Atiendo a las palabras de la hermosa escritora mientras nos alejamos, interesante, muy interesante. Asiento.
- Es muy valiente por su parte, querida, yo me he sentido siempre igual con respecto a estos sucesos, algo necesita paz ahí dentro, y no descansaré hasta que la encuentre, o caer en el intento – miro pensativa hacia delante, soy muy tozuda – me alegra haber hablado con usted y saber que está dispuesta a afrontar este tipo de... situaciones. – Sonrío de medio lado, y la miro de reojo, pero pronto escuchamos salir al doctor, unos metros por detrás, aunque yo sigo andando si Agnetha no se detiene.
¿No nos ha dado tiempo a alejarnos un poco?
Pues un poco pero vamos que os veis los 4.
Mi querida René, no podría estar mas dichosa por contar con vuestra compañía en esto – comenté con una sonrisa dulce a la par que sincera, desde el comienzo me había parecido una mujer interesante, quizás un poco charlatana por mi experiencia con otras que se hacían llamar videntes, pero independientemente de esto, su valentía y arrojo eran dignos de admiración y elogios. Avanzamos cuando escuchamos al Doctor Salir de la comisaria, estaba claro que de saber nuestras intenciones intentaría detenernos, y no tenía ganas de otra charla paternal por su parte – Creo que podemos conseguir grandes cosas querida mía – comenté sin dejar de caminar con la muchacha del brazo – solo espero que nuestro querido y prudente doctor no insista en tomarnos las cosas con calma, es un hombre exasperante – confesé con una sonrisita cómplice.
Perdón, pensé que había avisado, esta semana pasada nos tocaba tener a mi hijastro y me pegó la gripe :(
Mientras conversaba, interesada y de alguna manera, sonriente, con la hermosa escritora, me doy cuenta de que el doctor sale de la comisaría, así que guardo silencio y miro con complicidad a Agnetha durante un instante, le sonrío de medio lado, y si ella no se detiene, yo tampoco así que seguiremos dando un paseo, hacia la vieja casa. No sé lo que querrá hacer el doctor, pero creo que tanto Agnetha, como yo, estamos decididas a volver.
Son aquellas dos señoritas de ahí - dijo señalando a la pareja- van hacia la casa. Vamos inspector, démosles alcance.
Edward aceleró el paso para llegar a las dos mujeres.
- Esperen, esperen!
Cuando llegó a su altura se paró en seco.
- Detenganse un momeno y déjenme presentarles al inspector Elroy McCallahan. Le he hablado sobre lo que hemos encontrado en la casa y lo mucho que parece que algún crímen se ha cometido en ella, y ha decidido venir con nosotros a inspeccioner los hechos. No es así inspector?
-Efectivamente, doctor. Soy Elroy MCCallahan, a su servicio, señoritas-dijo haciendo una leve inclinación.
La voz del doctor Temple interrumpió nuestra conversación, sin duda este hombre tenía el don de la oportunidad, pero si de algo estabas segura era que dejaría que un hombre, por muy médico que fuese, me dijera que lo que tenía que hacer o no.
Guiñó un ojo de forma cómplice a la hermosa René y sigo caminando como si no hubiésemos oído al Doctor, y aunque intentó llamar nuestra atención pidiendo que detuviésemos el paso, sinceramente no estaba por la labor de agradarle, habíamos dejado aquella casa por su terquedad y hasta ahí era capaz de aguantar.