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El golpe que dirigió el hombre oso-panda a su cara le tomó por sorpresa, dándole de lleno y haciendole retroceder un poco. Estaba claro que de solo impactar y nada de recibir, Bardock se había sobreconfiado. Casi por instinto, nada más recomponerse del golpe, se lanzó hacia su oponente para propinarle un rodillazo en la zona más grande que tenía: el estómago.

Tora no esperó que su enemigo se recuperara tan rápidamente del golpe propiando, por ello le pilló con la guardia cambiada cuando Bardock entró en su círculo de seguridad y lanzó aquel rodillazo contra su estómago. Sin apenas tiempo para reaccionar, recibió el golpe, y con un gruñido de dolor, juntó ambas manos y bajó el golpe contra la cabeza del guerrero con intención de aamrtillarle la cabeza con ambas manos.
 

Bardock levantó los brazos bloqueando el golpe de su rival. Seguidamente, lanzó un puñetazo directo a su pecho.