Roma en un principio era una aldea fundada hacia el año 753 AC por los hermanos Rómulo y Remo a orillas del rio Tiber y rodeada por 7 colinas. Los primeros vampiros llegados a la ciudad fueron ventrues liderados por el antiguo etrusco conocido como Tinia (que para los etruscos era un dios equivalente a Júpiter) y su chiquillo Collat. Durante los dos primeros siglos los romanos son gobernados por reyes hasta una revuelta, liderada por el primer Bruto, que lleva a la fundación de la república, con un senado a cargo del gobierno y cónsules como las mayores autoridades. Por esa misma época Collat diaboliza a Tinia y se vuelve en el único señor de la emergente ciudad, trayendo a ella más ventrues y a los primeros capadocios y nosferatus que trabajaron en la construcción de las catacumbas de la cuidad para que fueran el refugio de los no muertos.
En el año 350 AC Collat abraza a un joven patricio llamado Tito Furio Camilo, quien funge como su mano derecha mientras Roma extiende su dominio por toda Italia. Después de servir durante años a Collat y viendo que este caía cada vez más en la depravación de su bestia, Camilo entabla amistad y alianza con el líder de los ventrues griegos de Italia, Lisandro el espartano, quien le ayuda a derrotar a Collat, diabolizarlo y ocupar su lugar.
Ya con Roma dominando toda la península itálica era casi inevitable que chocara con la otra potencia a ese lado del Mediterráneo: Cartago. Esta ciudad de lo que hoy es Túnez, fue fundada por fenicios y extendió su dominio por el norte de África, el sur de la península ibérica y las islas de Córcega, Cerdeña y parte de Sicilia. En Cartago una alianza de vampiros de los clanes brujah, assamitas y de la siniestra línea de sangre baalí gobernaba la ciudad como dioses vampíricos sin ningún subterfugio que ocultara su verdadera naturaleza a los humanos.
Para ese momento Camilo se había hecho amante de un brujah venido de Fenicia llamado Sahar, con el cual estaba creando un nuevo código moral que dio a luz a la Vía Desideratio, por lo que no estaba interesado para nada en una guerra. No obstante, Lisandro estaba empecinado en acabar con Cartago y las prácticas abominables de sus vampiros. Convenientemente el amante de Camilo fue asesinado y se culpó a los cartagineses, aunque muchos sospecharon de Lisandro, así que al final Camilo accedió a que se le declarara la guerra a los púnicos.
Fueron tres guerras intercaladas por años de tensa paz. Los romanos tuvieron que aprender a construir barcos y navegar, así como vivieron bajo la sombra del desastre cuando Aníbal invadió las tierras itálicas. No obstante, Camilo llamó a todos los vampiros que quisieran unírsele a Roma y los principales que contestaron fueron los lasombra ibéricos y los malkavian del sur de Italia. Las hostilidades entre las dos potencias duraron por 120 años y solo terminaron después de un largo asedio que destruyo Cartago y a los vampiros que en ella vivían (incluyendo al fundador del clan brujah).
Luego se esto, y respetando los compromisos tomado con sus aliados, Camilo reorganiza el sistema de gobierno de Roma. Reparte el poder de la ciudad entre los tres clanes optimates ventrue, malkavian y lasombra, quienes se dividen el poder del Senado Eterno. También le da el estatus de clientes a los clanes capadocio, toreador y gangrel como premio a su apoyo en la guerra. Vampiros de otros clanes serán solo tolerados individualmente, no como colectivo. A la cabeza de todos estaría un triunvirato formado por un representante de cada uno de los clanes optimates.
También se crean las legislaturas, que son una especie de facciones políticas y corrientes filosóficas. Estaban los magistri, seguidores de la vía regalis y defensores del honor y la virtud; los patricios, adeptos a la vía desideratio que exalta el abandono a los deseos y los excesos; los augures, místicos y adivinos seguidores de la vía luminitatis y, por último, los populares, en que se encontraban la mayoría de los miembros de los clanes clientes y preferían mantener su humanidad.
En los años que siguieron a la caída de Cartago, Roma se extendió por todo el Mediterráneo y los vampiros romanos llegaron a acuerdos con poderosos antiguos para que apoyaran al naciente imperio. Entre los que llegaron a acuerdo estaban el toreador Beshter, el ventrue Mitras – dueño de un culto religioso a su persona – y el ventrue galo Antonio.
Pero esta no fue una era de paz, pues si no estaban pelando con reinos extranjeros, los romanos luchaban entre ellos.
Esto también se daba entre los vampiros, pues Los magistri de Lisandro estaban siempre en pugna por el poder con los patricios de Camilo. Muchas veces se pensó que Camilo caería como líder del senado, hasta que las cosas se consolidaron cuando Octavio Augusto tomo el poder. Camilo presentó a todo el senado a su nueva esposa que era la doble idéntica de la esposa de Augusto, incluso con el mismo nombre, Livia. No obstante, se trataba de una poderosa antigua que llenó de terror a los enemigos de Camilo por sus grandes poderes. Ella se transformó en una especie de viejo del saco que aún hace estremecerse a los que la recuerdan.
Libia, cuyo verdadero nombre era Tiamat, tomó como propiedad personal a la familia imperial y dicen que ella influyó en su corrupción. Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón fueron culpables de incesto, asesinato y un montón de otras atrocidades. Todo con el beneplácito de Camilo, quien ahora, con su esposa guardándole las espaldas, se proclama Princeps, lo que le daba preeminencia sobre los otros representantes de los clanes optimates en el triunvirato.
Y entonces vino el fuego.
Nadie sabe como empezó el incendio. La leyenda dice que fue Nerón quien ordenó incendiar la ciudad para poder componer un poema sobre el incendio de Troya, lo cual es solo un rumor mal intencionado que se ha repetido tanto hasta tomarse como cierto. La verdad es que la mayor parte de la ciudad era de madera y cualquier chispa generaría un desastre. El incendio duró 5 días y en ellos todo el entramado de civilización creado para la convivencia de los no muertos se fue al carajo. Muchos murieron quemados, otras presas de la venganza de sus enemigos y de los frenesís violentos que se apoderaron de todos. Algunos dicen que Libia recorría las calles con una sonrisa en los labios.
Cuando la paz volvió muy pocos quedaban, el salón del senado estaba cubierto por las cenizas de quienes fueron sus miembros y nadie sabía qué había sido de Camilo. Pero el Princeps volvió y lo primero que hizo fue llamar a Lisandro a su lado. Como en el pasado y recordando la amistad que les unió, llegaron a un acuerdo se comprometieron con la reconstrucción. Al mismo tiempo que Nerón levantaba nuevamente Roma más magnífica que antes, Camilo y Lisandro rehicieron el Senado Eterno y destruyeron a quienes quisieron desestabilizar el orden romano y vampírico. También se decidió que cualquier influencia sobre los mortales debía ser llevada con sutileza. La existencia de los vampiros debía de estar permanentemente oculta a los mortales.
En cuanto a Tiamat, de ella no sé supo más y Camilo decreto que no se volviera a mencionar su nombre. Nadie a podido desmentir los rumores que dicen que aún ronda por ahí esperando que sea nuevamente su momento.
Nerón cayó y vino un año de anarquía que fue superado rápidamente con la ascensión de Vespasiano (quien construiría el Anfiteatro Flavio, más conocido hoy como El Coliseo), a quien siguieron sus hijos Tito y Domiciano como emperadores. Domiciano fue un nuevo tirano y cuando cayó, el senado eligió a un natural de Hispania llamado Nerva.
Fue durante la época de Domiciano que los nosferatu de la ciudad se alzaron en contra del senado. Este clan era el más importante y numeroso de los peregrinii en la ciudad se levantó en armas comandados por un antiguo conocido como el Hispano, uniéndose a la revuelta algunos ravnos y setitas. Fueron los malkavian quienes acabaron con la revuelta y consiguieron ganar una mejor posición en el Senado Eterno. La mayoría de los nosferatu fueron expulsados de Roma, solo se salvaron los cristianos que fueron protegidos por el antiguo toreador Beshter, quien se hacía llamar Miguel desde que abrazó la nueva fe.
Con Nerva comenzó la edad de oro del Imperio. La dinastía conocida como Antoninos elegía sucesores por adopción, buscando los mejores hombres para ocupar el trono. Nerva el Moderado, Trajano el Grande, Adriano el Errante –viajó por todo el Imperio para conocer sus necesidades y solucionarlas -, Antonino el Piadoso y Marco Aurelio el Filosofo. Solo el último de ellos, Cómodo, fue conocido por su infamia y destruyó todo lo que sus predecesores habían logrado.
Durante el gobierno de Trajano ocurrió algo inesperado. El dios padre de los lasombra despertó en su templo en Sicilia y acudió al emperador para prestarle su ayuda en la conquista de Dacia, la patria de los tzimisce que algún día sería conocida como Transilvania. Los demonios no fueron capaces de detener a los romanos y el poder de Lasombra, quien emprendió la conquista a titulo personal y sin pedir apoyo a sus hijos o al senado eterno. Cuando Dacia estaba bajo el dominio romano, Lasombra le ofreció el Abrazo a Trajano, pero éste se negó, cosa que el dios respeto. Tan inesperadamente como despertó, Lasombra volvió a su lugar de descanso en Sicilia y cayó nuevamente en letargo.
Como se dijo anteriormente, Marco Aurelio fue un filósofo que tuvo que lidiar con una terrible peste y las invasiones de los germanos en el norte. Al final la enfermedad se lo llevo, pero antes cometió el error de no optar por la adopción y dejarle el poder a su hijo Cómodo. El nuevo emperador era un bruto amante de las peleas de gladiadores, participando el mismo de ellas, aunque siempre con rivales asequibles (ancianas, lisiados, niños, hombres drogados, etc.). El último Antonino, quien se decía reencarnación de Hércules, murió estrangulado en la bañera por uno de sus compañeros de entrenamiento como gladiador.
La muerte de Cómodo trajo nuevamente la anarquía y las distintas facciones de vampiros se movieron con sutileza levantando o derribando emperadores según sus intereses. Pero llegó un general nacido en el norte de África llamado Septimio Severo, a quien los vampiros no habían tomado en cuenta, se hizo del poder y se consolido. Severo era un militar y la verdad es que le interesaban muy poco las necesidades del pueblo romano. Su poder se sustentaba en las legiones y fueron ellas las que se beneficiaron de su gobierno.
Septimio Severo nombro a sus dos hijos, Geta y Bassiano (más conocido como Caracalla), como herederos para que compartieran el poder. Este acuerdo también llegó al Senado Eterno, ya que desde la caída de los Antoninos, patricios y magistri habían reanudado sus intrigas para hacerse del poder total de Roma. Los patricios tomarían a Geta como protegido y los magistri harían lo mismo con Bassiano. El problema es Caracalla mató a Geta para hacerse del poder y esto dejó a los magistri en una posición de demasiada ventaja con respecto a sus rivales. Los patricios pidieron que el poder fuera compartido para mantener el equilibrio, pero los magistri respondieron con evasivas y ganaron tiempo. Al final Caralla fue otro tirano paranoico y arbitrario. Un día, mientras inspeccionaba sus tropas se bajo del caballo para orinar detrás de unos arbustos. No volvió a salir de ahí.
Por un tiempo se hizo cargo del imperio el prefecto del pretorio y conspirador Macrino, quien duro solo unos meses en el poder debido a que las legiones del este proclamaron emperador a Heliogábalo, quien era primo de Caracalla pero se declaró su hijo ilegítimo. Heliógábalo, un adolecente de 15 años era sacerdote de un dios solar sirio llamado El-Gabal, dejó el gobierno a su madre y abuela, dedicándose a la imposición de si dios sobre todos los demás y al desfrute de placeres de todo tipo del modo más desenfrenado. Le ha ofrecido la mitad del imperio a quien pueda transformarlo en mujer, ha asistido travestido a sesiones del senado y en las ceremonias a El-Gabal práctica felaciones públicas. A los patricios les encanta el nuevo emperador, mientras los magistri les repulsa tan solo verlo.
Es el año 974 ab urbe condita (desde la fundación de Roma, 221 DC) y la civilización romana y de los vampiros esta a medio camino de su antigua gloria y del desastre total.