Okis, te tomas la cantimplora y te preparas otra, pero no te la tomes, no merece la pena, mejor ponte unas vendas y si solo caminas (no corres ni luchas, etc) en unas horas estas curado.
Pero rolealo porfa (lo de la infusión y las vendas)
Añado: en la pestaña "notas" de tu ficha te he actualizado los P.V.
Tras correr tras el animal, lo encuentro y consigo sin problemas volver a hacerme con el. Vamos pequeño, vaya susto que te has debido llevar. Le digo mientras agarro la cuerda y le fuerzo a volver por el camino. Si te llegas a escapar, habriamos perdido algunas pertenencias.
Volviendo tras mis pasos puedo ver como Hador viene a nuestro encuentro a galope. Le saludo con la mano y le pregunto. No hay nadie herido gravemente ¿verdad? Habia valorado rapidamente a mis compañeros y esperaba no haberme equivocado.
Miro a mi alrededor algo preocupado y comento mis preocupaciones con mis compañeros:
- ¿Sabéis si es normal estos ataques?...no me parecieron criaturas normales...
Esperemos que el encuentro con estos bichos no sea provocado ya que realmente me preocupa que alguien pueda mandar a unos tábanos gigantes a que nos ataquen.
Observo como Hador termina con el último de los insectos y destenso el arco, para luego guardar la flecha. Me acerqué a mis compañeros y nadie estaba herido de gravedad, incluso Angainor, que habia recibido la mayoría de los golpes y mordiscos parecía y estar bien y asì lo afirmaba.
Eadar regresa con el caballo y Ted formula su pregunta
Sinceramente, no estoy al tanto - digo encojiéndome de hombros - Pero también dudo que haya sido algo premeditado, estas criaturas deben de andar en enjambres por esta zona. Después de todo, ¿Quién que se molestaría en tender una trampa lo harìa con un grupo de tábanos gigantes?, además, creo que no nos hemos ganado ningún enemigo más que los orcos, que por cierto no recurrirían a este medio ¿No les parece?
Mientras tomo mi arma y escudo, comienzo a saborear un poco el gusto que el brebaje ha dejado en mi boca. "¡Diablos!... ¿cuánto tiempo ha pasado ya, una semana?", cavilo mientras escupo un poco al sentir el sabor un tanto amargo.
Una vez con todas mis cosas, saco de mi mochila la yesca y el pedernal y me preparo para encender una pequeña fogata. Saco mi espada y la clavo en el suelo junto a los retazos de hojas y ramas, manteniéndola con firmeza con una mano. Con la otra, tomo el pedernal y comienzo a golpear el espadón, haciendo que múltiples chispas comiencen a caer. Observo el arma y en el reflejo me percato de la cicatriz que se mantiene aún en mi ojo... un recuerdo que vuelve y que hoy debí mantener presente.
El fuego se enciende y guardo de nuevo mis cosas. Saco algunas de las hiervas thurl que traigo conmigo y preparo nuevos brebajes. "Si las heridas se repiten, será más que necesario llevar algo para curarlas", pienso. Al mismo tiempo, mientras espero que la infusión se termine, saco algunas vendas y me las coloco sobre las heridas para facilitar la recuperación de las mismas.
Miro hacia atrás al escuchar las palabras de mis compañeros y su preocupación.
"- Son sólo insectos, su mente es pequeña... incluso más que la de los orcos. Aunque...- pienso un momento-. El bardo que nos encontramos hace unos días mencionó algo sobre una especie de artilugios mágicos que utilizaban estos ladrones. Yo no entiendo nada de esas cosas... ni siquiera me gustan... pero puede que si conocen sobre eso, hayan descubierto como manejar a estos bichos- menciono y observo a Alisterel-. Blanquito, tu sabes sobre esas chucherías. ¿Tienes idea si se puede controlar a un animal haciendo uso de ellas?- le pregunto al elfo".