Os habéis cepillado al bandido que intentó huir horrorizado. El único que queda con algo de vida es el que está seminconsciente junto a la empalizada, en el interior del puesto. El turno, ahora, es, en principio, de Glockta.
Los bandidos habían caído sin que apenas sufriéramos heridas, aunque el plan se fue al garete nada más empezar el resultado fue perfecto.
-Depón las armas y te perdonaremos la vida- dirigiéndome hacia el bandido que se tambaleaba. Simplemente se lo decía por cortesía, porque no creo que ya tuviera capacidad de defenderse de nosotros.
El que aún quedaba con vida nos era necesario para sacarle la información que necesitábamos.
-Alysia mantenle con vida el tiempo suficiente para que le saquemos la información que necesitamos.-
Perdonar el retraso pero he estado fuera unos días y desde el movil no me dejo postear.
El bandido no respondía a las palabras de Glockta. Oía una voz que cada vez se hacía más tenue y se alejaba más. Agachó su cabeza. Parecía estar entrando en un tunel en el que la luz iba desapareciendo poco a poco....
Alysia, te toca.
Si pensáis hacer algo con el bandido, hacedlo ya. Está perdiendo mucha sangre y está a punto de perder totalmente el conocimiento.
Solo queda un enemigo, y esta perdiendo su vida, la sangre mana fuertemente de las heridas abiertas en esta cruenta batalla. Voy a parar esa hemorragia, le salvaré la vida aunque estoy segura del sufrimiento que va a padecer como no responda una vez recuperado, a las preguntas de mis compañeros...
Me acerco a él, me arrodillo, lo examinó con detenimiento. Junto mis manos ante mis labios, realizó una pequeña plegaria. Una ligera luz blanca, que va tomando un cierto color azulado se forma entre mis manos. Las separo y se las acerco al pecho- Listo, has salvado tu vida, a cambio vas a tener que darnos información...-
Motivo: Sanar
Tirada: 1d20
Resultado: 8(+7)=15
Lo estabilizó gastando un hechizo de curacion
Además utilizo la habilidad de sanar
- ¡Grande Klurca!- Exclamó Bast cuando ésta acabó con las oportunidades de escapar, por no decir la vida, de otro de los bandidos. Si ninguno escapaba tendrían mucho más tiempo y oportunidades de salir con vida de una posible reprimenda por parte del grupo de matones. Se apresuró a bajar de la empalizada mientras Alysia se ocupaba del bandido moribundo. La adrenalina del combate y la picante sensación que dejaba el uso de la magia en su cuerpo provocaban en el perezoso Bast una especie de efecto de hiperactividad.
- Metamos a los otros dentro y registremos los cuerpos.- Por si acaso los matones hubieran dejado a alguien rezagado sería mejor que el exterior pareciera tranquilo y no un campo de batalla.- Quizá tengan algo interesante. ¿Me ayuda alguien?- Por muy acelerado que se encontrase la tarea de cargar con dos cuerpos se le antojaba un incordio.
Tirada oculta
Motivo: Buscar en los cuerpos
Tirada: 1d20
Resultado: 3(+4)=7
Dejo pro si hace falta tirada de buscar.
El último bandido cayó al suelo abatido como una espiga bajo la guadaña. La bárbara, todavía presa de su furia vengativa, agarró el cuerpo con ambas manos y lo lanzó por el aire con un rugido brutal. -¡GRRRRR!-. Aquel gesto inútil pareció calmar a la salvaje. Las venas de su frente se desdibujaron y poco a poco fue recuperando el color gris-verdoso de su piel.
-Metamos a los otros dentro y registremos los cuerpos..Quizá tengan algo interesante.-
-Ezo ziempre- Murmuró agachándose junto al cadáver. El pequeño cuchillo oxidado apareció en su mano y de un burdo tirón, mutiló la entrepierna del hombre. Aquello no respondía a las numerosas supersticiones de la nómada, sino a una venganza contra el tipo de hombres que habían abusado de ella en el pasado.
-¿Me ayuda alguien?-
La elegante voz del hechicero la sacó de sus oscuros recuerdos y Klurca asintió de buena gana.
Rebuscó de nuevo en el cadáver, pero esta vez para arrebatarle sus pertenencias, después cargó el cuerpo hasta los caballos de los bandidos que relincharon nerviosos y lo tendió sobre una silla de montar.
-Zoooo caballo...nu voy a comerte- Susurró para tranquilizar al animal.
Guió a los animales hasta el puesto y los ató cerca del bandido superviviente.
-Ora hablamuz...- Advirtió al moribundo con los dientes apretados.
La semiorca se tomó su tiempo en registrar y trasladar los cuerpos donde Bast le indicó. Cuando regresó junto al último bandido, se puso en cuclillas y le agarró la cabeza con su enorme manaza: -Ezte eztá maz pa-yá que pa-cá. Zi le zurro nu maz que mum pocu, lu mando con loz ezpírituz- Klurca movió al hombre como si fuera un muñeco y finalmente lo tendió contra la pared. Sacó su pequeño cuchillo y lo puso frente a los ojos del bandido.
-Ella pregunta, tu rezpondez- Dijo señalando a Alysia. Tras dejar claras las reglas, se sentó con las piernas cruzadas en el suelo, sacó una manzana y comenzó a comérsela sin quitar ojo a la escena como si de una función callejera se tratase.
Motivo: Buscar
Tirada: 1d20
Resultado: 5
Busco en los bandidos
Recupero los caballos y los dejo en el establo. ¿había más de uno?
ENTRAD EN NORMATIVA. HE ESCRITO UN POST MUY IMPORTANTE.
GRACIAS.
Me levanto despacio, con los ojos vidriosos-Siento mucho lo que te va a ocurrir, el sufrimiento que por mi culpa, al no dejarte morir... Pero comprende que tenemos preguntas... Bajo las manos de Klurca he visto como lloran los hombres de dolor, como suplican que termine con sus vidas... Pero para eso estoy... Te mantendré con vida mientras te hacen sufrir... De verdad que me das pena...- Me giro y me alejo unos pasos -Klurca, pregunta y haz con él lo que quieras- Guiño un ojo a mi compañera, espero que sea suficiente para que nuestro prisionero hable, sin tener que pasar a nada más...
Alysia había estado rápida y le había salvado la vida, ahora estaba en su mano el mantenerla o no.
Me acerco a Klurca y poniéndole una mano en el hombro a Alysia.
-No es necesario que participes en esto, no quiero que hagas algo que vaya contra tus dogmas, Klurca y yo nos encargaremos-
Dicho esto le doy una palmada a Klurca en la espalda
-No ha estado mal la cantidad de muertos que ha habido, lo mismo hasta hay suerte y hay uno más-- digo asegurándome de que el único superviviente de los bandidos me está oyendo.
-Tenemos unas cuantas preguntas que hacerte y espero por tu bien que las respuestas son las que queremos oír, así que piénsate muy bien antes de contestarnos si vas a mentir o no, porque lo sabremos- hago una pausa para que se tense un poco la situación. –bueno empecemos ¿Dónde se encuentra vuestro campamento? ¿De qué efectivos contáis?, si eres capaz de salir de estas preguntas airoso, lo mismo te hacemos algunas mas-
-Klurca, pregunta y haz con él lo que quieras-
-¿¿Yo??- Respondió con la boca llena. La semiorca se quedó congelada con el dedo señalándose al canalillo salpicado de trozos de manzana.
No esperaba que la persuasiva Clérigo delegara la tarea...Normalmente solo recurrían a la bárbara para machacar enemigos, no para hablar con ellos.
Klurca se puso de pié de un salto, carraspeó algo dubitativa y preguntó:
-¡¿Por qué zale er zol por el otro lau?!- Quiso saber. La bárbara estaba francamente ofendida, como si el bandido tuviera algo que ver con el misterio de aquellas tierras.
-¡Nu eztá bien!¿¡Qué le habéz hechu!?- Dijo señalando el sol. Orientarse resultaba más difícil a este lado del portal -¡Nu vaz a despiztarme!, ¡¿ten-teras?! ¡Me di cuenta ar mumento!- Gruñó sin dejar de señalar el astro rey.
El Bandido miró con desesperación como la salvaje se enfadaba ella sola sin saber muy bien de qué le hablaban. Klurca ya estaba levantando la pierna para patearlo cuando el mago la interrumpió con preguntas más asequibles.
¿Dónde se encuentra vuestro campamento? ¿De qué efectivos contáis?
La semiorca frunció el ceño y, tras unos segundos, asintió con la cabeza y dio un paso atrás.
-Zi... Ezo también lo queremus zaber...- Dijo sin mucho convencimiento por las prioridades.
-Gracias por salvarme la vida. Mi nombre es Brad. Pero eso de igual... Llevo unido a Happs dos años, dos años de esclavitud, puesto que no fue por decisión propia el que yo me uniera al grupo- dijo mirando al suelo (¿a caso mentía?). -Nuestro campamento, Río Espino, se encuentra a dos días de aquí, cabalgando hacia el sur. No sabría decirte cuantos efectivos hay, puesto que es un puesto de avance, que depende del campamento central, el Fuerte Lord Venado. Olvidaos de entrar allí. Lord Venado mantiene un sistema de seguridad infranqueable, con una gran número de súbditos que lo defienden. Nuestra labor era controlar la zona y saquear a los comerciantes que se adentren en estas tierras. No sabría deciros por qué, pero se nos encomendó dificultar todo lo posible el establecimiento de vias comerciales, a fin de que esta tierra siguiese sin gobierno. Bueno.. miento, si tiene un gobierno, el de Lord Venado, un personaje un tanto extraño al que nunca he visto en persona, pero del que he oído hablar de él. Nosotros tratábamos con Kressle, un asesina sin piedad. La puta, se dice, de Lord Venado y antigua amante de Happs, a quien habéis ajusticiado. La verdad es que era un bribón...
-Sé que existe una conspiración política y que Lord Venado intenta convertirse en el gran señor de la Tierras Robadas. Por eso impide la anexión de territorios a los señores de la espada.
-Poco más os puedo contar- Y después, con voz temblorosa, pronunción unas casí sordas palabras -Ya ahora que os he contado todo lo que sé, ¿me puedo marchar?-
Klurca ha buscado, Klurca ha encontrado:
Encuentras los cuatro caballos de los bandidos, que habían dejado fuera del puesto de Oleg. Ya solo os faltan dos para que todos tengáis montura.
En cuanto a los enseres, cada uno de los bandidos llevaba (son dos bandidos los ajusticiados):
-Armadura de cuero - Espada corta - Arco largo con 20 flechas - Raciones de viaje para dos días - 10 po.
Happs, por su parte, llevaba consigo: Amuleto de plata de Lord Venado con un valor de 20 po, arco largo compuesto (+2 Fue) con 20 flechas, armadura de cuero, daga, raciones de viaje para dos días y 35 po.
PUNTOS DE EXPERIENCIA: cada bandido 135 (x2= 270), Happs 200, caballos 400 (cada uno).
Patric no ha participado, luego, lo justo es que os repartáis el botín entre el resto.
Bast sintió un desagradable cosquilleo en su bajo vientre cuando Klurca se quedó con su trofeo. Elevó un dedo al aire como para corregir aquel comportamiento pero , con la boca ya abierta, decidió que sería mejor dejarlo pasar. La semiorca ya era mayorcita y él no era su padre como para decirle lo que hacer.
El interrogatorio del prisionero fue coser y cantar. Tanto Alysia como Glotka, incluso Klurca, jugaron su papel a la perfección, haciendo que el bandido desembuchara como un borracho con una puta. La última pregunta del desgraciado dejaba abiertos múltiples interrogantes.
- ¿Qué podemos hacer con él?- Preguntó sin ningún reparo delante del implicado. Sus ojos se detuvieron no sólo en sus compañeros sino también en Oleg, pues tendría mucho que decir. Si por Bast fuera le dejaría huir, advirtiéndole que como volviera no tendría la misma suerte. Quedaba el riesgo de que avisara al tal Lord Venado.
- Le dejemos marchar o no, en cuanto vean que estos mierdas no vuelven puede que quieran tomar represalias.- Se acercó al botín recogido por Klurca y tomó en su mano un precioso amuleto.- ¿Qué es esto?- Le mostró el amulero al bandido.
-Queridos amigos- intervino Oleg -Estos bribones han sido los que nos han venido amedrentando durante este tipo. Como bien dice este desgraciado, falta Kressle, esa mujer fatal que le robó el anillo a mi amada Svetlana y que nunca más volvió por aquí. Los rumores indican que en ese campamento al que el bastardo éste hace mención hay pocos efectivos. No es el campamento base, que dudo que este desgraciado sepa donde está. Solo los hombres más cercanos al tal Lord Venado tendrían acceso a dicho campamento. Entre ellos, Kressle y, probablemente, el tal Happs.- Dijo mirando el cuerpo sin vida del que fuera cabecilla de la expedición de bandidos.
-Ese amuleto por el que pregunta Bast, se rumorea que es un identificativo de los hombres de confianza de Lord Venado, símbolo de su lealtad a una divinidad demoniaca. Poco más os puedo decir yo, y seguramente él, puesto que, como observáis, carece de dicho distintivo. Ahora bien, cuanto de verdad hay en esto, lo desconozco.
-En cuanto al futuro de este desdichado, podríamos terminar la faena y atravesarlo con nuestro acero; podríamos dejarlo libre, puesto que dudo mucho que se atreva a volver por aquí, más aun cuando en breve llegará de Restov el contingente de soldados que me prometieron hace ya unos días y que darán apostados en mi puesto como vigilantes de este punto fronterizo. La amenaza de volver a su campamento para avisar a sus compiches no me preocupa, toda vez que si lo hace, en caso de Kressle siga allí, acabará con su vida por cobarde. La última opción que se me ocurre es encerrarlo hasta que lleguen los soldados, para que den cuenta de él.
- Fuera como fuere- dijo bajando el tono para que el bandido no se enterase de los iba a proponer a los aventureros a continuación -habéis dado muestras de vuestra valentía y nos habéis liberado a mi esposa y a mi de esta lacra. Os estamos agredecidos y, en base a dicho agradecimiento, os propongo lo siguiente: según me dijistéis ayer cuando os conocí, estáis en estas tierras para cumplir una misión que, si no recuerdo mal, consistía en explorar las tierra del Cinturón verde y cartografiarlas. Os ofrezco mi puesto como centro base de vuestras operaciones y de descanso. Os proporcionaré comida y cama gratis. Os compraré todas aquellos materiales y enseres que logréis hallar en vuestra exploración (unos dicen que son tierras ricas en productos, otros que están llenas de monstruos, otros que se encuentran infestadas de bandidos y, también hay quien dice que es una zona espléndida para una futura colonización) y, siempre que me sea posible, os procuraré armas nuevas, si así las necesitáis. De hecho, ahora estáis en posesión de cuatro caballos. Yo os prestaré dos caballos más y os daré 50 po y tres pociones a elegir, de las que guardo en mi cámara, para que iniciéis vuestra exploración.
-Decidme: ¿os parece justa mi proposición?
Parece que poca información más vais a ser capaces de recopilar. Decid sobre la vida o muerte del desdichado y comezad vuestra aventura, si así lo deseáis.
Os he colgado un pequeño mapa en la sección de correspondiente. Dicho mapa, en caso de que sigáis con la aventura, lo iréis descubriendo (cartografiando) a medida que vayaís explorando el territorio. Os esperan todo tipo de sorpresas.
Si todos aceptáis la misión, podríais partir este mismo mediodía. A no ser que queráis recuperar fuerzas (hechizos, etc.) y comenzar mañana temprano. Espero vuestra decisión.
Después de escuchar atentamente lo que expone Oleg me dispongo a dar mi opinión.
-A este pobre hombre- haciendo un gesto hacia el bandido –deberíamos dejar que los soldados se hagan cargo de el, no hay necesidad de correr riesgo-
Hago una pausa como ordenando mis pensamientos – y ahora realmente lo que nos atañe, el plan de actuación a seguir. Si tiene razón Oleg con ese colgante podríamos hacernos pasar por hombres de Lord Venado e introducirnos en el campamento, así nos sería fácil acabar con ellos y sacarles algo de información. Lo único que para poder hacer eso necesitaríamos cambiar los cuatro caballos de los bandidos no vayan a reconocerlos ¿Oleg es posible?-
Hago una pausa con la intención de ver cómo reaccionan mis compañeros pero rápidamente sigo.
-También soy partidario de salir mañana al alba, el uso de la magia consume demasiado mis energías-
Klurca se hurgó la nariz pensativa, después, sin reparar en lo que podía quedar bajo sus uñas, manoseó el amuleto antes de devolvérselo a Bast: -¿Eztu zer magia?- Preguntó mirando al hechicero y a Olej. La semiorca se santiguó tirándose del lóbulo de la oreja y se sacudió las manos para evitar el mal de ojo. -Magia yuyu- Dijo sacando su larga lengua.
podríamos hacernos pasar por hombres de Lord Venado e introducirnos en el campamento, así nos sería fácil acabar con ellos y sacarles algo de información. Lo único que para poder hacer eso necesitaríamos cambiar los cuatro caballos de los bandidos no vayan a reconocerlos ¿Oleg es posible?-
Klurca entrecerró los ojos sin dejar de mirar a Glockta. El orejas puntiagudas parecía saber lo que se hacía y asintió a regañadientes.
Cuando Olej se ofreció a equiparlos y comprarles el equipo, la bárbara sonrió de par en par y asintió repetidas veces con la cabeza. Pero cuando se planearon dejar marchar al bandido la sonrisa se esfumó. En sus tierras no había lugar para la compasión, y menos hacia un enemigo. La sola idea le parecía ridícula. -¡A la catapulta!- Sentenció señalando uno de los desvencijados artefactos que soñaba con ver funcionar. Discutir aquello le parecía una pérdida de tiempo. Se volvió hacia los restos de Happs y los demás y dijo a Olej:
-Nuz compraz zus cozaz y marchamuz mientraz er zol eztá altu-
Bandido:
Racionalmente cualquier opción es válida, pero interpretando a Klurca...¡Ni soñar en dejarlo escapar!.
Misión:
Aceptaría por supuesto y marcharía de inmediato. No hay heridos, pero los lanzadores de conjuros tenéis la última palabra.
Pociones:
Las tres de curar.
- A ver , déjame ver Klurca.- El delicado Bast cogió el amuleto con la punta del índice del pulgar y el índice, con ciertos reparos. Los objetos una vez pasaban pro manos de la semiorca solían venir con sorpresas, ya fueran mocos, sangre reseca, trozos de sesos de algún incauto, etc. Dejó que la magia que tanto "yu-yu" le daba a Klurca recorriera su cuerpo y comprobó que el amuleto no fuera mágico.
- Venga, venga, ¿estáis locos?- Decía el perezoso hechicero haciendo aspavientos con las manos para que sus compañeros se tranquilizasen.- Ni siquiera hemos disfrutado de la aplastante victoria como para ponernos ya en camino. ¿Para qué está la vida si no para disfrutarla? Además, ya habéis oído lo que ha dicho esta escoria acerca del campamento base. Inexpugnable, llenito de efectivos, y no de mindundis cualquiera como estos, sino de los duros de roer. Hoy hemos tenido suerte pero...sinceramente, el plan hacía aguas por todas partes.- Había sido clamoroso el error que habían cometido con lo de la puerta.- ¡Pues decidido! Que se hagan cargo los soldados de él. Seguro que Oleg puede hacerse cargo él solo hasta que lleguen.Podríamos partir mañana por la mañana y festejar esta tarde aprovechando que será la última comida caliente y ama cómoda en mucho tiempo. - El hechicero se recolocó la túnica que ni siquiera se había manchado y acabó diciendo.- Esa Kressle será la clave para llegar al campamento base. Ella ya estuvo aquí y cuando se entere de lo sucedido se va a cabrear. Estoy seguro de que vendrá a buscarnos.
Por si acaso gasto detectar magia en el amuleto y, ya de paso, en los objetos que haya por ahí del botín.
-Atemos, pues a este bandido para que los soldados se hagan cargo de él. Podemos encerrarlo en el almacén. Yo haré guardia esta noche. No tengo miedo a las represalias. Sé que los soldados de Restov están a punto de llegar y con ellos llegará la paz. Estos cobardes no se atreverán a aparecer por el fuerta, sabiendo que fuerzas armadas lo guardan. Y que será el puesto de base de unos valientes aventureros- dijo guiñándoles un ojo y lanzándoles una sonrisa.
-La mañana ha sido dura. Comed, descansad y recoged fuerzas. A partir de mañana vuestros días serán más largos. Pero siempre tendréis nuestro puesto para reconfortaros.
Sobre la magia, no detectas nada raro, Bast.
Si dejáis sola a Klurca, no queda con vida ni el master.
Ponemos fin a esta primera misión y pasamos a la siguiente. El Acto I: "días de exploración". A ver si lo tengo preparado mañana. De no ser así, tendrá que ser el lunes: sábado y domingo estaré off.
Bueno, parece que esto va cobrando ritmo otras vez.
Salud!
Con la decepción claramente reflejada en su rostro, Bast apartó el colgante como si no mereciera estar con él si no era mágico.
- Eztu no zer magicu.- Contestó a Klurca imitando su peculiar forma de hablar.
- Eztu no zer magicu.-
-Mejur- Suspiró aliviada la barbara, sin captar la ironía del hechicero.
La semiorca, aunque brutal como toda su raza, resultaba atípicamente activa entre un enfrentamiento y otro. Deambuló por los alrededores del campamento, asegurándose de que no había más bandidos agazapados en las inmediaciones y tras comer a toda prisa (abundantemente eso sí), se dedicó a desbalijar los cadáveres sin consideración alguna. Las negociaciones con Oleg marcharon bien con la compra de armas y armaduras, pero no tardaron en complicarse. El comerciante se sintió reacio a comprar las ropas ensangrentadas, pero la cosa fue a peor y Svetlana casi se desmaya cuando la semiorca sacó su pequeño cuchillo oxidado para extraer los dientes a los bandidos. Solo la rotunda negativa del posadero libró al prisionero de acabar también sin dentadura. Klurca no escatimó en gritos y maldiciones; y sin embargo minutos más tarde estaba tan tranquila, cerrando el agujero bajo la empalizada "Por zi acazo".
Los lanzadores de conjuros prefirieron recuperar sus energías en la comodidad del puesto y Klurca se relajó al caer el sol encendiendo un gran fuego y contando truculentas historias de su pueblo llenas de traiciones y bajezas, pero también actos valientes y temerarios.