-A pesar de todo, señor Bates, ha dado una información bastante interesante. Señorita Shetes. ¿Es cierto que fue usted quien bebió del vaso de Sir Roger y se sintió indispuesta en cuanto lo hizo? De ser así, supongo que tenemos más preguntas para usted, doctor, porque a la señorita Shetes le bastó un solo sorbo para sentirse mal, lo cual hace que uno se pregunte cuántos somníferos colocó en aquel vaso.
Smythe había pasado a la acción aprovechando la información que le había llegado. Por lo que había podido ver, y dado que el vaso estaba lleno, no parecía que aquel hubiese sido la causa de la muerte de Sir Roger, pero había que preguntarse si no era esa la intención original del médico.
Bueno, parecía que estaba claro que el último papel era una falsificación, aunque solo podíamos hacer suposiciones sobre quien lo había hecho. Yo suponía que había sido el abogado, pues a nadie más que a él le interesaba ser el heredero final.
Decido añadir algo más a la información que ya he dicho en un intento de evitar todas las preguntas que han dirigido hacia mi persona y que ahora no me apetecía mucho contestar.
- Obviamente tenía los testamentos porque Roger confiaba en mi para que se los guardase, nada más, y creí oportuno mostrarlos aquí. Al igual que decir que como ya sabréis Pro es el mayor de los dos hijos y por tanto era el legítimo heredero, pero debido a algunas cosas que el señor Roger y yo vimos, le convencí para dejárselo todo a Astird, no voy a relatar aquí los pormenores de esas circunstancias, pues no vienen al caso. Pero si os voy a repetir que mi relación con mi jefe era estrictamente profesional, al igual que la que su hijo y yo mantenemos actualmente, por si las dudas.
Suspiro y descruzo las piernas.
¿Estrictamente profesional? ¡Ay, querida! ¿No me digas que le cobras? - Preguntó con malicia.
Miro con los ojos al techo para volver a fijarlos en la escritora mientras resoplo consternada.
- Que tontería, espero que los libros que escribes sean mejores que el humor que aquí demuestras.
Menuda idiota, si creía que podía hablarme así iba lista, ya tendría unas palabritas con ella cuando acabase todo.
¡Uy, perdón! ¿Te he ofendido?
Sólo me llamaba la atención el hecho de que no hayas negado interés personal en que el señor Astird heredase la fortuna de su padre, como tampoco has negado haber mantenido una relación sentimental con él, como tampoco has negado haberos reunido juntos tú y el señor Astird en el interior de la habitación del fallecido, como tampoco has negado estar en posesión de la llave de su habitación, como tampoco has negado...
Deja de enumerar todas las acusaciones eludidas por la secretaria.
En fin... ¿Para qué ahondar en todos los detalles que todos hemos percibido?. El caso es que lo único que te preocupa, al parecer, es que no pensemos que tu relación con el señor Astird excede lo profesional "actualmente", pero tan solo hace unas horas que has descubierto el fallecimiento del señor de la casa (supuestamente). Por lo tanto, si tú, como todos los presentes, te has enterado de la muerte del susodicho aquí con todos presentes, todos hemos podido ver que al señor Astird no te une ninguna relación profesional de ningún tipo. Nadie ha realizado ningún contrato aquí desde que conocemos la muerte del señor de la casa ¿O la ley ha cambiado y los cargos de secretaria personal son hereditarios?
El caso es que sólo me quedan tres posibles deducciones:
Expone con calma.
Ahora bien, le concedo que me incliné por la tercera opción sencillamente porque era la más divertida. Seguro que al inspector le interesa más cualquiera de las otras dos opciones.
Florence frunció el ceño como respuesta ante los intentos de negación, asintiendo levemente a la enumeración de Allison Bigh. –No creo que una relación 'estrictamente' profesional incluya caricias y el apodo de... ¿sol? Son gestos muy íntimos, ¿no le parece? – Cada vez estaba más segura de la complicidad, sin tener que ser necesariamente en el asesinato, de los dos. –Cada vez estoy más segura de recordarles juntos en aquella conferencia, y no parecía ser un encuentro meramente laboral, ya me entiende.–
Suspiro, al final iba a tener que dar explicaciones, maldito Astird y su manera de ser.
- Vamos a ver señoritas, ¿es qué acaso nunca habéis conocido un hombre más cariñoso de lo normal? Pues bien, ese es el hijo del señor Roger, es así con todas las mujeres que conoce, cuando tiene confianza con alguien se deja llevar, pero no por eso significa que tengamos una relación más allá ¿verdad Astird? Si vuestros hombres no os dan lo que necesitáis no es problema mío que porque él me haya puesto un mote cariñoso ya os estéis montando películas - replico en tono mordaz -. Y sí, me une una relación profesional al ser el hijo del que era mi jefe, nada más. En fin.
-Desde luego, señoras -les dice el detective -, no es asunto mío las relaciones que mantengan o mantuvieran con Sir Roger, sino si debido a ello, se dejaron llevar por el odio o la necesidad y acabaron con su vida.Ya sea por un testamento, el desprecio, o cualquier otra acusación, todos son motivos válidos para una persona, hombre o mujer, cuyos valores morales estén por debajo de lo socialmente aceptable. Ese es el asesino... o la asesina que tenemos que encontrar.
Smythe mira a todos los presentes en general... y a ninguno de ellos en particular. Después saca su libreta y empieza a mirar una hoja tras otra mientras habla.
-Recapitulando un poco todo lo que han dicho ustedes, usted, señor Astird, vio al doctor a eso de las 4:45; usted, señor Bates, también lo vio un poco antes, a eso de las 3:30; usted, doctor, dice que no hay nada malo en eso, algo que es completamente cierto, y también que Sir Roger y Miss Shetes discutieron por una película; la señorita Aminmund ha dicho que Miss Shetes rompió la llave de su dormitorio; también usted, señor Brooks, ha dicho cosas interesantes, como que el señor Astird es un buen escalador y pudo entrar por cualquier ventana al dormitorio de Sir Roger; usted, señor Astird, recordó haber visto a la señora Brooks allí mismo a la misma hora que vio el doctor, si no me equivoco; me pregunto desde dónde podría ver a todo el mundo con tanta claridad...
Smythe hace una pausa y después continua hablando.
-En cuanto a usted, señorita Bigh, afirma que el señor Brooks aquí presente y Sir Roger discutieron por dinero; Sir Roger también discutió con el señor Bates por el testamento. Por lo visto, el difunto señor Watersdown discutía con todo el mundo, y casi siempre por cuestiones monetarias. La pérdida de sus llaves también es una cuestión importante, porque cualquiera pudo aprovecharse de ello para entrar en su dormitorio en algún momento, ya fuese la señora Brooks, usted, señorita Bigh, o cualquier otra persona de esta sala. Pero luego está la cuestión de los testamentos, algo que cada vez parece complicarse más y más.
El detective cerró finalmente su bloc de notas.
-En realidad, nos estamos centrando demasiado en el por qué, y no tanto en el cómo. Si Sir Roger no cayó desde la habitación de la señorita Shetes por sí mismo, ¿quién y cómo lo hizo? Creo que esa es la pregunta más interesante.
AUNQUE QUEDEN PISTAS POR DECIR, SE PUEDEN AÑADIR EN EL ACTO TRES, QUE ABRIRÉ A CONTINUACIÓN.