La compañía afortunada tenía dos posibilidades, enfrentarse a los lobos huargo desde su posición privilegiada o tratar de buscar una salida. Pudieron ver, cómo entre las sombras de los árboles, algo acechaba y no era un lobo. No tenían muchas raciones de viaje para afrontar un asedio prolongado por lo que buscar otra salida fue la opción por la que optaron.
Tal y como Beli sospechaba, había unas minas subterráneas. Fue Anaryenel el que encontró la entrada a las mismas y las recorrieron durante horas, incluso días. Finalmente consiguieron encontrar la salida y aunque tuvieron que enfrentarse a unas arañas enormes que guardaban la salida, consiguieron salir victoriosos.
Con el recuerdo de aquella figura salieron de nuevo al sendero, muy cerca del final del bosque. Allí pudieron encontrarse con los beórnidas de nuevo y departir con ellos. Estaban muy preocupados por lo que habían visto en el bosque y quedaron que continuarían investigando, pero antes, tenían que devolver a su huesped y dar parte de todo lo sucedido a su mecenas; Gloin.
Así terminó una aventura más de la compañía afortunada, aunque desde luego no sería la última.