Partida Rol por web

Mausuko se encogió de hombros y se volvió a recostar en el lugar del que había despertado, si debían reanudar la marcha seguiría al grupo, pero si podía dormir unas horas más, tampoco las despreciaría.

Zhuo se acercó a la Escorpión, que podía leerse en su cara que hubiera deseado saber su futuro. Se sentó a su lado y le dijo;

— Cuando me permitieron unirme a mi clan, creo que nada en el mundo me hubiera gustado más que ser shugenja. Sin embargo mi Khan me dijo que no podía ser. No porque ese fuera su deseo, sino porque ese era el deseo de las fortunas. Y para saber el futuro sin que las fortunas se sientan desafiadas por aquellos que las veneran es a través de los templos y los Umikujis. Solo las fortunas saben lo que necesitamos saber sobre nuestro futuro. De otro modo es una violación al Orden Celestíal. No es de extrañar que quien nos tratase de vender nuestro futuro no fuera Rokuganes.  — Dijo, aunque no era fácil saber si se lo decía a la Escorpión o si trataba de convencerse a sí misma.

Sin una palabra más, ni rastro de amenaza durante el resto de la noche llega el amanecer. Un amanecer frío, escaso de luz y con esa neblina verdosa que parecía apestar a podrido.

Pronto os ponéis en marcha siguiendo el sendero de piedra, tal como os dijo el nezumi, hallando otro farol a medio día. Pronto el camino desaparece debajo de una charca y os veis obligados a rodearla volviendo a encontrar el camino de nuevo.

Hacia media tarde pòr fin llegáis donde queríais. Una torre de dos pisos se alza en un claro donde los pocos árboles que adornaban el jardín yacen muertos y retorcidos. No es de extrañar que los kamis huyeran de ese lugar, pues vuestros deseos no son diferentes.

Entre la neblina podéis distinguir las formas de varios zombis pululando por el claro cerca del santuario. No sabríais decirlo con certeza debido a la neblina, pero parece haber solo cuatro o cinco.

Mausuko alzó la mirada tratando de sacar partido de todo cuanto les rodeaba mientras se preparaba para el más que inevitable combate. El terreno, la niebla, la actitud de sus adversarios, atacar por sorpresa, etc.

Al fin estábamos ante el maldito Tsukai, pronto nos enfrentaríamos a él y sus hordas de zombies para liberar aquellas tierras de su maldad.

Ante nosotros se alzaba su torre; al parecer custodiada por unos pocos zombies. Debíamos acercarnos con sigilo y acabar con aquellos centinelas discretamente, o al menos, eso sería lo aconsejable.

-"Busquemos una posición desde la cuál podamos atacarles con sencillez y rápidez" dije a mis compañeros acariciando mi hermosa y querida katana.

-En una explanada, o vas a por ellos o te quedas atrás Ide. No hay muchas posiciones donde elegir.- Replicó el Tsuruchi a Ide Shido Miko mientras sacaba una flecha y la colocaba en el arco.

Un amanecer frío y fétido, pero nada que no estuviésemos esperando. Tenía claro en mi mente que nada de acá sería agradable y que solo el deber y el honor nos mantendrían en nuestro camino. Avanzo junto con el grupo, siguiente el camino hasta que llegamos a una zona que parece ser cercana al templo, lo que nos indica que estamos muy cerca de cumplir nuestro objetivo.

Entonces vemos como unos zombies pululan por las cercanías.

Suspiro sabiendo que tengo un deber y nada me exime de realizarlo. Tomo mi ono y me dirijo hacia los enemigos, preparado para luchar contra ellos, como todo samurai que sirva al Emperador lo hará sin dudarlo.