traicionar. Y lo consiguió. justo a tiempo de abrazarse a un poste para no volver a desplomarse.

- ¡Para cagarse en su puta madre! -remató- 

Carrera final acabó con lo poco que os quedaba de resuello. Algunos sacaron fuerzas de flaqueza y otros, aunque habían desfallecido, habían sido transportados por sus compañeros. 

El propio sargento vio como sus fuerzas le abandonaban cayendo con la inconsciente Grenda al suelo. El cuanto lo vieron los miembros de la escuadra 7 se aprestaron a volver a por su sargento y compañera.

No habíais llegado los priemros, pero esa prueba os había hecho sin duda más fuertes. Tendidos en el suelo, golpeados, exhaustos y llenos de barro, descansais hasta que los sargentos determinan que se termina la prueba. El sargento Ragund comenzó a hablar.

-¡Es una vergüenza!.- Comenzó diciendo, lo que hizo que se os encogiera el alma. -¡Patético! si por mi fuera haríais esta prueba hasta que se os cayeran los dientes del esfuerzo!. Pero la benevolencia de nuestro comandante es infinita. Asi pues, parece ser que todas las escuadras veteranas harán la patrulla en transportes. Ahora vayan a ducharse y presentense en su transporte dentro de una hora. Pueden retirarse.-

¡Qué listo era el comandante! -Se dijo Laura mientras recogía el bofe del suelo- ¡Él queda como el bueno y las ganas de asesinar van todas contra Ragund!. Sintió ganas de potar y se excusó:

- Disculpad -ulp- voy a tener un ataque de extroversión. -ulp- ahora vuelv....

No llegó. Por poco, pero no llegó. Y lo pagaron sus botas.

Si. Lo cierto es que la vida en la Guardia no tiene demasiada gracia. Hace falta alguien especial para buscársela.