Maldita luz, iba pensando Ur. Y lo habría expresado en buen troll cuando volvió a recordar que estos alfeñiques que les acompañaban no eran trolkins especialmente despiertos a los que se pudiera recurrir cuando tuviera hambre, quizá arrancándoles un brazo o algo así.
Eso y un poquejo de curación, y todavía tenías para dos o tres bocados más. Su estómago gruñó una vez más, y gotas de fresca baba cayeron de entre sus dientes amarillos.
Total, que cegado por la claridad que entraba, y por las caóticas corrientes de aire que palpaba desde ahí, intentó parar un poco más de la cuenta, poniendo especial cuidado en evitar emboscadas de seres del caos de los que infectaban el lugar. Una vez bien mirado y remirado, miró en busca de la aprobación de Kuz, y avanzó a la par que él.
Ale, percibir bien, por si las emboscadas, y salir al exterior.
Luz, por fin un poco de luz. - El gran troll dijo algo inentendible y luego tomó una posición de resguardo algo extraña. Babeaba a la par que se acuclillaba un poco para percibir algo en el exterior. - Los trolls tienen métodos raros. - Se dijo para si. Continuó detrás del grupo pero estaba claro que aún no se encontraban fuera del peligro. Buscó un ángulo seguro y acompañó a los demás con cautela hasta la última sala, la salida.
Ahora otras dudas empezaban a dibujársele a la muchacha. ¿Sería fácil volver con quien les encomendó la tarea o aún estaría su camino lleno de peligros? Y sobre todo ¿Sus compañeros seguirían esperándoles en la entrada como habían dicho?
Con los primeros y evasivos rayos de luz, empezamos a entender que nuestro viaje por las cavernas está apunto de concluir. Y esos carteles de peligro colgados de las paredes, nos dan el empujón final para apretar el paso hacia la salida. - Un poco mas compañeros y habremos terminado esta travesía. Aunque les llamo compañeros, aun no terminaba de fiarme de ellos y mucho menos de ese Troll albino, que no hacia mas que mirarnos a todos como si fuéramos un plato de estofado recién servido.
No quedaba mucho para abandonar de una vez estas malditas cavernas llenas de criaturas del caos. Aún quedaría devolver la estatua al contratista, pero prefería estar al aire libre que encerrado en ese lugar... rodeado de maldad y de un feo troll come elfos. Seguí a los demás sin retrasarme mucho, cerrando la comitiva.
-"Sí, luz al fin. Continuemos."
Exterior de las Cuevas.
Salís de las cuevas al aire fresco del atardecer, en un par de horas, tal vez oscurecerá. La estatua parece haber salido intacta, y os encontráis en el exterior, en el Abismo de la Garganta de Serpiente.
Aún hay que volver, pero primero tenéis que tomar la decisión de hacia donde dirigiros y si intentaréis buscar refugio para descansar cuando oscurezca o seguiréis caminando sin descansar.
Mientras camináis, tenéis que poneros de acuerdo en vuestros siguientes pasos, aún estáis al fondo del abismo, la ciudad más cercana era Alda-Chur, aunque también podéis intentar evitarla y dirigiros a la población desde la que salisteis sin pasar por ella, o intentarlo, para evitar a los lunares.
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Bien, fuera. ¡Al fin! - Se estira alegremente al sentirse otra vez libre en las praderas bajas de la garganta. - Deberíamos escoger ruta a seguir. ¿Les parece retomar el camino? Sabemos al menos que por ahí hemos podido bajar. Será sencillo subir. - Se rasca la cabeza. - No recuerdo si alguien nos seguía o si habíamos alertado o molestado a alguien en nuestro camino. ¿Alguien recuerda algo de lo que tuviésemos que estar precavidos?
Bueno, como sea. Yo propongo comenzar a andar sobre nuestros pasos otra vez para intentar alcanzar cuanto antes la parte alta. Sin embargo podríamos acampar antes de subir si hallamos un lugar adecuado, antes que se haga demasiado tarde. - Observa a los Trolls. - A menos que quieran guiarnos en la oscuridad. Esto de que sean tan buenos a ciegas me deja todavía algo perpleja. - Se frota los ojos. - Por suerte no hay tanta luz. Todavía mis ojos no se acostumbran del todo a la claridad.
Luego avanza unos pasos y pone una de sus manos sobre sus ojos. - Tenemos que llegar a nuestro destino sin llamar demasiado la atención. ¿Creen que sería oportuno esquivar Alda-Chur? No se olviden que llevamos una enorme estatua que a simple vista parece bastante costosa o al menos llamativa.
—Grrrrrr. —Pensar en los lunares le había hecho rabiar. Lunares. Los rojos. —Grrrrr. —Enemigos siervos del caos. Un caos disfrazado pero apestoso.
Luego miró la estatua. Era un dios. Ya se cuidaría él mismo.
—Ur no gusta lunares, no. Grrrrrrrr. Matar lunares.
En cuanto a la oscuridad: —Ur prefiere viajar de noche, pero se apaña de día. Pequeñajos no os valéis de noche. Ur de día si. Vosotros de día si. De noche no. O sea. —Rápidos cálculos. Rascada de cogote. —Viajar de día. Quizá parar al medio día un poco. Luz duele, ¿vale?
Por fin estábamos fuera de esas malditas cavernas infestadas de adoradores del caos. Ahora solo quedaba llegar a la población desde la que habíamos partido hace tiempo con el encargo a lomos del troll. Y si podíamos evitar a los lunares, mejor que mejor.
-"Creo que deberíamos de continuar hasta poco antes del anochecer y hacer un descanso. Antes del alba deberíamos de continuar y si a ellos les molesta tanto la luz diurna, hacer la parada que exige a mediodía. No queremos que se queden ciegos, ¿verdad? Y por mi, vayamos por donde vinimos, como dice Zashi, pero evitando acercarnos a Sal-chi-Chón." Dije mirando de reojo a Ur.
Con la salida de las cavernas, parece como que el aire es mas fresco e incluso el poco sol que aun brilla, parece calentar mis huesos. - Ya era hora, la verdad. Me muevo un poco para desentumecer los músculos. - Eso está mejor, si señor. Señalo al elfo del grupo. - Tiene razón, deberíamos avanzar lo mas posible antes de que la luz se vaya definitivamente. Me encojo de hombros. - Usar el amanecer y el atardecer para avanzar, dejando los mediodías para hacer algo de descanso ... es algo lógico, los Trolls nos han ayudado ahí dentro, seguimos con ellos aquí fuera.
A la salida de las cavernas, Kuzlass no pudo evitar gruñir al ver el disco solar, incluso cuando el atardecer avanzaba y su luz era menos brillante. Aún llenas de Caos y horrores, el interior de las cavernas resultaba más acogedor para el troll negro que el exterior, bajo el ojo de Yelm el Ardiente, señor del infierno.
—Yo digo que avancemos todo lo que podamos. Cuando llegue la oscuridad tendremos que parar, porque avanzaréis a trompicones y haciendo un ruido tremendo —dijo, convencido de que no podrían avanzar mucho ni aunque quisieran—. Nos esconderemos, sí, y los trolls estaremos atentos a lo que se mueva en la oscuridad.
Kuzlass temía que los habitantes de las cavernas pudieran salir de noche a intentar recuperar la estatua, pero no quiso asustar a los no trolls antes de tiempo.
—Deberíamos evitar Alda-Chur. Los lunares podrían querer quedarse con la estatua. Subamos por el sendero de Varna y avancemos campo a través hasta Jontenheim, evitando tanto la noche profunda como el mediodía ardiente.
Está decidido entonces, partamos. - Dijo alegremente iniciando la marcha hacia el sur. - Sigo pensando que sería bueno descansar antes de subir. - Se detuvo un momento a contemplar el risco en el horizonte. - Creo que tener un mayor tiempo disponible para maniobrar una vez alcancemos la sima sería una decisión acertada. Por lo que prepararnos y tomar precauciones antes de emprender la subida nos permitiría movernos con más soltura.