Partida Rol por web

Alistair rie con ganas ente el comentario de la corona, Se deja empujar aun riendo soltandolo a su primo. Solo cuando le sigue escuchando que deja de reir pero no por eso quedo tan serio como su primo frente a él. Pero habia comprension en su mirada o al menos eso parecia.

"No lo sabia primito..." dice cuando le rebelas que es tu primera vez y por un momento parece que va a decir algo mas como una pregunta pero calla. "Primito. yo tampoco soy la gran cosa. Soy alguien mas del monton." comento con una humildad que no te habias imaginado de su parte.

"Pero bueno tranquilo primo. Ve a sentarte que parado te cansaras mas rapido." le informo mientras buscaba un lugar y finalmente dio con una roca bastante alta donde podria sentarse comoda. "Dejare caer mi coronita solo para ti. Pero no voy a perderla primo por lo que no te confies." comento con algo de humor mientras te llevaba junto a esa piedra y te hacia sentarte.

Cuando te tuvo comodo abrio tus piernas y se agancho. "Dime que sientes por favor." te pidio mientras lo veias agancharse frente a ti como nunca habia hecho. Viendose mas tranquilo de lo que era generalmente siendo un picaro que hacia bromas con una gran confianza. Pero igual se notaba como habia confianza en él, la confianza de quien no era virgen. Por lo que cuando tomo tu miembro empezo a masturbarte pero no con la rapidez de antes sino siendo mas tranquilo, mas delicado en tu espada.

Luego lo viste guiñarte un ojo antes de bajar dejando sentir por un tiempo su aliento calido y luego sus labios en tu area mas sensible. Pronto sentiste su lengua yendo de a poco mientras su mano te seguia masturbando a un ritmo tranquilo y de vez en cuando te miraba esperando escuchar tus palabras.

Me dejo guiar a la piedra mientras voy entendiendo lo que está por pasar. La imagen de Alistair arrodillado frente a mí, mi verga en su mano, junto a su rostro. Un escalofrío me atraviesa. Mi verga se pone aún más dura de lo que ya estaba, sin saber que esto era posible.

-Alistair- Digo mirándolo como borracho. Y recuerdo sus palabras.

-No sos uno más para mí, Alistair - Le digo queriendo mostrar seriedad pero con el aliento entrecortado por la excitación.

-Sos... mucho más- Digo ahorrando palabras y esperando que mi mirada diga lo que mi boca no.

Siento el aliento de Beric en mi pija mientras me siento tan suyo como yo lo siento mío. Finalmente siento su lengua en mi pija y siento cosquillas y luces en mi cabeza.

- Siento...-Respiro excitado.- Siento cosquillas, y placer. Siento tu lengua caliente y no quiero que pares nunca.

Me inclino hacia adelante y pongo ambas manos en su cara sin saber muy bien porqué, y lo miro a los ojos.

-Y quiero hacer esto con vos todas las estaciones- El placer físico parecía aflojarme, y me sentí en el impulso de decir algo, de decir que se sentía bien. En su lugar me sorprendo por lo que escucho de mi boca.

-Te quiero...

Abro los ojos que no sabía que había cerrado y, sorprendido, espero su reacción.

Siento un escalofrío y cierro mis ojos por un momento, mientras el placer se extiende en mi interior como traído por olas del mar. Un mar caliente y hecho de luz dorada.

-Ah- Dejo escapar un gemido, y luego otro. Esto es lo que quería. Tenerlo para mí, que sea mío, y nos completemos. Freno un segundo ante mis pensamientos, pero decido dejarlo pasar. Me doy cuenta que quiero más... no estoy seguro de si físico o emocional. Quiero tenerlo para mí, siempre, reír con el, caminar juntos, mirar las estrellas, sembrar jardines. ¿Qué significaba eso ahora en esta situación? Que quería ir más allá y penetrarlo, o que quería pedirle, hacerle jurar si es necesario, que quería una relación conmigo. El miedo me atraviesa un poco pensando en si siquiera lo ve como algo más que sexo. Tan profundo es mi deseo por él que nunca pude ver más allá de él hasta tenerlo ahora en mis manos.

Acaricio su pelo con una mano, y lo miro fijamente, grabando en mi mente la imagen de mi primo tragando mi pija, teniéndome en sus manos, y yo teniéndolo en las mías. Me dejo hacer por unos minutos, sintiendo mi respiración agitada, y nuevamente queriendo abrazarlo.

-A...Alistair-Digo entre gemidos- Sería ir muy lejos...  ¿pedirte que te pongas de espaldas para mí?- Digo implicando que mirar su espalda no era lo único que planeaba hacer.

El placer escalaba cada vez más. Sentía la sensación en mi interior a punto de explotar. Veo su rostro que parecía molesto.

-Alistair... no quería molest... aahh- El incremento de su ritmo y la visión de su rostro hacía que esto sea sobrecogedor. 

Sus músculos. Su rostro. Su pelo. Sus ojos.

-Ahhh Alistair...- Siento como desde mis huevos sale una sensación de descarga, de explosión de luz y calor. Siento mi semilla salir disparada con tal fuerza que creo que parte de ella entró directo por su garganta, y el pensamiento me excitó. Respiro entrecortado mientras chorros y chorros bailan de mi interior al suyo. ¿Cómo sería si pudiéramos engendrar un hijo? ¿Si pudiéramos casarnos como todos?

-Alistair...- Digo cuando el último chorro salió de mí.

Exhalo como si me hubiera sacado un peso de encima, mayor al que podría haber salido sólo con mi semilla. Algo morboso se mueve en mí cuando veo tragar mi semilla con tanta naturalidad, y me pregunto si ya habrá hecho esto con otro hombre. En mi imaginación había estado con otras chicas, pero cómo él era mi primero chico imaginé que yo también era el suyo. Ahora no estaba tan seguro de eso. 

Escucho sus palabras sobre quien se daría vuelta y su nombre. Y sonrío.

-Lo siento, es que parte de mí todavía no puede creer que esto es real, y supongo que me gusta decir tu nombre para saber que realmente sos vos- digo riendo un poco avergonzado.- Pero sí, la próxima estaré más preparado.

-Y en cuanto a quien se dará vuelta-Digo con una sonrisa pícara.- No sabía que había un manual de la corte o ciertas etiquetas sobre que quien se da vuelta, primo ¿Eso lo aprendiste también en la corte de Lady Sansa? o ¿Es ese tu mejor intento de no ser tú el que te das vuelta?- Digo observándolo firmemente, sin pestañear, pero con rostro amigable y divertido.

- Te diré qué, si ninguno se pone de acuerdo tendremos que ver quien es más... convincente- Digo con una sonrisa lasciva mientras me acerco suavemente a él y acaricio su rostro y mi mano baja por su cuello . - Eso sólo si no tienes miedo de caer rendido a mis pies.- Le digo ya ahora sí con el humor que nos caracterísa riéndo y dándole un leve empujoncito en el hombro señalando amistad y broma.

-¡Ja! Ten cuidado, quien mete la mano en madrigueras a las que no son invitados suele terminar perdiéndola- Digo ante su comentario de no agacharme frente a él.

-Si sólo tuvieras ese ímpetu en entregarme esa cola para mí. Ya vas a ser mía, aunque ahora no te des cuenta. Quizá es la sangre de la niña del bosque en nuestras venas, pero creo estár viendo el futuro.- Digo sonriéndo mientras me meto en el agua junto a él, y lentamente me acerco a su pecho, sintiendo nuestras pieles mientras se tocan hasta que mis labios se posan en los de él.

-Te quiero, Primo.- Digo con dulzura y sinceridad.

Siento el calor inundar mi pecho cuando me dice que me quiere. Y lo acaricio para reconfortarlo, ya que sus últimas palabras me dejaron intranquilo.

- ¿A que te refieres con que tu no eres ni serás nadie?- Mi voz siendo cuidadosa pero queriendo saber.

-Eres mi cabeza de Raíz. O ya te olvidaste entre tantos rulos. - Le digo con una sonrisa cálida, para que supiera que estaba para él.

-Jajaja... Tarada- Lo tomo de la cintura y lo acerco a mi, mirándolo fijo a los ojos y luego besándolo con la intensidad de la cercanía.

-Como dices tú, mi culo no será de nadie, mi primo cabeza de raíz lo querrá, porque es así, pero no será de nadie- Digo sonriendo como un gato sombra. 

-Y no es tu cabeza la que quiero- digo acariciando su mejilla. Lentamente lo guío para que baje conmigo al agua, y nos recostemos sobre las piedras. Siento el calor del agua y me giro para que mi cuerpo este de costado sobre el suyo, él sosteniéndome mientras llevo mi cabeza a su pecho. Respiro profundo y mis oídos buscan sus latidos.

Esto es lo que quiero.

Asi ambos jovenes quedaron tras el beso recostados en las rocas y relajandose como se hacia en ese lugar tan lindo. Entonces ambos se dejaron ahi llevar por el dulce calor del agua y del otro que estaba tan cerca pero en la realidad talvez mucho mas lejos.