Los tuneles profondos bajo el altar os llevaron a un sin fin de encrucijadas. Parecia que algunas secciones eran nuevas, recien excabadas, amplias y el aire olia a algo extraño. Algo.. descompuesto.
Agatha llego rapido hasta la ruinas prohibidas. Sin duda habian profanado el sello del lugar y el altar mayor del templo se habia desplazado dejando una escalinata a las catacumbas al descubierto.
Alguien habia entrado por el no hacia mucho, si guardaba silencio talvez podria oir sus voces...
Postea solo para mi, vas detras, tu les oyes pero hasta que no lo decidas ellos a ti no.
Y yo como he acabado ahí? porque estaba atada en una celda...
Joder... me equivoque de pj.... lo siento. Pille un gripazo y llevo todo el dia idiotizada...
Agatha llego a las ruinas acompañada de Ainu. Eran ruinas muy antiguas, prohibidas durante muchos años....
Los muros eran de piedra solida, muy distintos a las simples chozas que tenian en el pueblo.
El edificio mas distinguido era el templo, el unico que seguia en pie completamente. Era extraño, como si alguien lo hubiera estado cuidando a espaldas del resto.
Al entrar visteis antorchas encendidas y el altar mayor movido de lugar. En su hueco una escalera que bajaba hacia las mismas entrañas de la tierra.
El suelo tenia manchas de sangre, no era reciente pero aquello era una profanacion del sagrado lugar dado que las unicas ofrendas debian ser florales, jamas de sangre.
Postear solo para mi, en los tuneles teneis mas compañeros...no os digo si amigos o enemigos... pero van delante vuestra. Si hablan les oireis porque ellos no saben que vais detras....
No tenía ni que dudar ni que pensar, tan sólo seguir a aquella mujer que me guiaba hacia aquellas ruinas, parecía que de nuevo venía un periodo de incertidumbre cosa que odiaba bastante, prefería tener las cosas claras aunque fuesen malas, pero bueno, no era tiempo de pensar sólo de correr.
Dimos esquinazo a aquellas guardias y por fin llegamos a aquel lugar, tras unas cuantas encrucijadas que sin Agatha no podía haber encontrado.
Llegamos a una especie de templo, al acercarnos al altar pude ver restos de sangre, de inmediato eché en falta mi espada por si algo se torcía, miré a Agatha - ¿Está todo bien? – dije recuperando el aliento y si ella baja por esas escaleras yo hago lo mismo.
Miré a Ainú con un gesto de preocupación, como si hubieran profanado aquel lugar sagrado y sabiendo, que tan sólo hacía un par de días, hubiera matado con mis propias manos a cualquiera que hubiera hecho algo así. Pero en aquellos días yo ya no era la misma que antes y todo había cambiado, no sabía si para bien, pero ya no era nada igual.
Le señalé la sangre del suelo y puse la mano en mis labios, a modo de que guardara silencio y de que intentara hacer poco ruido. Tampoco sabía quién estaba allí abajo, pero eso mismo pensaba averiguar ya.
Con paso decidido, pero tratando de ser igual de sigilosa que un gato pasando por delante de un perro que le podría arrancar la cabeza, caminé hasta el altar, para echar un vistazo hacia abajo y en caso de no ve meterme por allí para seguir a quienes estuvieran bajo las ruinas.
Tranquila... ^^
Avanzais por el tunel. Escuchais pasos detras de vosotros... al principio pensais que es eco pero pronto os dais cuenta de que son pasos de dos personas distintas. No corren, no parecen amenazantes... mas bien es como si os siguieran.
Entendí en seguida el gesto de silencio al igual que la preocupación en el rostro de Agatha, le asentí con la cabeza, aquella sangre llevaba allí ya algún tiempo, lo que en parte era tranquilizador, aunque no mucho.
Comencé a mirar por donde pisaba y seguí a la guerrera que se asomó escaleras abajo viendo si esto era seguro, ¿Y si la guerrera que nos sacó de los calabozos era una traidora?
Traté de despejar esos extraños pensamientos que ahora ya no servían para nada y agudicé los sentidos.
-Hmmmm... Creo que tenemos compañia, escondamonos y dejemos que pasen para sorprenderlos.- Aconsejo buscando un lugar para tenderles una emboscada a quién nos siga...