Partida Rol por web

¿Le había sonreído con cariño? Siempre tenía que actuar con prudencia con ella y cuando le dedicó la cálida sonrisa sintió que por fin estaba estrechando distancias. Emocionado se dejó llevar, abandonando toda formalidad y exaltando el futuro que veía en ella. Pero se arrepintió casi de inmediato, al ver el miedo en los ojos de la pobre, abrumada, por lo que enmudeció  en su discurso bajando los brazos lentamente, pensando que cualquier movimiento brusco podría hacerla huir, sin tener muy claro que decir o hacer.

Sin embargo la muchacha que tenía frente a él, no la volva, se sonrojó y bajó la mirada al suelo, tímidamente para darle las gracias. Aslak contagiado se sonrojó también, conmovido por su reacción, hasta le dio la sensación que ahora no hacía tanto frío. - Será mejor que volvamos con el resto, vamos a necesitar que prepares unas runas para protegernos. - Dijo a la par que estiraba el brazo de la mano sana, retrocediendo un poco, cediéndole el paso primero.

Jakob había permanecido callado durante todo el encuentro con la Valkyria, pero no por timidez o miedo sino porque sus compañeros de caza habían sido de lo más elocuentes, respetuosos y valientes ante ella.

Ni en un millón de eones se hubiera imaginado el conocer a una Valkyria.

Y allí estaban ellos, 6 jóvenes que hace unos días eran poco más que cachorros tras la estela de sus honorables familiares y que habían tenido que asumir el peso de sacar adelante la aldea y ahora esto. Una misión de Dioses...

- Chicos, gracias por vuestras palabras. Hace unos días no había entablado ni una palabra con muchos de vosotros. Y hoy me siento honrado y orgulloso de compartir camino con vosotros y poder dar su merecido al gigante que se esconde bajo esta montaña que tenemos a nuestros pies. Esta hazaña será recordada para la eternidad y estoy convencido que podemos dar descanso al guerrero que tantos años lleva esperando entrar en el Valhalla...

Dicho esto, se acercó a Róta y le entregó su arco.

- Aquí tenéis mi arco para que grabes la runa. Tendremos que darnos prisa, la noche acecha y tenemos que estar a cubierto cuanto antes o moriremos congelados aquí fuera sin importar las runas que tengamos.....

        - Si Erick pinta las runas y yo las grabo en madera o metal en unos minutos Rota y yo podríamos hacerlas mágicas, ya que de antemano yo ya he grabado mis hachas, puedo dedicarme a grabar el arco de Siggy o Jakob, porque aunque no traigo cargando toda la fragua si traigo material para poder improvisar, pintando o tallando runas en madera junto a Erik y tratar de imbuirlos junto a Rota, si lo he hecho en metal, debe ser más fácil en madera, yo supongo -     Dice Brunhilda uniéndose a Erick y Rota para terminar más rápido la tarea de pintar, y tallar runas en las armas y armaduras del gfrupo juntos y poder ingresar pronto a la boca del lobo que esperaba sorprender con su visita antes de que se congelaran alli arriba

Los minutos pasaban y el frío comenzaba a hacer mella en Jakob. Notaba un cosquilleo muy raro tanto en las manos como en los pies, a pesar de no parar de moverse...

- Compañeros, aquí fuera no podemos quedarnos o moriremos antes de poder pintar o grabar las runas y posteriormente imbuirlas en magia. Propongo entrar en la cueva y hacerlo allí, antes de adentrarnos en las profundidades de la montaña. No quiero morir aquí y negarme el placer de no haber dado al Rey Jötun su merecido con el acero de mis flechas....

Te compro la idea Jakob, no creo que los peligros comiencen en la entrada.

Dicho esto comienzo a recoger los materiales que hay que tallar y a la espera de los demas me preparo para entrar.

Siggy comenzaba a impacientarse, claro que valoraba la habilidad de su prima y la herrera en la inscripción de runas y la protección de las mismas, pero el momento de determinación y de euforia que siguió a la revelación de la valkyria estaba pasando y el frío comenzaba a atenazar sus miembros.

- Tienes razón Jakob, en la entrada de la cueva al menos estaremos a cubierto. !Acabemos de una vez y pongámonos en marcha, estoy ansiosa por enfrentarme a ese jötun¡, dijo intentando transmitir nuevamente algo de confianza y ánimo guerrero al grupo. Sus palabras, el tiempo diría si demasiado audaces, rebotaron en las paredes de la cueva y se perdieron en la oscuridad. 

              - ¡Tampoco creo que no podamos aguantar un poco más de frío, pero si insisten terminaremos adentro, en la entrada de la cueva camaradas! -    Responde con disciplina, evitando quejarse Brunhilda por ser interrumpida y avanza con sus materiales, armas y equipo al interior de la cueva junto con el resto atenta para que no sean sorprendidos con alguna alarma, trampa o guardias que los estuvieran esperando sin saber que llegarían allí ahora 

Tras conversar a solas con Aslak, Róta regresó con el resto frotándose los hombros y exhalando una nube de vaho a raíz del frío.

—Sé que la idea fue mía, pero Jakob tiene razón: el frío no nos dará tregua y las runas nos llevarán tiempo. Y no sé vosotros pero yo no quiero perder un par de dedos— miró al skald con una cara de disculpa y abanó las manos avergonzada —. ¡No te ofendas, por favor!— se apresuró a decir.

Así que por parte de la joven aprendiz de völva, entrarían antes que nada en la cueva y ya verían si tenían alguna opción aceptable para el tema de las runas o sería mejor seguir adelante sin ellas.

Aslak levanto la manos aludido por el comentario de Róta con una sonrisa divertida. - No me ofendo, menos dedos que perder, juego con ventaja. - Dijo y rompió a reír.

Siguió al resto al interior de la cueva mientras trataba de conservar el calor frotándose los brazos con las manos, aunque no le entusiasmaba la idea era sin duda mejor idea que morir congelados. - Seguramente no necesitamos todos llevar un sello, con que lo lleve uno o dos puede ser suficiente. 

Seguisteis a Siggy, a la hija del Jarl, hacia adentro de la cueva. Casi tan pronto como entrasteis la luz del día dejó de iluminaros el camino, y tan solo las teas que llevabais cumplían ese cometido.
El camino era extrañamente recto. Podíais distinguir la claridad del día al inicio de la cueva, una claridad que se hacía cada vez mas pequeña a medida que el túnel se ensanchaba más, y el techo, cubierto de estalagtitas, ascendía hasta una altura superior a la de tres hombres uno encima de otro.

Tras ascender por dentro de la montaña durante un buen rato, llegasteis a una cueva amplia, muy amplia, donde a  vuestra derecha y detrás de dos columnas enormes de roca natural, se hallaba una charca con agua. Su superficie era tranquila y lisa como un espejo. A vuestra izquierda la cueva se ampliaba más, pero la escasa iluminación no dejaba ver mas allá de unos metros.

A medida que avanzabais os percatasteis de que había runas talladas en las paredes cada cierto espacio. En concreto era una sola runa, dagaz, del tamaño de una mano humana. Habéis contado cerca de veinte a lo largo del camino.

El joven Erik, mas acostumbrado a andar entre arboles que entre rocas, no terminaba de sentirse comodo, pero eso no impidio que siguiera adelante sin chistar, en el camino, quizas por los nervios o la incomodidad, se mantuvo totalmente alerta hasta que vio cierto patrón.

Róta, corrigeme si me equvoco pero ¿eso no es... una runa? dijo señalando una pared de la cueva, he visto ya cerca de 20 de ellas, pense que era casualidad pero ya no me parece algo natural...

     - Si no les molesta una segunda opinión no pedida con respecto a las runas tal vez pueda contribuir a Rota solo si es realmente necesario amigos -     Susurra Brunhilda mientras que avanza con el grupo con una tea en una mano y la otra con su hacha, pero un poco a ciegas, de manera que solo hasta que Erick le dio una guía de la pared donde estaban las runas, se acercó la vikinga pelirroja hacia ellas para tratar de distinguirla más de cerca con la antorcha que carga y su limitado conocimiento acerca de las runas y sus posibles significados

La caverna había resultado ser mucho más grande de lo que se podría haber supuesto desde el exterior, un enorme pasadizo de varios metros de altura ascendía y se internaba en el corazón de la montaña y no costaba imaginar que había sido excavado por la constancia y la codicia de los enanos, siempre prestos a arrancar las riquezas de las fértiles entrañas de la tierra.

Habían llegado a una especie de sala con una pequeña charca con agua, flanqueadas por columnas naturales de roca y cubierta por estalactitas que descendían del techo originando caprichosas formas. A la luz de las antorchas el lugar tenía al mismo tiempo un aire majestuoso y lúgubre.

Cuando Erik señaló a la pared, Siggy se acercó y aproximó su antorcha al lugar que indicaba dónde al parecer se le había pasado inadvertida una runa grabada en la pared de la cueva.

- ¿Dagaz?, ¿no es esa la runa que la Valkyria mencionó que debíamos buscar?, preguntó mirando a sus compañeros, ¿creéis que se refiere a esta estancia o nos marca el camino que debemos seguir?

Después volvió sobre sus pasos, hacia la pequeña charca y se asomó a su borde buscando ver algo en el fondo de las oscuras aguas, pero el agua reflejaba con diabólica simetría las figuras colgantes del techo y su profunda negrura no permitía distinguir nada en su interior.

La voz de Siggy salió de su garganta, intentando eliminar sus inseguridades:

- Creo que debemos continuar por la izquierda...

—Así es, Dagaz— respondió a Erik, avanzando sin perder de vista las runas. Una cosa era hallar una, pero tantas significaba algo —. Debemos seguir la luz*— fue lo único que dijo la völva, asintiendo a Siggy cuando preguntó si era la que había mencionado la Valkyria. Por eso al llegar a la amplia bóveda natural, se acercó con su tea ardiente a las paredes para buscar de nuevo a Dagaz, sabiendo que ella les indicaría el camino correcto.

Róta se adentró en la caverna siguiendo con su antorcha las runas, que continuaban a intervalos más irregulares que en el tunel por donde habiais llegado, a diferentes alturas pero abriéndose a ambos lados, como si rodearan toda la pared de la oscura caverna. Por supuesto, solo había una forma de averiguarlo, adentrándose en la anegada oscuridad fría, helada, de esa montaña.

Brunhilda comentó el hecho de que había runas en algunas estalactitas y columnas, contrapuestas a las de la pared, pero de igual forma y tamaño.

De pronto un tenue reflejo destelló durante una fracción de segundo llamando vuestra atención. Os pusisteis en guardia mientras el vaho de vuestra respiración se hacía cada vez mas denso.