Lo miró de reojo, y luego soltó un gran bufido, con sus manos en su cintura, y saludando con una breve sonrisa a Sir Optimus que aparecía de entre los arbustos.
- no seas niño, ¿desafiar a un combate? ¿qué bravuconería es eso? ya no hay tiempo, deberás aprenderlo por ti mismo, y si no es así, pues... no puedo hacer nada - sus ojos vuelve a la normalidad - y veo que a pesar de todo lo que te he dicho, no logras comprenderlo... - mueve la cabeza de lado a lado - además, un combate como lo dices es una ridicules, mañana hay torneo y no me sirves magullado o muerto - la princesa Alba pone una cara de asustada por la conversación que ambos tienen y vuelva para ponerse en el hombro de Nikolai, como si intentara detenerlos si se pusieran a pelear.
Finalmente logro calmar mi ira, logro relajarme y agachando ligeramente la cabeza sin llegar a atrever alzar la mirada hacia Nikolai, lo lamento, casi pierdo el control Nikolai.... me fundo un poco mas en el abrazo a la princesa, aferrandi mi calma un poco mas a ella.
Sir Optimus levantó los ojos hacia el cielo, eso parecía una historia de nunca aacabar. Al menos estaban bien, y Derek disculpándose era una novedad. Al ver los ánimos más calmos, habló.
_¿Tienen alguna noticia del resto? ¿Y por qué no nos cuentan de una vez qué es eso de la bestia interna de la que hablan? Se lo pasan hablando de eso pero nunca lo han explicado. ¿Es que Derek también puede convertirse en lobo?
Me dispongo a quedar en cuclillas frente a Optimus y le rasco las oreja. Amigo si, soy como el pero mi bestia es una de las partes de mi que no llego a sentir orgullo de ellas, intento evitarla porque no soy capaz de controlarla.
Sir Optimus dio un sutil paso hacia atrás. No le gustaba que le rascaran la oreja, no le gustaba que lo trataran como a un perro ordinario, pero al parecer a algunas personas les costaba encontrar la diferencia. Aún así sabía que Derek no tenía mala intención y el cambio en él era demasiado bueno como para arruinar ese momento dándole toda la expliación.
_Pues yo creo que sí eres capaz. Hace ya bastante tiempo que nos conocemos, hemos atravesado distintas situaciones, y nunca te vi transformado en lobo.
Era toda para él, sólo para él, era su amada, su amante, y si todo lo permitía, su compañera. Ahora entre sus brazos,jaló de su cuello con ternura, y besó cada espacio de su piel, y recorrió a punta de pequeños besos su piel dulce y el camino que era marcado hasta su boca roja, la que besó apasionadamente, no deseaba soltarla, ni mucho menos, dejar ni por un segundo esa boca de en sueño mientras sus cuerpos se rozaban y acariciaban con total deseo.
- te amo...- repitió en su oído, y su mano, bajó hasta su sexo húmedo, y lo tocó con cariño, recorriendo sus pliegues y disfrutando de su humedad- estas... deliciosa...- susurra a la joven, y el roce de sus sexos se hace más y más intenso, hasta que logra entrar, primero sólo su punta, y la acomodó contra sus piernas, mirando sus ojos, y esperando que lo detuviera, pero Ava no lo hará, así que decide entrar más y más hasta el fondo y poder al fin poseerla. Estaba cálida, caliente, húmeda y suave como la seda mojada, y soltaría un gemido de éxtasis.
Dijo su nombre suavemente y comenzó el vaivén de sus caderas contra sus caderas, golpeando en cada penetración, sujetándola con fuerza para hacerla sentir todo su sexo, toda su masculinidad palpitante. Sujetaba sus hombros y la empujaba hacia abajo, conteniéndola en un abrazo, mientras la cama crujía ante el peso de ambos.
El olfato de la chica no la engañó, moría de hambre y por eso pudo saber por donde irse, recorrer esos pasillos de piedra que daba la impresión que en otros momentos fueron más luminosos, lo extraño fue que en ningún momento encontró a persona alguna, lo cual no era del todo extraño, al día siguiente se celebraría un importante evento, y seguramente debía estar todos trabajando para lograr levantarlo.
Avanzaste por una de las esquinas, caminando demasiado asustada, pero el aroma a carne se hacía cada vez más llamativo y tus tripas rugían por un poco de comida más consistente. Tragaste saliva, y giraste en la esquina del pasillo, chocando de lleno con una mole o una pared, no sabes que fue, sólo sentiste su mano sujetando tu delicada muñeca, evitando que cayeras al suelo de trasero.
- ¿estas bien? -preguntó el joven, era alto y fornido, portaba una espada en el cinto - fue lo primero que viste antes de ver sus ojos claros - el joven sonrió, y sentiste el mismo buen trato de la reina Helena - debería tener más cuidado, majestad - dijo el joven soltando tu mano, y poniendo su mano en su pecho para hacerte una reverencia.
Un joven alto de ojos claros (todo hay que decirlo, bastante apuesto) me ayuda para no caer tras chocarme con él.
-Yo... eh...- agito las manos delante de mí para quitarle importancia, y acto seguido las pongo en ambos lados de mi cuerpo inclinando levemente la cabeza dejando caer el pelo para taparme un poco la cara, la cual noto que se va ruborizando -sí, estoy bien. Lo siento, soy un poco torpe, esto...- no, no sé su nombre. Aprieto los labios al darme cuenta de este pequeño dato.
-Sólo... buscaba algo para comer, luego volvería a mi habitación, lo juro- levanto la mirada mirándolo con ojos suplicantes. Realmente me transmitía el mismo sentimiento de confianza que cuando estaba con Helena, pero en este lugar... no puedo fiarme de cualquiera, sigo sintiéndome demasiado indefensa e incapaz de hacer cualquier cosa (en gran parte porque no soy libre de ir y venir a mi antojo y no puedo salir del lugar...).
espero que no te importe que cambie la narración a primera persona... si hay algún problema con ello lo cambio :)
La sombra de una tristeza ensombrece el rostro del joven caballero, pero termina sonriéndole a la princesa sin reino, y mueve su mano para que pasara adelante.
- Sir Jorah Horpe, primo del zar Iván y del actual zar Dimitri - dice este nombre con pesadumbre, era como si le doliera decirlo - acompañarme, princesa Alice, puedo llevarla a la cocina, y de ahí, comer algo, las sirvientas están apresuradas preparando todo para el día de mañana, pero creo que la cocina no es un lugar como ud, majestad - te mira de reojo y sonríe amablemente, y caminan devolvíéndose por el pasillo para llegar a una estancia más grande que daba a los jardines, los que cuales siempre estaban cubiertos de nieve.
- me... me sorprende que el zar Dimitri la dejara caminar por el castillo sin resguardo - es obvio lo que quiere preguntar, cómo te dejó escapar, pero no se atreve a decirlo.
Asique "Sir Jorah Horpe"... -si no te importa, te llamaré Jorah, me resulta más fácil de recordar...- le sonrío de medio lado y ando junto a él sin saber muy bien a dónde me lleva. Desde la sala donde nos detuvimos alcanzo a ver por los ventanales la blanca nieve... Un poco era bonita, incluso relajante, pero... llevo tanto tiempo viéndola sin poder tocarla ni disfrutar de ella que me resulta incluso repulsiva.
Al preguntarme indirectamente sobre mi actual permiso para caminar por los pasillos no puedo evitar formar una pequeña mueca -bueno... digamos que no sé si realmente tengo permiso para andar por aquí. ¿Por qué?, ¿es que está por aquí cerca?- miro preocupada a nuestro alrededor por si veo a Dimitri. Al recordar a ese hombre un escalofrío recorre mi cuerpo -no le dirás que he estado aquí... ¿verdad?- al mirarlo mi preocupación se convierte en angustia, estoy segura de que ese loco puede hacer cualquier cosa desagradable antes de matar a una persona...
Casi sin darme cuenta mi estómago comienza a gruñir y lo sujeto para intentar hacerlo callar roja de la vergüenza -yo... perdón... creo que iré a comer algo intentando que nadie más me vea y subiré sin tardar...- inclino la cabeza y camino a paso lento (Jorah me puede seguir con facilidad), intentando pasar desapercibida y con sigilo hacia el lugar de antes, suponiendo que serían las cocinas y me asomo por la puerta... Si puedo pillo algo para comer y me subo.
Ahora era el momento de tomar una decisión importante, si debía o no confiar en aquel hombre. Era arriesgado, pero decidio ser franco, parecia un buen hombre, aunque algo brusco, y desde luego el príncipe se negaba a seguir el camino de la desconfianza. Trago saliba y bajando la voz contesto a aquel hombre, una parte de él ya veia a los guardias viniendo a por él.
- Porque es lo que hacemos los caballeros andantes -dice en voz muy baja señalando con la barbilla a la hija del tabernero- Ayudar a damiselas en apuros.
Volví a arquearme contra la cama, y de nuevo el movimiento de su cadera me arrancaba otro gemido. No hay dolor, no hay preocupación, no hay miedo. Solo placer. Fuego. Morir en un instante, revivir y gritar de nuevo.
Empujándolo con las manos en su pecho giro nuestros cuerpos, quedando ahora yo encima de él, un cambio que a él más pareció agradarle que molestarle. Volvemos a sonreírnos, en medio del gozo, los ojos de uno en los del otro.
Mi nombre, su nombre, y otro te amo. Dos cuerpos unidos que se llamaban el uno al otro, antes de caer en una última espiral.
Un momento de paz arrebatado al torbellino de nuestras vidas.
- y yo creo que debemos volver con Ava y Mark, que deben estar esperándonos - dijo el hombre y fue a tomar las armas, envolvíendolas en una manta y escondiéndolas en un árbol hueco que había, dicho esto, les dijo que apuraran el paso hacia el pueblo de nuevo.
mierda!! te tenía un post lindo!! y se me borró -.- FUCK!!!! te lo debo T.T
El hombre arrugó el ceño, y se inclinó hacia delante, apoyando ambos codos en la barra, con un aspecto demasiado meditabundo.
- no es mi problema en los líos que te quieras meter, pero si quieres saber algo, la princesa está en el castillo, por lo que sé, el zar la ha dejado caminar libremente por este, aunque... sin poder salir- carraspea y se acerca un poco más - no me gustan las injusticias... y esa lo es... deberías entrar, - ladeo su cabeza, habían barriles de cerveza - necesito gente que lleve estos barriles al castillo, pago unos cuantos penique - habló normal, para que no despertar sospechas- ¿quieres muchacho?...
- pues...- la última letra de esa palabra la alargó mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas para responderle a la princesa - si la dejó bajar, sin llave, es porque puede caminar, mi señor, él mismo nos informó que ud es su invitada - aunque nunca se sabe con ese hombre pensó el joven, y puso sus manos detrás de su espalda- por favor, vamos, yo mismo le prepararé algo, si es necesario, y puede llamarme como quiera, majestad - él a pesar de que ella se tome la libertad de llamarlo por su nombre de pila, él no lo haría, no se tomaría esa libertad con una princesa, aunque esta esté en desgracia.
La condujo por los pasillos hasta la cocina, en donde abrió la puerta llegando enseguida el olor a comida, habían dulces, frutas, carne, todo, pero no había ninguna persona, el hombre te indica que te sientes, mientras busca un plato para servirte estofado y un vaso con jugo de manzanas, sirviéndotelo.
- lamento no tener el protocolo para atenderla, mi señora, sólo soy un soldado - dijo y se sentó frente a ti, y te observó complaciente.
El príncipe se alegra de haber tomado la decisión correcta. La verdad es que es una buena manera de entrar en el castillo, pero tendrá que pensarse como sacar a Alice de allí, tendrá que pensar en llegar a un buen lugar para llamar a sus dos amigos voladores sin ponerlos en peligro, una forma de llevar a Alice a un sitio abierto al cielo como un jardín o una terraza.
- Claro -dice el príncipe- nunca vienen mal unos peniques.
Realmente me sorprende el comportamiento del joven, últimamente sólo recibía buenos tratos de Helena, pero es de agradecer que hay más personas como ella. -Gracias...- veo aún bastante estupefacta que él mismo me va a preparar algo para comer.
Sonrío tomando un pequeño sorbo del jugo -está realmente delicioso. Eres de los pocos que me tratan como a una persona...- bueno, aunque más que como una persona él me trata como la princesa que ya no soy. Me encontraba hambrienta, pero no quería que se notase bebiendo el jugo de un trago o el estofado de un bocado, aún me queda educación, por lo que opto por ir comiendo poco a poco.
Una vez me lo termino todo doy el último trago y dejo el vaso en la mesa respirando hondo -La verdad es que desde que llegué aquí no es que me haya encontrado demasiado... mmm... cómoda- ¿cómo estarlo con la presencia de Dimitri cerca? Bueno, tampoco es plan de irme sincerando con la gente, después de todo a las personas de aquí poco le importará cómo se sienta una princesa a la que le han arrebatado todo y que ya no tiene el derecho de llamarse "princesa". Ni siquiera sé lo que me deparará el futuro... Pero por lo menos hoy he conseguido llenar mi tripa, cosa que pocas veces conseguía.
Me levanto del asiento y arreglo un poco el vestido que llevaba -realmente estoy muy cómoda con su presencia, pero debo ir a mi cuarto. Como bien has dicho, Dimitri me ha dejado el cuarto abierto, pero no sé si para dejarme caminar por aquí o para probar que aunque quiera no puedo escapar...- agacho la cabeza algo abatida ante esta idea, pero casi enseguida la levanto con una pequeña sonrisa -prefiero no meter demasiado la pata, ya sabe lo que quiero decir... por lo que ahora me retiraré a mi cuarto. Muchísimas gracias por todo- hago una pequeña reverencia y marcho hacia el pasillo principal, donde están las escaleras que dan a las habitaciones.