Partida Rol por web

el soldado había conseguido "abrir" la puerta de la habitación del elfo, el cual parecía que no necesitaba ayuda, había matado a uno de los bichos y tenía al otro a su mercer, "¿vuestra merced necesita ayuda o le dejamos terminar con la rata que le queda?" le pregunto al elfo.

Acorralada por completo, la rata enseña los dientes y sisea daga en mano. La mano del elfo avanza en un rápido movimiento alcanzando al skaven en pleno corazón con la lanza, cayendo al suelo sin vida.

-Skavens.- Dice Eldillor sin mostrar más interés.

Justo en ese momento se oyen voces y maldiciones provenientes de la escalera. Salís al pasillo para ver como el viejo soldado arrastra al pobre Tegorff de la pechera de la camisa, aterrorizado de miedo.

Con un simple ademán, el viejo os echa a los pies al posadero, poniéndole la punta de la espada en la garganta y obligándole a levantar la cabeza para miraros. Podeis ver que tiene varios moratones en la cara y su habitual sonrisa ya no está, cambiada por una expresión de miedo.

-¿Qué ocurre?¿Porqué hacéis esto?.-

El viejo entra en una habitación, se oye un golpe y sale con algo de la mano. Cuando la luz lo permite revela el objeto que lleva en su mano; la cabeza de un skaven. Se la lanza al posadero que recoge por instinto, soltándola al instante.

Su nuez sube y baja mientras traga saliva. Ve vuestras armas, ensangrentadas. Ve vuestras ropas de cama, ensangrentadas, y comienza a hablar mientras el miedo, claramente afecta a su vejiga.

LA HISTORIA DE TEGORFF EL CAZARATAS
“Tegorff era un muchacho huérfano que siempre andaba airado y descargaba su rabia con otros chicos o con las puertas y ventanas de la ciudad. Esto le costaba casi siempre una paliza de la guardia o andar en una celda. Un día un soldado retirado le propuso al capitán que dejara al chico acompañarle a la zona de chabolistas a cazar ratas y cuando le dieron un palo diciéndole que ganaría 1 penique por rata muerta, se convirtió en el mejor cazador de ratas. Las calles de la ciudad nunca habían estado tan limpias ni las ventanas tan enteras. Se hacía mayor, ganaba poco, se le acababa el trabajo y fue a las alcantarillas para conseguir mas ratas con las que sustentarse. Persiguiendo una rata fue sorprendido por otras ratas, pero tan altas como él que portaban cuchillos dentados y ponzoñosos. Vestían telas remendadas de colores pardos y estaban roñosas. Tegorff sintió miedo, los skavens lo olieron y se regodearon haciéndole sentir más miedo pues se lo iban a comer. Entonces Tegorff habló y las ratas callaron, les propuso enmendar las muertes de sus hermanas trayéndoles alguien para que se lo comieran una vez por semana a cambio de su vida. Las ratas aceptaron. El joven comenzó a llevar gente con excusas de que le ayudaran y las ratas se lo comían. Las ratas le daban el dinero y objetos que no querían de las víctimas y entonces es cuando vio la oportunidad. Vendiendo los enseres de aquellos a quienes las ratas se comían, consiguió lo suficiente para comprar una casa vieja, pero no una cualquiera, sino la antigua casa que servía de morada a una cofradía de ladrones hasta que la guardia la desmanteló y ahorcó a todos sus miembros. La transformó en posada reformando lo necesario, pero la casa tenía pasillos ocultos y comunicaba con las alcantarillas por donde los skavens podían entrar raptar a alguien y salir sin ser vistos ni sospechar nadie nada. Tegorff ganaría toda la bolsa del viajero y algunos enseres (los que los skavens no quisieran) vendiéndolos en el mercadillo, alegando que los clientes le pagan con objetos cuando no tienen dinero. Las ganancias estaban aseguradas mientras los skavens tuvieran el estómago lleno.”

- ¡Tronantes flatulencias de Taal! ¿Será posible tamaña vileza? ¡Ptuf! -lívido escupió sobre el posadero y le pateó bien el costalar y la espalda, poco castigo para soberana traición a El Imperio - ¿Así os mantenéis? ¿dándonos de comer a los rátidos? ¡Válganme los dioses! ¡Démosle una buena paliza!*

Sólo cuando el último de sus compañeros que estuvieran por la labor de aplicar justicia inmediata se cansase el estirlandés miraría a Hlüger con decisión y chascando los nudillos de sus puños jamoneros.

- ¿Le habéis sonsacado a este malhechor dónde en las alcantarillas se encuentra vuestra hija? ¿Sabréis llegar o habrá de llevarnos de guía? -ante aquella idea desagradable negó con la cabeza antes de reconocerle a los demás- Solo perdonándole la vida tendrá razón para llevarnos, sin embargo no me comprometeré a tal cosa a menos que sea menester.

Muy preocupado comprobó el penoso estado en el que se encontraban, fue a cambiarse e informó a los demás de la necesidad de equipo de galeno o, a una mala, gasas y licores con los que limpiar las heridas causadas por los skaven.

ante la historia del posadero, tenía claro que aquello no era mas que un bulgar engaño, con un sangriento final o eso había intentado "sois un vil malnacido" le grito al posadero, aquel hombre nos había engañado y había secuestrado a la bella hija del noble, pero todavía podría redimirse, y decirnos donde estaba la joven, "si vuestras mercedes me lo permiten, voy a vestirme y prepararnos para lo que Myrmidia tenga pensado ponernos por delante" les digo al resto

-No joven Vasile.- Dijo el viejo con cara de cansancio. -Lo necesitamos para que nos guie a traves de los pasadizos secretos de la casa hasta los laberinticos tuneles de las alcantarillas.- Cuando acabo sus ojos pasaron del cansancio a un brillo rabioso. -Una vez alli, si sabe donde esta la guarida de esas ratas podra librarse de la muerte. De lo contrario no nos servira de nada, y podremos despacharlo sin misericordia.-

-No por favor.- gritó aterrorizado. -S.. se donde estan. Os guiare y redimire mis pecados.

Al matar la alimaña, su rostro, algo sudoroso, estaba impregnado de energía, pero sus movimientos de ejecución de la técnica se percibían hábiles, eficientes y letales.

Miró a los demás y sonrió -Veo que les prestaron una visita a ustedes también- dijo al observar que los demás estaban algo maltratados igual que este.

Mientras se reagrupaban y ver el espectáculo del señor, entendió rápidamente lo que estaba pasando, por lo que simplemente procedió a escuchar atentamente mientras observaba con cara de pocos amigos al joven posadero.

Al terminar de escuchar todo y a las intervenciones hechas por los presentes se pronuncio -Espero- se aproximo poniéndose de cuclillas, para estar al mismo nivel del individuo -Que no nos mientas, por que aun que vas a bajar con nosotros a buscar a tus grandes amigas-

Luego de esto, procedió a alejarse para ponerse su armadura y demás indumentarias -Y yo que pensaba que vendría a participar para una guerra- se dijo algo entretenido.

Mientras se ponía la misma, recordó la conversación con los guardias y su poco interés en el particular, observo con mas cautela al joven y analizo si esto estaría afectando a mas personas de las que podemos entender. 

-Bien.- dijo Hlüger cuando terminó de hacer el nudo. -Con esto debería ser suficiente.-

Una de sus manos llevaba la espada, presta ara el combate, en la otra un candil y una cuerda atada fuertemente a las manos del posadero. -Olvidate de escapar.- le dijo dando tironcitos a la cuerda. -Porque no te soltaré aunque mi alma abandone este cuerpo. Ahora pongámonos en marcha. Mi hija no tiene mucho tiempo.

Una vez ataviados y armados, el viejo se acerca al oído del pobre Tegorff. Con voz firme, de soldado viejo que ha visto demasiado le susurra; 

 -Si nos matan, las ratas te comerán vivo, pues no hacen distinciones. Si mi hija todavía vive

cuando la alcancemos, te mataré sin sufrimiento. Si no la encontramos con vida, reza a Morr que te lleve antes de que volvamos.-
Después de esta intimidación, el viejo ordenará a Tegorff, mediante un pinchazo nada suave en la espalda, que comience. Este se acerca a un panel de la habitación descorriéndolo. Un pasillo estrecho para un humano, pero suficientemente amplio para un skaven aparece entre las paredes.
Con la luz del candil de Hlüger, Tegorff avanza recorriendo lo que parece ser el perímetro del piso superior de la casa. Poco después os encontráis bajando unas escaleras y bajando por una trampilla a las cloacas.

El viejo se vuelve hacia vostros antes de bajar. -Cinco coronas de oro a cada uno por salvar a mi hija.- Y se adentra en los pestilentes túneles de ladrillo y tierra.

- Bien recibidas serás esas cinco coronas si las de quienes caigan les lleguen a sus familiares y las que nos deis vengan acompañadas de vuestra recomendación cuando alistemos para combatir en Norsca- argumentó Vasile antes de soltar un refrán estirlandés -; bien sabe quien sabe de su sino; que no hay suerte como la de tener buen padrino.

Con un guiño cómplice le pasó sus esposas de metal al veterano, terminó de revisar los vendajes improvisados que de manera apresurada había aplicado tal y como aprendió de cierto novicio de Shallya*, afianzó las cinchas de su armadura y asintió hacia sus compañeros. Aquel estirlandés estaba listo para partir.

el posadero nos estaba enseñando el camino, y las palabras del noble sobre nuestra recompensa me alegraron la noche, ahora solo quedaba que ella estuviera viva y que no nos emboscase los malditos skaven esos, pero por si acaso, ya llevaba el estoque fuera.