Partida Rol por web

Esta es la distribucion de los 50 metros cuadrados en los que vives

Otro día más... otro largo y tortuoso día más...

Me sentía frustrada, deprimida. Pasaba todo el día fuera de casa, trabajando, y así apenas lograba llegar a fin de mes.

Me daba bronca no poder darle a Tasha una vida como se merecía, una infancia tranquila, con una madre que pudiera atenderla y un padre que jugara con ella. Pero el muy infame, ese estúpido cobarde, había salido corriendo en cuanto se enteró que ella venía en camino. Bien que no tuvo reparos en meterla sin medir las consecuencias cuando estábamos de novio.

Pero era tarde para lamentos vacíos. Yo estaba sola con Tasha. Hacía casi un año que Nana nos había dejado, que había vuelto a los brazos del Señor. Sí, con mayúsculas. Porque a pesar de todo, de sentir casi los siete días de la semana que yo ya estaba en el infierno, seguía creyendo en Dios. Creía en Él, porque tenía a Tasha, el único rayo de sol que brillaba todo el año.

Con apenas tres veranos vividos, la pequeña me acompañaba en mi jornada sin quejarse nunca, ofreciéndome una sonrisa cada vez que la miraba, siendo ella mi único punto fijo, mi base, mi ancla.

Por las mañanas acudíamos a la escuela. Antes de quedar embarazada, estaba en una carrera universitaria, aspiraba a ser contadora y continuar con el estudio de mi padre. Ese mismo que ya no me hablaba y que despreciaba a su pequeña nieta. Pero con Tasha en camino, apenas conseguí los créditos para dar clases en educación inicial, lo cual en este momento era una ventaja. Podía llevar a Tasha conmigo.

Por las tardes, trabajaba de cajera en un supermercado. Ahí se me complicaba el día, ahora que Nana había muerto.

Solía dejar a Tasha en la casa de una amiga de la primaria, una que no me dio la espalda cuando quedé embarazada y decidí seguir adelante sola. Pero ella tenía sus hijos también, así que hacía lo que podía. Luego de terminar mi horario, pasaba a recogerla y volvíamos en bus hasta nuestro pequeño y ruinoso departamento, que a pesar de todo, constituía para nosotras, un hogar.

No era vida adecuada para una niña de tres años. Los de servicios sociales me lo recordaban a cada rato. Pero era todo lo que podía ofrecerle por ahora. Amor nunca le iba a faltar. Y ropa y comida tampoco. Por ella, era capaz de todo.

La niña se desperto y grito en mitad de la noche, ensegida viste el motivo, dos pequeños ojos rojos sobre la mesilla. ¡Una rata!.- pensaste con horror y el infecto ser salio corriendo en cuanto presintio peligro.

Tu niña te enseño que tenia "pupa" en un dedo. Un feo mordisco de rata. La curaste de inmediato pero le subio fiebre y tuviste que llebarla al hospital... por mordedura de rata.

Los servicios sociales llegaron antes de que te dieran el alta, por suerte era una pequeña infeccion que curaria en unos dias con antibioticos.

Si las cosas estaban mal, se ponian peor. Al volver a casa, casi de dia, viste un bonito cartel en el ascensor "ABERIAO" que te insto a subir 4 pisos con la niña en brazos por las escaleras.

Relamente esto no era vida. Para ninguna de las dos. El edificio era una ruina, pero hasta ahora venía libre de semejante plagas. Ya estaba acostumbrada a lidiar con las cucarachas. Pero una rata era demasiado. ¿Y si le hubiera pegado la rabia a mi Tasha? ¿o el hanta virus o algo peor? Para colmo, los pesados de servicios sociales me pisaban la sombra... ¿Cómo podían dudar de que era una buena madre y que no permitiría que Tasha sufriera? Tenía que encontrar la forma de salir de aquí, de conseguir un mejor lugar donde vivir. Pero sola era casi imposible.

Mis lamentaciones no servirían de mucho. Por ahora, solucionaría lo que estuviera en mi mano. Tendría que hablar con el encargado. Debía encargarse del tema de las ratas.

El responsable de los pisos era muy viejo, murio hace años y sus hijos se lavaron las manos. Dicen que se fueron a inglaterra a vivir y ninguno quiere saber nada de esa ruina de pisos.

Comienza a llover el agua se filtra por un monton de pequeñas goteras. Te toca repartir cazos y cubos por el suelo para que la casa no se convierta en una piscina.

Tienes que pensar algo para salir alli, una forma de ganar dinero y rapido.

Tasha se estaba recuperando bien del ataque de la rata. Pero mis intentos de contactar con los responsablea del edificio no estaban funcionando. Al parecer ni siquiera se encontraban en el país. La lluvia no ayudaba a mejorar mi estado de ánimo. Al parecer, hacía años que la membrana del techo no se reacondicionaba, a este paso me quedaría sin recipientes para cubrir todas las goteras.

Esto ya no podía continuar. Si no conseguía un nuevo lugar para vivir o el dinero para refaccionar éste, de seguro los de servicio social me quitarían a mi hija. Estaba desesperada pero aún me quedaba una carta por jugar. Tenía dos empleos, era dueña de mi piso y no tenía deudas pues siempre me las había arreglado para vivir con lo que había. Mañana, durante mi horario de almuerzo, iría a un banco a solicitar un crédito. Si no alcanzaba para comprar, al menos alcanzaría para reparar el ruinoso apartamento donde vivíamos.