Partida Rol por web

La dulce Eneris había ido las primeras horas del día caminando como un zombie vuelto a la vida, pero tras el descanso para almorzar, había recuperado la intensidad de su mirada y había procurado apoyar al grupo y mantenerlos unidos.

Ahora que el sol estaba cayendo y habían llegado a Carduelo, estaba mucho más tranquila.

- Te acompaño dulce Dalfrid.-

Dijo de manera somera, y echo un vistazo a Brent para confirmar que el hombre consentía que las subordinadas fueran directamente a preguntar por el objeto de su misión.

No le paso desapercibido que el oloroso Karel hiciera suya la misión de beber hasta perder el sentido. A pesar de que esperaba de todos que fueran mas correctos y profesionales durante la misión, estaba claro que no podia esperar que se comportaran de manera responsable teniendo tan afincadas sus manías personales.

- Cuidaos de procurarnos un baño antes de beber nada más, señor enano. No vaya a ser que no lo dejen entrar….-

No termino la frase, no quería ofender al pelirrojo amigo haciendo leña del orín caído en sus pantalones.

Ocho días eran bastantes. Finn pensaba que nunca darían con los impuestos y la idea de desertar ya había cruzado su mente una o dos veces. Pero era muy temprano para eso, todavía podían tener un golpe de suerte o astucia y al menos lograr alguna pista.

Dalfrid se adelantó a averiguar por el objetivo y el mediano aprovechó a descansar. Luego Karel los invitó a unirse a una ronda de cervezas, y aceptó, porque había que aprovechar cuando se podía. Tenía la leve sospecha de que pronto podría terminar su racha de tranquilidad.

Lo que si quiso hacer antes fue acercarse a uno de los mozos de cuadras de la posta para preguntar por la caravana de impuestos. Se haría conocer como guardia y su misión y sería amable. A veces se podía sacar más información de una persona común que del encargado, que podía tener algo que ocultar. No perdía nada con probar.

Que le despertara tan bruscamente el sagento Berracus ya habia sido malo. Que les mandara una misión peor, pero ya, tenerlo andando toda la noche se pasaba de castaño oscuro. Para colmo la bardesa había sentido la necesidad de ponerse a cantar. Menos mal que siempre llevaba hierbas que poder meterme en los oidos.

Finalmente llegamos a nuestro destino y vi como todos movían sus labios sin articular palabra ¡Por tuntutis! ¿Acaso les habían robado la voz durante la noche? El enano se giró hacia mí y me comenzó a hablar, pero ningún sonido salía de su boca. Me señaló a los oidos. ¿Qué quería decir? Me llevé la mano y toqué musgo.

- Ay, es verdad –

Me quité la hierba y de pronto una explosión de sonidos inundó mis orejas. Y por fin escuché lo que me decía.

- Compañero, si la lombriz anda seca, mójala con cautela. –

O lo que venía siendo lo mismo, claro que quería ir a beber. O como mínimo sentarme en alguna silla. La bardesa también se metió en aquel edificio diciendo que iba a preguntar ¿El qué? ¿Acaso nos habíamos perdido? Lo mismo me daba. Solo quería sentarme antes de que... de que... Me giré hacia todos.

- ¿Por qué habíamos venido aquí? –

En lo que esperaba una respuesta, aunque solo fuera para aclararme las ideas, escuché el comentario del olor del enano por parte de la santurrona.

- Tienes toda la razón, la limpieza es algo necesario. Fijaos en mí, ¿Veis esta barba? – Y me atusé la rat... digo la barba mientras hablaba – Yo lo tengo claro, me ducho una vez cada dos semanas, aunque no me haga falta. -

Se miró a si mismo, pensando que era bueno que no fuese con ningún distintivo oficial de la guardia, había ido todo tan rápido que no habían tenido tiempo a cambiarse.

Se giró ante la sugerencia de Karel.

— Me apunto a las cervezas, no estoy acostumbrado a caminar tanto y necesito un refrigerio. Además aprovechando que no vamos 'disfrazados' — que es como decía él ir con el distintivo  — podemos preguntar por ahí sin que nos den las respuestas oficiales. A lo mejor hay algún rumor que nos encaje..

Si eso no funcionaba, al menos se habría metido un par de pintas entre pecho y espalda.