Partida Rol por web

Dragonlance - Reconquistando Silvanesti

Capítulo II

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28/12/2019, 16:09
Nalviusduil

El más antipático de los dos guardaespaldas toma los remos de la barca y no tarda en alejarse de la orilla llevándose consigo a la mujer rubia. Si la embarcación es capaz de soportar la carga de los dos o se hunde en el fondo del río ya no es asunto tuyo, así que te sientas tranquilamente a comer algo.

—Me gustaría poder ofrecerte algo a cambio de tu ayuda —dice el clérigo, sentándose a tu lado y afinando las cuerdas de su mandolina—. Ninguno de nosotros esperaba que avanzar por el bosque resultaría tan lento y tan penoso. Habíamos oído que los kirath estábais extendiendo rumores exagerados sobre la situación pero en unos pocos días ya hemos visto que no es así. Nada de lo que habíamos escuchado en Silvamori hace justicia a la horrible realidad que ha transformado nuestro hogar.

»Nuestra comida escasea y también el agua potable —la música empieza a sonar, acompañando las palabras de Nalvius; una música dulce y reconfortante—. Creímos que el bosque nos daría lo que necesitásemos pero ya no es así. Los ríos están envenenados y los animales, enfermos. Nada de lo que hemos cazado nos ha resultado nutritivo y lo que hemos tratado de recolectar ha intentado matarnos, aunque imagino que no te estoy contando nada nuevo; tú ya debes estar familiarizado con todo eso, sin duda.

»Tal vez mis valientes compañeros no lo digan, pero yo temo que no seamos capaces de llegar a Silvanesti por nuestros propios medios. No sin un guía que conozca esta tierra y nos ayude a anticipar sus peligros. Dime, Tareth, ¿tú y tus amigos nos ayudaríais a llegar a Silvanost? Es muy importante que lo hagamos, si no fuera así, el Sinthal-Elish no nos hubiera enviado desde tan lejos.

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28/12/2019, 17:01
Director

Sabéis que a Tareth le llevará toda la jornada traer a los diplomáticos hasta esta orilla, incluso aunque se turne con Zeverúth para realizar tan ingrata labor, así que os preparáis para establecer el campamento en este lugar.

Montáis las dos grandes y vistosas tiendas de campaña y también colocáis la plataforma de vigía sobre un árbol cercano tras cercioraros de que no intentará atacaros cuando os encaraméis a él. Después aún os queda tiempo para comer algo, para intimar y para montar guardias con el propósito de asegurar esta orilla de cara a la llegada de los primeros diplomáticos.

Desde tu elevada posición, eres el primero en detectar el regreso del bote de remos. Sin embargo, te sorprende no descubrir a Tareth allí; en su lugar hay una pareja de elfos a los que no reconoces.

La primera es una mujer rubia, con el cabello trenzado y vestida con una resplandeciente túnica blanca impoluta. El otro, el que va al mando de los remos, es evidentemente un soldado de la Protectoría por su yelmo emplumado y su capa escarlata.

Para cuando toman tierra, tanto Ashe como tú estáis preparados para recibirles. Los dos parecen fatigados por la travesía pero pronto os queda claro que son conscientes de vuestra presencia.

—¡Sabemos que estáis ahí, dad la cara! —exige el soldado, llevándose las manos a la boca para hacer bocina mientras grita, a nadie en particular, en dirección a las tiendas de campaña sin atreverse a avanzar hacia ellas. Es evidente que aún no os ha visto.

A continuación, echa mano al ornamental arco de asta que cuelga a su espalda, decidido a defenderse a sí mismo y a su compañera si les estáis tendiendo una emboscada.

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29/12/2019, 11:12
Tareth el Tuerto

Mejor que no... - Dijo entonces el elfo tuerto tras la pregunta del clérigo. - Mejor que no haga música, digo. Si, eso digo. - Sonrió. - Hay muchos peligros. Me gusta la música. ¡Oh si, claro que me gusta! Pero es mejor no atraerlos. - Se acercó lenta y sinuosamente hasta Nalvius. - No queremos que nos encuentren, no. No nos gustaría.

Tareth se sentó junto a Nalvius y se quedó petrificado mirándole. Agarró su bota de vino y le dio un sorbo sin dejar de mirar fijamente a la persona que tenía justo frente a él. Al separar la boca de la bota, suspiró y se relamió los labios. No dijo nada antes de dar un nuevo sorbo y mantuvo la incómoda mirada sobre Nalviusduil. Un reguero de vino le cayó por la comisura del labio, apartó la bota y se limpió con la manga.

Podemos ayudar, si. - Dijo al fin. - Estamos al servicio de todos los elfos. De todos los buenos si... - Se llevó la mano al mentón mientras daba golpecitos con los dedos sobre su propia rodilla. - Muchos peligros son los que encontrareis. Soy experimentado en estas tierras. Tenemos un refugio, si, lo tenemos. Pero me perdí. - No era fácil comprender lo que Tareth decía. Frases inconexas, repetición de términos y era como si en ocasiones, al acabar las frases se autoconfirmase a si mismo con una afirmación o una negación. Aún así, parecía saber de lo que hablaba. - Conozco este sitio, pero me perdí. Me despisté. Uno de esos seres incorpóreos me encontró. - La mirada de Tareth se perdió en el infinito. Era como si estuviera recordando con horror aquello que contaba. - Quiso que muriera. Si, eso quería. Estaba en mi cabeza. ¡Se metió dentro, muy dentro! - Una lágrima asomó por su mejilla. - Destruyó mi mente y casi hace lo mismo con mi cuerpo... - Suspiró de nuevo mientras negaba con la cabeza. Parecía realmente afectado. - Pude destruirlo a tiempo. - Dijo entonces. - Pero mi cerebro quedó tocado. Aturdido vagué durante días. Sin comer, sin beber. ¡Mal, muy mal estaba el pobre Tareth! - Resopló. - Mis hermanos kiriath me encontraron, si... me salvaron...

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29/12/2019, 15:48
Zeverúth

Por la reacción de la diplomática y su escolta, Tareth no había tenido mucho éxito tranquilizándolos sobre las intenciones del grupo en ese lugar. Desde su posición, levantó los brazos en señal tranquilizadora, y comenzó a hablar:

Tranquilos, somos dos y estamos aquí, no queremos hacer daño, solo ayudar. Voy desarmado, voy a bajar - esperó con paciencia a que la pareja estuviese de acuerdo con que bajase de su posición sin sentirse amenazados, y una vez que pudo ver que su maniobra no iba a ocasionar un agujero más en su piel, descendió para acercarse lentamente y lo más tranquilizadoramente posible a los dos elfos.

¿Qué ha ocurrido con nuestro compañero? - preguntó a ambos, comprobando una vez más que Tareth no venía en la barca.

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29/12/2019, 15:33
Gwyndrahir

La expresión de entusiasmo se fue disolviendo a medida que la seriedad de la druida se imponía, con amenazas, reproches y prohibiciones, nada que el rechoncho elfo no hubiese escuchado antes de la elfa. Yo estoy bien, amiga kirath, no te preocupes, arriesgué mi vida por tu mascota pero no tienes nada que agradecer, pensaba Gwyn mientras ella hablaba. - De acuerdo, es tu árbol, no lo tocaré - dijo dejando las herramientas en el piso, para luego ponerse de pie y acercarse a su compañera.

- Llegaste hasta el pantano para salvar a tu mula? qué bien...- había un aroma pestilente en torno a Gwyn que a unos pocos pasos resultaba desagradable - ... yo me metí dentro por ella - señaló sus botas aún embarradas con el viscoso barro y sus pantalones manchados con las apestosas aguas densas y oscuras del tenebroso lugar, dejando claro que aquello había sido un sacrificio para él. 

- Primero me encargo de la rata gigante, luego te dejo un mensaje y luego voy tras tu mula que no debía estar muy lejos... si hubiese interrumpido tu descanso y al hacerlo se atrasara toda tu obra arquitectónica, molestándote por algo tan sencillo como traer de vuelta a tu mula, me hubieses maldecido de peor modo Lithiniel - el kirath estaba seguro que hubiese sido peor si por algo que él pudiese haber resuelto la druida perdía un día de trabajo - Quéjate si quieres, pero dime... cómo iba a saber que la mula terminaría en el pantano? crees que me ha gustado andar toda la noche en este bosque maldito tras tu animal asustado?-

- Cuando el agua del pantano me llegaba a las rodillas vi como unos monstruos la picaban sin piedad, y los enfrenté valientemente... y los vencí! - dijo con cierto orgullo y abrió su mochila para sacar un insecto del tamaño de un perro, con patas de insecto, alas de murciélago, cuerpo peludo y un pico del largo de una daga que estaba algo apretujado y atravesado por un virote - eran varios de estos, aquí tienes la prueba - dejó el trofeo a sus pies. - Ella se desplomó debilitada, perdió mucha sangre, pero la ayudé a incorporarse, la acaricié y la calmé...  no sabíamos cuantos más de estos nos atacarían por la noche, no se veía casi nada por la niebla, así que busqué un lugar seguro - entonces el rostro del rechoncho elfo se retorció en una mueca de asco - No se como explicar de dónde salieron, tú entiendes más de animales que yo, pero eran decenas, cientos o tal vez miles de ratas que nadaron hacia ella y comenzaron a comer su cuerpo, no pararon hasta llenar bien su vientre con las tripas de nuestra querida mula, lo último que vi de ella fueron sus costillas blanquecinas sumergiéndose en las oscuras aguas... fue una muerte horrible, no te la deseo ni a ti - parecía que le daban arcadas de sólo recordarlo.

- Ni siquiera tenemos un recuerdo de ella, tan sólo nos queda la sangre que este mosquito monstruoso bebió de su lomo. Si lo deseas puedo compartirla contigo - le ofreció a modo de consuelo.

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29/12/2019, 16:13
Gwyndrahir
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Engañar

Tirada: 1d20

Resultado: 12(+5)=17 [12]

Notas de juego

Siendo objetivos y estrictos, Gwyn no ha mentido en nada... si ha omitido algunas partes, tal vez por olvido, jeje. 

Dejo hecha una tirada por si ella no cree el discurso y consideras que hace falta (oculta y sin bonificadores de contexto).

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29/12/2019, 19:42
Director

Tienes la sensación de que Gwyn no te está contando toda la verdad o la está exagerando para quedar como un héroe. Y resulta difícil para él tener tu gratitud porque después de todo, sí que has perdido tiempo en ir tras él en lugar de seguir mejorando el refugio y además ha sido incapaz de traer de vuelta a tu mula, demostrando una vez más su inutilidad y mal juicio.

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29/12/2019, 19:45
Elspeth

La elfa vestida con túnica blanca posa su mano sobre el brazo de su compañero para instarle a deponer su actitud defensiva. Una tiara de oro blanco y diamantes adorna su frente, haciéndola parecer una princesa. Su túnica está impoluta salvo en el repulgo, donde las aguas rojizas que se han colado en la barca y teñido el dobladillo de su blanca prenda. Viéndola de cerca os dais cuenta de que es más alta que la mayoría de los elfos, más que su guardaespaldas y que Zeverúth, y tan alta como la semielfa.

—¿Sois kirath? —pregunta cuando os mostráis ante ella, aunque vuestras capas os delatan y no espera a que respondáis—. Yo soy Elspeth de la Casa de Mística, enviada del Sinthal-Elish y del Cónclave de Alta Hechicería. No esperábamos encontraros en nuestro camino a Silvanost, pues nos han dicho que los vuestros rara vez se adentran tanto en los bosques de nuestra patria.

»Aún así, nuestro encuentro ha sido oportuno y afortunado pues no teníamos modo de cruzar el Thon-Rishas sin la ayuda que nos ha prestado vuestro compañero Tareth. No debéis temer por él, se ha quedado voluntariamente con el resto de nuestra comitiva y se encuentra sano y salvo.

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29/12/2019, 20:25
Nalviusduil

El clérigo deja de tocar pero no de sonreír. No parece que tu cercanía le incomode y la suya tiene algo de reconfortante a pesar de que los silvanesti soléis ser individuos distantes y desapegados.

—Si alguien tan experimentado como sin duda tú lo eres ha caído presa de las maléficas artes que se han apoderado de nuestra patria, no quiero ni pensar en qué hubiera sido de nuestro grupo si no te hubiéramos encontrado. Solo puedo dar gracias a Astarin, E'li, Quenesti Pah y todos los demás dioses de la Luz por haber propiciado este afortunado encuentro.

»Se ve que eres un buen elfo y tus amigos también deben serlo por lo que me cuentas. Estoy deseando conocerlos y también conocerte a ti más en profundidad. Yo no he vivido una vida muy aventurera precisamente, ¿sabes? Rezar, componer, tocar, cantar... eso es lo mío. ¿Pero adentrarme en un territorio hostil como este? Jamás, ni en mis peores pesadillas.

»Y pensar que hubo un tiempo en el que todos llamábamos hogar a esta tierra... Yo soy de Sithelnost y me crié a la sombra de la Gran Catedral de Astarin. Hasta la llegada de los dragones nunca pensé que conocería otro sitio que no fuera mi ciudad natal pero mírame, aquí estoy. No quiero ni pensar qué habrá sido de Sithelnost tras la Pesadilla, imaginarlo me produce escalofríos. Y tú, Tareth, ¿has estado en Sithelnost alguna vez?

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30/12/2019, 07:52
Tareth el Tuerto

- Quise ir si... - Dijo apenado.- Quise combatir a la pesadilla, pero no me fue posible, no. - Mostró su rostro, sus cicatrices, su ojo tuerto. - Me detuviera antes de llegar. 

Tareth no era un elfo triste. Pero siempre que hablaba de lo que sucedió parecía afligido. Muchos pensarían que lo estaba por las horribles consecuencias que su cuerpo había sufrido, pero esa no era ma razón. La razón verdadera era el hecho de no haber podido llegar y combatir a la pesadilla para tratar de expulsarla de Sithelnost.

Se cosas de la ciudad, si...- Afirmó. - Está cerca del Thon-Thalas, lleva el nombre del orador de las estrellas, Shitel Silvanos, la casa de la jardinera era muy importante allí, la Protectoría defendía la ciudad y la antigua general Reyl Konnal está al mando de la reconquista. Su gobernadora era lady Eluarna Nihriome hasta que fue atacada la ciudad por dragones... - Resopló.- Buenos tiempos eran, si, muy buenos. Me hubiera gustado visitarla aunque solo hubiera sido una vez. - Mantuvo la mirada perdida durante toda su exposición, pero entonces miró a los ojos del clérigo. - Mis amigos estuvieron allí. - Dijo sonriente. - Salvaron a gente y la trajeron de vuelta a Rocío Matinal. Son héroes, si. Muy grandes. ¡No todo está perdido, no!

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30/12/2019, 22:29
Nalviusduil

El clérigo asiente ilusionado y sonriente, escuchándote hablar sobre su ciudad. Sin embargo, no puede evitar dar un salto de emoción cuando le hablas de tus compañeros.

—¡¿Conoces a los héroes de Sithelnost?! Pregunté por ellos en Rocío Matinal y me dijeron que habían regresado a Silvanesti, pero cuando traté de informarme en el campamento E'li sobre su paradero lo único que me supieron decir es que los habían llevado a Rocío Matinal para ser juzgados por su desobediencia.

»Si me preguntas, te diré que para mí son unos verdaderos héroes. Se lo digo a todo el mundo. ¿A quién le importa si incumplieron unas órdenes estúpidas para salvar vidas? A mí no, desde luego, y tampoco a los agradecidos supervivientes con los que he hablado.

»La Hija Venerable Raenavalonna está viva gracias a ellos y a Astarin, cuando todos la dábamos por muerta hace tres años. Estuve hablando con ella como estoy hablando contigo, ¿te lo puedes creer? La pobrecilla está ciega y no supo decirme cómo eran los héroes pero me contó cosas, cosas para escribir una canción algún día sobre sus gestas. Pero tú has tenido la suerte de conocerlos personalmente. Háblame de ellos, dime como son, quiero saberlo todo.

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31/12/2019, 14:29
Tareth el Tuerto

Vais a conocerlos en breve. - Respondió entonces el Tuerto. - Pues con dos de ellos estaba cuando localizamos movimiento en ésta orilla. - Sonrió. - Los otros dos no andan lejos tampoco, no. Los encontraremos. 

Tareth le ofreció la bota de vino a aquel elfo. Estaba resultando ser un tipo amable, casi demasiado. Si se fiaba de él y adoraba a los "héroes de Sithelnost", su misión sería bastante más fácil de lo que podía aparentar de buenas a primeras y eso le gustaba a Tareth. Aunque aquel elfo, machacado por las circunstancias, sabía que lo que parecía fácil, no siempre lo era y que tenía que mantenerse alerta, pues las tornas podían cambiar en cualquier momento.

Por raro que pueda parecer, se odian entre ellos, si, se odian bastante... - Confesó el elfo. - Difícil es su trato diario, pero quizás por ello son tan buenos haciendo lo suyo. Si, podría ser por esa razón... - Se encogió de hombros. - Lidiar con ellos no es algo que se haga de buen gusto, no. Son rencorosos, avariciosos y malos compañeros, pero sin embargo, puedes fiarte de ellos si les encargas un trabajo imposible. Si... curioso, muy curioso...

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31/12/2019, 19:09
Lithiniel

A la druida no le gustaba ni un ápice el tono del explorador por lo que le espetó con dureza:

-Creo que ha quedado más que claro que por mucho que tu creías que podrías, lo único que has conseguido es traer este mosquito-perro que a saber para qué demonios piensas que me va a servir su sangre... -expuso asqueada por semejante engendro y más aún por la proposición de Gwyn- si no le di la mula a Tareth era por la simple razón de que no podía controlar al animal en silvanesti sin mis hechizos, y ahora vas tú y crees que en solitario si podrías, ¿se puede saber por qué? -preguntó dolida sin entender porque el explorador en vez de pedir perdón lo único que hacía era justificarse- que sepas que me debes una mula, ¿pudiste sacar al menos todas las cosas que portaba? -preguntó esperando que el kirath hubiese tenido dicho acierto al menos- de ahora en adelante despiértame por cualquier incidente que ocurra, ten por seguro que yo sabré mejor que tú si me conviene seguir descansando o ayudarte... -concluyó como si de una orden se tratase.

Esperaba que los humos del explorador se rebajasen bastante, pues algo en su interior le decía que mentía y lo narraba todo para quedar como un héroe, y no pensaba tardar mucho en echárselo en cara si Gwyndrahir seguía empeñado en discutir...

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31/12/2019, 21:31
Gwyndrahir

- Sí pude! - dijo el rechoncho kirath indignado - Ella era mi amiga mula, me adentré en el pantano por ella, la salvé de estos mosquitos monstruo, evité que se ahogue, la calmé, la ayudé a levantarse, y la acaricie... no sólo a ti te quería - lo que no podía negar refutarle a la elfa era que el animal había terminado horriblemente muerto - No fue porque no pude calmarla que murió, sencillamente no podía hacer nada para detener esas cientos de ratas voraces - se excusó nuevamente Gwyn, y luego levantó el mosquito gigante de mala gana y lo guardó en su bolso - No te debo ninguna mula, en tal caso te la deben las ratas... cuando regresen al árbol, que estoy seguro lo harán muy pronto, puedes reclamarles - 

La druida no tardó en preguntar por las cosas que la mula cargaba y Gwyn señaló el interior del árbol - Las saqué ayer frente a ti, aún deben estar dentro, aunque puede que las ratas gigantes hayan comido alguna de tus raciones - dijo haciendo referencia a lo que había sucedido por la noche. 

- Yo sólo no quería molestarte, pero si prefieres que te despierte, en adelante lo haré - muchos días tenían que pasar juntos y solos, ya se habían ido el tuerto y la mula, tal vez los dos tuvieron el mismo destino, y Gwyn no quería que la semana por delante fuese un martirio como el que había vivido en Tirintaal. - En qué puedo ayudar? Quieres que cocine? Que cace ratones? Que junte ramas? - ofreció sin muchas ganas, pero con la seguridad que era mejor colaborar con Lithiniel que llevarle la contra.

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01/01/2020, 18:45
Nalviusduil

El clérigo de Astarin te acepta la bota de vino y bebe un largo trago.

—Vaya, es un caldo realmente bueno —comenta después de catarlo, sentándose de nuevo a tu lado—. ¿Estás seguro de eso que dices? Igual no hablamos de las mismas personas. Yo me refiero a Lithiniel de la Casa de Arboricultura estética y su valiente esposo Tërevan. A los prometedores aprendices de mago de la Casa de Mística Erindel y Kenthalas. Al risueño Gwyndaewar y a Ashe, la célebre exploradora mestiza. Los Héroes de Sithelnost. Me cuesta imaginarlos como tú los describes.

»Pero si se enfrentaron a un ejército de draconianos solo para rescatar a la Hija Venerable Raenavalona y a los suyos. ¡Si hasta mataron dragones y no pidieron ni un cobre por ello! De verdad que no puedo creer que estemos hablando de las mismas personas.