Partida Rol por web

No es difícil encontrar la parte del cementerio dedicada a la raza negra. Está en una zona aparte lejos del resto. El sonido de la trompeta les guía y klos investigadores llegan jadeando al umbral que separa la zona "negra" del resto del cementerio, al que se accede a una cancela, que permanece abierta en ese momento. De repente el suelo del cementerio se agita y el ala de un ángel se rompe y cae del lugar donde estaba sobre una lápida que se inclina y se desmenuza. Los dos compañeros son testigos del espectáculo más grotesco e inverosímil que han podido ver jamás. El horror puede leerse en sus ojos, no pueden dar crédito a lo que ven. Es imposible ver lo que estás viendo en ese momento. Los muertos gimen y comienzan a abrirse paso a través de la tierra. Manos descarnadas se asoman, es demencial ver como van de un lado al otro siguiendo la tonada. Sus ojos horrorizados localizan a Leroy junto a una tumba, supuestamente la de su enamorada fallecida, y Marnie Smilton escucha la interpretación de su amante y se esfuerza con su cuerpo seco y arrugado que no está vivo ni muerto. De todas partes llegan sonidos y crujidos y movimientos. No hace falta mirar para ver lo que ocurre.

Seguir a Leroy no cuesta tanto, aunque nos dejemos atrás a nuestro último compañero de aventuras, el doctor. Leroy susurra el nombre de su pareja mientras se dirigía hacia el cementerio, no hay que ser muy listo para darse cuenta de que se encuentra fuera de sus cabales.

Al llegar al cementerio, el espectáculo que vemos es espeluznante, estaba claro, la trompeta levantaba a los muertos, no se que extraña magia era capaz de hacer eso, pero mis ojos no fallaban. 

El horror se apodera de mí y me tengo que apoyar en un lápida para no desmayarme. 

Habían seguido a Leroy, e iba directamente donde habían supuesto. Pero al llegar algo no estaba bien, algo no marchaba, el sonido de la trompeta del músico sonaba por todo el recinto, cada nota parecía retumbar cada vez más, y lo que ello había provocado, lo que estaba ocurriendo frente a sus ojos era algo que se escapaba a la imaginación, eso era imposible, no puede ser, no puede ser, decía Arthur mientras intentaba recuperarse, lo que estaba viendo rompía con todas sus creencias, pero tenía que recomponerse, tenían que salir de allí, ... no podemos dejar que nos vean ...sus manos comenzaban a temblar, que bien le vendría ahora un buen trago de ese whisky escoces que guardaba detrás de la cortina.

Los dos investigadores fijan su mirada ante tal dantesca escena. Ni en sus peores pesadillas podían imaginar tal escena macabra. Las tumbas se tambalean y las cancelas de los mausoleos chirrían. Movimientos por todos lados, gemidos, el sonido de la trompeta. Todo gira en una espiral de locura que atenaza sus corazones y retuerce sus cerebros amenazando su salud mental. Entonces Leroy se desploma aparentemente, aunque no pueden confirmarlo, un último suspiro brota de sus labios y entonces él también se levanta sin dejar de soplar la trompeta. Todos los muertos bailan.

La escena era grotesca y dantesca, no me podía creer lo que estaba pasando, estaban todos los muertos que se habían levantado de las tumbas danzando al compás de la música que salía de la trompeta de Leroy. Me empiezan a temblar las piernas, el terror se apodera de mí, y lo único que quiero es salir corriendo de este sitio y despertarme de la oscura pesadilla que estamos viviendo. 

Algo se rompió en la cabeza de Arthur, todo lo que había visto estas últimas horas, todo eso no era nada comparado con lo que estaba presenciando. Era algo totalmente inconcebible, por un instante pasaron todas y cada una de las macabras escenas que había visto desde los sesos esparcidos sobre la mesa de ese infeliz en el cielo azul, hasta lo que ahora veía todo el cementerio cobrando vida, aquella vida que sus inquilinos habían dejado atrás hacía ya mucho tiempo. 

Prrr ... nnnnnnn ...............gggggggggggggggggggggggg - balbuceaba su boca no conseguía articular palabra alguna, en su mente todo parecía funcionar de la misma manera, sus ideas eran confusas cuanto menos. Sólo había un pensamiento en su cabeza, y tendría que hacer todo lo posible por que la luz de esa idea no dejara de iluminarle el camino, corre Arthur, corre, todo lo lejos que puedas, pero sus piernas no le respondían, y esa maldita música no dejaba de sonar, una nota tras otra, el sonido de esa trompeta le seguía.

Todo aquello era demencial. El cadáver de Leroy, los muertos danzando detrás; era demasiado para ello. Los dos investigadores envueltos en una espiral de locura se arrastran por el suelo sollozando poco a poco como gusanos inmundos hasta que la cabeza explota y una especie de energía indómita se apoderaba de sus voluntades. El blues de Leroy se burlaba de la muerte. Arthur de rodillas comienza a llorar histéricamente tapándose los ojos. Un rayo destella en el cielo de Chicago iluminando una silueta de un hombre negro que observa el espectáculo con una sonrisa en la boca. Es una persona de color, Jack corre hacia él presa de la histeria y observa sus ojos anormalmente negros, profundos como dos pozos, no conocía la música de Louis Armstrong, pero había visto decenas de veces su foto en sus discos y no podía negar que era el mismo que estaba riéndose de la muerte. Retrocede a trompicones alejándose de aquella figura cuya mirada era escalofriante, aquello no es humano, no hay duda, y comienza a alejarse gritando una y otra vez. "¿Quieres unirte a la danza de la no muerte?", dice Louis Armstrong con una voz de ultratumba. Otro rayo ilumina el cielo, la lluvia comienza a rociar el suelo de Chicago y el blues de Leroy resuena en toda la ciudad.