Arthur, antes que ninguno, se subió al bote más cercano y aseguró el siguiente con su mano para que no se desplazara con la creciente lengua marina. El nivel del agua alcanzó a la cubierta y alguna ola conseguía bordear la barandilla.
—El capitán Sandford y el marinero italiano no aparecen. Afortunadamente, llevo todo en mi bolso y no necesito volver a los camarotes. ¿Dónde están las mujeres? Podemos esperar un poco, pero hay poco que podamos hacer para salvarlas si no llegan pronto —gritó, superando el ruido de la tormenta.
Justo tras sus palabras, Bobbie Lesnar y Marjorie Lawrence aparecieron por la esquina. Ella se había quitado los tacones y sus pies caminaron sumergidos en el agua. En minutos, el buque se sumergiría completamente. Delante de ellas, cuatro botes estaban disponibles. Un quinto, justo en el centro, estaba agrietado, pero de él podían tomar los suministros.
Cada bote permite 2 personas (PJ o PNJ) y tiene los complementos intactos. Elegid con quién.
Bote 1: Disponible. [Arthur Morgan - x]
Bote 2: Disponible. [x - x]
Bote 3: No disponible. [x - x]
Bote 4: Disponible, el mejor [x - x]
Bote 5: Disponible. [x - x]
Cada bote se navega con una tirada de embarcación. Dificultad normal (% izquierda). El bote 4 permite un dado de bonificación a quien lo use. Debéis juntaros con alguien que tenga la habilidad. Si 2 la tienen, que lo supere uno es suficiente.
Tienen: Gordon Blake, Bobbie Lesnar.
No tienen: Dante Ricci, Marjorie Lawrence, Arthur Morgan.
Si falláis, lanzad una de nadar. Quien vaya en un bote sin nadie con embarcación, también tira por nadar. % difícil (medio).
No había podido liberar gran parte de los botes pero mi compañero en desgracias, Dante, si logro hacerlo – Bien – le digo antes de palmear su espalda felicitándole por lograr algo que no había podido hacer. Poco después llegaron el resto de pasajeros aunque no el capitán ni el otro marinero ¿Dónde estaba? ¿Habían huido? – Ya me estaba preocupando por ustedes – me muevo un poco y me sostengo al sentir el movimiento de la embarcación – Tenemos que separarnos en grupos de dos, Arthur ya tomo el primero ¿alguien quiere ir con él? Tomare el cuatro ¿alguien viene conmigo? Aunque… ¿alguien sabe manejarlos? Yo se algo pero muy poco, quizás las damas deban ir acompañadas con alguien con experiencia – mire Bobbie, mi compañera de viaje, para ver que pensaba.
No se si debo tirar ahora o esperar a los grupos.
Digo el 4 porque es el mejor y espero eso me de un bono, mi embarcacion es bastante baja y soy mas un peligro que una ayuda jajaja
Realizad las tiradas para saber cómo será vuestro desempeño en el mar. Si falláis la de embarcación, tendréis que nadar. Aunque tires primero y describas más o menos, otro puede subirse contigo. Me imagino que Dante elegirá estar con Gordon, mientras que Marjorie elegirá estar con Bobbie. Arthur ya eligió primero el bote 1, así que si nadie más se sube, irá solo.
El barco se iba a pique rápidamente. El agua ya había entrado en el barco y éste se estaba inclinando antes de hundirse. Los botes ya estaban preparados, pero faltaba que se llenaran. Solo estábamos tres personas, ya que el resto estaba en el interior, seguramente tratando de salir a cubierta. Al ver aparecer a la señorita Bobbie, la señalé uno de los botes (el 4) y le indiqué a Gordon que fuera soltando las sogas de amarre. Prácticamente estaban ya en el agua, así que sino nos montábamos en breve y remábamos, seríamos engullidos por el barco al hundirse. Del resto de la gente, solo esperaba que aparecieran en cualquier momento; pero ahora había que pensar en los que estábamos allí. Fui al bote del medio e intenté recoger los suministros que pudiera para pasarlos al bote donde Arhur se había montado. A este también le indiqué que fuera soltando las sogas y que se dispusiera a coger los remos.
El polizonte no se había detenido cuando el inconfundible sonido de un arma al ser amartillada había llenado la bodega. No se ha detenido porque no es humano. Caminaba sobre dos patas, su piel era verde y sus ojos de un rojo encendido. No, no era un marlín. Pero tampoco les robaría el alma. Les bastaría con su vida. Se mantuvo en posición, el arma extendida. No disparó. Ya no pensaba que pudiera ser uno de los marineros o un polizón, pero no quería tener a una bestia herida y desatada en un espacio tan estrecho. Dispararía a corta distancia, asegurando el tiro y la herida.
Dejó que Marjorie escapase de la escena. Tampoco habría podido detenerla. Su ímpetu, alimentado por el miedo, ayudaron a abrir la trampilla. Moretti se encontraba afuera. Tuvo tiempo de mascullar un tenue “gracias” ante su acción. Trató de analizar los hechos, atar cabos, sacar conclusiones. El señor Whitford había recibido un golpe en la cabeza. Todo aquello olía a novela negra, a indicios de que había algo más donde rascar.
Enfundó el arma al verse de nuevo en cubierta y dejó que Marjorie tirase de ella hacia los botes salvavidas mientras el marinero y el señor Farnsworth ayudaban al señor Whitford. La noche olía a rareza. El miedo acompañaba aquella tormenta, revoloteando con alas de murciélago sobre sus cabezas. Vio los botes, escuchó al señor Morgan. Desde luego no iba a salvarlas estando tan acomodado en el bote con sus pertenencias.
Se alegró de ver al agente Blake, aunque no había tiempo para ninguna clase de efusividad profesional. El señor Ricci ya estaba cambiando las provisiones del bote tocado al del señor Morgan. Amablememente, el señor Ricci le indicó el bote que parecía más entero, pero era el mismo que iba a ocupar el agente Blake. Si no recordaba mal su compañero tenía alguna noción de marinería, como ella. No mucha, pero más que sus compañeros, eso. Debían distribuirse en los botes, compartir uno sería malgastar aquellos conocimientos. Probó suerte con el más alejado (el 5).
—Espero acordarme de como se hacía esto —masculló, saltando sin dudar al interior del bote.
Intentó mantener le tipo. Aguantó unos buenos segundos mientras intentaba controlar la embarcación. En uno arrebato del mar, fue derribada, cayendo a las negras aguas que todo parecían engullir. No era mala nadadora…en una piscina o en la playa, en un día soleado. Tensó los músculos, peleando contra el agua en una feroz lucha que no creía poder ganar.
Motivo: Embaración
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 33 (Fracaso) [33]
Motivo: Nadar
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 49 (Fracaso) [49]
Pato al agua. Quizás debería haber cogido un chaleco salvavidas...XD
En mitad del pasillo, mientras ayudaban al joven Whitford alcanzar la salida de un barco hundiéndose, la escalera ya estaba completamente de agua y rebosante. De repente, el capitán del barco asomó la cabeza, emergiendo de la escalera. Cómo había sobrevivido bajo el agua era un misterio, pero seguro había una explicación que contaría como anécdota cuando salieran del mar.
—Dios me bendiga, estoy vivo —dijo exhausto, tosiendo agua de la boca—. ¡Pietro, adelante! Despliega los botes, debemos salir de aquí cuanto antes... ¡Protege a los pasajeros!
Su marinero asintió y se adelantó a los hombres, mientras el Capitán terminó de levantarse para sustituirle.
Puedes lanzar una tirada de Descubrir, dificultad normal (valor izquierdo, el alto).
Estando todos tomando lugar me puse a cumplir mi deber, tome los remos e intente alejarnos de la embarcación que se estaba hundiendo ¿fue el agua? ¿Fue algo más? Era algo estúpido pensar eso ya que no había nada que pudiera dañar un barco de tal manera ¿una ballena quizás? Lamentablemente para el que me acompañara es que no era bueno en esto por lo que apenas llego una ola nos dio vuelta ¿asi moriría?
Motivo: Bote
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 66 (Fracaso) [66]
Motivo: Nadar
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 31 (Fracaso) [31]
Embarcacion: 66
Nado: 31 al agua pato
El sistema d100 es super letal
Viendo que los demás se iban montando en los botes y que no quedaba apenas tiempo, me introduje en el bote 1, junto a Arthur, y empecé a remar. No era mi fuerte, pero intentaría hacerlo lo mejor posible. ¡Me jugaba la vida en ello! La cosa no fue muy bien y rápidamente me vi en el agua. Traté de mantenerme a flote y nadar, pero el oleaje y el frío del agua hacían la tarea imposible.
Motivo: Embarcación (Nadar medio)
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 71 (Fracaso) [71]
Motivo: Nadar
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 2 (Exito) [2]
Fallo Embarcación, pero acierto Nadar.
El sonido metálico de la escotilla al abrirse resonó en las entrañas del barco como un grito de alivio, una puerta hacia la posibilidad de escapar de aquella situación insostenible. Alistair, con el agua ya alcanzándole las rodillas, alzó la vista hacia el destello de luz que se filtraba desde arriba. Sintió una extraña mezcla de alivio y urgencia, pero no permitió que la tensión rompiera su compostura. En momentos como ese, mantener la mente fría era la única opción.
“Concéntrate,” se dijo a sí mismo mientras el joven Whitford se tambaleaba a su lado, mareado por el golpe que acababa de recibir. Alistair, sin dudar, pasó un brazo por debajo del de Alexander, asegurándolo para que pudiera apoyarse en él.
—Tranquilo, joven, no va a pasar nada —le dijo con un tono firme pero calmado, tratando de transmitir seguridad tanto a Alexander como a sí mismo— Unos pasos más y estaremos fuera de aquí.
El agua subía rápidamente, el sonido de las olas chocando contra el casco se mezclaba con los ecos de pasos apresurados y los gritos de los demás. Alistair enfocó su linterna hacia la escalera que conducía a la salida, ahora completamente anegada. A su lado, el capitán Sandford emergió de las profundidades con un aire de determinación, dando órdenes rápidas a Pietro para que desplegara los botes salvavidas. ¿Cómo era posible que estuviese bajo el agua todo este tiempo? Sacudió la cabeza y se enfocó en su escape.
Alistair ajustó su agarre sobre Alexander, inclinándose ligeramente para sostener mejor su peso. Miró al joven a los ojos, intentando fijar su atención.
—Escúchame, Alexander. Respira hondo y sigue mis pasos. No mires atrás. Solo adelante. Entendido? —Su tono era bajo, casi confidencial, como si las palabras fueran un ancla para evitar que la mente del joven se sumiera en el pánico.
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 50-
Resultado: 18 (Exito) [18]
El Capitán, pese a su resistencia inhumana bajo el agua, mostraba signos inquietantes. Cuando posó una mano sobre el hombro de Whitford, Alistair notó heridas extrañas, sangrantes, dispuestas como si una criatura marina lo hubiese atacado. No eran marcas de un pez común, ni siquiera de un marlín. Eran las mordidas de algo más feroz, más salvaje, tal vez un tiburón. El rastro de sangre que dejó en el hombro y cuello del traje de Whitford era inconfundible, pero éste, mareado y absorto, no pareció notarlo.
El pasillo de servicio se alargaba como un corredor infinito, devorando cualquier esperanza de escape con cada paso que daban hacia la salida. El agua se hacía presente, mientras el tambaleo del barco convertía cada movimiento en un desafío desesperado por mantener el equilibrio. Cuando al fin alcanzaron la puerta, el panorama era desolador: un recibidor derruido se alzaba como un campo de escombros, luces intermitentes y obstáculos retorcidos que parecían ser el último acto del barco, empeñado en engullirlos como un monstruo herido.
Al emerger en la cubierta, el agua ya les llegaba a la cintura, un frío desgarrador que mordía la piel. Sin embargo, el calor del esfuerzo y la adrenalina atenuaban momentáneamente la sensación helada, empujándolos hacia adelante. El viento ululaba con más fuerza, y el mar rugía como si quisiera tragarlo todo. A su izquierda, un bote flotaba en la agitación del mar, sostenido por Moretti, quien les esperaba con una resolución sombría. Las palabras sobraban, y la tormenta rugía con tal furia que cualquier intento de comunicación se perdía en su estruendo ensordecedor.
Con la ayuda de Moretti y el Capitán, lograron subir al bote a los dos pasajeros. Era diminuto, apenas espacio suficiente para ellos dos. Sin dudar, el Capitán empujó el bote hacia las olas, dirigiéndolo hacia donde los otros tres botes ya se alejaban, impulsados por la furia del mar. Moretti, en cambio, arrancó un tablón de madera de un bote roto que permanecía sin desatar y se preparó para enfrentar el abismo. Habían tomado su decisión: la vida de los dos hombres prevalecería sobre la suya propia.
El viento ululaba con más fuerza, y la tormenta rugía con tal furia que cualquier intento de comunicarse se perdía en su estruendo ensordecedor. Gordón navegaría solo, aunque su dominio no fuera del todo bueno. Marjorie, asustada, se aferró a la cintura de su amiga Bobbie, sin que eso la impidiera remar. Dijo algo que no se entendió, en evidencia de su miedo a morir ahogada. Sus ojos bordeaban el agua negra, como si fuera el refugio de los monstruos que provocaron el accidente. Dante, subido con Arthur y sus pertenencias, se dio cuenta que remar era más difícil como pensaba. Así fue como lo habían decidido en la rapidez que no disponían.
Habían tomado decisiones rápidas, forzados por el tiempo que no tenían, y ahora el mar los empujaba lejos del barco, que se hundía irremediablemente, más dentro del agua que fuera.
Los ventanales dejaron ver un recibidor semihundido que se alzaba como un campo de escombros, luces intermitentes y obstáculos retorcidos que parecían ser el último acto del barco, empeñado en engullir a los dos pasajeros que habían quedado dentro, el marinero italiano y el Capitán Sandford. Moretti tomó la delantera, saliendo más rápido para alcanzar uno de los botes sueltos. Farnsworth y el Capitán, más rezagados, ayudaban al joven Whitford a sobrellevar el camino. Al emerger en la cubierta, el agua ya les llegaba a la cintura.
Con la ayuda de Moretti y el Capitán, lograron subir al bote a los dos pasajeros. Sin dudar, el Capitán empujó el bote hacia las olas, dirigiéndolo hacia donde los otros tres botes ya se alejaban, impulsados por la furia del mar. Moretti, en cambio, arrancó un tablón de madera de un bote roto que permanecía sin desatar y se preparó para enfrentar el abismo. Habían tomado su decisión: la vida de los dos hombres prevalecería sobre la suya propia.
Estaban solos en alta mar, sin saber dónde debían dirigirse. Tampoco es que pudieran controlar la fuerza de la naturaleza y la amenaza constante de que había algo bajo el agua no les ayudaba. La desesperación se hizo presa de ellos. Iban en la dirección que el Capitán y Moretti habían decidido. Ellos dos ya no estaban allí, el agua se los había tragado, como su barco.
Como si fuera un rayo de esperanza, las nubes empezaron a dispersarse, dejando ver una diminuta luz en movimiento: el faro de Beacon Island estaba cerca. Había dejado de verse durante su viaje y ahora lo tenían de frente.
La tormenta, sin embargo, no daba tregua.
El bote más rezagado donde navegaban Arthur y Dante, a duras penas se movía con su manejo y dependían completamente del destino. Fue sencillo para la tormenta derribarlos, dejándolos sentir el frío penetrante del mar. Arthur, sosteniendo sus pertenencias como un tesoro, se dispuso a nadar hacia la luz. No había lugar a mareos si quería sobrevivir. Todavía tenía mucho que contar y que tasar.
Una gran ola devoró el bote donde navegaban las mujeres. Momentos después sus cabezas asomaron sobre el mar. El sombrero ajustado de Marjorie se perdió para siempre en el océano y sus tacones acabarían en alguna isla misteriosa como un mensaje embotellado de lo que ocurrió en la Costa de Massachusetts.
La misma ola había dado la vuelta al bote de Gordon y por unos segundos quedó atrapado en el espacio de aire, sujeto como pudo, sin poder hacer nada más para no perderse en la profundidad. El fuerte viento arrancó el bote de sus manos y solo le quedó nadar.
El bote donde navegaban Alistair y Alexander había alcanzado al de Arthur y Dante, y esquivaron la ola que derribó los otros dos. Se notaba que entre ambos daban un buen manejo. La furia interna del mar, viendo que uno de los botes se les escapaba, decidió concentrarse en ellos.
Tarde o temprano alcanzarían la orilla de Beacon Island.
Motivo: Embarcación bonificado Gordon
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 71 (Fracaso) [71]
Si queréis, podéis narrar un poco hasta llegar a la orilla de Beacon Island, en donde está el faro y continuamos directamente en el segundo capítulo a partir de ahí. Lo importante ahora es realizar unas tiradas de avance.
Alistair: primero tiras por Embarcación. Si fallas, tiras por Nadar. Si fallas, tiras dado por el daño físico temporal.
(Por curiosidad, Alistair y Alexander eran los que más % de Embarcación tenían)
Bobbie, Dante, Gordon (incluye los PNJ, aunque no tiren)
Daño físico temporal (frío, hipotermia, ahogo): 1D3+2. Dante solo 1.
Bobbie y Gordon, no habéis usado puntos de suerte, aunque estabais cerca del acierto. No sé si no queríais o no lo recordabais que se pueden quitar puntos de suerte para llegar al acierto. Os dejo decidir si os compensa gastarlos para no sufrir este daño, tened en cuenta el avance.
Cordura: todos debéis realizar una tirada % con vuestro valor actual de cordura. Fallar: -1D3 COR. Acertar: -1 COR.
Alistair y Bobbie (también Marjorie), tiran otra vez por cordura. Fallar: -2 COR. Acertar: -1 COR.
(Recordad la suerte)
Avance
Habilidad: lanzad las que hayáis acertado. Si sale mayor que vuestra habilidad, lanzad +1D10 de aumento.
En Dramatis Personae tenéis las habilidades en las que debéis avanzar.
Suerte: +1D10 puntos de suerte, primero rellenando los gastados. Si no se han gastado, se acumulan.
Cualquier duda, hablamos en Offtopic. Lo dejaremos todo en orden para el comienzo del capítulo 2.
El rugido del mar era ensordecedor, y el viento cortaba como cuchillas de hielo sobre la piel de Alistair. Con cada ola que amenazaba con volcar el bote, sus manos se aferraban con más fuerza a los remos, los músculos de sus brazos quemando por el esfuerzo mientras intentaba mantener el pequeño bote a flote. Alexander, aún mareado por el golpe, hacía lo que podía para ayudar, pero era evidente que estaba al borde de sus límites.
—¡Aguanta firme, Alexander! —gritó Alistair por encima del estruendo de la tormenta, tratando de mantener la calma en su tono, aunque sentía la presión de cada segundo que pasaba.
Las olas se alzaban como murallas líquidas, pero su instinto y su conocimiento básico de navegación le ayudaron a orientar el bote. Remaba en un ángulo preciso, cortando las crestas de las olas en lugar de enfrentarlas de frente. Cada movimiento era medido, no por experiencia en el mar, sino por lógica pura. El faro de Beacon Island, una luz tenue pero constante en el horizonte, se convirtió en su único punto de referencia, una promesa de tierra firme que no podía permitirse perder.
A lo lejos, distinguió una figura en el agua, agitándose frenéticamente contra la corriente. Sin pensarlo dos veces, Alistair guio el bote hacia el náufrago, haciendo lo posible por ayudarlo y que se aferre al pequeño bote.
La tormenta no daba tregua, pero la luz del faro se hacía más clara con cada remada. A medida que se acercaban a la orilla, el agua parecía perder algo de su furia, aunque el peligro seguía presente. Alistair haría lo posible por ayudar a aquellos con los que se cruzase.
Finalmente, la orilla de Beacon Island apareció ante ellos. La arena estaba borrosa bajo el torrente de agua y espuma, pero era tierra firme, y eso era todo lo que importaba. Alistair dirigió el bote hacia el punto más cercano que parecía seguro, utilizando los remos para evitar que el oleaje los estrellara contra las rocas.
—¡Preparados! —gritó, mientras la quilla del bote raspaba la arena húmeda y todos comenzaban a desembarcar, tambaleándose por el esfuerzo y el frío.
Ya en tierra, Alistair no se detuvo. Usó uno de los remos para extenderlo hacia el agua y ayudar a otros náufragos que aún luchaban por llegar. Cada vez que alguien lograba aferrarse, tiraba con toda la fuerza que le quedaba para ponerlos a salvo. Su mente, mientras tanto, era un caos de pensamientos.
“Las heridas del capitán… esa criatura… no puede ser real. Debe haber una explicación lógica. La tormenta, la luz, el miedo… todo es una ilusión. Tiene que serlo.”
Cuando todos los sobrevivientes estuvieron finalmente en la orilla, Alistair cayó de rodillas sobre la arena húmeda, jadeando. Su cuerpo temblaba, no solo por el frío, sino también por la tensión que había estado reprimiendo durante todo el trayecto. Miró al horizonte, donde el mar seguía rugiendo, y cerró los ojos un momento, intentando imponer orden en su mente.
La realidad lo golpeaba como una ola: algo en ese barco no era natural, algo que desafiaba su lógica, su escepticismo. Pero por ahora, no era momento de buscar respuestas. Era momento de asegurarse de que todos estuvieran vivos.
—¿Todos están bien? —preguntó, levantándose con dificultad y mirando a los rostros agotados de los demás— Busquemos refugio. Este frío terminará por matarnos si nos quedamos aquí.
Con esas palabras, ayudó a los demás a levantarse, dirigiendo su atención al faro que se alzaba como su única esperanza en medio de la pesadilla.
Motivo: Embarcacion
Tirada: 1d100
Dificultad: 21-
Resultado: 5 (Exito) [5]
Motivo: Cordura 1
Tirada: 1d100
Dificultad: 55-
Resultado: 68 (Fracaso) [68]
Motivo: 1er daño Cordura
Tirada: 1d3
Resultado: 3 [3]
Motivo: Cordura 2
Tirada: 1d100
Dificultad: 55-
Resultado: 73 (Fracaso) [73]
Éxito en embarcación, supongo que ni Alexander ni yo caimos del bote y logré mantenerlo a flote. En eso basé mi post de llegada a la isla. Dejo a criterio del Director si en mi camino pude ayudar a uno que otro naufrago.
Para entender como funciona la Suerte. Tengo 45 puntos de suerte. con 13 puntos que consuma, en la primera tirada igualaría 55 para salvar la salvación de Cordura. Ahora me quedarían 32 de Suerte. ¿Es así?
Ya para la segunda tirada, tendría que gastar 18. Si lo uso, me quedaría con 14 de Suerte nada más. ¿Es viable quedarme con tan poca suerte? Lo digo porque no sé que es peor, si tener poca suerte o perder mas cordura.
Si no es recomendable quedarme con tan poca suerte, sólo uso mi suerte para salvar la primera tirada de Cordura.
Es Decir, me quedaría con 32 de Suerte y perdería 3 de Cordura en total entre las 2 tiradas.
La suerte no parecía estar conmigo pero no me rendiría, no me dejaría morir de esta manera por lo que tomando toda la fuerza que tenía empecé a nadar con dirección a la orilla… o por lo menos a donde creía que era la orilla. El fuerte oleaje me movía de un lado a otro y más de una vez tuve problemas para respirar culpa del agua que entraba por mi boca y amenazaba con sofocarme, pero no me rendiría.
Gasto suerte, creo que son 11 puntos
Agua. Por todas partes. Ahogando su vitalidad, consumiendo sus fuerzas. Se preguntó como sería morir ahogada, que se sentiría. Y si alguien la echaría de menos. Su hermano, seguro, con el que intercambiaba correspondencia a menudo. Él le hablaba de la fábrica, ella le mentía, hablándole de un aburrido trabajo de oficina. No quería preocuparle. Trató de pensar en si alguien más la echaría de menos. No había nada, solo una habitación vacía, un libro sobre la mesilla y latas de conserva en la cocina.
La oscuridad era líquida. No podía discernir donde se encontraba el cielo, malhumorado, bastado, escupiendo toda su simiente infecta sobre ella, o el fondo del mar, donde monstruos de cuentos imposibles parecían desgarrar sus ropas, tirando de ella hacia un abismo. Y, quizás, no estaría tan mal.
Pero Bobbie Lesnar no se rendiría. Podían quitarle la vida, pero no su forma de morir. Había visto al capitán, a Moretti, empujar el último de los botes hacia la tormenta. Aunque eso supusiese su muerte. Allí había algo. Algo que valía más que una placa o una nómina, algo que quedaba por encima del honor o el deber. Había humanidad. Esa era la grandeza del hombre. Eso es lo que quería. No ser tan pequeña. Pequeña, pequeña, siempre tan pequeña…
Peleó contra el oleaje. O, más bien, se dejó llevar por él, de un lado a otro. No soltó a Marjorie. Estaba aterrada. Igual que ella, pero Bobbie no lo mostró. Su rostro poseía una determinación férrea que carecía de fortaleza, pero esa era una mentira que podía mantener. Había perdido el bote, los tragones de agua salada la habían irritado la garganta, su vista era un torbellino de nubes, olas, lluvia y relámpagos que, como espadas, traspasaban el velo de aquella pesadilla.
En alguna ocasión veía uno de los botes y a alguno de los hombres tratando de ayudarla. Pero ella iba y venía, de un lado a otro, como una hoja mecida por el viento del destino. Después de una batalla que parecía no tener fin encontró un asidero de madera. Era un remo. En el otro extremo el señor Farnsworth parecía gritarles algo. Marjorie fue rescatada, extraída de los labios húmedo de aquel mar salvaje. Ella fue la siguiente, cayendo sobre la tierra, derrotada. Tratando de encontrar aire para los pulmones, tierra para sus rodillas.
Trató de decir gracias, pero su voz había sido devorada por la tormenta.
Y así se quedó, tumbaba boca arriba, la ropa empapada, el pelo pegado al rostro. Viva. Fría, agotada. Pero viva. Sus ojos se clavaron en las nubes, acusadores. Y victoriosos.
—Solo necesito unos momentos —o toda una vida.
Al poco, se puso en pie. Le temblaban las piernas, el corazón palpitaba con trémula fuerza.
—El capitán. Moretti, el marino…—dijo, sin ser capaz de terminar, embargada por su muerte, sobrecogida por el valor demostrado.
Por suerte, con la lluvia cayendo sobre su rostro nadie la vio llorar. Se giró hacia el mar esperando ver aparecer a alguien más, pero, tras unos minutos, estaba claro que nadie más había logrado escapar del naufragio. Lo traumático de la experiencia, los recuerdos de la visión, el agotamiento, hicieron mella en ella. Pero no la suficiente. Le tendió una mano a Marjorie. La abrazó.
—Nos daremos calor la una a la otra —le dijo, esperando recuperar algo de color en el faro.
Un pensamiento intrusivo se coló en su mente. Aún puedo oler su perfume. Pese a todo, aún puedo olerlo. Empezó a caminar junto con Marjorie.
—Lo peor ya ha pasado —aseguró.
Pero era una mentira. Una grande. Para Marjorie. Y para ella misma.
Motivo: Hipotermia
Tirada: 1d3
Resultado: 3(+2)=5 [3]
Motivo: Cordura 1
Tirada: 1d100
Dificultad: 85-
Resultado: 40 (Exito) [40]
Motivo: Cordura 2
Tirada: 1d100
Dificultad: 85-
Resultado: 97 (Fracaso) [97]
La tormenta había arrasado con los botes, exceptuando el último en el que viajaban Alistair y Alexander, que mostraban un conjunto de habilidades surcando las olas. Mientras Dante y Gordon llegaron a la isla más rápido que los demás, Bobbie, Marjorie y Arthur quedaron a merced de la corriente que acabaría arrastrándolos a la orilla. No obstante, la embarcación resistente del anticuario y el biólogo marino se encargó de que la travesía no resultara fatal para los extraviados.
Tan pronto como todos pusieron pie en la isla, la tormenta se calmó, dejando tras de sí nubes aún negras, presagiando otro embate. La oscuridad de la noche se veía atenuada por la luz del faro, que ahora se encontraba cerca. La estructura consistía en una pequeña casa en la base y la torre del faro propiamente dicha. Ambos espacios estaban bien iluminados, cumpliendo con su función. Aquel lugar podría servirles de refugio.
Juntos emprendieron el camino hacia el faro.