Motivo: Daño golpe "suave"
Tirada: 1d6
Resultado: 6 [6]
El tremendo golpe envía a Saltier metro y algo hacia atrás de la potencia con la que impacta, pero más allá de ser despedido hacia atrás, no recibe daño, ni una magulladura. Los ropajes desde luego, han absorbido el impacto.
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No ha hecho más que levantarse Saltier, cuando el rumor sordo se intensifica y el cofre estalla con el ruido de un trueno y la luminosidad de un relámpago. O quizás realmente no ha hecho explosión, ya que no hay rastro de él ni siquiera la más leve huella de hollín o ceniza.
Pero el temblor no cesa, sino que se intensifica. Las paredes empiezan a agrietarse y empiezan a caer pedazos de roca aquí y allá.
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El golpe de Grundra había sido más violento de lo que Saltier había esperado. Sin embargo nada había pasado al ladronzuelo. Sonrió a Bidai, recordando su recomendación de no ponerse la túnica.
No entiendo cómo nadie la quiso, pero mejor para mí.
Con armadura y espada nueva, estuvo preparado para huir, que era lo que se imponía en ese momento.
_¡Salgamos de aquí!
¿El único camino que vemos es volviendo sobre nuestros pasos, no?
- ¡Ya era hora de que alguien lo dijera!- respondo, y echo a correr por el túnel.
Grundra se asustó un poco. Al parecer, no había medido bien la intensidad del golpe. Pero la preocupación se disipó en cuanto vio a Saltier levantarse del suelo sin dolor alguno y sonriendo.
—Menos mal.., creí que te había matado— suspiró Grundra.
Los trozos que empezaron a caer del techo sacaron al herrero de su ensimismamiento al ver estallar y desaparecer el cofre de Zargor. No había nada que hacer salvo salir de allí cuanto antes.
—¡Vamonos!— grito al grupo mientras enfilaba la salida.
El bárbaro no quería emplear más tiempo buscando una última llave para abrir un cofre. Los tesoros que habían encontrado serían suficientes para asegurar su supervivencia, pero seguir esperando, seguir buscando... solo significaba arriesgarse más a la muerte o eso era lo que daba a entender el retumbar.
- Hemos de salir corriendo, ojalá haya una salida cercana, el propio derrumbe podría haberla abierto.
Se había adelantado, dejando a sus compañeros en la sala. Rigar sentía que su instinto le pedía avanzar, encontrar una salida antes de que algo peor ocurriera. El retumbar que había escuchado antes seguía presente, cada vez más fuerte, como si el mismísimo laberinto estuviera a punto de derrumbarse o algo mucho peor estuviera en camino.
Rigar ya se habría adelantado un poco.
¡¡ VÁMONOS YA DE ESTA MONTAÑA MALDITA!!
El grito había resonado por toda la estancia. Bengor no sabía si solo se derrumbaba la sala o también todo el complejo pero no quería comprobarlo siendo una de las víctimas. Si salían de allí, al menos podrían comprobarlo.
Pies en polvorosa hasta una zona aparentemente segura.
Tras la explosión, los golpes a Saltier, los gritos y los temblores... solo quedaba salir de allí cagando leches. Enfilé el pasillo por el que habíamos entrado en la sala, detrás de mis compañeros. Si seguíamos nuestros pasos, llegaríamos al cono volcánico, desde donde podríamos, tal vez, salir de la montaña.
Corréis como alma que lleva en diablo y salís a la caverna, con lo que conseguís arrebatar de la estancia. Sin dragón por fortuna la caverna. El temblor aquí es menos acusado, pero los túneles son inestables, tanto el que lleva al laberinto como el que lleva a las estancias del hechicero.
Pero unos rayos de sol se filtran más abajo del cono de la cueva, ahí donde el desprendimiento ha dejado grietas en la pared de la montaña y salís por ahí rápidamente. Aunque igual de inestables, aguantan el tiempo suficiente mientras salís de la montaña que humea en el cono superior.
Motivo: Escalando van
Tirada: 1d100
Resultado: 39 [39]
No era la idea principal, pero parecía que habían conseguido escapar todos de la montaña vivos. No era la idea principal porque lo ideal habría sido salir con más tesoros, que los había, y no solo unas pocas monedas o gemas, pero sin dudas eso era mejor que nada. Quizás incluso en un tiempo pudieran volver.
_¿Están todos bien?
Rigar miró hacia el cielo oscuro, sintiendo por primera vez en lo que parecían días el aire fresco y el viento en su rostro. El muro que había sido su prisión, aquel que los había atrapado en las profundidades del laberinto, ahora estaba en ruinas, cediendo ante su implacable voluntad de sobrevivir.
Respiró profundamente, como si el simple hecho de estar fuera le devolviera la vida. Miró a sus compañeros, cansados pero aún en pie y asintió con orgullo. No habían conseguido todos los tesoros que esperaban, pero habían logrado salir con vida y eso, para él, ya era un triunfo en sí mismo pues era una oportunidad para recuperarse de las heridas de la pierna.
- Hemos hecho lo que teníamos que hacer. Acabamos con ese maldito mago, lo que ya es más de lo que muchos pueden contar. Y aunque no carguemos con todos los tesoros de este lugar, tenemos lo suficiente para hacer que valga la pena.
Se apoyó en su hacha, todavía usando el arma como una muleta improvisada. Su pierna seguía doliendo, pero el alivio de haber escapado era mucho mayor que cualquier dolor físico. Era un recordatorio de su dureza, de su capacidad para soportar lo peor y seguir adelante.
- Escuchad, entrar de nuevo ahí sería una locura. Hemos sobrevivido y no todos pueden decir lo mismo. - Hizo una pausa, observando las ruinas del muro a sus espaldas, como si el laberinto aún lo observara desde las sombras. - Podríamos regresar a la ciudad, vender lo que hemos conseguido. Si queréis más aventuras, seguro que habrá otras. Pero aquí ya no hay nada más para nosotros.
Salir de allí con vida significaba conocer más miembros viriles en el futuro. Como experiencia, había sido un tanto aburrida, ya que ninguno me valía para saciar mi hambre voraz; pero podría contar alguna anécdota curiosa. Además, si este camino de salida se mantenía en el futuro próximo, podría volver a entrar en las estancias del mago con otro grupo más eficiente y más capacitado para las artes corporales marciales. Aún así, debía de reconocer que habíamos salido todos con vida, los cinco chicos y yo. Bidai era poco femenina, me temía. ¿Mearía de pie? Sería interesante averiguarlo... íntimamente, claro. Al final, me daba igual hombre o mujer, si el placer que me diera valía la pena.
-"Sí, querido. Parece que hemos escapado por los pelos y podemos contarlo." Le respondí.
Bidai preguntó por el cofre, pero había visto cómo había volado por los aires. Negué con la cabeza. Rigar negó la posibilidad de volver, ya que seguro que él quería volver más tarde y quedarse con los tesoros para él. ¡Menudo pájaro estaba hecho! ¡Eso me ponía mil!
-"¿Estás seguro de que no se puede acceder de nuevo al laberinto?" Le pregunté, guiñándole un ojo para indicarle que le captaba.
- También hemos venido aquí a hacernos ricos, y no parece ser el caso. Aceptamos el reto al entrar en esta montaña, y aunque hayamos tenido suerte ese cofre parecía contener más de lo que parecía a simple vista. Pese a eso me resulta insuficiente, es posible que por alguna de estas cavernas haya algo más... y quizá la tercera llave.
- Yo voto por seguir explorando, a eso hemos venido. Y de todos modos, ¿sabríamos salir de aquí? Me da que no nos queda otra que seguir por estos pasillos tanteando a ciegas.
Y casi empezaba a pensar que no saldrían de allí.
- Bueno, con las manos vacías tampoco nos vamos- añado-. Yo tengo un bonito arco y un hermoso par de flechas que me da a mí que están imbuídos de magia antigua, y vosotros tenéis también algunas otras cosas.
>>Pero estoy de acuerdo con Bengor, hemos venido aquí a por el tesoro, además de a matar al hechicero. Y sin él en ese laberinto... bien nos podría resultar más sencillo recorrerlo entero y trazar en un mapa sus galerías y recovecos. Aunque la parte esa en la que nos lanzaban mágicamente a otro sitio, sin saber de dónde veníamos, acabó por completo con mi orientación...
Digo todo esto con una ceja alzada y un ligero gesto de desconfianza al ver que Taramis me examina de arriba a abajo, como evaluando alguna extraña posibilidad sexual que sólo existía en su mente sedienta.
Notar como los rayos de sol impactaban en su piel era una sensación tan placentera que Grundra no tenía palabras para expresarlas. Después de pasar tanto tiempo dentro de la montaña el herrero se limitó a sonreír mientras miraba al resto de compañeros que habían conseguido salir de aquella odiosa mazmorra.
Contestó de forma afirmativa a Saltier moviendo la cabeza de arriba abajo mientras recuperaba un poco de aliento.
—El cofre explotó..— le dijo a la cazadora con un tono de pena e incomprensión.
Mientras el grupo se debatía entre algunos que querían volver a entrar, y otros que preferían abandonar esta misión con lo conseguido Grundra se decantó por huir de este sitio y volver a su hogar. Con un brazo lisiado, que no sabe si podrá volver a mover, no podrá trabajar como había estado haciendo hasta ahora en la fragua. Afortunadamente se había hecho con una bolsita de gemas que le permitiría quizás vivir un tiempo hasta que encuentre otra forma de ganarse la vida.
—Yo estoy con Rigar, deberíamos estar contentos de haber salido con vida de aquí, y de haber acabado con Zargor, aunque eso no lo tengo muy claro..— dijo estó último en un tono más bajo —..cierto es que no hemos conseguido abrir el cofre, pero tampoco nos vamos con las manos vacías. Yo opto por volver a casa..— explicó a los demás —..además, tampoco puedo hacer mucho con este brazo inútil. Meterme otra vez ahí dentro sería como firmar mi sentencia de muerte— afirmó con cierta lástima.
Las opiniones estaban divididas. Saltier suponía que poco podía hacerse para detener a quienes querían marcharse del mismo modo que poco podía hacerse para detener a quienes quisieran continuar adelante. Por eso el ladrón optó por una posición intermedia de forma temporal, aunque sin perder de vista cuál era su verdadera preferencia.
_Quizás debamos esperar unos momentos, tal vez los temblores se detengan pronto. Y creo que no podemos irnos justo ahora. Los súbditos de Zagor deben estar alborotados, quizás incluso nos teman. Y los enanos hasta podrían llegar a recompensarnos con algo al saber que derrotamos al hechicero. Y ni hablar de que esos hechizos que nos hacían perder podrían ya no existir. Deberíamos intentar seguir adelante al menos quienes estemos dispuestos. Creo que hemos atravesado lo peor.