Partida Rol por web

¿Entrar ahí? Me parece un suicidio.

-Zi, Zi...Ni un kender ze metería ahí- Estuvo de acuerdo.

Mira Klurca, es como si yo tiro de la punta de este pelo tuyo.

El labio de la salvaje empezó a levantarse enseñando uno de sus afilados colmillos.

¿Ves? Si tiro de este extremo tú lo sientes en la raíz del cuero cabelludo.

-¡Ziente ezto!- Gruñó apartando las manos largas de Bast. Con un rápido movimiento metió su zarpa en la bragueta del semirlfo y le arrancó todo un mechón de vello púbico.

La fugaz expresión de furia de la semiorca se transformó en una sonrisa y luego estalló en carcajadas.

-GRRRK, GRRRK. ¡Ez un juegu orcu!-Explicó sin parar de reír.

Klurca se alejó para husmear en los alrededores. Al no encontrar ninguna otra salida regresó para plantear su plan...Jamás lograría "cultivar" kobolds, pero la nómada había sobrevivido gracias a la caza y sabía como acabar con un bicho en su madriguera.

-Cogemuz toaz ezaz hojaz zecas y lez echamuz ramaz verdez y prendemuz fuegu. Tapamuz cun maz ramaz  y una capa. El humu atufa ar bichu y za cabú bichu- Explicó empezando a recoger hojas secas.

- ¡Aaaaah! Joder, cuidadoooooo...-Afortunadamene para Bast, su cuerpo era lampiño, suave como el culito de un niño humano. Sólo una ligera pelusilla adornaba su pubis muy cerca del tronco de su miembro viril. Así que Klurca reía orgullosa con una minúscula brizna de vello púbico semiélfico entre sus dedos pero Bast lo había pasado realmente mal, no por el dolor, sino por la impresión de que la semiorca pudiera haberle arrancado el pene si hubiera tirado de un poco más abajo. Bien sabían los dioses que un buen amante se hubiera perdido el mundo si eso hubiese pasado. No era un secreto que Bast tenía éxito con las mujeres.- ¿Un juego orco? ¿Me ves con cara de orco?- Trató de armarse de paciencia y explicarle a la bárbara que él era un hombre delicado.- Si no me tratas con más cariño un día vas a matarme, guapa.- Del susto o del golpe.

- Ahora sopla y pide un deseo.- Le dijo a la semiorca como si su vello púbico fuera un diente de león. Klurca no sabía la suerte que tenía. ¡Cuántas hembras habrían soñado con meter la mano donde ella lo había hecho y poder acariciar ese mechoncito de suave pelo! Pero dejando a un lado estos temas, Bast se sorprendió por la idea de su enorme compañera.

- ¡Buena idea!

Tenía ganas de combatir, hacía tiempo que mi espada no cortaba el viento a la vez que se incrustaba el carne de cualquier ser que se interpusiera en mi camino.
El señuelo no funcionó, tal vez, no hubiera nada allí. Pero entrar no era una opción. Thass era curioso y valiente pero no idiota.
-"¿Qué os parece si hacemos algo de ruido en su tela de araña y hacemos que salga?" sugerí.

Al llegar al montículo pude ver que estábamos en lo cierto: se trataba de la guarida de una araña, pues restos de su pegajosa telaaraña queda al descubierto.
-"Entrar....entrar....no voy a entrar." dije con seguridad.
-"Podríamos introducir al kobolds y si pica el anzuelo incendiarlo." continué alejándome un distancia prudencial sin soltar mi ballesta.

-"¿Qué os parece si hacemos algo de ruido en su tela de araña y hacemos que salga?"

Klurca hurgó entre sus dientes con gesto pensativo. Había lanzado el kobold sin éxito, pero confiaba en Patric.

-Zi, Zi... Tu pezca- Animó a su compañero. Dejó las hojas a un lado y desenvainó de nuevo su espadón por si tenía éxito.

-Yo estoy de acuerdo con la hermosa dama, dice la clérigo mientras señala a Klurca con la cabeza a la vez que sonríe maliciosamente a Bast.

-Probemos con el fuego. Y aunque no saliera nada. ¿Que necesidad tenemos de entrar?, marquemos esta zona como un cubil de alguna alimaña y continuemos.

-Alysia se acerca ala boca de la cueva, y cogiendo posicion vuelve a levantar el arco. De cualquier modo yo estoy preparada para lo que salga.

Marcar en la cartografía el lugar era indispensable para realizar un buen trabajo. Enfrentarse a un insecto de tamaño considerable por pura diversión o simplemente porque se cruzó en nuestro camino....ya no tanto.
Sin duda teníamos capacidad para hacerlo; acabar con una criatura peligrosa siempre era nos llenaría de orgullo y satisfacción. Por no mencionar los posibles tesoros que habría en lo más profundo de su madriguera.
-"Si fuera un Troll o un Dragón tendría guardados tesoros...pero una araña....bueno nunca se sabe." pensaba mientras me alejé una distancia prudencial para rebuscar entre mis cosas para hacer fuego.
-"Esperad un momento, no bajeis la guardia. Voy a hacer fuego."

Habiendo casi olvidado cuando fue el último combate que tuvimos....
-"Buena idea lo del fuego. Buscaremos hojas y ramas secas. Cualquier cosa que pudiera prender para colocarlas en la entrada del nido arácnido. Quizás la debilite y nos de cierta ventaja."
-"Espero que sea una araña, pues la maraña que hemos visto....no hay duda. Ha de serlo. Habrá que tener cuidado" pensé.

Klurca Ha logrado prender las ramas secas, pero, ojo, si no actúan rápido sus compañeros, me temo que el conato de fuego se va a quedar en eso. Empieza a salir más humo que fuego de las ramas y las hojas que habéis utilizado para prender la hogera. Si no queréis que se sofoque, tenéis que hacer algo...

Alysia ve que Klurca ha conseguido que las llamas prendas, pero parece que el viento y la humedad de las propias ramas están dificultando su labor.

-Déjame que te ayude, a ver si entre las dos conseguimos algo…

Mientras se agacha al lado de la piel verde, le susurra al oído. Klurca, yo creo que Bast tiene cierto interés en ti, pero no se atreve a expresarlo. Quizás deberías tomar la iniciativa. Termina mientras le guiña un ojo.

Para alguien que con solo chasquear los dedos era capaz de desatar energías destructoras encender un fuego no tenía interés alguno. Era aburrido y rudimentario. Dejó que las chicas hicieran el trabajo mientras el se relajaba posando su trasero en el suelo, sobre una zona mullida gracias a las hojas que habían reunido para que prendieran las chispas. Klurca se esforzaba pero , ya fuera pro los nervios o por sus enormes y torpes manazas, parecía como si se le fuera a apagar el fuego.

- Sopla un poooocoooo, suaaaveee...así noo...- Desde la distancia, a pesar de su falta de interés, Bast parecía dirigir las operaciones. Pero fue la intervención de Alysia la que logró que el fuego tomara cuerpo.

- Muy bien Aly...- Rápidamente, ágil como un zorro, su mente supo que no debía dejar fuera de las felicitaciones a Klurca si no quería tener problemas.-...y muy bien Klurca. ¡Lo habéis conseguido!- Y aunque ahora se levantara de un brinco de alegría, que tuvieran el fuego iba a suponer, posiblemente, el origen de un peligroso enfrentamiento.

El fuego se propagó rápidamente. De repente, en el interior de la cavidad se escuchó una explosión. El suelo comenzó a temblar. Parecía que se iba a venir abajo. De repente.... la luz cegadora de un rayo hizo que los héroes se taparan institntivamente sus ojos con sus antebrazos. Poco a poco fueron abriendo sus ojos y, echando mano a sus armas, mirando hacia el interior de la cavidad. El humo comenzó a disiparse. Fuera lo que fuera lo que había allí dentro, tendría que estar diseminado por las paredes, víctima de la explosión.

Sin embargo, nuestro amigos quedaron estupefactos al ver lo que sucedía. Oyeron una tos ahogada y, al instante, vieron como una sombra conocida salía de la madrigera y tomaba forma. Era el Heraldo.

-¡Menuda bienvenida! Lo que me ha costado encontraros..... Rápido. Tenéis que venir conmigo. Algo horrible ha sucedido. Cuando abrí el portal para transportaros a Brevoy, la reina de la Oscuridad encontró una entrada a nuestro mundo y ha iniciado un nuevo ciclo de terror. Los minotauros están en pie de guerra y la sangre corre a rieles.  La guerra se ha iniciado y os necesito allí de nuevo. Esconded en esta guarida vuestra patente y todo aquello que no os sirva para luchar. Yo os proveré de lo necesario cuando estemos de vuelta. Apresuraos, valientes aventureros. No hay tiempo que perder. Cuando impongamos la paz en nuestras tierras, volvereís aquí para terminar vuestra misión...