-No hay problema-responde la mujer con una sonrisa. -Hay una fotocopiadora en la sala de profesores que puede usar. Aún debe haber alguien de personal presente. Puede dejar la original con el personal. Espero que le sea útil a su tío...-agrega la mujer observando a Kyle cuando éste se retire.
-Mil gracias. - Me despedí cerrando la puerta con mi distintivo guiño. Como había dicho me dirigí a la sala de la fotocopiadora, pues para eso, para sacar una copia del registro, en el camino lo fui ojeando.
¿que encuentro en los documentos?
Nombre: William Archibald Mason
Fecha de nacimiento: 14/10/1962
Rendimiento escolar: Mediocre.
Observaciones: En reiteradas ocasiones se presentaron problemas de conducta, insubordinación ante los profesores, y vandalismo. En especial en conjunto con Terrance LaGard.
Luego de ello, hay un registro de bromas hechas por ambos durante la secundaria, la más pesada de todas desencadenó un viaje al hospital para el propio William, quien terminó con una fea cicatriz en el brazo por un vidrio roto.
Curioso, voy a la dirección del hospital a ver si consigo algo.
El colegio Saint Clemens era un edificio grande ubicado a poco más de una hora de la plaza de Dublin. El patio anterior a la entrada estaba lleno de niños que caminaban por doquier. La fachada del edificio se veía de un gris aburrido pero bien mantenido.
"Quizás no fue una buena idea ir andando", eso es lo que pensó el Padre Sullivan mientras, por fin, alcanzó llegar a la Institución Educativa, casi con la lengua por fuera, tuvo que apoyarse en las rejas de entrada para recuperar el aliento, a fin de cuentas, la vida como párroco, era una vida mayoritariamente sedentaria, cuyo máximo esfuerzo consistía en agarrar a los bebés y sumergirlos en piletas un par de veces.
Una vez que hubo recuperado el aliento, el bueno del padre decidió entrar en la institución, en busca de la conserjería para preguntar acerca de direcciones, y si tuviera suerte, que le enviaran al despacho del Director para hablar sobre el tema que tenía entre manos, aunque con una ligera modificación, tal y como hubiera querido el Sr. Mason.
Una vez dentro, había una bifurcación hacia la derecha y a la izquierda. Ambos pasillos tenian algunas puertas pero sin señalización visible a esa distancia. Desde el lado derecho, sale de una pueeta una señota de medina edad con un fajo de papeles en la mano. Al ver al padre, se acerca y lo aborda cordialmente. -Buenas tardes, ¿En qué lo puedo ayudar? -inquiere la mujer.
El bueno del Padre, con una amplia sonrisa, se acerca un poco más a aquella mujer. Y con el mejor de los modales, que puede reunir después de un viaje tan largo -o al menos eso le pareció al bueno del Padre- hasta aquí, va directo al grano, aunque quizás no un grano que se supone que debería estar buscando, sino otro grano, el grano que el bueno del Padre quería.
-Oh, Soy el Padre Sullivan. Párroco de la Comunidad. -Dijo con un tono amable- Y ahora mismo estoy en busca de un feligrés que fue un antiguo alumno de la escuela; al parecer el buen hombre desea echar una mano con la escuela que lo vio crecer y yo también deseo colaborar con ello. A fin de cuentas, es el deber de todo párroco abrir el corazón y fomentar la bondad y la generosidad entre las buenas gentes de una comunidad, muy a la par que un profesor abrir la mente de los alumnos y fomentar el conocimiento y la curiosidad de los jóvenes.
Mirando un lado a otro, en busca de aquella persona indicada, el Padre Sullivan vuelve a posar sus ojos sobre aquella mujer, y en caso de tener demasiada carga en sus manos, le ofrece a acompañarla a donde sea que la lleve. A fin de cuentas, un buen hombre como el Padre Sullivan debe de ayudar al necesitado.
-¿Lo ha visto?. Quizás haya ido a hablar con el Director, o esté paseando por los pasillos mientras recaba más ideas para ayudar a esta, tan preciada, institución...
La mujer recibe con una sonrisa las palabras del Padre Sully.
-Yo soy la directora -le informa. -Realmente no vino por aquí ningún ex alumno hoy. -musita frunciendo el ceño ligeramente. -Aunque ahora que lo pienso... sí vino un joven muy agradable preguntando por un ex alumno. Habló con una de las profesoras y luego conmigo. ¿Quizás se refiera a él?
Una leve sonrisa se mostró en el rostro del Padre, al fin había conseguido una pista de lo que estaba buscando, y aunque no fuera algo seguro, al menos sabría con total claridad que alguien amable había pasado por esos lares. Pero el hecho de decir que era alguien joven, descartaba por completo que fuera la persona a la que estaba buscando, a fin de cuentas, el Sr. Mason dijo que tendría mas o menos la misma edad que él.
-Quizás sea él, ¿De qué ex-alumno ha preguntado?.
Esperando confirmar sus sospechas acerca del otro investigador, decide hacer una segunda pregunta.
-¿Sabe hacia donde se ha ido?. Quizás lo alcance...
-Pues verá, era sobrino de William Mason, preguntó por unos papeles de él que necesitaba para un trámite... Quizás vino en su representación. Cuando se retiraba, una profesora de esta institución vio que revisaba el legajo de William y se retiró. Quizás se fuera a encontrar con su tío en una locación cercana. Otro ex-alumno amigo de él vive cerca de aquí, se llama Terrance LaGard. Le daré su dirección. -indica la amable directora mientras se aleja. Segundos después, vuelve con una dirección anotada en un trozo de papel. -Es lo más probable que se encuentre allí.
Esperando a la directora, el padre Sullivan se encontraba recordando los viejos buenos momento de su juventud, cuando le tocó luchar borracho contra un manatí agresivo en la trastienda de una taberna para ganar un dinero extra para el nuevo motor de su embarcación. Sin lugar a dudas, su vida era muchas cosas, pero aburrida no.
-Oh, muchas gracias -Le dijo a la Directora- Espero alcanzarle.
Con esto dicho, el Padre se despide de la directora y va en dirección a aquel lugar, en donde, esperaba que no hubiera manatís agresivos, apuestas ilegales, maltrato animal o tartas de calabaza caseras; en particular las tartas de calabaza caseras.