Partida Rol por web

-¡Hijo de Perra!-suelta Roberto al ver como se escapa el iluminado. Pero ya tendría tiempo de encontrarle ( o puede que él lo encontrare antes). Ahora tenía que pensar como salir de allí. Con la mano que aún tiene intenta liberarse de las esposas utilizando la llave que le ha hechado Cris Gil. Intenta hacerlo antes de que Jesús pueda reaccionar*.

Si aún le queda algo de tiempo, y ya que no dispone de ninguna arma real. El químico agarrá lo primero que encuentre, como por ejemplo una jeringuilla, e intentará clavarsela en el ojo, o la cara.

Maria se encuentra fuera de si. Sus sospechas se estaban confirmando: el otro tipo ni era un policia ni, posiblemente, fuera un ser humano. Nadie con un minimo de empatia se quedaria ahi sentado viendo como otra persona es salvajemente golpeada.

Los limites de la realidad y la ficcion mas obscena estaban empezando a emborronarse seriamente para ella.

- HIJO DE PUTA, QUE VAS A HACER AHORA, EH? - Suelta otra patada al agente que esta tendido en el suelo.
 

- ESTAS CONTENTO? ES ESTO LO QUE QUIERES VER, NO? ESTO ES LO QUE TE PONE CACHONDO DE VERDAD? - Apenas puede contener las lagrimas, la respiracion se le hace complicada por la rabia y la tension acumulada.

Se calma ligeramente, el furgon sigue moviendose, el picolo/mantenimiento/aberracion de la naturaleza sigue observandola sin hacer nada. El agente en el suelo escupe sangre coagulada mezclada con saliva.

- Pues vas a experimentar el climax de tus filias ahora mismo, CABRON!!

Tras esto coge impulso y se abalanza contra el otro agente, con la intencion de darle una patada en la cara.

Roberto nunca ha destacado en demasiadas cosas. Pero si hay algo de lo que puede estar orgulloso es de saber escapar de las situaciones incómodas de la vida. No le cuesta trabajado coger y usar la llave que le ha lanzado Cris Gil para abrir la esopa de su muñeca izquierda, quedando libre al instante.

Sin perder tiempo en incorporarse Roberto, de forma instintiva, se saca la jeringuilla que tiene clavada en el brazo (y que el paramédico estaba utilizando para enchufarle la vía del suero), se gira un poco sobre si mismo para asomar la cara por el borde de la camilla, ver que Jesús sigue en el suelo confundidod mirando hacia el exterior de la ambulancia a través de las puertas abiertas, y, sin mediar palabra, sin cambiar el rictus de la cara, con recia mímica, o sea, con cara de sota, clavarle la jeruinguilla en la puta cara.

La aguja le atraviesa la parte blanda de la mejilla izquierda clavándose en la encía inferior. El susto es mucho peor que el propio dolor y Jesús se pone a gritar cmo un cerdo mientras se lleva las manos a la cara sin saber muy bien qué hacer.

El misterioso agente parece mayor, parece algo viejo, cascado. María es incapaz de entender cómo puede moverse tan rápido. Cómo ha esquivado con un leve gesto su acometida, cómo ha rodeado como una centella su pierna que iba hacia su cara. 

El agente agarra la pierna que está en el aire de María con una mano y, con la otra, su frágil cuello.

Cuando el agente entra en contacto con el cuerpo de María ésta ve algo dentro de su cabeza.

Todo es oscuridad. Silencio. A lo lejos puede verse una línea azul que la recorre. La cámara se acerca a toda velocidad. No es una línea, es una especie de tubo, pero no es rígido, parece vivo, como si fuera un instentino humano digeriendo. Se sube sobre el tubo-intenstino y lo recorre hasta llegar a un punto en el que se divide en tres tubos. En el punto de intersección nota mucho dolor, mucha agonía, Algo malo ha ocurrido ahí, algo terrible, un trauma horrible. Puede notar que hay cosas en la oscuridad que la están vigilando, que quieren llegar a ella, que quieren entrar. La cámara se aleja. Se ven los tres intestinos azules a lo lejos, cada uno sigue su camino. Pero en el infinito se van acercando, se van a cruzar. La cámara hace zoom hasta ese punto. Es el cruce. No hay coches, no hay accidente, ni cuerpos. No hay nadie. Puede notar como las cosas de la oscuridad se excitan, aprietan contra la membrana que la mantiene a salvo.

La visión no dura más de 5 segundos. El agente acerca su boca al oído de María.

"Aún tienes algo que hacer" - susurra antes de lanzarla con una fuerza sobrehumana contra las puertas de la furgona que ceden y se abren. María cae a la carretera desde el vehículo en marcha golpeándose, rodando sobre su cuerpo y magullándose y quemándose rodillas, codos y cara.

La furgona se aleja con las puertas traseras abiertas.

La experiencia que has tenido en la furgona ha sido un viaje jodido que te ha hecho sentir sola y aterrorizada ante un horror cósmico informe e imcomprensible. Glups.

Además, las heridas sufridas te han pasado la estado de HERIDA (- 2 a las acciones físicas)

Él mismo se sorprende de la ¿suerte? que acaba de tener. Sabe muy bien que con la clavícula así, no podrá llegar muy lejos y tirarse de la ambulancia en marcha tampoco le parece una salida plausible ahora mismo. Pero tiene que hacer algo, o no podrá aprovechar la oportunidad de escapar. 

Dejándose llevar una vez más por su instinto, empuja de una patada a Jesús fuera de la ambulancia y espera a ver como acaba. Luego, esperará hasta que la Ambulancia tenga que frenar o reducir la velocidad por el tráfico o algún semaforo y entonces bajará como buenamente pueda. No sin antes recopilar todas las drogas y tranquilizantes que encuentre cerca de la camilla. 

Derrotada tanto psicologica como fisicamente, aun atada y en defiitiva echa una puta mierda, Maria se arrastra a duras penas hacia el arcen para evitar mas danyo aun si cabe.

Roberto, renqueando, agarra a Jesús de su chaleco de paramédico y lo arroja fuera de la ambulancia en marcha. Su grito y el golpe contra la carretera es atenuado por el sonido de la sirena del vehículo. Roberto puede ver que la ambulancia está transitando a bastante velocidad por un paraje rural, con una carretera no asfaltada, con casas desperdigadas de forma esporádica y coches aparcados delante de las mismas. Nadie les sigue por detrás. No parece que vayan a encontrarse muchos semáforos o problemas de tráfico.

La ambulancia está llena de todo tipo de medicamentos de primeros auxilios, analgésicos, antibióticos, barbitúricos, etc así como el equipamiento necesario para administrarlos. En el suelo también se encuentra la bolsa de trabajo estándar de los paramédicos, que posee una colección de todo lo necesario para actuar en casi cualquier situación primaria.

María se aparta como puede del centro de la carretera. Es una carretera rural, que está sin asfaltar. Cuando mira a su alrededor ve que se encuentra en un paraje, también, rural. Hay casas y edificios bajos repartidos de forma esporádica, sin ninguna gran concentración. Cada casa tiene un par de vehículos aparcados delante. No hay tráfico y no parece que nadie viniera por detrás de la furgona. 

Todo está tranquilo, incluso pueden oírse algunos pájaros.

-ayuda - susurra Maria

se voltea sobre un costado, mirando hacia las viviendas mas cercanas

- AYUDA - su lamento se rasga entre entrecortadas inhalaciones y toses.

Con toda la parafernalia medica en su posesión el químico no sabe muy bien como seguir.

El objetivo es huir, sin duda, y lo único que le separa de ser libre es un conductor paramecio. No debería ser tan difícil. Dándole vueltas a las opciones que tiene, se le ocurre algo que podría funcionar.

Pega unos golpes en la ventana que da al conductor para inmediatamente agacharse y evitar que pueda verlo desde allí. Agachado se acerca a la puerta de la ambulancia y prepara otra aguja.

Los gritos de María hacen que las persiana de una de las casas suban dejando a la vista a un hombre mayor que mira hacia la carretera con recela. En la ventana de otra de las casas una cortina se corre mostrando a una mujer en su interior que saca su teléfono móvil, marca algún número y comienza a hablar.

Un par de chavales de no más de 9 años se acercan a María montados en sus bicis. Aparcan a cierta distancia y la observan llenos de curiosidad.

Parece que el plan de Roberto puede funcionar.

Después de golpear la ventana y agacharse oye la voz del que, con toda probabilidad, debe ser el conductor de la ambulancia llamando a Jesús. Después de un par de segundos pega un frenazo.

¿Pero qué cojones?

Roberto puede escuchar como la puerta del conductor se abre y sus pasos se ditigen hacia la parte trasera de la ambulancia. Se prepara para dejar fuera de combate también a este pobre servidor público. 

Intentad poneos en el lugar de Roberto cuando, listo ya para avalanzarse sobre la figura que debe aparecer delante de él, se encuentra consigo mismo uniformado como un paramédico. Es como mirarse en un espejo que te cambiara la ropa. Pero hay algo extraño en este reflejo, algo distinto en este segundo Roberto. Son sus ojos. Están llenos de... maldad. Pura malicia.

El segundo Roberto saluda con la mano al primero y, sin decir palabra, sale corriendo a una velocidad sobrehumana en dirección contraria a la ambulancia.

En lo que tardáis en parpadear los lugares en los que estabáis y todos los que estaban en ellos han desaparecido, volvéis a encontraros en la escena del accidente en el cruce de carretera bajo el cielo nocturno. Se escucha un grillo. De los tres conductores sólo quedan dos que siguen yaciendo en el suelo, rodeados de sangre. Igual que la última vez también falta uno de los vehículos accidentados.

Marc está tirado en el suelo, cadáver. 

Roberto, con una terrible herida en la clavícula sostiene una jeringuilla en su mano que está alzada en posición para asestar una puñalada.

María, con la cara ensangrentada y llena de heridas, está tumbada en el suelo con sus manos esposadas a la espalda.

Mierda, lo sabía.

El agente lanza un suspiro de cansancio.

Otra vez el puto Cris Gil.

Algo va mal. De uno de los coches llega un fuerte ruido, casi no da tiempo a ver el humo y las llamas.

Los chispazos de los coches incendian la gasolina vertida sobre el asfalto. El fuego se extiende rápidamente provocando una gran explosión cuyas llamas engullen a todos los presentes.

Nine Inch Nails - The Wretched

FIN DE LA ESCENA