Partida Rol por web

Ted se queda rezagado cubriendo las espaldas del grupo, en enano es seguido por los guardias, se encamina hacia el paso que hay entre los pequeños montículos.

Por el momento todo va bien, no se escucha absolutamente nada, los guardias y vosotros sois bastante silenciosos y tampoco se escucha nada en el resto de la colina. Todo parece ir bien.

Sigo observando mi entorno mientras sigo al enano. Me muevo con sigilo ya que no quiero romper el silencio que reina, si todo nos sale bien llegaremos a ellos sin que se den cuenta y entonces saltaremos sobre ellos y acabaremos con sus vidas. Vengaré así la muerte de mi padre.

Con sigilo relajo la tensión de la cuerda de mi arco y avanzo con paso cortos pero rápidos hacia mi nueva posición, mi compañero en enano y dos guardias vigilan mi caminar. En unos segundos los adelanto e hinco la rodilla en tierra para volver a tensar la cuerda de mi arco y protegerlos mientras avanzan mientras apunto al lugar donde estaría el puesto de vigilancia.

El enano casi tropieza con las paredes del pequeño desfiladero, su visión parece que no está nada acertada, lo siguen de cerca los guardias y Ted los va cubriendo.

En loca la colina no se oye nada, es un gran mérito pues sois muchos y un pequeño tropiezo lo puede tener cualquiera. La visibilidad sigue siendo la misma, diez metros o incluso puede que menos.

Me intento mover con sigilo pero tropiezo con una piedra y caigo al suelo, hago algo de ruido y esperemos que eso no alerte a los vigías de la base. Espero no haber metido la pata mucho con esta torpeza mía... 

Ted tropieza y se cae al suelo, la flecha se cae al suelo y se rompe, el sonido resuena en toda la colina, Ted cierra los ojos temiendo que de pronto suene algún silbato de alarma, pero de momento eso no ocurre, si alguien está en guardia no lo sabéis.

El enano desciende la colina con una habilidad digna de ser aplaudida, se acerca a un edificio en mal estado, por ser de noche y por la niebla no se ve gran cosa pero no hay luz, no parece haber nadie allí dentro.

Suelto la flecha rota e imploro a los dioses que no se hayan dado cuenta del ruido. Pasado ese momento de miedo y duda, saco otra flecha y la cargo en el arco mientras me muevo hacia la casa abandonada. 

Echo un vistazo rápido por si hay alguien y me apoyo contra el muro mirando hacia el puesto de vigilancia (punto 17) por si el vigía que está allí escuchó algo.

"Torpe... como todos los humanos... ¡todos torpes!", al sentir el espectáculo que hizo mi compañero. Sin embargo me tranquilicé, pensé... "bueno, un tropiezo o estornudo lo puede tener cualquier". Un suspiro se coló entre mi tejida y abultada barba.

Observé para todos lados, la visibilidad resultaba tan baja que era demasiado difícil estudiar el terreno. Hice una seña a los guardias que me seguían para que se detuvieran. Comencé a rascar mi cabeza un poco y llevé ambas manos a la cintura.

"Veamos... al sur debería estar uno de los ladrones... si tenemos suerte, ya ha sido emboscado por los otro", me dije y continué cavilando: "Si mal no recuerdo, aquí se encuentran los establos y más adelante las escaleras que nos llevarán a los barracones... debemos acortar tiempo y asegurar el campo, será mejor evitar que salgan indeseables si llegasen a descubrirnos... y en caso que no hayan escuchado, será momento de luchar".

Moví mi rostro para que me siguieran y saqué mi maza y escudo. Esta zona resultaba cerrada para una lucha y propicia para una emboscada. Con el escudo al frente, me dirigí a la cabeza hacia las escalinatas.

Ted avanza entre la niebla, coge una nueva flecha y se acerca a un edificio grande y parcialmente derruido, desde la ventana no se ve nada, tampoco nada en dirección al puesto de vigilancia y el silencio reina el ambiente.

El enano avanza rápido y silencioso, pero no puede avanzar más sin comenzar a correr o separarse tanto de sus compañeros que ya no los vería, pero ha adelantado un buen trecho.

En dirección norte escucháis un sonido metálico como de algo caerse al suelo, pero nada de gritos ni silbatos, por el momento.

Avanzo pegado al muro hacia la posición del enano. Intento moverme despacio y no llamar más la atención. Camino con paso firme con la espalda pegada al muro observando en cada momento las zonas donde el ladrón nos dijo que había apostados vigías, no podemos cometer el error de llamar la atención de los ladrones que estén descansando.

Caminé entre la oscuridad y entre los sonidos que el mismo silencio generaba. Me abrí paso hasta acercarme a esa suerte de pasaje cercano que, recordaba, estaba inmediatamente antes de las escaleras.

Mi deseo de aventurarme cada vez más a prisa hacia la zona de las barracas hizo que me quedase solo. Atrás aún estaban los dos guardias, y a Ted ya prácticamente no lo veía. Me decidí a seguir adelante pero me detuve en seco... era necesario esperar, no precipitarse. Un error individual podía llevar la desgracia al grupo y no era lo que deseaba.

Me paré atento a lo que sucedía alrededor mío, esperando la llegada de los demás. Un sonido a lo lejos se escuchó y mi ceño comenzó a fruncirse. "Espero que ese sonido no se deba a la caída de un escudo hermano... vamos, debemos apurarnos... debemos acabar con ellos lo más rápido posible", me decía mientras continuaba atento al lugar.

Ted avanza hasta la altura del enano quizás haciendo más ruido del deseable, pero todo parece seguir en silencio, no hay silbatos, eso debería de ser buena señal.

Los guardias siguen a Ted también con algo de ruido, miran en todas direcciones la visibilidad sigue siendo de diez metros, delante vuestro ya divisáis la escalinata que sube a los barracones, el edificio con las camas y a vuestra izquierda se alza la torre  de aspecto sombrío y que permanece en silencio.

Le hago un gesto al enano para que espere un momento, me desplazo rápido hacia enfrente de las escalinatas para poder ver si alguien baja por ellas. Cuando aseguro la zona les hago un gesto para que avancen los guardias y el enano. La hora de la verdad se acerca y debemos tener más cautela que en los anteriores movimientos.

Ni bien Ted me hizo un gesto, me mantuve expectante y esperando a lo que decía. Era lo mejor, él estaba más desprovisto de las pesadas armaduras con las que contábamos nosotros y eso le permitía ser más ágil y sigiloso que nosotros.

Atento a lo que hacía, comencé a moverme cuando señaló que el lugar se encontraba tranquilo. Le hice un gesto a uno de los guardias para que le acompañara y, al otro, que me siguiera a mí.

Empecé a moverme despacio en la zona y me lancé por las escaleras para tratar de llegar finalmente al edificio. Sujete firme mi arma y mi escudo y comencé a subir. Si algo sucedía, tendríamos que estar atentos y dispuestos de manera rápida a la batalla.

El enano se lanza casi a la carrera por las escaleras, pero nadie tropieza esta vez, uno de los guardias sigue al enano y el otro a Ted, os acercáis al edificio donde duermen los ladrones.

Por el momento no ha saltado la alarma en la base.

Le hago un gesto al enano para que comience a ascender las escaleras, yo iré tras ellos preparado y vigilando la retaguardia. Mi intención es que el enano y los guardias avancen seguros ya que los cubriré con mi arco.

Miro al guardia y le digo susurrando a su oído:

- Avanza tú también, cubrid al maestro enano...yo avanzaré tras vosotros...