Partida Rol por web

           - Para nada me considero capaz de interpretar las enigmática y sabias palabras de Rota, si apena comprendo y disfruto la bella canción de un hábil e inspirado artista como el Mírlo! - [N]       Opina Brunhilda tras haber aplaudido la joven, bella y baja pelirroja herrera tras haberle escuchado atenta mientras que preparaba la mesa bailando rítmicamente de acuerdo a la canción [/N].   Tras mirar de reojo como reaccionan el par de chicas Brunhilda se apura a qué la mesa este lista y se aproxima discreta hacia Hovland y le susurra: 

               - Antes de que se sienta la princesa para que le sirvan sus sagrados alimentos por qué mejor no me acompañas para preparar la bebida de los dioses con los pocos ingredientes que contamos? -    Al final parece que le ha susurrado algunas palabras al oído mientras le hace la seña para salir un momento del lugar 

Erik habia atendido al llamado de Urd entre los primeros, tenía mucho rato ya en aquella sala y aunque no rechazaba el alcohol tampoco tenia por costumbre emboracharse diariamente, asi que apenas llevaba encima 1 cuerno de hidromiel completo y otro a medio beber a la espera en el suelo entre sus pies.

Sus codos apollados en las rodillas y en sus manos una pieza de madera y un cuchillo que iba intercambiando de manos segun fuera necesario para lograr el angulo correcto de la talla que estaba realizando para pasar el tiempo, de momento aun era mitad rectangulo mitad madera deformada, hacia apenas un rato que la habia comenzado, pero su intención era convertir aquella pieza en una cabeza de lobo que serviria de decoración en uno de los amarres del barco pesquero que estaba construyendo por instrucciones de su padre antes de su partida, no esperaba tenerlo completado, esperaba tener poco mas que el armazon principal y quizas alguno que otro tablon del recubrimiento, pero con lo que demoraban en regresar ya estaba a punto de completar la mitad del recubrimiento exterior, incluso en momentos de "descanzo" como aquel, se estaba dando el lujo de preparar alguna decoración.

Se distrajo tanto con su talla, visualizando e imaginando el resultado, evaluando el grano de la madera para sacar el mejor provecho de aquel troso que no se dio cuenta de lo que habia pasado entre Siggy y Heidrun, pero cuando la voz de trueno del tullido le habia sacado de su concentración, solo se dedico a tomar un buen trago de su cerveza (con algunas virutas de madera por la hubicación del cuerno) mirando con reproche a ambos, pero sobre todo a la hija del Jarl, afortunadamente nunca podra llegar a tener todo el poder fue el pensamiento que paso por su mente lamentable comportamiento de niña mimada fueron unas cortas palabras que escaparon de sus labios en voz baja, mientras retomaba su talla a la espera de que lo que fuera a pasar, escucho de fondo las palabra de Róta, la impreción fue tal que llevo a un desliz del cuchillo que fue a parar en su dedo pulgar en el que realizo un pequeño corte, mientras la pieza de madera caia al suelo y el dedo era llevado a la boca para parar el sangrado.

Pedo dwe qwe dwemoniwos hablwa... dijo el trésmiðr se pía en pie, no entendia de que hablaba la aprendiz de Volva pero en su corazón, su instinto le decia que aquellas palabras no eran un buen presagio, ya su padre y todos los hombres de la aldea habian tardado demasiado en regresar, hace muchas mareas se les esperaba y ahora le soltaban esto cuando nisiquiera les habian explicado el motivo de auqella reunión.

Aslak mientras cantaba miraba de reojo a los reunidos en la lumbre, inconscientemente fue bajando poco a poco el tono y comenzó a fallar algunos acordes, todo por estar con la atención en otra parte. Se fué fijando en ellos, como todos los chicos parecían molestos, Heidrun afectada y Siggy mantenía su actitud altiva, tan solo Brunhilda parecía de buen humor. Entonces Róta se echó hacia delante captando su atención, al principio pensó que se había animado a decir unas palabras en un arranque social que aún no le había visto a la muchacha, pero sus esperanzas se vinieron abajo cuando bajó la mirada hacia las brasas.

Sin darse cuenta había dejado de tocar y se había quedado completamente callado, mirando también hacia la lumbre cuando escuchó las palabras de Róta. Se le puso un nudo en la garganta, él no sabía gran cosa de la simbología de las visiones pero sí de diferentes Kenningar y heiti* y no sonaba bien.

Se acercó a la lumbre más pálido de lo normal para responder la pregunta de Erik, mirando a Róta pensativo. - Tierra y roca manchada de la sangre del acero. - Repitió sombrío, más para sí que para el resto. - Se puede referir a los hombres que se fueron de expedición. - No se sentía con ánimos de explicar lo que debía significar, hizo una pausa tomando aire y soltándolo lentamente bajando la mirada a sus pies, buscando las palabras. - Creo que significa que tenemos que prepararnos a sobrevivir a un invierno difícil los... presentes. - Torció ligeramente la cabeza mientras volvía a levantar la mirada, nuevo para mirar a Róta y la lumbre. - El venado, es el enviado de los dioses, puede que sea la esperanza y... que una vez pase el invierno estaremos de nuevo a salvo. - sentenció con algo más de ánimo, sin embargo al instante se corrigió negando enérgicamente con la cabeza sonrojándose ligeramente, se había dejado llevar y había pensado en voz alta - Ah... bueno, esas cosas pueden tener muchas interpretaciones... puedo equivocarme... - dijo algo incómodo, no era su deber interpretar nada y menos para traer malas noticias. 

        - !Hola Heidrum!    Perdón por no apoyarte públicamente frente a la descarada actitud provocativa de Siggy, pero ya de por sí soy una apestada entre la mayoría de las chicas del pueblo! -      Susurra Brunhilda al oído de la bella, joven y rubia cazadora, antes de señalarle la puerta de servicio en la parte trasera del lugar y terminar de susurrar le lo siguiente:

         - Por favor sigueme la corriente para poder salir un momento del lugar para platicar con un poco más de confianza antes de comenzar a comer -

Urd clavó su bastón en las brasas. El rugido de un trueno sonó en la sala común acallando cualquier palabra, cualquier pensamiento. Las brasas se elevaron y volvieron a caer. -El acero busca sangre-. Dijo Urd acaparando la atención de todos. -La roca busca la tierra-, continuó mientras cerraba uno por uno los dedos de su mano hasta formar un puño delante de su pecho. -Las visiones que los dioses nos mandan pueden mostrar el futuro, el pasado o, si el corazón es valiente y la voluntad firme, pueden ser sueños que se olvidan en el tiempo-. Durante unos momentos la Völva guardó silencio mirándoos a todos. -De nada sirve lamentarse, enfadarse, o intentar olvidar la partida de aquellos que se fueron y no vuelven. Suya es la gloria de la muerte, pues Odín reclama a aquellos que son dignos de estar a su lado en el Valhalla. ¡Honremos con un banquete a los héroes!-.

Antes de que pudiérais vitorear sus palabras, la Völva continuó. -La aldea necesita alguien que lidere la sangre-.  Dijo señalando a Siggy con la punta ennegrecida de su cayado. -Guerreros que empuñen el acero-. Continuó, golpeando y rasgando el suelo mientras danzaba y oscilaba alrededor vuestro. -Artesanos que forgen armas y armen barcos. Cazadores, pescadores y recolectores que traigan alimento para continuar...-, terminó de danzar en el mismo sitio en que había comenzado. Tras una breve pausa continuó -...con nuestro destino. Ni siquiera los dioses escapan de él. Oidme, pues aquellos que lo hagan honraran la memoria de sus antepasados y encontrarán la gloria-. Urd volvió a sentarse al lado de Ròta, sin decir una palabra.
En el suelo, hecho con el tizón del bastón, un dibujo entrelazaba las raíces de un árbol, Yggdrassill, el árbol del mundo, con cada uno de vosotros.
-El clan es el árbol de la familia. La familia es la gloria del clan. La gloria es el destino. Todo está conectado, árbol, familia, destino-.
Todo quedó en silencio en la casa del Jarl. Tan solo Béra se movió para quitar el cabrito del fuego. Las llamas iluminaban vuestros rostros mientras el silencio hacía comprender a vuestros corazones que todos formábais parte de algo, de un clan, de una familia, de un destino.

-Mi hermana tiene razón, como siempre-. Dijo Gunnhild rompiendo el silencio. Yo no tengo la bendición de los dioses como Urd, pero soy la esposa del Jarl, y es mi responsabilidad tomar las decisiones adecuadas para el clan. Ahora sois vosotros quienes debeis proteger y abastecer de caza a la aldea. Solo así sobreviviremos al invierno. Mañana al alba, Jorlson os instruirá. Comamos en honor de los caídos.- 

Todos sabíais que Gunnhild buscaba el regreso de los hombres cada amanecer y cada anochecer en el horizonte. Su marido y sus dos hijos mayores habían partido en busca de gloria y fortuna para la aldea. Debía de haber sido un duro golpe emocional para ella asimilar su muerte. 

Gunnhild se sentó y Béra comenzó a partir el cordero.

Las palabras de Urd no hicieron otra cosa que dar certeza a los temores que la atormentaban desde hacía más de una luna.

Tierra y roca manchada con la sangre del acero...

Su padre y sus hermanos no regresarían. Sintió un frío helado en el estómago y unas ganas enormes de llorar. Ese era el motivo por el que su tía los había reunido y por el que se había organizado aquel banquete. Honrar a los muertos y darles la última despedida antes de que cada uno siguiera con su vida.

Vio el rostro pintado con los tatuajes rituales de su tía, que la señalaba por encima del bastón, su mirada severa y carente de emociones en la que creyó percibir un brillo de ¿compasión?. Entonces se dio cuenta de la enorme piedra que tenía ahora sobre sus espaldas. El Destino. Los Dioses. ¿Acaso ellos eran capaces de oír alguna cosa?

Fue entonces su madre quien tomó la palabra, a falta de los hombres del clan, los jóvenes debían ocupar su lugar. Así lo marcaba la Tradición. Miró hacia donde estaba Jorlson y se preguntó cuanto hubiera dado por estar junto a su padre y poder unirse con el resto de guerreros en el Valhalla. Sentía apreció por aquel hombretón que desde pequeños los había instruido a ella y a sus hermanos en el combate con su paciencia de oso. Al día siguiente le tocaría impartir una nueva lección a los jóvenes cachorros.

Era el momento de que cada uno asumiera sus responsabilidades. Respiró profundamente y tomó la copa que tenía frente a sí mientras se levantaba y su mirada se cruzó con la de su madre solicitando aprobación.

- Atención todos, por favor!, quiero que me acompañéis en un brindis..., exclamó mientras golpeaba la copa con una cuchara de metal reclamando el silencio de todos en el gran salón. - Por el Jarl Olaf y por cada uno de los hombres y mujeres que cayeron junto a él. Padre, se que estás sentado en el gran salón de Odín y que Olaf y Svein te acompañan, el Alto Padre quería su juventud y su alegría en su mesa...-su voz pareció quebrarse por un momento y apretó con fuerza el puño hasta sentir las uñas clavándose en la carne. Decidió acabar el brindis, no podía permitir que la vieran llorar - Por los caídos, SKOL!

Al brindar, Siggy buscó el contacto visual con todos los presentes, en especial con los jóvenes que estaban convocados al día siguiente para que Jorlson comenzara su instrucción. No le importaba si estos le devolvían miradas de reprobación por lo ocurrido con Heidrun o de conmiseración por la pérdida de su padre, era algo que debía hacerse. Al acabar se sentó nuevamente en su lugar y solo entonces, apenas imperceptible, una lágrima se escurrió por su mejilla.

No podía evitar pensar que había sido una manera desastrosa de estropear una reunión que ya de por si era preocupante. Hacía grandes esfuerzos por controlar la rabia que trataba de invadirle. Le costaba entender que es lo que podría tener Siggy en contra de Heidrun, pero no era momento de desviar la reunión a problemas mayores. Róta se había acercado a las brasas y compartió lo que había visto en ellas. Terribles augurios para los habitantes de la aldea. Escuchaba con cierta distancia el hecho de que hubieran muerto aquellos hombres. Bien sabía lo que era, el recuerdo de la pérdida de su padre aún era reciente para él. Observaba con firmeza a la völva esperando que dijera algo más, pero no hubo nada. Todo terminó dejando a la gente sumida en sus propios pensamientos. 

Sigurd se levantó para coger unos cuernos con bebida, a pesar de tener 16 años y que aún le quedasen un par de años de crecer ya era uno de los más altos de la aldea. Cogió varios cuernos y se acercó a donde estaba antes. Le tendió uno a cada miembro de su familia lo que incluía a Heidrun - Bebamos por los caídos, sin tristeza ni temor. Ellos son los afortunados, pues descansan en el Valhalla. Están en compañía de todos quienes les antecedieron disfrutando del banquete hasta que llegue su momento de regresar. Nos esperan en los Atrios del Valhalla. Bebamos por ellos. ¡Skol! - Trataba de levantar el ánimo, pero había unas palabras que no dejaban de atormentar su espíritu. Aquellas referidas al largo invierno. Las palabras de Aslak habían caído como una losa en el ambiente. El invierno iba a ser duro y peligroso, eso estaba claro aunque había sido el skald quien las puso en alto dando forma a una idea que se había manifestado en la mente de los presentes. 

Urd clavó su bastón en las brasas al tiempo que un trueno se escuchaba con claridad provocando el silencio en la sala. Sigurd se fijaba en la völva con atención. Se acercaban momentos duros y la guía de los dioses sería importante en lo que estaba por venir. Urd procedió a realizar una especie de danza en la que integraba a varios de los presentes con las raíces de Yggdrasill. Sigurd se incorporó mientras asentía con la cabeza, en señal de aceptación del destino que la völva le había marcado mientras miraba al resto que habían sido elegidos por la mujer, deteniéndose un poco más en Heidrun. Le asintió con la cabeza mientras sonreía ligeramente un gesto de ligero orgullo y extendía el cuerno a modo de brindis empezando por ella y girando para abarcar a todos los presentes. Si el destino reclamaba su participación por el bien de la aldea, lo aceptaría y honraría a sus antepasados y a los dioses. Levantó el cuerno en señal de brindis y se bebió su contenido de un largo trago. 

Gunnhild tomó la palabra, el destino de la aldea recaía ahora en ellos. Sigurd se había vuelto a sentar para escuchar con atención aunque no dejaba de observar a los presentes, especialmente a aquellos elegidos por los dioses. Quien sobreviviera al invierno y quien no, ahora dependía de ellos. Siggy procedió a tomar la palabra después, trataba de comportarse como una líder, aunque parecía difícil de conseguir después de lo ocurrido hacía tan solo un momento. No obstante un brindis por aquellos recibidos en el Valhalla siempre sería bien recibido - ¡Skol! - Dijo después de haber rellenado el cuerno, volviendo a beber. Mañana estarían con Jorlson, preparándose para lo que estaba por venir...

Brunhilda se acercó hasta Heidrun para pedirle que le acompañase para hacer bebidas espirituosas, pero la cazadora negó con la cabeza. Se acababa de sentar bajo la orden de Sigurd y desobedecerle, justo delante de sus narices, no podía ser algo bueno para la salud.

- No puedo ahora, quizás más tarde... - le susurró, aún manteniendo el ceño fruncido, dolida por las palabras venenosas de Siggy que ponían en duda quién era su propio padre. Pero hubo otra cosa que le llamó aún más imperiosamente la atención, y era lo que la pelirroja le confiaba - Brunhilda, quédate aquí, conmigo... - Era un reto hacia todos los presentes. Dos apestadas juntas ya era más de lo que la hija del Jarl podía esperar.

Aslak explicó las palabras de la völva, interpretando su significado. Los hombres de la comunidad no iban a volver, así que no les quedaría más remedio que sobrevivir el invierno sin ayuda por parte de ellos. Iba a ser todo un logro conseguirlo y más teniendo en cuenta lo mal avenidos que estaban.

Me necesitan. O morirán de hambre.

Los pensamientos de la cazadora cesaron cuando Urd movió las brasas y les dedicó unas palabras para honrar a aquellos que habían entrado en el gran salón de Odín. También se mencionó las necesidades de la aldea, se precisaba un Jarl, guerreros y, por supuesto, artesanos, cazadores y recolectores. Todas las profesiones comenzaban a cobrar importancia para mantener la supervivencia de los presentes, y el símbolo de Yggdrasill dibujado en el suelo, les debía representar, pero Heidrun no se sentía así, y mucho menos después de las palabras de la hija del Jarl.

Gunnhild hacía notar que era la esposa del Jarl, pero claro, cuando un líder moría otro debía ocupar su lugar. Así que la pretensión de la mujer de gobernar en el lugar de su marido, no tenía porqué ser así. ¿No iban a celebrar un Thing?... Antes de plantear siquiera la cuestión Siggy se levantó de su asiento para proponer un brindis por todos los que habían caído luchando, era una muestra de descortesía no honrar a los muertos, así que Heidrun hizo lo que debía, coger el recipiente que Sigurd le acercaba y mantener la actitud silenciosa.

La cazadora bebió sin ganas cuando el último Skol fue dicho, conteniéndose hasta el momento en el que todos comenzaron a dar cuenta del cabritillo.

- No hay raíces que nos unan - Fue una frase lapidaria donde las hubiera - En la próxima primavera me iré de la aldea, eso si no lo hago antes - remarcó antes de explicar sus porqués - No se puede hablar de la unidad y de la familia cuando la hija del antiguo jarl me ha ofendido, poniendo en duda mi linaje delante de todos, y teniendo en cuenta que mis padres murieron por esta misma aldea - Estaba muy seria - Y lo peor no son solo sus necias palabras, es que nadie aquí presente se ha escandalizado por ello - Miró a Sigurd con reproche - Si pusiera en duda quién es tu padre, ¿me querrías a tu lado? ¿lucharías por mí? ¿O desearías arrancarme la cabeza? - Miró al resto de los presentes - Si el Jarl ya no está vivo, habría que elegir a otro líder que pueda unirnos, no a alguien que vaya a separarnos, a maltratarnos o a hacernos sentir que no valemos. Yo no voy a seguir a Siggy ni a su madre, aquella que ni siquiera le reprende.

Luego miró a Brunhilda y la señaló - Preguntadle a ella cómo se siente y cómo le tratan las demás mujeres del pueblo. ¿Os lo digo yo? - Mantuvo el porte firme y frío - Como una apestada... ¿Eso os gusta? ¿Os divierte?... Pues apestadas ya somos dos... Podéis comer y disfrutar el asado, pero yo no cazaré hasta que haya un digno Jarl a quien seguir, uno que haga sentir que todos los que aquí estamos merecemos la pena. Si eso no sucede, buena suerte, el invierno va a ser muy, pero que muy largo.

Y se cruzó de brazos, escucharía a los demás pero su destino dependía de las acciones del resto. Si no mejoraba la situación bien cierto sería que buscaría su destino en otro lugar.

El aprendiz de carpintero tomo su cuerno y brindo en cada ocación que se presento, un amargo Skol fue lo único que abandono sus labios en su tradicional actitud de pocas palabras.

Al final se sento, comio algo y bebio un poco, siempre en silencio, cuando ya pretendia abandonar el resinto y emprender camino a su hogar donde incendiaría en el mar un pequeño bote vacio en honor a los caidos, mientras pensaba en el diseño que tallaría para este barco durante la noche escucho las palabras de Heidrun, lo dicho por la chica solo le hizo aacercarse a ella y poner una mano tranquilamente sobre el hombro de la chica y hablar sin filtro alguno antes de que pudiera pensar lo que decia como le pasaba siempre que hablaba del corazon,

Si haces eso solo traicionaras las enseñanzas de Aric y Erika quienes forjaron tu oficio, traicionarias el legado de tu padre quien ahora recibe en el Valhalla a sus compañeros de aldea y se prepara para escuchar entre amigos noticias de quien has llegado a ser y ademas castigarias a todos los adultos y niños por igual al dejarlos sin comida, en ese punto levanto la mirada y miro a la hija del Jarl directo a los ojos si es que esta decidia mantener la mirada, sin darse cuenta levanto tambien la voz al punto de que era poco probable que alguien bajo aquel techo no le escuchaze, ¿y todo por que?, ¿por una niña malcriada que no sabe controlar sus celos?, ¿Una niña que mientras tiene poder y no hay adulto que la vigile menosprecia a los demas y ahora que los mayores llegaron se comporta como debio hacerlo desde un principio?, hizo una pausa de un momento como yo lo veo, en este momento tu tienes mucho mas poder que ella, no te rebajes a su nivel. 

Al terminar aquella frase, se dio cuenta de lo que sus palabras podrian implicar o entenderse, cosa que no habia sido para nada su intención, levanto su copa y completo sus palabras Por Verst y sus caidos, por su legado y sobre todo por su futuro, que ahora desgraciadamente recae en nuestras torpes manos y criterios. ¡Skol! termina con una sonrisa torcida en los labios.

             - Muchas gracias por incluirme Heidrun en tu repentina revolución personal, pero aunque por supuesto que no me encanta para nada ser menospreciada por algunos de los presentes, que mi naturaleza me lleva a ejercer mi oficio si es necesario aquí o en otro lugar, pero creo que en este difícil momento es muy importante unirnos temporalmente más que discutir ... les pido a los presentes por favor que antes de ambicionar el puesto del Jarl antes nos aseguremos primero de la pérdida de él y los otros que le siguieron y si esto se confirma con un mensajero de confianza ... entonces presentar nuestros respetos a nuestros seres queridos, mientras que organizamos lo propuesto antes por Urd y si lo consideran se envíe alguien para solicitar apoyo de un pueblo antes aliado!     ¡Yo colaboraré con mi trabajo como herrera, recolectando, cazando y combatiendo si es necesario! -       Responde y propone Brunhilda tras escuchar a la cazadora a la que le da una palmada en el hombro y después se acerca a Siggy para darle una palmada también en su hombro para demostrar le apoyo y respeto frente a la muerte de su padre y hermanos, de igual manera como lo hace a la distancia con su familia 

La aprendiz de völva vio de reojo cómo el joven "Mirlo" se acercaba, para girar del todo la cabeza hacia él cuando empezó a hablar. Los ojos de la muchacha miraban los del skald con preocupación y admiración, pues parecía interpretar sus palabras, pero también la desdicha que se leía en ellas. Asintió sin decir nada, incluso curvó un poco los labios en lo que parecía una sonrisa agradecida, antes de ocupar su asiento.

Llegaron entonces las palabras de Urd y Róta soltó el aire muy despacio mientras la veía dibujar con el extremo calcinado del báculo el árbol de Yggdrasil, sintiendo un escalofrío erizar el vello de su nuca. Róta sabía qué papel tendría en una de las ramas del fresno, pero esperaba que pasara mucho tiempo antes de ocuparlo. Amaba a su madre y aún no estaba preparada para dejarla ir, sintiéndose realmente sola ante esa idea.

—Skol— dijo la joven, con timidez, alzando su cuerno para beber por los caídos como hiciera el resto, entre ellos su tío y primos. Quizá su falta de entusiasmo podría malinterpretarse, pero su mente en realidad estaba en otra parte.

Entonces Heidrun tomó la palabra y no le faltó cierta razón. Róta se compadeció de la joven, quizá porque su posición la hacía sentirse a veces apartada del resto del clan.

Fue a decir algo pero Erik se adelantó y Róta apretó los labios, buscando qué decir. Dioses... cómo le costaba abrirse o iniciar una conversación.

—Heidrun— reunió el coraje —. Cada árbol, río y criatura, forma parte del todo sin importar su naturaleza. Cuando uno se marchita, se seca o perece, todo cambia y el equilibrio del todo se tambalea... Desde la pequeña hormiga hasta el gran fresno, todos son necesarios para la existencia misma— dijo —. No importa tu papel o el de los demás, sólo el hecho de tener uno dentro del árbol del clan. Te necesitamos— miró alrededor —. Todos y cada uno de nosotros, nos necesitamos los unos a los otros.

-¿Acaso no habéis oído lo que he dicho?-. Heidrun se levantó de un salto escupiendo sus palabras con ira. Una ira provocada por la hija del Jarl. -No iré a cazar. Ella,- Dijo señalando a Siggy -ha mancillado el nombre de mi padre y de mi familia. El honor de mi lina...

Una voz grave interrumpió a la joven. Era Jorlson.

-¡Yo tampoco conocí a mi padre!-. Estampó el cuerno contra la madera de la mesa haciendo saltar el ambarino líquido que tenía dentro. -Ni falta que me hace. Sus amigos y hermanos de armas creían en él, y me contaron sus hazañas. Yo creo en él, sé quién es y que está ahora mismo cenando con Odín en su mesa, recibiendo a nuestros hermanos, padres y amigos. Si te ha molestado tanto esa pregunta, tal vez no seas digna de tu padre-. 

Un tenso silencio se adueñó del salón. El crepitar de las brasas junto al fuego hizo que la atmósfera se volviera más intensa, más personal. Jorlson volvió a sentarse.

-¿Sabes cuántos hijos nacen sin padre en el mundo?. Solo Odín lo sabe, porque tiene en su haber todos los conocimientos del mundo. Pero me quedo corto si te dijera que cientos de hijos e hijas nacen cada luna sin saber siquiera de dónde vienen o quién es su padre. Siéntete afortunada pues, ya que conoces tu linaje y las hazañas de tu padre, las cuales algunas te las he contado yo mismo. Ojalá yo no estuviera aquí, muchacha, y hubiera muerto junto al Jarl. ¡Skol!-. El cuerno se elevó volviendo a remojar los labios del tullido Jorlson. 

Ese mismo verano, al principio de la campaña, había sido herido por la lanza de un franco atravesándole la rodilla izquierda. Dice que no pudo matar a ese malnacido porque correr con una lanza clavada en la rodilla es muy difícil, pero tiene su cara grabada a fugo en la retina, y si alguna vuelve a verlo....

Heidrun salió corriendo del salón internándose en la noche. Sus ojos, a punto de desbordarse, otearon las estrellas en busca de una pregunta, una confirmación de que sí sabía quién era su padre, y devolvérsela a la fastidiosa hija del Jarl. Una estrella fugaz se abrió camino a través del cielo nocturno.

Ojalá hubiera demostrado la misma fe que Jorlson en su padre.