Partida Rol por web

Enrabietado,le doy una patada a las arañas y constesto a Zaius.
Esta puta araña me ha picado,pero me encuentro bien,Zaius,gracias.
Tras la patada busco,entre lo que queda de las arañas.

Todo está bien. Ya ha acabado.

Respira profundamente, tratando de amainar el ritmo de su acelerado corazón. Todo combate es un momento crucial, una encrucijada en la que la vida y la muerte juegan sobre un balancín a tirarse la una a la otra. Pero una vez más, gracias a la ayuda de sus compañeros, lo han logrado: están a salvo.

En la húmeda penumbra de la cueva oye la voz de Zaius que les llama. Se inquieta por su estado de salud.

-Gracias, Zaius, a mí también me han picado, pero no sé si estoy herido** -dice Loy con una voz más calmada, aunque su pecho se hincha y deshincha con un ritmo algo precipitado todavía-. Ahora que tenemos tiempo deberíamos investigar a fondo esta cueva, podríamos encontrar algo que fuera de utilidad.

Cierra los ojos e inspira con intensidad, dejándose llevar por el aroma del agua filtrada. Saborea ese momento de paz y calma pasajera.

Sí, todo está bien.

El combate terminó y ahora podemos respirar, dentro de lo que el hedor dentro nos permite, una vez más. Veo que mis compañeros están en su mayoría bien y decido internarme un poco más dentro del lugar en busca de algo que no sea ordinario. Sabiendo que los heridos están en las buenas manos de nuestro anciano compañero.

Extiendo las manos y entrecerrando los ojos comienzo a concentrarme y ver de si hay magia presente en el lugar.

Bien, compañeros, me alegro de que no sea nada más que un rasguño. Exploremos lo que queda de cueva con cuidado, cojamos la cabeza de una de las arañas y marchemos de aquí.

Dijo alegre, el vejete.

Echó un vistazo con su visión élfica, pero con la antorcha deslumbrando, no veía gran cosa. Su oido sí que estaba más fino.

No creo que sea estas las arañas que tuvieran en apuros a las poderosas Driadas,aunque fuese asin deberiamos buscar en la cueva,haber si hay algo que nos interese.

Aunque en un primer vistazo no vio nada sospechoso, se puso a buscar más concienzudamente. Pero nada.

La cueva parece completamente vacía, algo que no deja de ser extraño ya que las criaturas que la habitan suelen tener cierto gusto por acaparar tesoros y otras baratijas. Pero el monje no le dedica mayor pensamiento, ya que los bienes terrenales son perecederos y su utilidad, limitada.

-Vamos, compañeros, debemos continuar. Menthor, usa tu espada para decapitar a una de las criaturas, las dríadas se alegrarán de ver que hemos cumplido con su tarea.

Al oir las palabras de Loy,Menthor saco su gran espadda y la dejo caer sobre el delgado cuello de la araña,separando la cabeza del cuerpo.
Tomad hay teneis,ya tenemos la cabeza de la araña,pero podriamos examinar la cueva en busca de sus tesoros.

Tras la dura batalla en la caverna, el guerrero decapita a una de las arañas y volveis hasta el sitio donde os encontrasteis con las driadas. Alli ellas esperan impaciente vuetro resgreso.