Partida Rol por web

Anaryenel, torvamente, sonrió al ver lo que Beli examinaba del campamento, y quienes debieron haber estado allí. Eso reafirmaba su postura, pero en cualquier caso, sencillamente, ahora era el lugar, y los beórnidas sabían qué hacer si querían buscarlos. 

- Me temo que deberemos subir. - Dijo el elfo, que estaba más temeroso de haberse salido del camino que de estar trepando por el muro, esperando, en cualquier caso, que eso fuera un lugar de descanso... y no una trampa, un lugar peligroso, o el hábitat de algún ser oscuro del bosque. Los respetaba y temía, y no quería salir del sendero por ellos. Pero sería el primero que pelearía si hacía falta, y por eso se puso el primero de todos a subir. 

Su idea una vez arriba era intentar ayudar a sus compañeros, si es que no había ningún problema de modo directo ni inminente. 

Gracias al resto encontramos una entrada a la torre, escalar. Y cada uno empezó a intentarlo como pudo. Esperé con el arco preparado, protegiendo al resto mientras escalando a su ritmo. En cuanto vi que estaban todos ya a una altura considerable, que ningún huargo alcanzaría, empecé a escalar también pero cuando llevaba unos metros escalados, me fallo un pie y una mano por lo que sentí que me caía al vacío. 

Siempre habia trepado, desde pequeñita, arboles, vayas y pequeños muretes separando las tierras de unos y otros, pero ese muro se le antojaba una autentica fortaleza, no veía agarres seguros ni apoyos, se sintió como intentar tomar al asalto una posición fuertemente defendida mientras te asaetaban por do quier y lanzaban aceite caliente desde arriba.
Le maravilló la facilidad con la que Anaryenel trepó aquel obstaculo imposible. Sin duda lo que se decía de los elfos era cierto...
Y Pacharán... ¿Cómo subiría Pacharán hasta ahí arriba?

Tras el hallazgo del enano y su paisana no quedaba otra que trepar para poder entrar en la fortaleza. No parecía cosa fácil pero el audaz Anaryenel consiguió hacerlo de forma magistral. Mientras el elfo trepaba, el al principio asombrado Felggo se centró en analizar la ruta usada por su amigo y los puntos de apoyo que éste usaba. Al comenzar su propio ascenso pronto se percató de que no le iba a servir del todo esa información, pues el primer nacido le sacaba casi un cuerpo. Sin embargo, gracias a sus finos dedos y a la experiencia anterior como saqueador, el joven Felggo pudo ir usando pequeñas grietas en la roca para asirse y llegar arriba, algo fatigado eso sí puesto que su condición física no era la mejor.

Allí, en lo alto, Felggo trató de ayudar a su compañero para asegurar la cuerda que permitiera a los otros un mas sencillo ascenso.

Habían deducido bien lo que había pasado fuera de los muros de aquella fortaleza pero sin duda se habían atascado a la hora de entrar en ella.

Fue Felggo el primero de todos que consiguió subirse hasta lo alto del muro. Trató de ayudar a Patukkas pero esta no terminaba de conseguir elevarse. Por su parte, Lurick casi lo consiguió pero se cayó con todo su peso al suelo. Le dolía la espalda pero no parecía que hubiera más daños que lamentar.

Anaryenel tomó impulso y tras varias amenazas de caída consiguió llegar hasta la cima con Felggo. Entre los dos tiraron una cuerda bien asegurada para que el resto consiguiera subir.

Habían pasado un tiempo precioso intentando entrar en aquella fortaleza, pronto caería la noche y tendrían que buscar un buen refugio para descansar lejos del hostigamiento de los lobos. De un vistazo, tanto a Felggo como a Anaryenel les pareció magnífica la ubicación de aquella fortaleza, podrían dormir resguardados... y tal vez hacer fuego para comer.

Pese a la aparatosa caída, no me hago apenas daño, salvo el del golpe. Me levanto del suelo, dolorido, me sacudo el polvo del suelo y vuelvo a mirar el muro y veo una cuerda:-Gracias chicos, de haberme esperado me habría ahorrado el golpe en la espalda.-digo y tomo la cuerda, doy un par de tirones para asegurarme de que está firme y empiezo a subir por ella, y casi sin apenas dificultad llego a lo alto del muro, me quedo vigilando mientras Béli y Patukkas terminan de subir para recoger la cuerda y que nadie supiera que estábamos allí. Acto seguido desciendo del muro  y me encuentro junto al resto. 

.-Bien creo que aquí estaremos a salvo por el momento.-digo tras observar el interior:-Vamos a descansar un poco y más tarde prepararemos algo de comer. Sé que estarás tentada Patukkas en hacer un fuego para cocinar pero me gustaría recomendar de no hacerlo.-comento a continuación a lo que sigue una explicación razonada:-Suponemos que hemos despistado a los huargos pero no estamos seguros y donde hay huargos suele haber orcos también, incluso en este bosque y no me gustaría verles todavía y el humo de la fogata les alertaría.-explico lo mejor que puedo para que se entienda que a pesar de que nos apetezca entrar en calor, el humo podría atraer compañía no deseada. 

Anaryenel había subido, pero sabía que aquel lugar no le gustaba, al estar dentro del  bosque. En cualquier caso, una vez allí, lo importante era ver los diferentes lugares que podían ser el lugar de ataque de cualquier enemigo, y no había pocos en aquel bosque. Sencillamente, Anaryenel conocía el bosque, aunque no sabía si aquella zona sería como la que él controlaba perfectamente. En silencio, sin hablar con sus compañeros, les hizo un gesto y subió un poco para observar mejor lo que se veía para estar tranquilo. Esperaba mientras, que se instalaran para esperar y que tuvieran todo listo, y que comieran para recuperar fuerzas. 

El hobbit se alegró de ver como esta vez y con ayuda de la cuerda el cazador si podía llegar arriba. 

—¡Pat! ¡Pat! Si no te ves con fuerza para subir, amarra bien a Pacharán para que podamos subirlo y luego haz lo mismo contigo —bramó Felggo, preocupado por su comapañera—. Por favor, Lurick, ayúdanos a tirar de ellos.

Una vez y estuvieran todos arriba, el pequeño saqueador tenía intención de dar con la entrada superior de la torre e investigar su interior.

Ato a Pacharan con un extremo de la cuerda a modo de arnés para que lo suban hasta arriba. Tras eso, intento escalar con ayuda de la cuerda imitando los movimientos de Felggo y el resto pero a mitad de escalada se me resbalan las manos y a pesar de los esfuerzis por no caer, sólo consigo magullarme manos y rodillas contra el muro.
Abochornada recojo la cuerda y me la ato bajo las axilas. Ato el nudo en el pecho y compruebo que quede tirante.
Vaya aventurera de pacotilla. Más valía comenzar a entrenar más y fumar menos hierba
-Subidme por favor

No sabía donde habían dejado los enanos la puerta de la fortaleza, pero el tiempo apremiaba y con la amenaza de la noche de sus peligros, lo mejor era entrar dentro, algo que el elfo y Felggo habían conseguido, pero cuando intento ir en ultimo lugar, para subir, el peso de mis armadura y mis armas no me ayuda mucho, "eh, necesito un poco de ayuda" le digo a mis compañeros

Tras un rato intentándolo, la compañía afortunada consiguió trepar por aquellos muros y acceder al patio interior. Una vez allí, no encontraron la puerta de entrada y fueron los conocimientos enanos de Beli los que encontraron la puerta hechizada y escondida. Tardaron un rato pero Felggo descifró el acertijo y pudieron acceder. 

La fortuna les sonrió, una vez más, pues eran la compañía afortunada y en cuanto cerraron las puertas escucharon los aullidos de los huargos que les perseguían. Patukkas se subió a una de las ventanas y cuando contó hasta cien, dejó de contar. Sin duda habían sido afortunados de poder resguardarse antes de tener que enfrentarse a ellos.