Partida Rol por web

El Hobgoblin quedaba cautivado con la voz de la muchacha, aún para un bruto como él, la voz era cautivadora y bella.

Poco a poco los ojos de la muchacha se fueron cerrando, y pronto se sumió en un sueño profundo....

De repente, algo te despertaba....

Abriste los ojos, y en vez de encontrar a tu nuevo compañero vigilando, lo viste dormido cerca de la fogata; no sabías cuato habías dormido, pero algunas horas habían pasado ya que la fogata estaba bastante disminuida.

-ZZsseesss dazeek, suazz dazelekss....

Susurros distantes hacían eco en la caverna y parecían provenir de la entrada a la cueva, algunos chasquidos propios de una pisada en el agua se acercaban lentamente desde la misma dirección.

Erulissë se incorporó de un solo movimiento, con su espada ya desenfudada. recogió la espada corta y se la lanzó al Hobgoblin para despertarlo.

Maldito!!, debería entregárselo a lo que sea que aparezca por esa entrada para salvar mi cuello -Pensó por unos instántes, pero mas por la rabia que sentía de haber confiado en ese perezoso.

-Despierta!!... Alguien o algo viene. -Le dice al Hobgoblin.

Se pone en guardia y espera que aparezca lo que tenga que aparecer.

Asustado, el Hobgoblin se levantó de su sitio, recogiendo la espada corta se puso al lado de la Semielfa.

-Yo no querer dormir, yo estar débil, y tu cantar y yo dormir y....y......

-Zzzz ashalesss ssarrim sissar karalassarr sosiiiszz -Se escuchó de nuevo los sonidos, pero esta vez mas fuerte y mas cercano, pero la oscuridad aún cubría parte de la caverna.

-Lagartos, feos lagartos -Dijo Nazglek, con su espada en mano, expectante y algo temblorosa.

Finalmente, 4 figuras aparecieron caminando lentamente, portando lanzas y mazos de madera, un par de ellos con escudos de madera ligeros.

Su posición era amenazante, un gruñido y se preparaban para atacar.

-Esperen!- Dijo la paladina con sus palmas apuntando al frente, como gesto no agresivo.

-Podemos hablar, ¿que quieren de nosotros?, podriamos intentar hablar, no tenemos porque desgastarnos luchando, yo soy una experta espadachina y podría acabar fácilmente con mas de uno de ustedes, pero prefiero evitar el combate.

Los lagartos se miraban entre si, como si no entendieran las palabras de la mujer, pero algo captaban en su lenguaje corporal que hizo que se detuvieran unos instántes.

Desde las sombras, un quinto hombre lagarto aparece, mas grande y corpulento que sus camaradas, con un arco largo entre sus manos y dos flecha lista para ser disparada -yozz Entendzzzer idiomazzz, nossssotroszzzz quererzzzz az compazzzzñerooozzz, querzzzerrzzz matzzzarlooo.

La mujer miró la cara del Hobgoblin, era claro que había entendido lo que los lagartos querían.

Se encogió de hombros y apretó la espada con sus manos -Eso, queridos amigos, no es negociable, si lo desean, vengan por él!!.

Un gesto furioso y un resoplido fue lo que recibió la Paladina.

Unas órdenes fueron suficientes para que sus guardias tomaran armas y se alistaran para el combate, pero algo inesperado sucedió justo en ese instánte............

Un chillido similar a una risotada maniática se escuchó a las espaldas de los hombres lagarto, y poco después, la figura de un humanoide poderoso, con cabeza canina y colmillos pronunciados, aspecto de hyena y armado con un hacha de batalla y un escudo.

Por unos instántes que parecieron minutos, todos quedando mirándose entre sí..........

Luego, se desató el caos propio de una batalla......

El lagarto del pantano, un enorme lagarto con gran poder muscular, cogió su mazo espinoso y atacó al recién llegado Gnoll pero falla por poco.
Mientras el lagarto cazador, el mismo que habló en común con la semielfa, se alejó un poco del Gnoll y cargó dos flechas; las disparó una tras otra, pero solo una de ellas impactó rozando el hombro del Gnoll.
Por su parte, el Gnoll atacó al enorme hombre lagarto que tenía a tiro, aunque lo alcanzó a golpear, la flecha que lo alcanzó previamente le quitó fuerza al golpe.

La jóven mantuvo su posición, pisando con su bota el duro suelo de la caverna y afianzando su posición, aprieta la espada en sus dos manos y espera, con una mirada al Hobgoblin, le indicó que hiciera lo mismo, no era inteligente meterse en medio de esa refriega.

El Lagarto artillero sacó de su saco de espalda una jabalina y la lanzó al Gnoll recién llegado, esta alcanzó una de las piernas y se clavó en su carne, haciéndolo gritar de dolor...
Nazglek Acentó a las órdenes de la Paladina y mantiene su terreno, con su espada corta se alisto para los lagartos que se aproximen.
Los Hombre lagarto lanceros, se lanzan a la carga frente al Hobgoblin y a la muchacha.

La espada larga se clavó profundamente en el pecho del lagarto, penetrando su dura piel y ocasionandole una terrible herida que lo deja al borde de la muerte.
De la misma forma recibe el HObgoblin a su contrincante, su espada se clavó en un costado, dejando al descubierto la carne fresca; la sangre empezaba a derramarse en el suelo en grandes cantidades.

Los lanceros terribl;emente heridos, respondieron con sus armas, pero la habilidad de la paladina en el combate era notable, esquivó con gran agilidad la lanza de su contrincante. No así lo hizo su compañero Nazglek, quien recibió una pequeña herida a la altura de su pecho.

Tanto el bruto como el cazador se volvieron a abalanzar contra el Gnoll; el promero logra clavarle su mazo espinozo en toda la cabeza, y aunque un terrible chillido salió del Gnoll, aún permanecía en pie, aguantando como mejor podía.
Las flechas del cazador no lograban impactar al Gnoll.
Los ojos del Gnoll empezaron a ponerse de un color ambar, lanzó un rugido furioso al aire, los musculos se tensaron y se incrementaron, las venas brotaban de su frente, que aunque peluda, podían verse. su poderoso ataque logra impactar al Lagarto del pantano, salpicando su cara de sangre y regocijándo su sed de sangre....

-Morirás hoy y aquí bestia asquerosa!- la paladina lanzó un par de espadazos en la bestia, pero las defensas del lancero eran superiores a sus ataques guiados por la cólera.

La paladina atacó con su espada larga, pero se estrelló en el escudo, por un momento su espada quedó atascada en el escudo de su víctima, lo que le impidió realizar otro ataque.

Mientras esto ocurría, Nazglek clavó su espada corta en un ojo de su contrincante, aniquilándolo de una vez, las babas del Hobgoblin escurrían de su ocico mientras respiraba fuertemente y se preparaba para atacar al lancero que combatía contra su amiga.

El lancero por su parte, se asustó de la forma en que su compañero murió, pero no fue razón para dejar de atacar; su lanza se clavó intempestivamente sobre el hombro de la mujer.