Los cuervos negros: Así se le conocía popularmente a una banda de bandidos de caravanas.
Cuando un cuervo desciende por comida, lo hace con gran seguridad y siempre se lleva el botín impunemente; así actuaba esta banda criminal que parecía esquivar todo tipo de autoridad que iba tras ella.
Los rumores apuntaban a que los cuervos negros tenían espías en la guardia de todas las ciudades donde operaban, ya que siempre evitaban las emboscaban y se trasladaban de lugar cuando era el momento de hacerlo!!
La realidad es que contaban entre sus filas con un experto en conseguir información, alguien que junto a algunas cuantas monedas, sobornaba a algunos guardias y así lograba saber los movimientos de la ley.
En esta escena pueden hablar entre ustedes, inventando historias del pasado, escribiendo lo que saben de sus personajes, e.t.c.....
De nuevo, para Lightness y Dargun. El mensaje que os prometí: algo más de mi historia y mi personalidad.
Ya os conocíais entre vosotros cuando conocisteis a Mwundechrisye. Un conocido de un conocido de un conocido os puso en contacto con él: vosotros necesitabais a un ladrón, él necesitaba una banda. Según pudisteis saber, él acababa de dejar un grupo de forajidos bastante numeroso y famoso, los Perros de Vamper. Según Mwun, les faltaba ambición. Sobre qué hizo antes de unirse a los Perros nadie sabe nada. Ni siquiera se conoce su nombre real: "Mwundechrisye", según os dijeron, es el diminutivo en lengua drow de Mwundech'ar, una criatura del folclore del Inframundo, de cara horrible. Las cicatrices, claro, venían en el paquete: algunos dicen que se lo hizo una mujer, una puta; otros dicen que se lo hizo un monstruo del Inframundo... Nadie sabe nada, salvo una cosa: no sirve de nada preguntar. Por lo que sabéis, la primera vez que alguien lo preguntó por sus cicatrices, Mwun se volvió loco y le dio una paliza al tipo. Un veterano enano. La pelea no acabó en desgracia por la intervención de terceros. La siguientes veces, su cara se ensombrecía y él se sumía en el silencio, nada más. Nadie ha sido capaz de sacarle una palabra. Un hombre reservado, pero un profesional, os dijeron.
A medida que fuisteis conociéndoos descubristeis que el elfo era todo lo que os prometieron y más: un experto abriendo cerraduras, desactivando trampas y colándose en sitios, pero también encontrando información. Lo que más os llamó la atención, sin embargo, era su maestría con el disfraz: cuando las circunstancias lo requerían, Mwun era capaz de convertirse en un elfo común, ni drow, ni cicatrices, ni nada... ¡Y una persona encantadora! Sólo su voz llamaba la atención, pero era un problema menor. Además, notasteis que Mwun era un superviviente capaz y un hábil espadachín, aunque estas habilidades las tenía notablemente menos entrenadas que las otras. En lo personal, el drow es reservado, sí, pero también un socio de confianza que cumple su palabra y realiza con eficacia y eficiencia su parte. Es sobrio y austero, no es derrochador, es disciplinado y se entrena todos los días, parece gustarle nadar, no es muy hablador y disfruta en la soledad; no tiene tratos íntimos ni con hembras ni con varones, que sepáis. Su único objetivo patente es atesorar dinero, pero no sabéis donde lo guarda exactamente, ya que no parece gastar demasiado. Secretos de bandido, nada raro. Alguna vez ha demostrado tener algo de sentido del humor. No tiene más afición que sus entrenamientos, ni miedos conocidos, pero es obvio que se avergüenza de sus cicatrices: siempre procura llevar una capucha y un embozo, e incluso cuando está sólo usa el pelo para cubrirse la cara. A veces sufre fuertes migrañas, mareos y dolores. También habéis notado que, para ser un drow, no ve tan bien en la oscuridad como debería. Parece probable que esto esté relacionado con sus heridas. No parece que pueda llegar a tener una gran amistad con nadie, pero sí ha dado motivos para fiarse de él y ser un buen socio.
Bueno... Esto es lo que hay. Espero que os guste.
DM: me tomé el atrevimiento de colocar tu mensaje en esta escena, que para esto la creé.
¡Perfecto, máster! Un pero: ¿esta escena es secreta para los demás jugadores? Si no, ¿hay alguna forma de que lo sea? Porque lo idóneo es que quien no pueda leerla no la vea, ni le lleguen mensajes de nada. Vamos: que para ellos no exista.
Solo ustedes tres pueden ver los mensajes de esta escena,......
Ahhh y los VIP también!! pero ellos no son jugadores.
Ya, ¿pero Tiber Septim puede ver que existe esta escena?
No........ y aunque lo supiera, no podría ver los mensajes.
Ok, perfecto. Por si he sonado raro, explico mi interés en que no conozca la existencia de la escena: si no ve ninguna cosa rara, asumirá que todos somos náufragos desconocidos entre nosotros, como él mismo; pero si ve una escena en la que no puede entrar, comenzará a hacerse preguntas y atar cabos, y pronto se enterará de que nos conocemos de antes y somos una banda de forajidos. Era sólo eso. De esta manera el juego se hace más... interesante... ¡MUAHAHAHAHAHAHAHA!
Acabo de cambiar la información de mi aspecto que hay en mi perfil: iré tapándome la cara a la vista de Stark, así que él no verá perfectamente mis cicatrices (o sí, si ya lo leyó). Pero vosotros sí me conocéis más en detalle, así que aquí os dejo la descripción completa:
Metro y medio, delgado, estilizado pero en buena forma física; sus movimientos transmiten una agilidad y velocidad naturales: un drow común. Su piel es de un gris, sus ojos de un marrón apagado; tiene el pelo blanco, largo y lacio... Donde le queda: terribles cicatrices cruzan su piel por toda la parte superior de su cuerpo. La más grimosa posiblemente sea la que ocupa el lugar donde debería estar una nariz, dejando a la vista dos orificios que le dan al drow un aspecto de murciélago; sin embargo, los surcos que le cubren la mitad izquierda de la cara, tan profundas que en algunos lugares han atravesado la carne y dejan ver el interior de la boca, no se quedan atrás. También perdió su oreja derecha, y la izquierda no está del todo completa. A pesar de su mata de pelo, son perceptibles las numerosas calvas, allí donde la piel se abrió y se cerró de nuevo. En la mitad derecha de su cara, una serpiente de carne se desliza desde encima de lo que nunca más será una ceja hasta lo que algún día fueron unos labios hermosos. Pero lo más aterrador es su cuello: una miríada de espeluznantes cortes lo cruzan de un lado a otro como el trabajo inacabado de un verdugo. Quizás esa sea la razón de su voz, un sonido animal, rasgado, áspero y rasposo. Cuando puede, lleva la cabeza y el cuello cubiertos. Su mano hábil es la derecha. Habla el común con una forma suavizada del acento propio de los drow.
Cuando Mwun llegó como un ladrón recomendado, al principio a Kalextu no le pareció una buena idea; Al fin y al cabo era un Drow, y los Drows se caracterizaban por ser una raza triquiñosa y traicionera, pero para ese momento, la banda necesitaba un experto en las habilidades de un ladrón y no tenía mas opción que aceptarlo, al menos por un par de semanas y luego..... bueno, luego se lo podría dar como un plato de diversión a Cirush, para que hiciera con él lo que le viniera en gana.
Lo cierto fue que el trabajo de la primera misión fue sencillamente impecable, la información traída era verídica y confiable, y fue el mejor golpe que la banda hubiera dado en toda su historia.
Feliz por el botín conseguido, El tiflin decidió darle una oportunidad al feo Drow, alfin y al cabo no molestaba nada y solo se preocupaba por su entrenamiento diario; No como ese glotón y bulloso de Bedain; pero esa es otra historia.
Con el pasar del tiempo, Kalextu pudo observar algo mas en el compañero mas reciente; le recordaba su infancia y su adolescencia; al Igual que el Drow, era un rechazado por la sociedad, uno por demonio y otro por Drow, y aparte feo con sus cicatrices, quien sabe que habrá pasado en su vida pasada.
Su curiosidad nunca llegó al punto de realizarle la pregunta, pero algo dentro de si hacía que Mwun fuera algo mas que un simple compañero, quizá un sentimiento de compasión y tristeza ajena, quizá un sentimiento que hubiera deseado que alguien tuviera por él en el pasado. La vida de ninguno de los dos había sido fácil, y eso era algo que los hacía iguales.
Desde entonces, un sentimiento de protección se apoderó del líder de la banda, quién siempre estaba pendiente del ladrón cada vez que se inmiscuía en el combate cuerpo a cuerpo; siempre lograba sacarlo de aprietos.