Partida Rol por web

Harrer se estaba recuperando a gran velocidad, ya poco quedaba de aquella persona desesperada, que habían encontrado en la prisión. Era una persona muy activa, fibroso y con alegría, la libertad le había cambiado. 

-Pienso al igual que varios de ustedes, que mejor no contratar a ningún porteador. Ya no solo por el hecho de que tal vez estemos siendo seguidos por los nazis, y podrían meternos a algún infiltrado. Sino, debido a que la información que vamos a buscar es muy delicada y no convendría que haya más personas de las estrictamente necesarias.-

Y luego se puso con ganas a estudiar los mapas y planos, para trazar la mejor ruta posible. Se veía desde lejos, que sus acompañantes no eran alpinistas profesionales. Realizo con cuidado sus cálculos, para estimar el tiempo de viaje y lo que podrían necesitar.-Aunque no tenemos que hacer cima, ya que el templo se encuentra antes. Vamos a necesitar ropa y botas adecuadas. Raciones de viaje y equipo de escalada. Así como un saco de dormir para cada uno, y un par de tiendas de campaña. Todo esto es voluminoso y pesado, así que tendrán que dejar buena parte de lo que llevan encima, y cargar con lo que consideren imprescindible. El resto lo pueden dejar en el hotel. No debería afrontar esta expedición con demasiado peso, o no llegarán.-

- Bueno, pues no queda de otra que hacer acopio de la fuerza y para adelante. Espero que el hotel sea seguro, igual yo recomendaria no dejar nada sensible aqui, por si en nuestra ausencia los nazis deciden registrar nuestras cosas o llevarselas. - comenta Pero mientras se acerca a su mochila y empieza a revisar sus cosas en busca de que dejar y que no. Mientras saca su equipo de escalada sonrie  - les dije que los ibamos a necesitar jajaja - 

Harrer, tienes toda la razón... -mejor apañárnoslas en el ascenso por nosotros mismos-. Ahora el guía de este grupo eres tú. Estamos en tus manos... Por cierto, yo ya cuento con un equipo de escalada. He entrenado reclutas y he hecho espeleología autodidacta. Pero esto va a ser un reto... -apunté-. Fue entonces, cuando comencé a rebuscar entre mi equipo. Algo debía dejar en el hotel para no ir sobrecargados, pues aquella montaña se antojaba totalmente difícil. Eso sí: hay algo que no quedaré atrás... -y le dí un par de toquecitos a la culata de mi revólver, incrustado en mi cinturón... Nunca sabía cuando podríamos necesitarlo-.

Pasamos a la siguiente escena, Nanga Parbat.