-"Habla." Ordenas al moribundo asesino, amenazándole con tu espada. "¿Quién os ha enviado?"
El asesino se niega a responder, mirándote con unos clarísimos ojos azules a través de la abertura de su máscara. Sin contemplaciones, le arrancas la negra tela y su rostro queda al descubierto. Es un varón, joven y de suaves rasgos, transformados por un rictus de dolor. Tiene el cabello rubio y la piel muy pálida, con un hilo de sangre que brota entre sus labios. Es un elfo de Litdanast, no tienes duda de ello.
-"¡Traidor!" Le espetas al descubrir su identidad. "¿Quién te ha pagado para asesinar a uno de los hijos del Rey?" Le preguntas y aumentas la presión de tu espada sobre su cuello.
-"No soy un traidor." Se justifica él entre carraspeos. "Sirvo a mi señor, el príncipe Gornahel. Él nos encomendó esta misión."
-"¿Gornahel?" Te quedas helado al oír el nombre de tu hermano, el primogénito del Rey. "No mientas, bastardo, o te mataré aquí mismo a sangre fría."
-"No miento." Masculla con dificultad. "El príncipe no desea pactar con la chusma humana, y muchos elfos opinamos lo mismo." Se ríe, antes de soltar un nuevo espumajo sangriento. "No queremos la ayuda de los caballeros de Stumlad. Mejor morir que humillarnos ante nuestros enemigos." Consigue decir, cuando una convulsión sacude su cuerpo y, tras un par de estertores, queda rígido en el suelo.
Conmocionado por las palabras del elfo, dejas su cadáver tirado en medio de las llanuras y reanudas tu camino. No puedes creer que tu propio hermano haya ordenado tu muerte, traicionando al Rey y a todo su pueblo. Gornahel siempre ha sido orgulloso y altivo, pero jamás le creías capaz de semejante vileza. Dudas en volver a Litdanast para alertar a tu padre. Al momento desechas la idea: tu misión es llevar un mensaje a Stumlad y no puedes regresar sin cumplir tu cometido. Sumido en profundas cavilaciones, marchas a paso rápido hacia el norte hasta que la oscuridad te obliga a hacer un alto.
Sección 77
Pasa a la sección 211.
Te detienes junto a la falda de una colina y oteas el horizonte hacia el norte, sin ver más que la inmensidad de las llanuras. Empiezas a plantearte si podrás completar un viaje tan largo a través de esta desolada región. Echas cálculos mientras comes un bocado para recuperar fuerzas y confías en que tus provisiones no se agoten antes de alcanzar Stumlad. Luego te acuestas sobre tu jergón, preparado para pasar otra noche a la intemperie. Debido al frío, apenas cierras un ojo, por lo que nada más amanecer reanudas la marcha.
Sección 211
Has de usar una Ración de comida o perder 3 puntos de Resistencia, a no ser que tengas la habilidad de Fauna y Flora.
Tira 1d10 y pasa a la sección correspondiente:
Si sacas de 1 a 5, pasa a la sección 104.
Si sacas de 6 a 10, pasa a la sección 112.
El flechazo fue certero. Alguien con la habilidad de Ignial no habría fallado, sobre todo tomando a su oponente por sorpresa. Con una flecha en el estómago, el enmascarado cayó.
Es extraño el comportamiento de los seres vivos cuando se enfrentan a la muerte. El bandido no dudó en delatar al príncipe Gornahel, incluso sabiendo que su destino era inevitable y que moriría también guardando silencio. Esa traición a su líder por supuesto que benefició a Ignial, pero también lo dejó con los pelos de punta y los músculos en tensión. ¿Su propio hermano era el responsable de la muerte de tantos elfos? ¿Y tantos elfos conspirando contra su propio rey?
A pesar del impulso de regresar para poner a la ciudad en alerta, Ignial siguió adelante; su misión era lo único que tenía en la cabeza. Adelante no se veía nada. Solo quedaba seguir avanzando hasta Stumlad.
Motivo: tirada
Tirada: 1d10
Resultado: 2 [2]
No pude recuperar la flecha? Digamos que no estaba muy lejos, estaba clavada en el abdomen del bandido XD
Recorres una infinidad de kilómetros en solitario, hasta que empiezas a dudar de haber elegido el camino correcto. La llanura parece no tener fin, mientras que tus provisiones de comida y agua son cada vez más escasas. Sigues caminando por pura determinación, haciendo tan solo pequeñas pausas para orientarte en busca del camino directo a Stumlad.
En este juego NO s erecuperan las flechas, pero siempre hago excepciones. Tira 1d6 y si sale par, la recuperas.
Sección 104
Tira 1d10 y pasa a la sección correspondiente. Si tienes la habilidad de Rastreo, suma 3 a la tirada.
Si sacas de 1 a 4, pasa a la sección 294.
Si sacas de 5 a 10, pasa a la sección 75.
Una cosa era perderse en un bosque maldito, y otra muy distinta era en una llanura, donde simplemente había que orientarse por las estrellas. Ignial se resistía a la idea de haberse perdido allí.
Motivo: tirada
Tirada: 1d10
Resultado: 6 [6]
Motivo: flecha
Tirada: 1d6
Resultado: 5 [5]
Ahh no sabía lo de las flechas. No la recuperé pero tengo varias. Gracias!
Caminas hasta última hora del día, cuando la luz es tan escasa que, a pesar de tu excelente vista, apenas ves dónde pones los pies. Por la noche, el frío y el viento no te dejan descansar, de modo que reanudas la marcha tan pronto amanece. A medida que
avanzas, empiezas a tener dudas sobre el camino a seguir, ya que el encapotado cielo dificulta la orientación y un error puede significar la muerte en este desértico paraje.
Sección 75
Tira 1d10 y pasa a la sección correspondiente. Si tienes la habilidad de Rastreo, suma 2 a la tirada.
Si sacas de 1 a 4, pasa a la sección 294.
Si sacas de 5 a 10, pasa a la sección 276.
Si algo no se le había cruzado por la cabeza a Ignial, sobre todo como elfo y como explorador, era que su principal problema en las Llanuras Grises sería de ubicación. Pensaba que podía llegar a morir por el hambre, pero nunca por perderse. Las nubes, por supuesto, no eran de ayuda.
Motivo: tirada
Tirada: 1d10
Resultado: 6 [6]
Caminas durante otra larga jornada en dirección norte, o al menos eso crees, ya que el cielo encapotado y lo monótono del paisaje no ayudan a orientarte. Con la llegada de la noche, haces un alto y tomas un frugal bocado. Apenas amanece, te pones en marcha por el desolado paraje bajo el cielo velado por las nubes.
Sección 276
Debes usar una Ración de Comida o perder 3 puntos de Resistencia, a no ser que tengas la habilidad de Fauna y Flora.
Tira 1d10 y pasa a la sección correspondiente.
Si sacas de 1 a 5, pasa a la sección 113.
Si sacas de 6 a 10, pasa a la sección 74.
Otra larga jornada de marcha. Ignial oraba para que fuera en la dirección correcta, porque no podía darse el lujo de estar alejándose de su destino.
Motivo: tirada
Tirada: 1d10
Resultado: 8 [8]
Llega la noche, momento en que haces una pausa para descansar y dormir. Cuando despiertas, el alba muestra cómo el paisaje ha cambiado a tu alrededor. Las altas montañas de Stumlad se alzan al norte como mellados colmillos, completamente nevados y tan altos que casi parecen desgarrar con sus cumbres los negros nubarrones. El camino hasta el país de los caballeros es una larga sucesión de lomas y riscos, anegados bajo un manto de nieve.
Prosigues tu marcha y te hallas descendiendo una suave colina, en el momento en que un grito alerta tus sentidos. Te vuelves hacia la loma que hay a tu derecha y buscas con la mirada en el blanco omnipresente. Cuando piensas que quizás el grito haya sido producto del viento, éste vuelve a repetirse, ahora claro y nítido. No tienes dudas de que se trata del alarido de dolor de un hombre. Seguidamente, tres figuras aparecen sobre la colina, abriéndose paso con dificultad entre la nieve, con la urgencia reflejada en sus frenéticos movimientos. Los puntiagudos cascos de los extraños relucen plateados y las voluminosas armaduras, embarradas y sucias por el viaje, dificultan sobremanera su avance, haciéndoles tropezar y caer constantemente. Reconoces los uniformes de los hombres: son caballeros de Stumlad.
Un aullido rompe entonces el silencio del crepúsculo. A continuación, surgiendo por la ladera en pos de los caballeros, aparecen cinco bestias que corren enloquecidas por la nieve, levantando una polvareda blanca tras ellas. Son del tamaño de un caballo, pero con el cuerpo cubierto de un sucio pelaje negro, lleno de cortes y heridas purulentas. Sus cabezas son alargadas, forradas también de pelo oscuro, de ojos opacos que brillan con luz azulada. Las fauces de las criaturas se abren en prolongados aullidos y la saliva ponzoñosa chorrea de sus amarillentos colmillos.
-"Hiallus." Murmuras, incapaz de contener tu asombro al contemplar el salvajismo de las bestias.
Los hiallus fueron usados en los tiempos de la guerra por el Rey Dios para masacrar poblaciones enteras, siendo conocidos por su furia y depravación. Los hombres huyen de las bestias, pero la nieve ralentiza sus movimientos, por lo que los hiallus no tardarán en atraparles. Sabes que sin tu ayuda los caballeros de Stumlad están condenados.
Sección 74
Si tienes un Arco y 2 Flechas y disparas contra las bestias, pasa a la sección 213.
Si corres a encontrarte con los caballeros y luchas a su lado, pasa a la sección 39.
Si prefieres no inmiscuirte y permaneces escondido, pasa a la sección 144.
Tras varios días de ardua marcha, en los que tuvo que combatir contra las inclemencias del clima y del terreno, Ignial finalmente divisó las montañas de Stumlad. Las Llanuras Grises pasaban a engrosaban su cada vez más extensa lista de recientes triunfos.
La tranquilidad por suponer que ya lo peor había pasado duró poco. Un grito de dolor lo puso en alerta de nuevo. Pronto comprobó que los gritos eran de caballeros de Stumlad. La respuesta de qué había motivado esos alaridos llegó poco después en forma de aullido. Si algo no esperaba encontrar Ignial allí era esa pequeña manada de hiallus.
Debo ayudarlos o los matarán. Con un poco de suerte, tras mi ayuda los hombres estarán un poco más receptivos a devolvernos la gentileza.
Y sin dudarlo tomo nuevamente su arco.
Los hiallus se lanzan por la ladera sobre los agotados caballeros. Extraes una flecha de tu carcaj y apuntas con tu arco sobre una de las rápidas fieras.
Sección 213
Haz una prueba de Agilidad/13.
Si tienes éxito, pasa a la sección 155.
Si no tienes éxito, pasa a la sección 76.
Ignial soltó la cuerda del arco. La flecha pareció seguir la dirección deseada.
Motivo: Agilidad
Tirada: 1d10
Dificultad: 13+
Resultado: 5(+10)=15 (Exito) [5]
Sueltas tu mano y una de las bestias se derrumba en una polvareda blanca con una flecha atravesando su lomo. Con rapidez, disparas de nuevo con mortíferos resultados, abatiendo a otro hiallu. Los asombrados caballeros te descubren en lo alto de la loma y, tras un momento de duda, corren hacia donde te encuentras.
-"Gracias." Resopla el primero de ellos, un hombre de regias facciones y bigote castaño. "Pero ahí vienen más." Dice a la vez que desenvaina su espada y ordena a sus dos acompañantes que se preparen para la lucha.
Sacas tu espada también y te sitúas al lado de los caballeros, mientras las enloquecidas bestias recorren el último centenar de pasos y se abalanzan sobre vosotros. Al momento estalla una desesperada lucha, un caos de aullidos, gritos y sangre que mancha la nieve. Blandes tu espada ante un enfurecido hiallu, que trata de desgarrarte el pecho con sus zarpas.
Haz 15 tiradas para acelerar el combate.
Sección 155
Resta 2 Flechas de tu equipo.
Debes luchar con este monstruo: Hiallu DEF/11.
Si vences el combate, pasa a la sección 114.
Si eres derrotado, pasa a la sección 122.
Los flechazos acabaron rápidamente con dos de los hiallus, pero aún quedaban más. Por fortuna los hombres de Stumlad que Ignial se había encontrado parecían tener algo de honor y estuvieron dispuestos a plantarse a luchar junto al joven elfo en lugar de seguir intentando una huida que solo los habría conducido a su muerte.
Asintió al agradecimiento del hombre, preguntándose si se había percatado de que era un elfo y si habría aceptado luchar junto a él en caso de notarlo.
Cuando desenvainó a Fuego de Plata, las preguntas fueron otras. Primero si esos hombres reconocerían esa legendaria espada, pero encontró en su cabeza una rápida respuesta.
Seguro que no. Es raro que a los hombres les importen este tipo de cosas, y menos si tienen que ver con nosotros, los elfos.
La segunda era si estaría a la altura de utilizarla, dado que la vez anterior había sido contra un esqueleto.
Solo hay una manera de saberlo -se dijo mientras se avalanzaba contra el hiallu-.
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 5(+6)=11 (Exito) [5]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 10(+6)=16 (Exito) [10]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 3(+6)=9 (Fracaso) [3]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 8(+6)=14 (Exito) [8]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 3(+6)=9 (Fracaso) [3]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 1(+6)=7 (Fracaso) [1]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 5(+6)=11 (Exito) [5]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 8(+6)=14 (Exito) [8]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 5(+6)=11 (Exito) [5]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 3(+6)=9 (Fracaso) [3]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 10(+6)=16 (Exito) [10]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 7(+6)=13 (Exito) [7]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 8(+6)=14 (Exito) [8]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 5(+6)=11 (Exito) [5]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Dificultad: 11+
Resultado: 4(+6)=10 (Fracaso) [4]
Atraviesas con tu espada el hocico del último hiallu, que cae al suelo chorreando una espesa sangre negruzca. Aliviado, te apartas el sudor de la frente y enfundas tu arma.
-"Te debemos la vida." Dice el caballero del bigote. "Sin tu ayuda ahora estaríamos muertos." Añade.
Acto seguido, se quita el casco metálico que cubre su cabeza. Es un hombre de mediana edad, de oscuro cabello y profundos ojos grises bajo espesas cejas. Su bigote aparece desordenado, pero se pasa una mano enfundada en cota de malla, arreglándolo en un gesto instintivo.
-"Mi nombre es Pendrais." Se presenta. "Capitán de la Orden de Caballeros de Stumlad." Dice su rango con orgullo, a pesar del cansancio que refleja su rostro. "Mis dos hombres y yo somos todo lo que queda de mi compañía de doscientos caballeros. Nos encontrábamos en la ciudad de Teshaner cuando un inmenso ejército orco surgió de las colinas."
El hombre relata los hechos de forma escueta. A pesar de su inexpresivo tono, no puede evitar que una punzada de dolor se adivine en su mirada.
-"El inicio del asedio nos cogió dentro de la ciudad, mientras el grueso de mi compañía permanecía acampado a apenas unos días de las murallas. Logramos romper el sitio y escapar para reunirnos con el resto de nuestras fuerzas." Sus ojos se cierran brevemente antes de continuar hablando. "Cuál fue nuestra sorpresa al descubrir que nuestros compañeros habían sido aniquilados por dragones negros. El campamento era un matadero, cuerpos mutilados y calcinados por todas partes. No había sobrevivido nadie. Sin tiempo para descansar, aparecieron hordas de orcos, que nos superaban ampliamente en número. Sólo nosotros tres logramos escapar a la matanza. Eso fue hace diez días y desde entonces huimos sin descanso, con el enemigo pisándonos los talones. Debemos llegar a Stumlad e informar. El Rey debe saber lo que está sucediendo en el este." Acaba de hablar Pendrais.
Es el momento de explicar tu propia historia. Te presentas como uno de los príncipes de Shalanest y un brillo de asombro ilumina la mirada del caballero. Otro de sus hombres, un gigantesco guerrero de rizada barba, no puede reprimir su sorpresa.
-"¡Es un elfo!" Exclama sin disimular su desprecio.
Pendrais le hace callar con un gesto y escucha tu relato acerca del ataque de los dragones sobre Litdanast y tu misión de viajar a Stumlad como mensajero.
-"No podemos fiarnos de él." Insiste el caballero de la barba.
-"¡Silencio, Ciran!" Sentencia Pendrais y se vuelve hacia ti. "Tenemos el mismo objetivo; alcanzar las murallas de Stumlad. Unamos nuestras fuerzas, pues me temo que estas tierras ya no son seguras. Hay orcos e hiallus en los caminos. Además, mi corazón me dice que..." Hace una pausa y mira hacia el este, oteando el nevado paisaje. "...una criatura mucho peor también nos persigue." Añade, pero al momento sacude la cabeza tratando de despejarse.
A continuación, te presenta a sus dos compañeros. El primero es Ciran, el corpulento guerrero de la barba, que murmura un insulto y se da la vuelta. El enorme humano viste una pesada coraza y carga con todo tipo de armas; un imponente espadón de doble puño cuelga de su espalda junto a un escudo de madera reforzada con hierro. Una espada corta y un puñal atado a su bota completan su arsenal. El último caballero es un joven de pelo castaño y rostro imberbe, apenas un muchacho, llamado Tern, que ingresó en la Orden pocos meses atrás. Acabadas las presentaciones, os disponéis a pasar la noche en el desolado paraje.
Motivo: Hiallu
Tirada: 3d10
Dificultad: 16+
Resultado: 24(+8)=32 (Exito) [9, 5, 10]
El hiallu te hace -5PV antes de morir. Réstatelo de la ficha.
Sección 114
Pasa a la sección 195.
Montáis vuestro campamento en un bosque de pinos cercano. El corpulento Ciran se muestra rudo y desagradable, pero tanto Pendrais como Tern conversan contigo junto al fuego. Te dispones a echarte en tu jergón para descansar, cuando un sonido atrae tu atención. Examinas la oscuridad que os rodea y buscas entre los árboles hasta que descubres una sombra que se mueve fugaz. Al momento ves más figuras que avanzan y se ciernen sobre vuestro campamento.
-"Orcos." Le susurras a Pendrais.
Con un silencioso gesto, el capitán alerta a los otros dos caballeros. Ciran alcanza su espadón mientras que Tern desenvaina su espada.
Sección 195
Si os ocultáis entre los árboles y atacáis por sorpresa, pasa a la sección 33.
Si os ponéis alrededor del fuego y lucháis espalda con espalda, pasa a la sección 139.
La batalla fue breve y las fuerzas combinadas de hombres y elfo pudieron acabar con las bestias sin lamentar pérdidas. Ignial apenas sufrió un par de rasguños.
Como había pensado, eran Caballeros de Stumlad. Su líder, Pendrais, se mostró amable con Ignial y le contó que sus fuerzas habían tenido problemas no solo con hiallus, sino también con orcos y dragones negros.
_¿Si no hubo sobrevivientes cómo saben que fueron dragones negros los responsables de la matanza?
El hombre se mantuvo receptivo cuando Ignail reveló ser un elfo, lo mismo que el más joven de los tres caballeros, Tern. Por el contrario, el más grandote, Ciran, se mostró hostil.
Deberé tener cuidado con ese hombre.
Sin embargo el siguiente peligro no fue Ciran sino la llegada de unos orcos.
_Vamos a los árboles. ¡Ahora!
Os cubrís entre los árboles. Poco después, una decena de orcos aparece entre las sombras. Las encorvadas criaturas aferran sus cimitarras y se lanzan sobre vuestros bultos, pero su sorpresa es mayúscula al no encontrar a nadie. En ese momento de confusión, Ciran arroja su espada corta y atraviesa a un enemigo. El orco cae muerto mientras el enorme caballero irrumpe en el claro dando mandobles con su espadón. Pendrais parte el cráneo de un orco con su espada y Tern surge desde un matorral para apuñalar a otro enemigo. Dejas tu escondite y atacas a otro sorprendido orco.
Sección 33
Pasa a la sección 203.
Hundes tu espada en el estómago de un orco y de una patada lo arrojas sobre la hoguera. El fuego prende las ropas de la criatura, que chilla con horror mientras las llamas le consumen. Pendrais acaba con otro enemigo a la vez que Ciran describe un terrible tajo con su espadón, cortando la cabeza del último orco, que vuela por los aires y cae rebotando sobre la nieve. Una vez terminada la lucha, limpiáis el claro de los cadáveres de orcos antes de echaros a dormir por turnos. Al alba, os ponéis en camino hacia Stumlad.
Sección 203
Recuperas 2 puntos de Resistencia, si tienes la habilidad de Curación recibes otros 2 puntos adicionales.
Pasa a la sección 11.